ENTREVISTA
CON EL CIENTÍFICO SOCIAL CHILENO JUAN CARLOS GÓMEZ LEYTON
“EN CHILE LA REPRESENTACIÓN POLÍTICA A NIVEL
LOCAL HA DESAPARECIDO Y LA DEMOCRACIA ELECTORAL ESTÁ EN PROCESO DE
DESCOMPOSICIÓN”
POR FERNANDO
ARELLANO ORTIZ
Más de cuatro
décadas de implementación de políticas neoliberales en Chile a partir de la
dictadura genocida de Augusto Pinochet (1973-1990) ha generado en la sociedad
de este país austral un desencantamiento en la política cuyo impacto es la
profunda crisis en que se encuentra la denominada democracia representativa por
los altos índices de abstención que se vienen registrando en las jornadas
electorales tanto nacionales como locales.
Como bien lo sostiene el filósofo francés Jacques Rancière,
quien estuvo recientemente en Santiago de Chile, “El neoliberalismo no es solo
un credo económico, sino también una forma de pensamiento global sustentado en
la desigualdad”. Y eso es, precisamente, lo que se puede palpar en una sociedad
como la chilena que si bien salió del régimen absolutista de Pinochet en los
años 90 del siglo pasado, quienes los sucedieron ya en democracia, fueron
incapaces de implementar un modelo económico que reemplazara el criminal
esquema neoliberal que ha llevado al país a estar enfrentando una grave crisis
de representatividad política.
Para analizar la coyuntura sociopolítica chilena,
aprovechamos la reciente visita a Bogotá del científico social y profesor
universitario Juan Carlos Gómez Leyton,
quien cumplió una serie de compromisos académicos, para sostener un amplio
diálogo que nos permita aproximarnos a la realidad de la patria de O'Higgins y
Allende, más aún cuando en noviembre de 2017 se realizarán elecciones
presidencial para reemplazar a Michelle Bachelet en La Moneda.
Gómez Leyton, es un reputado científico social nacido en
Santiago de Chile, con una amplia trayectoria académica e investigativa. Es posdoctorado
en Estudios Latinoamericanos por la Universidad Nacional Autónoma de México; doctor
en Ciencia Política por la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales,
FLACSO-México; Magister Artium en Historia por la Universidad de Santiago de
Chile, y Licenciado en Historia por la Universidad Católica de Valparaíso. Ha
realizado estudios de posgrado en sociología de la cultura latinoamericana en
la Pontificia Universidad Católica de Chile y en ciencias sociales en la
Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO-Chile). Se desempeñó como
coordinador de Posgrados y postítulos en la Facultad de Ciencias Sociales
(FACSO) de la Universidad Central de Chile. Durante 10 años ejerció como
director académico del programa de doctorado en Procesos Sociales y Políticos
en América Latina de la Escuela Latinoamericana de Estudios Posgrados en la
Universidad ARCIS. Fue coordinador del Comité de Seguimiento del Conflicto
Social en Chile para el Observatorio Social Latinoamericano, OSAL-CLACSO, entre
los años 2007-2012. Integra los Grupos
de Trabajo: El Estado en América Latina de CLACSO y Crítica Jurídica. Es autor
de diversos libros y publicaciones. Además, ha sido profesor visitante y
conferencista en diversas universidades de América Latina y el Caribe, Europa y
África.
ABSTENCIÓN
Y CRISIS DE REPRESENTACIÓN POLÍTICA
-
El pasado
mes de octubre se realizaron en Chile unas elecciones municipales con un
resultado negativo para los intereses del oficialismo, es decir para el
gobierno de la presidenta Bachelet. ¿A qué responde el resultado de esos comicios
electorales?
-
En primer lugar, habría que señalar que los
resultados de las elecciones del mes de octubre del 2016 son malos para la
democracia posdictadura. Porque, por primera vez, a lo largo de la democracia
electoral post 90 se produce la más alta abstención electoral, un 67% de la
ciudadanía electoralmente activa (CEA), que no participó en el proceso
eleccionario. En segundo lugar, profundizó la crisis de representación
política, especialmente, de los partidos políticos. La alta abstención implico
que muchos candidatos fueran electos alcaldes con menos del 10% de la CEA
comunal, por ejemplo, en la Comuna de Santiago, el alcalde electo, tan solo fue
apoyado con el 9% de las preferencias de los ciudadanos, en la Comuna de La
Pintana, la alcaldesa electa solo con el 6% del apoyo electoral comunal. Eso
significa, que muchos de las y los alcaldes electos, no son representativos de
la ciudadanía comunal. Tampoco lo son los concejales electos. En otras
palabras, la representación política a nivel comunal, prácticamente, ha
desaparecido. En tercer lugar, la democracia electoral posautoritaria en Chile
entra en un proceso de descomposición, especialmente, en su relación entre la
ciudadanía y las instituciones políticas que participan en ese espurio régimen
político. Sin embargo, y contradictoriamente, la democracia electoral mantiene
su vigencia institucional. A pesar, de la crisis de representación; del
vaciamiento político ciudadano del régimen; del crecimiento del “partido de no
electores”; y de la crisis de legitimidad del sistema político, la
institucionalidad política autoritaria, agrietada, se mantiene y continúa
funcionando como si en octubre pasado, no hubiera ocurrido nada. Eso
fundamentalmente porque, a pesar de altísima “abstención”, los partidos
políticos, tanto conformes con el sistema, es decir, los vinculados al Chile Vamos (la derecha), los de la Nueva Mayoría (centro-izquierda) como
los nuevos partidos políticos discordantes con el sistema, consideran, en un
cálculo “rational choice” (o sea, muy neoliberal) que los costos de ganar con
un universo electoral pequeño son más factibles que hacerlo en un universo
electoral mayor. Por lo tanto, todos ganadores y perdedores se preparan para
competir en las próximas elecciones presidenciales y parlamentarias de 2017,
apostando, a que el universo electoral se mantenga o se reduzca aún más. Todos
ven en ese escenario la posibilidad de ganar. Por eso, rápidamente, los
partidos políticos han “olvidado” o se han despreocupado de la existencia del
“partido de los no electores”. En un régimen político con baja participación
política y electoral la factibilidad de ganar se potencia, principalmente, para
las nuevas agrupaciones políticas. Los que pierden son los partidos políticos
desgastados por el sistema. Pero, también, puede ocurrir que los nuevos
pierdan. La abstención electoral es un arma peligrosa para las democracias. Dos
ejemplos, primero, el caso Podemos en España, especialmente, en las segundas
elecciones, perdieron un millón de votos, y no lograron desplazar al Partido
Popular del poder y, segundo, el caso del plebiscito del 2 de octubre por la paz
en Colombia, el triunfo del “NO”, como la exigua votación del “SI”, tienen su
correlato en la masiva no participación electoral ciudadana. De allí que
considero que no prestarle atención a la “abstención” electoral es un gran
error político.
-
¿En Chile el
voto es obligatorio?
-
No, el voto es un acto voluntario. La
inscripción en los registros electorales es automática y el voto es voluntario,
a partir del año 2012. La primera elección con esta regla electoral se llevó a
cabo ese año y ya en esa oportunidad llegó a una alta abstención (60%). En las
elecciones presidenciales y parlamentarias de 2013, se mantuvo ese porcentaje, aumentando
significativamente, en octubre pasado. Habría que aclarar que la abstención
electoral no es algo nuevo en la democracia posautoritaria chilena, desde
mediados de la década de los noventa del siglo pasado, el “partido de los no
electores” ha venido aumentando su presencia e injerencia en el sistema político
y en la sociedad neoliberal nacional. La desvinculación de la ciudadanía con el
régimen democrático electoral autoritario impuesto por la dictadura militar de
Pinochet y sostenido por los gobiernos Concertacionistas se explica por
diversos factores que sería largo detallar aquí. Pero, quisiera destacar al que
considero muy relevante y primordial, en una primera etapa, la constitución de
la ciudadanía neoliberal, cuya principal característica es su condición
apolítica. Es decir, el rechazo a la política como una actividad vinculante y
primordial de la comunidad. Y, por ende, su activa participación en el mercado.
En una segunda etapa, que se abre en el año 2006, con la denominada “rebelión
de los pingüinos”, estudiantes secundarios exigiendo educación de calidad y su
gratuidad, que madura en la rebelión juvenil, estudiantil y ciudadana del año
2011, en que las nuevas generaciones formadas en la democracia electoral
autoritaria, que rechazan las formas electorales de dicho régimen político.
Esto implica que la ciudadanía electoralmente activa, aproximadamente,14
millones de electores, se conforme, hoy, en dos grandes conglomerados, a saber,
“el partido de los no electores”, lo integren, aproximadamente 9 millones de
ciudadanos, entre los cuales se encuentran desde los apolíticos a sectores
ciudadanos que rechazan radicalmente del sistema político. Y, (b) los
ciudadanos electores, que aproximadamente, son 5 millones que son electores
permanentes de la democracia electoral autoritaria, que votan por los partidos
de la derecha, hoy agrupados en el Chile Vamos como de la centro-izquierda,
agrupados en Nueva Mayoría. Este grupo, que fluctúa entre elección y elección
son las y los electores que han sostenido y han legitimado la continuidad
institucional de la democracia neoliberal, en el último cuarto de siglo. Ahora
bien, en este escenario político quisiera sostener la hipótesis que a pesar de
que el gobierno de Michelle Bachelet y la Nueva Mayoría, pierde algunos municipios
emblemáticos, o sea, algunas comunas que son políticamente importante. No es, necesariamente,
una derrota política que abra las puertas a la derecha.
-
¿Por qué?
-
Aunque fueron adversos los resultados
electorales para el gobierno, ello no significa que la Nueva Mayoría, vaya a perder
las próximas elecciones presidenciales y parlamentarias ante la derecha. O, que
esta tenga asegurado el triunfo. Bueno, como cualquier elección, está siempre
puede ser incierta y producir sorpresas. Lo nuevo del escenario electoral
poselectoral-municipal es la constitución de una tercera fuerza política con
posibilidades reales de quebrar la hegemonía electoral de las alianzas políticas
de la derecha como de la centro-izquierda, coaliciones dominantes en los
últimos 25 años.
Se ha
presentado un fenómeno político relevante e importante. Ha comenzado a
constituirse una tercera fuerza política alternativa. Cuyo referente es la
alianza política electoral que apoya al candidato independiente de izquierda,
Jorge Sharp y que logra triunfar en la comuna de Valparaíso. Dicha coalición
política derrota tanto al candidato de la derecha, el candidato UDI (Unión
Demócrata Independiente), Jorge Castro, quien se presentaba a la reelección
como también al candidato de la Nueva Mayoría.
La emergencia
de la figura de Jorge Sharp en representación de las nuevas organizaciones
política de izquierda y, profundamente criticas de la dominación neoliberal,
abre una estructura política de oportunidades para iniciar un proceso de
convergencia política y social de todas las fuerzas y organizaciones políticas
y sociales que se constituyeron luego de la rebelión juvenil, secundaria y
ciudadana de 2011. Cuyo actor político y social central fue, el movimiento
estudiantil universitario.
Las nuevas
organizaciones sociales y políticas provienen de esa rebelión, por esa razón,
la extracción eminentemente estudiantil de sus integrantes destaca por sobre el
resto de las y los participantes. Ellos se definen de izquierda. Son la nueva
izquierda. Una izquierda distinta a la “izquierda neoliberal” que ha integrado
a la Concertación de Partidos por la Democracia (1990-2010) como a la Nueva
Mayoría (2013-¿?), me refiero al Partido Socialista de Chile, al Partido por la
Democracia y al Partido Comunista de Chile, respectivamente. La nueva izquierda
es producto, fundamentalmente, de la movilizaciones sociales y políticas del
ciclo de protestas del periodo 2006-2012. Es decir, son generaciones nuevas, de
recambio, que hoy en día se están haciendo presentes en la sociedad neoliberal
chilena y que han comenzado a constituir una fuerza política y social con
capacidad electoral para disputarle el poder tanto a la Nueva Mayoría y/o la
vieja Concertación como también a la vieja derecha pinochetista ya sea de la
UDI o de Renovación Nacional o de la nueva derecha neoliberal, EVOPOLI y
Amplitud.
CORRELACCIÓN
DE FUERZAS DE LOS PARTIDOS POLÍTICOS
-
Con ese preámbulo,
hablemos un poco de como es el espectro político chileno. La derecha está constituida
fundamentalmente por dos partidos políticos: la UDI y Renovación Nacional de
Piñera. Con el último escándalo que salpica a Piñera con base en los negocios
algo turbios con el Perú, ¿es posible que la UDI y Renovación Nacional se
vuelvan a unir para impulsar una nueva candidatura de Piñera u otro nombre?
-
La derecha política está integrada,
principalmente, por Renovación Nacional y la UDI, tienen hoy día, por decirlo
así, vástagos nuevos, que han surgido desde el interior de esos dos partidos
pinochetistas. En 2012 emerge Evolución
Política (Evopoli). Este grupo es fundado por el exministro del gobierno de
Sebastián Piñera Felipe Kast y, ciertamente, cercano a la UDI.
Amplitud que
es otro sector de la nueva derecha fundado por ex militantes de Renovación
Nacional que tiene como líder a la senadora Lily Pérez. Estos cuatro partidos más el Partido Regionalista
Independiente, PRI, conforman lo que se denomina Chile Vamos. La nueva alianza
de la derecha. Que está el proceso de designar al candidato a la presidencia. Candidato
presidencial que puede ser definido en primarias internas. Para lo cual ya hay
varios aspirantes, entre los cuales podría estar el expresidente Sebastián
Piñera, quien actualmente tendría, una mayor cantidad de adhesión ciudadana: entre
el 22 y 24%. Sin embargo, hechos como los que tú señalas, lo hacen perder
puntos en la opinión ciudadana. No obstante, en la derecha, especialmente, en
Renovación Nacional y la UDI, es un nombre que no se discute. Todo va depender
de como el propio Piñera salga de las complejas situaciones que lo vinculan a
“turbios” negocios. En donde política y dinero no se llevan bien.
-
Ahora
hablemos de la Izquierda, pero no de la que hace parte de la Nueva Mayoría ni
de la antigua Concertación. ¿Cuáles son los puntales, los liderazgos, los
nuevos sectores?
-
Como decía más arriba, la nueva izquierda
estaría compuesta por una serie de grupos que han salido de las universidades,
fundamentalmente. Ahí tenemos la Izquierda
Autónoma que tenía como principal referente y líder a Gabriel Boric, expresidente
de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile y actual diputado
por la región por Magallanes. Luego está la Revolución Democrática que es un partido que se constituyó a partir
del movimiento del mismo nombre que dirigía el expresidente la Federación de
Estudiantes de la Universidad Católica de Chile, actual diputado Giorgio
Jackson. Cabe señalar que la Izquierda autónoma se divide hace algunos meses
atrás. Por un lado, queda la Izquierda Autónoma bajo la dirección política del
académico de la Universidad de Chile, Carlos
Ruiz, y por otro, el Movimiento Autonomista,
bajo el liderato de Gabriel Boric. A estos tres grupos habría que sumarle a
otros sectores políticos y sociales de izquierda con menos visibilidad y sin
liderazgos reconocidos por la opinión pública, como es el caso de la Izquierda
Libertaria, Revolución Democrática, Partido Igualdad, Partido Amplio de
Izquierda (PAIS), Partido Poder, Partido Ecologista Verde, el Partido
Humanista, entre otros.
-
¿Y el Partido
Comunista con Camila Vallejo no es izquierda?
-
Por lo menos desde el punto de vista de mi
clasificación, no. La nueva izquierda, es una izquierda que yo diría tiene una
extracción eminentemente de clase media universitaria y profesional al estilo
Podemos de España. Este ha sido un modelo a seguir no a copiar, por cierto,
tanto para Gabriel Boric, para Giorgio Jackson como para otros. Ahora, al
momento de hacer un análisis de las influencias políticas, teóricas e
ideológicas de esta nueva izquierda el panteón es amplio, variado y muy
heterogéneo. Y, es complejo hacer una evaluación de ello, pues para muchos la
teoría política devenida del pensamiento crítico latinoamericano es un
descubrimiento muy reciente. Y, por lo general, el espesor de la reflexión
teórica es muy delgada. La relativa formación y praxis política constituyen, en
mi opinión, debilidades fuertes de esta izquierda. Es un proceso en desarrollo,
combinado y desigual con ritmos diferenciados al interior de cada conglomerado.
Pero, sin lugar a dudas, que se ha avanzado mucho y mucho también han realizado
en el poco tiempo que llevan actuando. También hay otra izquierda que se ha ido
conformando, que es social popular, que se ha sido constituyendo por viejos
militantes de la izquierda de los sesenta, setenta y ochenta y de nuevas
generaciones de combatientes populares, que asumen otra forma de hacer
política. Son sectores populares que se organizan, estudian, y se plantean
otras problemáticas que produce el capitalismo neoliberal en la sociedad. Hacen
política fuera de la institucionalidad, en la periferia. Son agrupaciones
políticas que identifican con el amplio ideario anarquista.
-
¿Electoralmente
hablando con posibilidades de crecer y de hacer un buen papel o, simplemente,
como estamos acostumbrados en varios países de América Latina a hacer simplemente
simbólicos?
-
En el caso de que se presente un escenario
político dominado por la alta abstención y de baja participación ciudadana en
relación a los partidos políticos históricos ya sea de derecha o de la Nueva Mayoría,
los nuevos grupos políticos que buscan insertarse en la institucionalidad
electoral, tienen opciones políticas de ganar, como la tuvieron en Valparaíso. Jorge
Sharp, el nuevo alcalde del Valparaíso, pertenece a la nueva izquierda, viene
de la Izquierda Autónoma y después se volvió autonomista y, por lo tanto, él postula
como independiente con el apoyo de la nueva izquierda y gana las elecciones.
Fundamentalmente, por tres factores, (a) la alta abstención registrada en la
comuna de Valparaíso, (b) la pésima calidad política del candidato de la Nueva
Mayoría. El oficialismo presento un “out sider” político, Leopoldo Méndez, un
cantante popular; (c) el desprestigiado alcalde de la UDI que se presentaba a
la re-elección. La combinación virtuosa de estos tres factores, sumada la
atractiva propuesta de joven candidato de la Nueva Izquierda, Jorge Sharp,
posibilito su victoria. Ahora bien, cabe señalar que en ninguna otra comuna del
país esta combinación de factores se presentó y, por esa razón, la nueva
izquierda ganó. Por cierto, otros candidatos independientes triunfaron, pero
allí operaron, fundamentalmente, otros factores que escapan a este análisis. Otros
grupos de la nueva izquierda no clase mediera, sino popular, no tienen, en
verdad, ninguna intención de participar en los procesos electorales. Ellos
trabajan con otros horizontes políticos de posibilidad.
-
¿Y qué pasa
con Marco Enríquez-Ominami?
-
Enriquez-Ominami, en mi opinión está “muerto”
políticamente hablando. Especialmente, para los sectores sociales que en su
momento pudo representar. Él está involucrado en casos de corrupción política
electoral y de haber solicitado dinero, a un ex yerno del Dictador Pinochet,
con el objeto de financiar su campaña presidencial. Días antes de las
elecciones municipales fue formalizado y está siendo investigado por las
autoridades correspondientes en torno de los delitos que se le imputan. El
hecho de que esté siendo investigado ya genera sombras, desconfianzas y dudas
sobre él y su partido, el PRO, partido Progresista. Esta situación lleva a que
tenga un magro resultado electoral en las elecciones municipales de 2016.En
consecuencia, hoy en día está en una situación muy negativa, no lo veo posicionándose
nuevamente para ir a una campaña electoral presidencial, el tema de la
acusación es muy fuerte. Pues, Julio Ponce Lerou, dueño CQM, empresa que le
pasa el dinero a todos, los partidos políticos, y a Marco, era yerno de
Pinochet. Hay que recordar que Pinochet privatizó la industria salitrera y se
la entregó a su yerno a muy bajo costo. La corrupción política electoral es uno
de los factores que estaría explicando el aumento de la no participación
electoral ciudadana.
-
Pasemos a la
nueva Mayoría. Caracteriza a esta coalición el hecho de que la Concertación se
agotó y por lo tanto le pusieron un nuevo vestido y ahora se llama de este
modo, pero prácticamente con los mismos partidos. Ideológicamente hablando, ¿es
tan neoliberal como la UDI, o como Renovación Nacional? ¿Qué es la Nueva Mayoría
hoy en día?
-
Lo que tenemos que tener presente es que en el
año 2011 estalla la rebelión juvenil, estudiantil y ciudadana Chile. Una
rebelión social muy potente, que tiene muchas dimensiones y con una gran
potencia política. Que provoca una onda sísmica que agrieta la dominación y la
hegemonía neoliberal. La rebelión instala o reinstala el conflicto social y
político en la sociedad neoliberal chilena. Todo lo sólidamente construido por
la Concertación durante 20 años, en tres años de gobierno de la derecha
neoliberal de Sebastián Piñera, se estaba, aparentemente, disolviendo en el
aire. La rebelión estalla en un momento en que la Concertación había sido
derrotada en el año 2010 y, por lo tanto, la coalición estaba casi inerte políticamente
hablando en el 2011. No tenía ninguna posibilidad de plantearse y obtener el
gobierno en el 2014, sino modificaba su actuar político y corregía la forma de
enfrentar la movilización social y política y asumía el descontento ciudadano
que se expresaba de diferentes formas durante el gobierno de Piñera. Para
hacerlo la Concertación debía asumir un programa político reformista y tenía
que abrirse hacia los nuevos sectores emergentes como aceptar en una nueva
alianza política al Partido Comunista como también a la Izquierda Ciudadana y
partido MAS. La principal dificultad para abrirse hacia la izquierda comunista
se encontraba en el Partido Demócrata Cristiano, un partido esencialmente
anticomunista.
-
¿La
Democracia Cristiana (DC) condenó al régimen genocida de Pinochet o nunca lo ha
hecho?
-
Sí, la DC lo hizo. Pero nunca acepto que se
luchara con las armas contra el régimen de Pinochet. La existencia de la
Concertación, entonces, era abrirse hacia el Partido Comunista. Entre tanto, los
jóvenes y la ciudadanía que estalla en el 2011 plantearon cuatro cosas
fundamentales: una reforma tributaria, para poder financiar la reforma
educativa. Una reforma política, que significaba la eliminación del sistema
binominal electoral. Y, en la nebulosa estaba el planteo de la realización de
una asamblea constituyente para la redacción ciudadana de una nueva Constitución.
Más tarde se incorpora la necesidad de una reforma laboral. Estos cuatro puntos,
lo asumen los partidos que integran la Concertación y, más tarde, también, el
Partido Comunista de Chile. Y, hacia 2013, se logra establecer un programa
común que propone reformas estructurales al neoliberalismo y así logra triunfar
Michelle Bachelet en las elecciones de 2013. Si bien, gana ampliamente en segunda vuelta, cuando se calcula la
adhesión efectiva que Michelle Bachelet tenía al momento de asumir el gobierno,
no pasaba más del 25%. Esto significa en términos concretos que tenía en la
oposición a los sectores de derecha, a todos los jóvenes que se habían
movilizado en el 2011 y tenía la indiferencia de mucha de gente. Entonces ¿qué
es lo que sucede? Que cuando comienza a poner en marcha las medidas, o las
supuestas reformas estructurales, estas eran simplemente correcciones de las
fallas de mercado en funcionamiento. En ese sentido, Michelle Bachelet no solo
tiene a lo largo de su gobierno la oposición de derecha que tiene
representación parlamentaria, sino también la oposición social de miles de
personas que le dicen: usted no está haciendo lo que nosotros queríamos, por
ejemplo, educación de calidad y gratuita para todos.
-
¿Entonces,
en que quedo la reforma educativa?
-
La reforma educativa todavía está en proceso.
Aun no se completa.
-
¿Qué paso
con la reforma laboral?
-
La reforma laboral se hace, pero con muchas
limitaciones a los procesos de negociación colectiva, con ciertas
contradicciones, incluso esas reformas van al Tribunal Constitucional. Lo que
pasa en términos concretos es que todo el programa de la Nueva Mayoría hoy día
está fracturado o aprobado a medias, pero con mucha intervención de la derecha.
-
Hablemos del
sistema binominal…
-
Ese logro, por fin, sacar, ahora tenemos
elecciones con sistema proporcional.
-
¿Pero
beneficia a partidos cómo, por ejemplo, al Partido Comunista?
-
Es que eso es relativo porque si hay una muy
alta abstención no beneficia a nadie. Beneficia, solamente aquellos partidos
que tienen voto duro y estos partidos como en Colombia u otros países de la
región son los partidos de derecha. El Partido Comunista actual no constituye
una fuerza electoral relevante.
-
¿Quién puede
perfilarse como candidato presidencial dentro de la Nueva Mayoría? ¿La
estructura de esta coalición se puede mantener o depende del resultado del
gobierno de Bachelet?
-
Yo tengo la impresión que la Nueva Mayoría
tiene un ciclo vida política que todavía está por verse si fenece con ahora o
todavía le queda algo de vida para presentar un candidato presidencial. Las
disputas internas son fuertes. Pero más fuertes son al interior de los partidos
que la componen. La DC quiere llevar su propio candidato. El problema de la DC
continúa siendo la presencia del PC en la coalición. Este partido se ha
comportado como un partido más de oposición al gobierno de la Presidente
Bachelet. Por lo tanto, los demócratas cristianos estarían felices si pudieran
sacar al Partido Comunista y pudieran recomponer la vieja Concertación. El
Partido Socialista (PS) de Chile, tiene “una bolsa de gatos” a su interior como
decimos en Chile. Tiene como potenciales candidatos presidenciales a Ricardo
Lagos, quien posee doble militancia tanto el PS como el Partido por la
Democracia (PPD); al constitucionalista Fernando Atria; a José Miguel Insulsa,
y se bajó, recientemente de la contienda, Isabel Allende, la hija del presidente
Salvador Allende. Todos ellos están ahí y nadie sabe cómo van a definir esa
situación. Las elecciones son en octubre de 2017, o sea, estamos a menos de un
año. Ha irrumpido también dentro de la Nueva Mayoría la candidatura del senador
Alejandro Guillier. Él fue presidente del gremio de los periodistas de Chile,
muy concertacionista que logro una adhesión ciudadana muy fuerte e interesante,
no está dentro de un partido especifico, es senador independiente por Antofagasta.
El viejo Partido Radical Social Democráta (PRSD) que hace muchos años no había
tenido la posibilidad de tener un precandidato para la Presidencia con fuerza,
lo ha asumido y lo ha hecho suyo. Guillier tiene muchas posibilidades porque tiene
la adhesión de la ciudadanía. Sin embargo, aun el panorama es oscuro, para
sostener con seguridad quien de la NM llegará a la papeleta. Es más, tampoco es
seguro que la NM llegue a ella. O sea, todo es incertidumbre.
-
¿Y el
Partido Comunista a qué va a jugar?
-
El Partido Comunista en estos momentos está en
un descenso política electoral, “cuesta abajo y en la rodada” diría yo. Lo digo,
por lo siguiente: El Partido Comunista durante todos los años que fue anti
neoliberal y crítico de la Concertación. Durante esos años (20) no tuvo
representantes en el parlamento, pero si tenía el control de importantes
gremios. Por ejemplo, tenía la presidencia de la Central Unitaria de
Trabajadores, con Bárbara Figueroa, el Colegio de Profesores con Jaime Gajardo
y tenía la presidencia de la CONSUFAM, del gremio de la salud, por lo tanto, tenía
presencia en lo “lo social” pero no en lo político institucional. Ahora toda
esa representación gremial y sindical la ha perdido. Perdió el Colegio de
Profesores, la presidente la CUT, está profundamente cuestionada lo mismo que
el Dr. Esteban Maturana de la Confusam. Aunque, recién acaba de obtener un
triunfo electoral importante al ganar la presidencia de Asociación Nacional de
Empleados Fiscales, ANEF, que agrupa a los trabajadores del Estado. La mala
gestión y el abandono que hizo el PC de la Universidad ARCIS y su clara postura
en defensa de un programa que solo corrige, pero no reforma el neoliberalismo
lo ha desprestigiado política y ciudadanamente.
CRECIENTE DESAFECCIÓN O VACIAMIENTO CIUDADANO
DE LOS PROCESOS ELECTORALES
-
Con ese
panorama se puede colegir que es alarmante la situación política de Chile
porque como bien lo anotas, hay un desencanto ciudadano por el proceso político
electoral. ¿A qué atribuyes ese desencanto, a las políticas neoliberales?
-
La creciente desafección o vaciamiento
ciudadano de los procesos electorales de la democracia electoral autoritaria es
consecuencia directa del neoliberalismo. Al neoliberalismo no le interesa que
la gente participe en política y lo dicen claramente todos sus teóricos. Es
decir, si a ti te está yendo bien en la sociedad neoliberal no tienes para que
molestarte yendo a votar. Entonces en ese sentido mucha gente en Chile le encanta
participar en el mercado, su espacio de realización es el mercado. Cuando la
gente salió a la calle en el 2011 no lo hizo porque querían modificar la
estructura de mercado dominante en la educación, sino que estaba haciendo un reclamo
como cliente. Pues, muchos querían que la educación costara menos y que le
entregaran una educación de buena calidad por eso estaban pagando, aunque,
fuera a crédito. El movimiento estudiantil baja su intensidad y su fuerza de
movilización cuando el presidente Piñera decide bajar la tasa del interés del
crédito con aval del estado de 6% a 2%. En ese momento las y los jóvenes van y
firman nuevos pagares o nuevas obligaciones crediticias.
-
¿Si se bajó
el interés también se reduce la calidad?
-
No, no necesariamente, porque el negocio de las
universidades privadas está en obtener lucro por impartir el servicio
educativo.
-
¿O sea, una
trampa para endeudar para toda la vida a la familia del estudiante?
-
Ni siquiera a la familia, porque ella no se endeuda.
Se endeuda el sujeto que obtiene el crédito. Los papas neoliberales chilenos,
¿qué es lo que hacen? “Les dicen a sus hijos arrégleselas, yo no tengo con qué
pagarle la educación universitaria, así que vaya y contrate su crédito, pues
usted tendrá que pagarlo en el futuro. El CAE es un contrato que obliga al
estudiante y no a su familia. Obvio, compromete su familia futura. Entonces, a
nivel de la movilización estudiantil se da la presencia de dos sectores: (a) un
sector que está en contra del gobierno, en particular, y el sistema político,
en general, por no dar lugar a reformas reales y anti-neoliberales; y otro que
prefiere que no le toquen el mercado porque en es ahí donde se realizan. Es la
gran contradicción que dejó instalada en la sociedad neoliberal la gran
rebelión de 2011. Esta aún no concluye.
-
¿La
tendencia es al desencanto?
-
Pero es que cuando a mí me dicen desencanto, se
supone que el desencantado tiene algún juicio crítico, ese es el punto. Yo
tengo la impresión de que hay un grupo de desencantados, pero ni siquiera con
el sistema, están tan desencantados por todo, quieren que se transforme todo,
pero quienes sostienen finalmente el sistema son los neoliberales que son los
encantados. Si los neoliberales mañana se sienten amenazados de que le van a
tocar el mercado van a ir a votar como cuando lo hicieron en 2010 por Piñera.
-
¿Qué
capacidad de reacción y de protesta hay en la sociedad chilena, algo similar a
la Argentina?
-
Las movilizaciones chilenas son de carácter
sectorial, se moviliza la gente por una determinada situación, pero no se
moviliza por la integralidad de todo el sistema social y económico. Hoy día se
moviliza la ciudadanía. Por las AFP, o sea, por fin del régimen previsional
actual. Porque en esa dimensión está recibiendo las consecuencias de aquello
que se dijo que iba a ocurrir hace 35 años atrás. Es decir, cuando el sistema
se puso en marcha. Yo siempre digo, si nuestros análisis de hace 35, 25 o 20 años
atrás hubieran sido leídos, comprendidos y atendidos por la ciudadanía esto no
estaría pasando. Estoy convencido que la ciudadanía en general, no creyó lo que
se planteaba críticamente con respecto a lo que iba producir el neoliberalismo
en nuestras sociedades latinoamericanas, y acepto acríticamente lo que ofrecía
y prometía el neoliberalismo. Se hicieron neoliberales. Hoy, tampoco se atreven
a salir de él. Y, buscan soluciones raras. Los ejemplos están allí y son
elocuentes en la Argentina de Macri, el Brasil de Temer, el Perú de PPK, el
México de Peña Nieto, el Chile de la Nueva Mayoría.