“LA POLÍTICA ECONÓMICA DE TRUMP ADEMÁS DE EXTEMPORÁNEA ES
DESESPERADA”
POR FERNANDO ARELLANO ORTIZ
Ciudad de Panamá
Para
varios analistas, la política económica del primer mandatario de los Estados
Unidos, Donald Trump, es incompatible, pues su estrategia que apunta a acelerar
el crecimiento y la generación de empleo mediante un comercio internacional
menos deficitario, recorte de impuestos y estímulos a la inversión, parece, por
las evidencias, que no está siendo efectiva.
Para
el economista cubano Faustino Cobarrubia Gómez, lo que demuestra la política
económica de Trump es que es “extemporánea” en un mundo en que el capitalismo
impuso su modelo globalizador. Y lo es, además, porque no se trata del comercio
de antes, ahora las relaciones mundiales de producción se llevan a cabo a
través de cadenas globales de valor, donde participan muchos países y muchas
empresas, explica.
Egresado
de la Universidad de La Habana e integrante del Centro de Investigaciones de la
Economía Mundial con sede en Cuba, donde se desempeña como director del
Departamento de Comercio, Integración y Desarrollo, Cobarrubia Gómez participó
como panelista en el marco del XI Congreso de Economistas de América Latina y
el Caribe, que tuvo lugar en Ciudad de Panamá, entre el 18 y el 20 del pasado
mes de octubre.
Con el
propósito de abordar el controvertido tema de la estrategia económica del
excéntrico presidente estadounidense y los efectos de mantener el criminal
bloqueo contra la nación cubana, invitamos a dialogar a este investigador
social.
El intento de rescatar la hegemonía del Tío Sam
En tu intervención señalaste que la política económica que está
implementando Donald Trump en los Estados Unidos, es extemporánea, ¿por qué?
La política
que lleva a acabo Donald Trump intenta rescatar la hegemonía de los Estados
Unidos. Es decir, hay una perdida relativa de la hegemonía de Estados Unidos y
es en ese contexto que llega Trump. De alguna manera él es víctima de este
contexto.
Ahora,
para rescatar esa hegemonía, Trump piensa que la manera de hacerlo es
justamente el proteccionismo, o sea, un poco de nacionalismo en las relaciones económicas
internacionales, y eso significa proteger los intereses y las empresas
norteamericanas, promocionar las exportaciones, las ventas de Estados Unidos. Piensa
que, con esa política, realmente va a poder de alguna manera rescatar la
hegemonía. ¿Por qué esa política es extemporánea? Porque promover el
neomercantilismo en las condiciones actuales de proteccionismo o nacionalismo
es extemporáneo. Primeramente, porque no se corresponde con una realidad que es
la de la globalización. En este momento la economía mundial es una economía
globalizada, en la que fundamentalmente participan las corporaciones
norteamericanas que son las protagonistas de ese proceso de globalización. Qué quiere decir esto, que esas corporaciones
están en todas partes y muchas veces las exportaciones que se hacen a Estados
Unidos son de empresas norteamericanas que están radicadas en China, México, o
en otros países. Si Trump persiste en ponerle un arancel a las exportaciones
que vienen de China o de otros países, sencillamente les está poniendo trabas y
barreras a las mismas empresas norteamericanas que son protagónicas de ese
proceso de globalización.
A eso
habría que añadirle el hecho de que en este momento el comercio se lleva a cabo
a través de lo que se llaman cadenas de valor, no es como antes que un país
exportaba el automóvil completo, ahora no es así, el vehículo se parte en
cadenas. Entonces un país, por ejemplo,
México, puede que lleve a cabo la fabricación de neumáticos; en China a lo
mejor se ensambla ese automóvil; y después en otro se le agrega la parte de lo
que es la automática, puede ser en uno de los países asiáticos que son los más
avanzados en esa gama. Lo cierto es que ese proceso está hegemonizado por una
empresa norteamericana.
Es decir, hay una empresa norteamericana que fabrica el
automóvil que está a su vez en tres o cuatro países, con lo cual Estados Unidos
tiene un déficit comercial. Y Trump piensa entonces que, poniéndole un gran
arancel, trabando el comercio con esos países, va a poder enfrentar ese déficit
comercial que tiene Estados Unidos. Sencillamente es extemporáneo por eso, porque,
¿a quién le vas a poner el arancel? A una empresa norteamericana. ¿Dónde lo va a poner?, ¿en qué momento de la
cadena lo va a poner? ¿Lo va a poner en la parte cuando fabrican los
neumáticos?, ¿o cuando fabrican quizás, el chasis?, no se sabe.
Es
extemporáneo además porque no se trata del comercio de antes, como decía, es globalizado
y se lleva a través de cadenas globales de valor, donde participan muchos
países y muchas empresas.
No es
como antes que se ponía un arancel, por ejemplo, a China y sí, porque el
automóvil se exportaba totalmente desde ese país. Pero ahora usted no sabe a
quién va poner el arancel, ni dónde va a ponerlo. Ese un primer elemento.
Un
segundo aspecto que hace extemporánea a esa política es el hecho de que hay una
economía multipolar. Ya no es el caso de cuando Estados Unidos tenía la
hegemonía absoluta, podía imponer las condiciones y todo el mundo obedecía, automáticamente.
Me estoy refiriendo, por ejemplo, a los años 50, 60, cuando lo que dijera Estados
Unidos, por ahí iba la economía mundial. Hoy no, hoy no se puede desconocer que
existe China y un grupo de países como los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y
Sudáfrica). Si un país quiere hace cualquier cosa, sencillamente tiene que
contar con ellos, y además hoy la economía de Estados Unidos es
interdependiente, está conectada, depende mucho de los otros países, no como
antes.
Adicionalmente,
los vínculos de Estados Unidos son tan estrechos, sobre todo con China, que una
acción contra este país asiático se revierte inclusive en contra de los propios
Estados Unidos. Por ejemplo, China es la principal compradora de bonos del Tesoro,
esto es que financia a Estados Unidos. Le compra los papeles al Tesoro de
Estados Unidos, al gobierno de Washington, y Estados Unidos a su vez es el
principal mercado de China. Esa relación simbiótica, esa relación estrecha,
afecta a los dos. Si por un momento China deja de comprarles los papeles, los
bonos del Tesoro a Estados Unidos, ¿cómo se financia la guerra?, ¿cómo se
financia el gobierno? Y si por el contrario Estados Unidos corta el mercado a
China, a dónde vende China. Ante la interdependencia de la economía de Estados
Unidos, que ya no ejerce hegemonía absoluta, sino que ya hay pares, tienes que
conversar, y como ya no es el rey, viene el problema. Entonces Trump quiere imponer
una política de fuerza cuando la fuerza ya no la tiene.
Dentro de ese esquema de Trump su gobierno también busca concretar
acuerdos bilaterales, cuando Estados Unidos venia proyectando hacer tratados de
libre comercio multilaterales…
Efectivamente,
qué pasa con eso. Estados Unidos venía
haciendo, como bien dices, mega acuerdos, no solamente regionales, sino que son
con grandes potencias. Por ejemplo, estaba intentando firmar un mega acuerdo
con la Unión Europea, y otro con los países del Pacífico, el Tratado Transpacífico.
El Transpacífico
incluía a Japón, Australia, incluso estaba Colombia, Chile, algunos países de
la Alianza del Pacífico estaban metidos ahí, también Vietnam, pero lo cierto es
que el objetivo de ese mega acuerdo era acabar a China. Obama lo dijo claro: el
fin de ese mega acuerdo era que China no tuviera injerencia en poner las reglas
de la economía mundial. O sea, intentaba aislar a China y si acaso China
quisiera entrar, que entre después, porque si entra posteriormente, tiene que
acatar lo que está hecho. Obama lo diseñó muy bien. Pero qué le dijo Trump: el
problema está en que ese mega acuerdo no me sirve porque deja puertas abiertas
para que China entre porque tiene vínculos con todos los países que hacían
parte de ese acuerdo de libre comercio. ¿Y qué iba a pasar? Que China se iba a beneficiar
indirectamente de todo eso, entonces Trump dijo no, no, esto no me conviene,
porque ahí estaba la trampa, China termina entrando por la puerta trasera. Por
eso es que Trump renuncia a ese mega acuerdo ya que en últimas China terminaría
beneficiándose y adopta una vía más efectiva que es bilateral, una relación tú
a tú con China que fue la que funcionó con Japón.
Recuerda
aquel diferendo con Japón en los años 90. Que se decía que Japón iba a ser la
economía del siglo XXI y que iba a ser el rival fundamental de Estados Unidos. Todos
los productos venían de Japón, todos los productos electrónicos, incluso los
automóviles se diseñaban en ese país. Japón le hizo la guerra a Estados Unidos
y qué hizo Estados Unidos, bueno lo enfrentó bilateralmente. Era otro contexto
porque era Japón, no era China, Japón es una islita, pero China es casi un
continente.
Qué pasa
ahora, simplemente que Trump va a negociar con China, sobre todo la compra del
acero, porque la siderurgia está siendo apagada justamente por el acero chino que entra a muy bajos
costos a Estados Unidos y tiene a esa industria prácticamente en bancarrota.
Por eso va a enfrentar bilateralmente a China, exigiéndole que le ofrezca ventajas
y adopte medidas contra Corea del Norte. Qué hizo China con Corea del Norte,
inmediatamente le aplicó medidas porque le dijo Trump: te voy a dejar tranquilo.
A China se lo dijo siempre, si me ayudes con el caso de Corea del Norte, si le pones
sanciones a Corea del Norte yo no voy a hacer nada en la parte comercial y te voy
a tratar suave. Eso fue lo que pasó.
¿O sea, es un chantaje?
Es un
chantaje, pero al final los chinos qué hicieron, tuvieron que ponerle sanciones
a Corea del Norte porque o si no iban a perder el mercado norteamericano sobre
todo el acero. Estados Unidos podrá presionar a China por un tiempo, pero ya China
tiene un desarrollo siderúrgico que no se lo impide nadie, o sea que ya desplazó
a las empresas norteamericanas del mercado.
Además, China ahora es la primera potencia económica
mundial…
Es
como decir ya tu perdiste en el juego, me quieres abandonar, pero no quieres
abandonarme, porque por eso yo decía, es importante entender en qué momento
estamos. Estamos en un momento de transición hegemónica, como las que ha habido
a través de la historia. Recordemos la transición del impero británico. Se
resisten a perder. Los imperios se resisten a caer pero tienen que caer. Mientras
están dando coletazos, no quieren caer, es el pulseo. Cuando no van por la
parte económica van por la parte militar porque quieren imponerse por la fuerza
y se manifiestan en diferentes formas. En el comercio, por ejemplo, cómo se
evidencia, Estados Unidos no lo hace por la vía multilateral sino por la vía bilateral.
En las inversiones cómo lo va a hacer, mediante un acuerdo multilateral de
inversiones donde imponga las reglas del juego. Por eso Estados Unidos va a la
arena contra Corea del Norte y está fajado con Siria, busca hegemonía en lo
político y en lo militar. ¿Cómo entender esas acciones?, ah porque está
desesperado. Cuando un agente o un país están desesperados son capaces de
cualquier cosa.
Hablemos un poco de la geopolítica de América Latina,
región en la que China ha penetrado de manera contundente. Estados Unidos viene
buscando borrar a China y para ello se inventó la Alianza del Pacifico. ¿En el esquema
de Trump, la Alianza del Pacífico qué papel juega?
Es
paradójico porque en el esquema de Trump, China tiene las de ganar en América
Latina. Como Estados Unidos abandonó el TPP o Transpacífico dejó abandonados a
países como Colombia y Chile, y por extensión a los países de la Alianza del
Pacífico. ¿Ahora qué van a hacer, para dónde van a mirar? Entonces viene China
y dice no se preocupen yo los voy a acoger y vamos a hacer una interacción con ustedes.
Por eso es paradójico lo que está haciendo Trump. Él está apostándole a una
cosa que puede salirle mal porque ese es un pulseo, a lo mejor fructifica lo
bilateral, o no, porque son dos carriles: por un lado estás manejando a China,
pero por el otro, China está extendiendo sus tentáculos.
Hay
muchos países que antes no querían ver a China, por ejemplo, Japón, y ahora
están pensando en hacer una integración. Hay países que antes estaban mirando
al Transpacífico y ahora al sentirse desorientados, sin brújula, al sentirse
abandonados, qué hacen, buscan quién los acoja. En medio de una crisis global,
el barco se está hundiendo y de momento el bote que me va a salvar se fue, pero
viene otro que me dice voy a salvarte, qué vas a hacer, porque el problema es
el contexto.
Y en ese contexto, lo que se puede colegir de tu análisis
es que la política económica de Trump está dando tumbos, no tiene horizonte…
Claro,
no tiene horizonte, no tiene brújula, no tiene nada, es una política que está
desesperada porque si se analiza la política económica completa de Trump, el
rompecabezas no está fácil armarlo. Es una política que por un lado quiere
aplicar una política proteccionista, nacionalista…
Que sería bueno, pero si fuera global…
Exactamente,
y si tu tuviera la capacidad de hacerlo mundialmente. Y por otro lado, cree que
todavía es el rey de la selva y ya no lo es. Trump cree que puede hacer esas
cosas, como por ejemplo, retirarse de la OTAN. Si se va a salir pierde, por eso
es que después recogió el cordel y dijo no, esperemos, yo no me voy de aquí,
voy a apoyar a los países europeos. Se está dando una fuerte lucha por la
hegemonía.
Eso es evidente, pues desde hace muchos años Immanuel
Wallerstein pronosticó la declinación de Estados Unidos…
Efectivamente,
eso no dura una época, eso a veces, dura siglos. Pero si hay un proceso de
decadencia hegemónica. ¿Cuándo va a caer? Depende de muchos factores. Y es que
además ser el hegemón del mundo tiene costos. Habría que preguntarse hasta qué
punto China estaría en condiciones de asumir un papel de liderazgo hoy, si está
en condiciones de hacerlo porque ser el hegemón del mundo significa muchas
cosas. Tiene que ser el policía del mundo, el ejército del mundo y eso tiene
costos.
Hablemos de tu país.
El discurso de Trump respecto de Cuba es que va a echar para atrás las
medidas tímidas que adoptó Obama. ¿Ese anuncio ha quedado en bravuconada o ha tenido
algún impacto para Cuba?
No,
impacto aún no se puede medir. Si ha tenido impacto para Cuba en el sentido de
que ha habido muchas inversiones, muchas empresas extranjeras que estaban
invirtiendo en Cuba y una vez que Trump hace su discurso crea una especie de
confusión y de incertidumbre. En esto de las inversiones extranjeras influye
mucho la percepción. Muchas empresas españolas han dicho que Cuba es un buen negocio,
pero en este momento han decidido parar sus planes de inversión, van a intentar
mantenerse ahí pero no ampliar sus capacidades.
Es decir el anuncio de Trump respecto de Cuba, ¿ha tenido más
un efecto sicológico?
Definitivamente,
de expectativa, de confusión. El efecto ha sido sicológico en el sentido que ha
generado confusión e incertidumbre tanto en Cuba como en Estados Unidos. El
discurso de Trump es prácticamente a la retórica de la guerra fría y eso lógicamente
caló en la percepción de todos los norteamericanos. El anuncio de Trump marca un
retroceso en el proceso de normalización que había con Obama. Trump va para atrás.
Pero Obama fue muy tímido, porque el bloqueo sigue…
Sí, el
bloqueo siguió. Lo que Obama hizo fue aliviar el bloqueo, fue muy tímido, porque
en definitiva siguió el obstáculo de comercio con Cuba, continuó el problema de
que Cuba no puede utilizar el dólar norteamericano en sus transacciones
financieras. Es decir, a pesar de que Obama dijo que había autorizado tato a
las empresas norteamericanas como cubanas a utilizar el dólar, sencillamente se
mantuvo esa prohibición.
¿Cómo evolucionan las relaciones de potencias emergentes
como China y Rusia con Cuba?
Cuba
ante un escenario tan hostil como el que enfrenta con Estados Unidos tiene que diversificar
sus relaciones, la experiencia que descansábamos en un solo país ya la tuvimos
con la desaparecida Unión Soviética. Aprendimos la lección en el sentido de que
no se puede depender de un solo socio comercial. El 85% del comercio de Cuba
estaba concentrado en la Unión Soviética, cuando se derrumbó.
Ahora
tenemos que ir a una diversificación de nuestros vínculos comerciales con
potencias como China, Rusia, Brasil y con algunos países europeos también,
además de Canadá, Venezuela y América Latina. Tenemos que buscar no solamente
una perspectiva económica sino también geopolítica y de esta manera contrarrestar
el poder de Estados Unidos en América Latina.
¿Tiene futuro una política económica socialista como la de
Cuba en un mundo donde impera la globalización capitalista?
Ahí
habría que distinguir dos cosas: ¿cuál es la política socialista que deseamos?
Nosotros deseamos un socialismo o una política socialista donde no exista
inversión extranjera, no existan ciertos nichos de desigualdad en Cuba, que a partir
de todos estos cambios que se han venido dando en la economía mundial nuestro
país ha tenido que aceptar determinadas cosas. Cuba ha tenido que introducir
elementos de mercado a su economía que anteriormente creíamos incompatibles con
el socialismo porque generaba lógicamente desigualdad, terminaba con la equidad
social, y de alguna manera iba en contra del socialismo que nosotros soñamos o pensamos.
Ese ideal a lo mejor no existe. Yo creo que se trata de hacer o diseñar el
socialismo posible. En eso estamos cuando hablamos del proceso de actualización
del modelo económico cubano. Lo que vamos actualizar es el socialismo. ¿Qué significa eso?, ponerlo a tono con los
tiempos.