U. NACIONAL DE COLOMBIA
QUEDÓ PEQUEÑA PARA ALBERGAR MULTITUD DE ESTUDIANTES QUE QUERÍA OÍR A DAVID
HARVEY HABLAR SOBRE LAS CONTRADICCIONES DEL CAPITALISMO
POR FERNANDO ARELLANO
ORTIZ
La zona
comprendida entre la Avenida-carrera 30 de Bogotá y el auditorio León de Greiff
de la Universidad Nacional de Colombia era un hervidero al mediodía del pasado
jueves 12 de febrero. Además de una multitud de estudiantes y profesores de
diversas facultades de este centro de estudios superiores era común observar
connotados dirigentes sociales y políticos de sectores de izquierda y
democráticos del país. Era tal el tumulto de gente que muchos transeúntes
preguntaban qué estaba ocurriendo. La magnitud de la concurrencia que rodeaba
las instalaciones de ese auditorio denotaba que se iba a presentar una estrella
afamada de la industria musical, o algo similar. Llamaba mucho la atención que
tanta gente vinculada a la academia y al debate político de un país conservador
como Colombia, gobernada por una élite corrupta impregnada de neoliberalismo
por todos los poros, se diera cita a un evento que había tenido muy escasa
promoción. Obviamente la “gran prensa” del establecimiento invisibilizó la
presencia en Bogotá del ilustre visitante. El personaje que concitaba tanto
interés y atención en el campus de la denominada “ciudad blanca” era el
geógrafo inglés David Harvey, un investigador social que ha desarrollado
conceptos como el derecho a la ciudad, o la acumulación capitalista por
desposesión, y que además es un conspicuo analista en tópicos urbanos,
económicos y sociales.
Sobra decir que millares de
estudiantes, profesores e interesados en escuchar al profesor Harvey que hacían
fila desde el mediodía hasta las tres de la tarde para poder alcanzar cupo se
quedaron frustrados de no poder seguir su conferencia sobre las contradicciones
del capitalismo por cuanto el auditorio León de Greiff se quedó pequeño para
albergarlos.
El multitudinario recibimiento de
Harvey en la Universidad Nacional de Colombia es gratamente sorprendente si se
tiene en cuenta que los principales y concentrados medios de comunicación de
este país (de propiedad de cuatro oligopolios) desprecian el pensamiento
crítico y consecuentemente a sus más preclaros exponentes. Además de
invisibilizarlos, los estigmatizan y un teórico marxista como Harvey, no
obstante su prestigio internacional, necesariamente tenía que pasar
desapercibido para la prensa hegemónica y mercantilista de Bogotá.
Ello indica que gracias a las
tecnologías de la comunicación y al uso masivo de las redes sociales, los
sectores alternativos en Colombia, igual que en el resto del mundo, han
encontrado un valioso canal por donde asumir su rebeldía, pero además, un
valioso instrumento para difundir el pensamiento crítico. El “fenómeno” Harvey
en Bogotá demuestra que un vasto sector de la sociedad tanto de la academia
como del activismo social no solo está ávido de pensamiento alternativo sino
que ya no acude a los medios tradicionales de prensa para informarse porque es
consciente, como bien señalaba Louis Althusser, que los mismos constituyen
“aparatos ideológicos del Estado”. Un Estado que en el caso colombiano es
opresor y generador de violencia.
FUENTE DE INSPIRACIÓN
DE INTELECTUALES RADICALES
Para entender porque Harvey
genera tanta acogida en el mundo de las Ciencias Sociales, la periodista e
investigadora social canadiense Naomi Klein da la respuesta: porque “ha
provocado una revolución en su especialidad (el urbanismo y la economía) y ha
inspirado a una generación de intelectuales radicales”.
Este profesor de 79 años, nacido
en Gillingham, Kent, Inglaterra, es catedrático de Antropología y Geografía en
la City University of New York (CUNY) y Miliband Fellow de la London School of
Economics. Sus obras tienen una gran influencia en el ámbito académico mundial
debido a la profundidad de sus reflexiones en áreas como el urbanismo, la
crítica cultural y el pensamiento económico. Algunos de sus libros son:
Ciudades rebeldes (2013); El enigma del capital y las crisis del capitalismo
(2012); París, capital de la modernidad (2008); Breve historia del
neoliberalismo (2007); El nuevo imperialismo (2004); Espacios de esperanza
(2003).
Caracterizado estudioso de la
obra de Karl Marx, es un radical crítico del criminal modelo neoliberal. Buena
parte de su carrera de investigador y docente universitario la ha realizado en
Estados Unidos, donde actualmente reside.
Su visita a Colombia, concretamente
a Medellín y Bogotá entre el 9 y el 12 de febrero se realizó gracias a la
coordinación del Instituto de Estudios Nacionales (IAEN) de Ecuador, en donde
Harvey es director del Centro Nacional de Estrategia para el Derecho al
Territorio con sede en Quito, la Universidad de Antioquia y la Maestría de
Urbanismo de la Universidad Nacional.
HOJA DE RUTA PARA
ORGANIZAR LA LUCHA DE CLASES EN EL SIGLO XXI
En este trabajo bibliográfico, Harvey
opta por una minuciosa reconstrucción de las diecisiete contradicciones que
considera esenciales para explicar la reproducción social de las sociedades
actuales, dilucidar las potenciales tendencias de la crisis y explorar las vías
de acción de los movimientos revolucionarios que buscan transformar de raíz el
orden social vigente.
En ese sentido, este libro
constituye un excelente mapa, una necesaria hoja de ruta para organizar las
luchas sociales en el siglo XXI y la revuelta global, regional y local contra
la lógica del capital y sus formas de explotación y dominación, que están
llevando a la humanidad a un desastre social y un futuro de desolación y caos
sistémico. Se trata, en consecuencia, de diseñar la superación definitiva del
capitalismo. O como lo señala en sus propias palabras el autor: “quiero mostrar
por qué debería sustituirse ese motor económico y cuál podría ser su eventual
reemplazo”.
“Las contradicciones del capital
han generado a menudo innovaciones, muchas de las cuales han mejorado la
calidad de la vida cotidiana. Cuando las contradicciones dan lugar a una crisis
del capital, propician momentos de «destrucción creativa». Rara vez sucede que
lo que se crea y lo que se destruye esté predeterminado y menos aún que todo lo
que se crea sea malo y todo lo que era bueno resulte destruido, y rara vez se
resuelven totalmente las contradicciones. Las crisis son momentos de
transformación en los que el capital suele reinventarse a sí mismo y
transformarse en algo diferente; y ese «algo diferente» puede ser mejor o peor
para la gente por mucho que estabilice la reproducción del capital. Pero las
crisis son también momentos de peligro cuando la reproducción del capital se ve
amenazada por las contradicciones subyacentes”, expresa el geógrafo inglés en
la introducción de su libro.
En su conferencia en la
Universidad Nacional de Colombia, Harvey alcanzó a esbozar tres de las
contradicciones del capitalismo que trata minuciosamente en su última obra.
Habló específicamente de la contradicción entre el valor de uso y el valor de
cambio, trayendo como ejemplo la crisis inmobiliaria de Estados Unidos; el
límite de capacidad de crecimiento del capitalismo; y la alienación consumista
de las grandes masas urbanas.
DIFERENCIA ENTRE CAPITAL Y CAPITALISMO
Harvey señala de entrada que para
abordar el tema de su trabajo es preciso hacer una clara distinción entre
capitalismo y capital. “Esta investigación –explica- se centra en el capital y
no en el capitalismo. ¿Qué implica esa distinción? Por capitalismo entiendo
cualquier sistema social en el que predominan de forma hegemónica los procesos
de circulación y acumulación del capital a la hora de proporcionar y configurar
las bases materiales, sociales e intelectuales para la vida en común. El
capitalismo está cuajado de innumerables contradicciones, muchas de las cuales
no tienen, sin embargo, nada que ver directamente con la acumulación del
capital. Esas contradicciones trascienden las especificidades de las
formaciones sociales capitalistas”.
VALOR DE USO VS. VALOR DE CAMBIO
La primera contradicción de la
que se ocupa tiene que ver con el valor de uso y el valor de cambio en Marx, para
lo cual trae como ejemplo el caso de la vivienda.
“En la vivienda –señala Harvey-
el capitalismo ha llegado a la conclusión que la mejor forma de crear valor de
uso es a través de su valor de cambio. Pero este sistema ha fracasado para la
mayor parte de la población, que por el valor de cambio ha perdido su vivienda
como valor de uso. Con este y tantos otros ejemplos podemos ver que estamos en
un punto de inflexión de la historia de la acumulación capitalista”.
“Los creadores de valor no tienen
posibilidad de apropiarse de ese valor porque la producción la realizan
personas con trabajos precarios, sin sindicatos ni organizaciones. Hay una
contradicción en cómo el valor es producido y cómo es realizado, que es una de
las principales contradicciones. El valor producido por los trabajadores chinos
es apropiado en Estados Unidos. Por ejemplo, las ganancias operaciones de Apple
Computer en EE.UU. son de un 26 por ciento en tanto el productor en China tiene
una ganancia del tres por ciento. En otras palabras, el valor producido por el
fabricante en China es apropiado por Apple Computer en Estados Unidos”.
Por lo anterior, considera que la
provisión directa de adecuados valores de uso para todos (vivienda, educación,
seguridad alimentaria, etc.) debe ser prioritaria en contraposición de un
insaciable sistema de mercado que maximiza el beneficio y que concentra los
valores de cambio en unas pocas manos privadas y distribuye los bienes de
acuerdo a la capacidad de pago.
SOBRE LA CAPACIDAD DE CRECIMIENTO DEL CAPITALISMO
La acumulación de capital y su
constante expansión, hoy global y tal como señala El Manifiesto Comunista, encontrará
sus límites cuando conquiste el mercado mundial. Hoy, dice Harvey se ha llegado
a ese punto.
En efecto, explica, “el proceso
de acumulación ha penetrado a Rusia, los ex países soviéticos, al interior de
China…Por otro lado, creo que estamos en un rumbo de colisión entre las fuerzas
que impulsan esa expansión y las consecuencias sociales y ambientales de ello,
que aparecen cada día con mayor evidencia no sólo para los especialistas sino
para todo el mundo. Algo debe suceder. Porque la gran pregunta es adónde va el
capital ahora. Puede ir a cualquier parte y seguir agudizando esas
contradicciones, ¿o necesitamos un cambio hacia un mundo en el cual la
acumulación de capital no sea más el principal objetivo de la sociedad?
LA ALIENACIÓN DEL CONSUMISMO
Para el geógrafo inglés, “hemos
vivido en un mundo en el que el capital ha luchado constantemente para que
viniera a menos el trabajo, su poder, incrementando la productividad,
eliminando el aspecto mental de los puestos de trabajo. Cuando vives en una
sociedad de ese tipo, surge la cuestión de cómo puede haber quien lleve una
vida que tenga algún sentido, considerando lo que hace en su puesto de trabajo.
Por ejemplo, el 70 % de la población norteamericana odia ir a trabajar o bien
es totalmente indiferente al trabajo que hace. En esa clase de mundo, la gente
tiene que buscar alguna forma identidad para sí misma que no se base en la
experiencia del trabajo. Si ese es el caso, entonces la pregunta que surge nos
remite a qué clase de identidad pueden asumir. El consumo es una de las
respuestas. Pero entonces tenemos una forma de consumismo sin sentido que trata
de compensar la falta de significado en un mundo en el que hay muy pocos
empleos que tengan sentido. A mí me irrita mucho oír decir a los políticos que
tenemos que crear más empleo. Pero ¿qué clase de empleos?”
“La alienación surge, me parece,
del sentimiento de que tenemos la capacidad y el poder de ser alguien muy
diferente de lo que definen nuestras posibilidades. Luego surge la cuestión de
hasta qué punto es sensible el poder político a la creación de otras
posibilidades… Hay una alienación de la cultura de la mercancía, que crea el
anhelo de una forma distinta de libertad. Las periódicas erupciones que estamos
viendo en todo el mundo—el Parque Gezi en Estambul, las protestas de Brasil,
los disturbios londinenses de 2011—plantean la cuestión de si la alienación se
puede convertir en una fuerza política positiva. Y la respuesta es que sí”… Dicho
esto, hay mucho fermento en campos culturales disidentes, hay algo en
movimiento que es fuente de cierta esperanza”.
BANCOS, BANQUEROS Y MERCADOS CONTRA EL BIENESTAR DEL PUEBLO
De otro lado, Harvey llama la
atención sobre el funesto rol de los llamados bancos centrales, cuya función a
partir de la implementación del dogma neoliberal es recatar a los ambiciosos
banqueros, garantizar la libre circulación del capital especulativo a costa del
bienestar de los pueblos.
“La gran diferencia institucional
en la actual crisis del capitalismo parece ser el papel de los bancos
centrales, entre los cuales la Reserva Federal de Estados Unidos desempeña un
rol de liderazgo e incluso de dominio en el escenario mundial. Pero desde la
implantación de los bancos centrales (que, en el caso británico, se remonta a
1694), su función ha sido la de proteger y rescatar a los banqueros en lugar de
ocuparse del bienestar del pueblo. El hecho de que Estados Unidos pudiera salir
estadísticamente de la crisis en el verano de 2009 y que los mercados de
valores de casi todo el mundo pudieran recuperar sus pérdidas tuvo todo que ver
con las políticas de la Reserva Federal. ¿Esto augura un capitalismo global
gestionado bajo la dictadura de los banqueros centrales del mundo, cuyo deber
primordial es preservar el poder de los bancos y los plutócratas? Si así fuera,
habría muy pocas expectativas de solución a los actuales problemas de las
economías estancadas y el empeoramiento de las condiciones de vida para la gran
mayoría de la población del planeta”.
Por lo anterior, Harvey ironiza
cuando le preguntan sobre su concepción de democracia. “La cuestión de la
democracia –dice- depende muy mucho de las definiciones. Tenemos supuestamente
democracia en los Estados Unidos, pero está claro que es una especie de
payasada…es una democracia del poder del dinero, no del poder de la gente”.
DESPERTARSE Y PONERSE A PENSAR
Ante las funestas consecuencias
que ha traído el capitalismo como la crisis civilizatoria que estamos
padeciendo, este reputado intelectual, geógrafo y cientista social puntualiza
que “la única esperanza es que la masa de la humanidad vea el peligro antes de
que la podredumbre llegue demasiado lejos y el daño humano y medioambiental sea
demasiado grande para tener cura. En vista de lo que el papa Francisco apoda acertadamente
«la globalización de la indiferencia», las masas globales deben, tal como
señala Frantz Fanon tan certeramente, «primero decidir despertarse, ponerse a
pensar y dejar de representar el irresponsable papel de la bella durmiente». Si
la bella durmiente se despierta a tiempo, entonces podríamos asistir a un final
más parecido a un cuento de hadas. El «humanismo absoluto de la historia
humana», escribió Gramsci, «no tiene como objetivo la resolución pacífica de
las contradicciones existentes en la historia y la sociedad, sino que es la
auténtica teoría de esas contradicciones». La esperanza está latente en ellas,
dijo Bertolt Brecht. Como hemos visto, existen suficientes contradicciones
imperiosas dentro del campo del capital para abrigar muchos motivos para la
esperanza”.