AFIRMA DARÍO FAJARDO, INVESTIGADOR DEL TEMA AGRARIO EN COLOMBIA
“CONFLICTO, NARCOTRÁFICO Y PARAMILITARISMO DERIVAN DE LA AUSENCIA DE REFORMA AGRARIA”
POR FERNANDO ARELLANO ORTIZ
- El panorama del sector agrario colombiano es crítico si se aprueba el TLC, porque atenta contra la seguridad alimentaria
En Colombia el narcoparamilitarismo al haber hecho una contrarreforma agraria no solo adquirió las mejores tierras sino que logró tener el dominio sobre amplios sectores de la población, generando problemas, entre otros, como el de la parapolítica. Por eso el tema de la tierra es un asunto político que debe tener un tratamiento ídem. El análisis es del antropólogo y experto en asuntos agrarios, el profesor de la Universidad Nacional, Darío Fajardo Montaña, quien actualmente labora en la representación en Colombia de la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO).
Fajardo Montaña considera que el conflicto armado tiene raíces agrarias y que nunca se le ha hecho frente al tema por el temor de algunos sectores poderosos a que se haga una reforma agraria. Por eso, dice, se escuchan voces que sin ningún sustento afirman que el aspecto de la tierra ya no tiene mayor importancia en la actual agenda política del país. “Si ya no es importante, entonces, ¿por qué no la reparten?”, se pegunta.
Explica, igualmente, que el narcotráfico tiene relación directa con la ausencia de reforma agraria. Por no haberlo hecha, afirma, se desplazó al campesino hasta la frontera agrícola y no se le dejó más alternativa que dedicarse a los denominados narcocultivos.
Para ahondar sobre algunas aristas del tema agrario, CRONICÓN.NET dialogó con el profesor Fajardo Montaña.
LA VIOLENCIA COMO MECANISMO DE EXPROPIACIÓN DE TIERRA
- Usted ha caracterizado la década de los 90 en Colombia como la época en que coincide la apertura económica con el despojo de tierras, el terror y el desplazamiento humano en el sector rural. ¿Con lo que está ocurriendo con el proceso de los paramilitares, se está legitimando por parte del Estado esta situación de imposición y miedo en el campo?
- Si, la historia de Colombia en la perspectiva agraria siempre ha contado con la presencia de ese fenómeno. La expansión del cultivo del banano en los años 20 del siglo pasado fue acompañada por esas características, baste recordar la matanza de las bananeras en la que el Estado estuvo comprometido. Posteriormente en los años 50 durante lo que se llamó la Violencia hay un avance sostenido de este tipo de situaciones en el sector rural con la conformación de grupos parapoliciales. Ya en los años 90 las cifras indican que hay un tipo de agricultura en desmedro de la agricultura dirigida hacia el mercado interno. Se advierte un compromiso del Estado con la agricultura de plantación y exportación en perjuicio de la llamada pequeña agricultura. El Plan de Desarrollo del gobierno de Uribe Vélez se inscribe en esa perspectiva y lo que se ha identificado dentro de las negociaciones del Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos en lo que tiene que ver con el sector agrario nos ubica en esa dirección y dada las características del Estado colombiano, la presencia de la violencia como mecanismo sostenido para la expropiación de la tierra y la concentración de la propiedad no solamente es una constante sino que ahora con formas legales se afianza muchísimo más.
- O sea, una vinculación muy estrecha entre violencia, paramilitarismo y contrarreforma agraria...
- Sí, es evidente, los diferentes estudios de organismos de derechos humanos y del propio Banco Mundial en una investigación que se realizó en el año 2003 sobre la política de tierras en Colombia lo dice de manera explícita.
- ¿El TLC con Estados Unidos viene a agravar aún más la ya grave crisis agraria en Colombia?
- El TLC se desarrollar en un marco de una terrible asimetría. Es decir, el desarrollo de la agricultura colombiana frente a la norteamericana no tiene comparación; el volumen de productos que subsidia el gobierno norteamericano a sus agricultores deja sin ninguna posibilidad de competir a los nuestros, lo cual terminará afectando en grado superlativo la soberanía alimentaria de nuestro país. A ello hay que agregar que la caída de la producción agrícola destinada al mercado interno implica una ampliación de la pobreza y la bajísima competitividad de la producción colombiana frente a las importaciones va a ampliar las condiciones de desempleo que ya estamos registrando.
- ¿La política de fomento de biocombustibles también afecta la seguridad alimentaria?
- La política que viene ahora de los biocombustibles implica riesgos mayores para la seguridad alimentaria. Estamos viendo la expansión de los cultivos de palma africana y de caña destinados a la producción de biocombustible, lo cual afianza este tipo de agricultura en desmedro de la producción de alimentos.
- Pese a la grave situación de agro, el gobierno de Uribe muestra como un gran apoyo al agricultor colombiano su plan de subsidios y crédito barato que ha denominado Ingreso Agro Seguro...
- Este programa lo que busca básicamente es asignar un volumen bastante grande de recursos para los agricultores que precisamente van a jugar dentro del contexto del TLC con los Estados Unidos. Es decir, aquellos que se consideran como competitivos para acceder a los mercados norteamericanos, pero no beneficia en nada al pequeño agricultor. Además, estas ayudas no significan nada en comparación con los subsidios agrícolas norteamericanos y difícilmente permite vislumbrar que Colombia tenga un volumen significativo de exportaciones hacia los Estados Unidos. En otras palabras, a pesar de que se inyecten este tipo de recursos no es previsible que se tenga un impacto positivo ni para los agricultores ni para el conjunto de la economía colombiana. Esto será prácticamente marginal si nos atenemos a la experiencia de México.
“CONFLICTO, NARCOTRÁFICO Y PARAMILITARISMO DERIVAN DE LA AUSENCIA DE REFORMA AGRARIA”
POR FERNANDO ARELLANO ORTIZ
- El panorama del sector agrario colombiano es crítico si se aprueba el TLC, porque atenta contra la seguridad alimentaria
En Colombia el narcoparamilitarismo al haber hecho una contrarreforma agraria no solo adquirió las mejores tierras sino que logró tener el dominio sobre amplios sectores de la población, generando problemas, entre otros, como el de la parapolítica. Por eso el tema de la tierra es un asunto político que debe tener un tratamiento ídem. El análisis es del antropólogo y experto en asuntos agrarios, el profesor de la Universidad Nacional, Darío Fajardo Montaña, quien actualmente labora en la representación en Colombia de la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO).
Fajardo Montaña considera que el conflicto armado tiene raíces agrarias y que nunca se le ha hecho frente al tema por el temor de algunos sectores poderosos a que se haga una reforma agraria. Por eso, dice, se escuchan voces que sin ningún sustento afirman que el aspecto de la tierra ya no tiene mayor importancia en la actual agenda política del país. “Si ya no es importante, entonces, ¿por qué no la reparten?”, se pegunta.
Explica, igualmente, que el narcotráfico tiene relación directa con la ausencia de reforma agraria. Por no haberlo hecha, afirma, se desplazó al campesino hasta la frontera agrícola y no se le dejó más alternativa que dedicarse a los denominados narcocultivos.
Para ahondar sobre algunas aristas del tema agrario, CRONICÓN.NET dialogó con el profesor Fajardo Montaña.
LA VIOLENCIA COMO MECANISMO DE EXPROPIACIÓN DE TIERRA
- Usted ha caracterizado la década de los 90 en Colombia como la época en que coincide la apertura económica con el despojo de tierras, el terror y el desplazamiento humano en el sector rural. ¿Con lo que está ocurriendo con el proceso de los paramilitares, se está legitimando por parte del Estado esta situación de imposición y miedo en el campo?
- Si, la historia de Colombia en la perspectiva agraria siempre ha contado con la presencia de ese fenómeno. La expansión del cultivo del banano en los años 20 del siglo pasado fue acompañada por esas características, baste recordar la matanza de las bananeras en la que el Estado estuvo comprometido. Posteriormente en los años 50 durante lo que se llamó la Violencia hay un avance sostenido de este tipo de situaciones en el sector rural con la conformación de grupos parapoliciales. Ya en los años 90 las cifras indican que hay un tipo de agricultura en desmedro de la agricultura dirigida hacia el mercado interno. Se advierte un compromiso del Estado con la agricultura de plantación y exportación en perjuicio de la llamada pequeña agricultura. El Plan de Desarrollo del gobierno de Uribe Vélez se inscribe en esa perspectiva y lo que se ha identificado dentro de las negociaciones del Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos en lo que tiene que ver con el sector agrario nos ubica en esa dirección y dada las características del Estado colombiano, la presencia de la violencia como mecanismo sostenido para la expropiación de la tierra y la concentración de la propiedad no solamente es una constante sino que ahora con formas legales se afianza muchísimo más.
- O sea, una vinculación muy estrecha entre violencia, paramilitarismo y contrarreforma agraria...
- Sí, es evidente, los diferentes estudios de organismos de derechos humanos y del propio Banco Mundial en una investigación que se realizó en el año 2003 sobre la política de tierras en Colombia lo dice de manera explícita.
- ¿El TLC con Estados Unidos viene a agravar aún más la ya grave crisis agraria en Colombia?
- El TLC se desarrollar en un marco de una terrible asimetría. Es decir, el desarrollo de la agricultura colombiana frente a la norteamericana no tiene comparación; el volumen de productos que subsidia el gobierno norteamericano a sus agricultores deja sin ninguna posibilidad de competir a los nuestros, lo cual terminará afectando en grado superlativo la soberanía alimentaria de nuestro país. A ello hay que agregar que la caída de la producción agrícola destinada al mercado interno implica una ampliación de la pobreza y la bajísima competitividad de la producción colombiana frente a las importaciones va a ampliar las condiciones de desempleo que ya estamos registrando.
- ¿La política de fomento de biocombustibles también afecta la seguridad alimentaria?
- La política que viene ahora de los biocombustibles implica riesgos mayores para la seguridad alimentaria. Estamos viendo la expansión de los cultivos de palma africana y de caña destinados a la producción de biocombustible, lo cual afianza este tipo de agricultura en desmedro de la producción de alimentos.
- Pese a la grave situación de agro, el gobierno de Uribe muestra como un gran apoyo al agricultor colombiano su plan de subsidios y crédito barato que ha denominado Ingreso Agro Seguro...
- Este programa lo que busca básicamente es asignar un volumen bastante grande de recursos para los agricultores que precisamente van a jugar dentro del contexto del TLC con los Estados Unidos. Es decir, aquellos que se consideran como competitivos para acceder a los mercados norteamericanos, pero no beneficia en nada al pequeño agricultor. Además, estas ayudas no significan nada en comparación con los subsidios agrícolas norteamericanos y difícilmente permite vislumbrar que Colombia tenga un volumen significativo de exportaciones hacia los Estados Unidos. En otras palabras, a pesar de que se inyecten este tipo de recursos no es previsible que se tenga un impacto positivo ni para los agricultores ni para el conjunto de la economía colombiana. Esto será prácticamente marginal si nos atenemos a la experiencia de México.
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