JAIME CAYCEDO, ORGANIZADOR DEL COLOQUIO POSTOCOLONIALISMO Y UTOPÍA
BICENTENARIO DE LA EMANCIPACIÓN LATINOAMERICANA ES MOTIVO PARA EMPUJAR LAS REBELDÍAS SOCIALES
POR FERNANDO ARELLANO ORTIZ
“La crisis del capitalismo actual en su forma imperialista y mundializada, empuja las rebeldías sociales en dirección a búsquedas más profundas de emancipación”, sostuvo el antropólogo y actual concejal de Bogotá por el Polo Democrático Alternativo (PDA), Jaime Caycedo Turriago, coordinador del Observatorio Sociocultural de la Mundialización de la Universidad Nacional de Colombia, uno de los organizadores del Coloquio internacional postcolonialismo y utopía en el bicentenario, realizado entre el 15 y el 18 de abril en la capital colombiana.
Caycedo Turriago explicó que las reflexiones de este evento académico estuvieron dirigidas a que la celebración del bicentenario de independencia de las naciones latinoamericanas del yugo español, no termine en una acción puramente retórica y ritual que mine el verdadero significado que un acontecimiento de este calado debe tener.
Para este catedrático universitario, dicha efemérides “no puede quedar limitada a la simple rememoración ritual, o aún peor, al ajuste pragmático de los planes de los Estados a los Objetos del Milenio para la superación de la pobreza extrema, bajo el auspicio del Banco Mundial, o en el caso colombiano, a los proyectos de terminación sangrienta del conflicto armado interno de carácter prolongado”.
“Los hechos indican que, en la América Latina del bicentenario, no se marcha, inevitablemente, hacia un nuevo colonialismo. Por el contrario, se advierte un espíritu de cambios y ensayos de nuevos rumbos que parecen inscribirse en una idea de emancipación. En tal enfoque pueden situarse las experiencias diferentes que tienen lugar en Venezuela, Bolivia, Ecuador, Nicaragua, por una parte; Brasil, Argentina y Uruguay, por otra”.
HERENCIA DE REBELDÍA
Para Caycedo Turriago los 200 años de la independencia americana constituyen “una herencia de rebeldía frente a la injusticia, a la desigualdad, los privilegios y la exclusión. La idea de que nada de eso es aceptable, ni entonces ni ahora bajo el capitalismo globalizado, representa un legado irrenunciable de los pueblos del continente”.
Las sociedades y los seres humanos, agrega, “no están sujetos irremediablemente al pasado, ni a la explotación inhumana, ni a la violación sistemática de los derechos fundamentales, por el contrario, hay posibilidades de formas de sociedad liberadoras de esas cadenas, lo cual resume el gesto y la voluntad de lo que pudiéramos llamar emancipación”.
Al mismo tiempo, este antropólogo sostiene que América Latina es heredera del anticolonialismo. “Por lo menos, -explica- de un anticolonialismo que permitió el florecimiento de repúblicas como semilleros de un capitalismo nacional, en el contexto del mundo capitalista y de modalidades imperialistas y neocoloniales. El postcolonialismo, entre tanto, ha mostrado que el mundo periférico no logró, por el hecho de haberse librado de los lazos coloniales, alcanzar mejores condiciones de igualdad y de satisfacción de expectativas. Infortunadamente la colonialidad, como ha denunciado y escrito Aníbal Quijano, hace parte, en buena medida, de nuestra conciencia social, en las formas del racismo, del machismo, de los prejuicios. La propia ciencia social latinoamericana se muestra afectada por una especie de complejo de inferioridad frente al conocimiento del mundo desarrollado. La noción de identidad, de pensamiento propio, de proyectos alternativos con el sello de lo nuestro, se mira con desconfianza. El poder imperial ha querido enclaustrar en los límites del terrorismo las expresiones de resistencia y los ensayos de cambio en América Latina y el Caribe”.
LATINOAMÉRICA VIVE PROCESOS NUEVOS
En los últimos dos siglos, afirma Caycedo, ha habido varias revoluciones en el hemisferio latinoamericano y otros tantos procedeos avanzados, no sólo al comienzo de las movimientos de liberación anticolonialista.
“Hoy mismo existe una revolución socialista en Cuba que tiene una identidad propia. En sus primeros 50 años, que se conmemoran actualmente, nos enseña mucho sobre las potencialidades que encierran las luchas populares, independientemente de sus formas. Las revoluciones mexicana de 1910 y boliviana de 1952 tuvieron frenos, límites y reversazos. Desde finales del siglo XX América Latina vive procesos nuevos, que están en franco desenvolvimiento que en varios casos podrían desembocar en auténticas revoluciones, si los guía un ideario transformador y si las fuerzas motoras, con sus instrumentos políticos, logran atravesar unidos los complejos momentos de contradicción”.
BICENTENARIO DE LA EMANCIPACIÓN LATINOAMERICANA ES MOTIVO PARA EMPUJAR LAS REBELDÍAS SOCIALES
POR FERNANDO ARELLANO ORTIZ
“La crisis del capitalismo actual en su forma imperialista y mundializada, empuja las rebeldías sociales en dirección a búsquedas más profundas de emancipación”, sostuvo el antropólogo y actual concejal de Bogotá por el Polo Democrático Alternativo (PDA), Jaime Caycedo Turriago, coordinador del Observatorio Sociocultural de la Mundialización de la Universidad Nacional de Colombia, uno de los organizadores del Coloquio internacional postcolonialismo y utopía en el bicentenario, realizado entre el 15 y el 18 de abril en la capital colombiana.
Caycedo Turriago explicó que las reflexiones de este evento académico estuvieron dirigidas a que la celebración del bicentenario de independencia de las naciones latinoamericanas del yugo español, no termine en una acción puramente retórica y ritual que mine el verdadero significado que un acontecimiento de este calado debe tener.
Para este catedrático universitario, dicha efemérides “no puede quedar limitada a la simple rememoración ritual, o aún peor, al ajuste pragmático de los planes de los Estados a los Objetos del Milenio para la superación de la pobreza extrema, bajo el auspicio del Banco Mundial, o en el caso colombiano, a los proyectos de terminación sangrienta del conflicto armado interno de carácter prolongado”.
“Los hechos indican que, en la América Latina del bicentenario, no se marcha, inevitablemente, hacia un nuevo colonialismo. Por el contrario, se advierte un espíritu de cambios y ensayos de nuevos rumbos que parecen inscribirse en una idea de emancipación. En tal enfoque pueden situarse las experiencias diferentes que tienen lugar en Venezuela, Bolivia, Ecuador, Nicaragua, por una parte; Brasil, Argentina y Uruguay, por otra”.
HERENCIA DE REBELDÍA
Para Caycedo Turriago los 200 años de la independencia americana constituyen “una herencia de rebeldía frente a la injusticia, a la desigualdad, los privilegios y la exclusión. La idea de que nada de eso es aceptable, ni entonces ni ahora bajo el capitalismo globalizado, representa un legado irrenunciable de los pueblos del continente”.
Las sociedades y los seres humanos, agrega, “no están sujetos irremediablemente al pasado, ni a la explotación inhumana, ni a la violación sistemática de los derechos fundamentales, por el contrario, hay posibilidades de formas de sociedad liberadoras de esas cadenas, lo cual resume el gesto y la voluntad de lo que pudiéramos llamar emancipación”.
Al mismo tiempo, este antropólogo sostiene que América Latina es heredera del anticolonialismo. “Por lo menos, -explica- de un anticolonialismo que permitió el florecimiento de repúblicas como semilleros de un capitalismo nacional, en el contexto del mundo capitalista y de modalidades imperialistas y neocoloniales. El postcolonialismo, entre tanto, ha mostrado que el mundo periférico no logró, por el hecho de haberse librado de los lazos coloniales, alcanzar mejores condiciones de igualdad y de satisfacción de expectativas. Infortunadamente la colonialidad, como ha denunciado y escrito Aníbal Quijano, hace parte, en buena medida, de nuestra conciencia social, en las formas del racismo, del machismo, de los prejuicios. La propia ciencia social latinoamericana se muestra afectada por una especie de complejo de inferioridad frente al conocimiento del mundo desarrollado. La noción de identidad, de pensamiento propio, de proyectos alternativos con el sello de lo nuestro, se mira con desconfianza. El poder imperial ha querido enclaustrar en los límites del terrorismo las expresiones de resistencia y los ensayos de cambio en América Latina y el Caribe”.
LATINOAMÉRICA VIVE PROCESOS NUEVOS
En los últimos dos siglos, afirma Caycedo, ha habido varias revoluciones en el hemisferio latinoamericano y otros tantos procedeos avanzados, no sólo al comienzo de las movimientos de liberación anticolonialista.
“Hoy mismo existe una revolución socialista en Cuba que tiene una identidad propia. En sus primeros 50 años, que se conmemoran actualmente, nos enseña mucho sobre las potencialidades que encierran las luchas populares, independientemente de sus formas. Las revoluciones mexicana de 1910 y boliviana de 1952 tuvieron frenos, límites y reversazos. Desde finales del siglo XX América Latina vive procesos nuevos, que están en franco desenvolvimiento que en varios casos podrían desembocar en auténticas revoluciones, si los guía un ideario transformador y si las fuerzas motoras, con sus instrumentos políticos, logran atravesar unidos los complejos momentos de contradicción”.
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