CALDERÓN, PIÑERA Y PASTRANA, OBSECUENTES CORIFEOS DE WASHINGTON, CÍNICAMENTE QUISIERON DAR “LECCIONES DE DEMOCRACIA” A VENEZUELA
POR FERNANDO ARELLANO ORTIZ
La derecha
internacional afronta una escasez de líderes, razón por la cual las operaciones
mediáticas para generar matrices de opinión resultan un total fracaso, como el
show que quisieron montar tres expresidentes de tan mala reputación como Felipe
Calderón, Sebastián Piñera y Andrés Pastrana, quienes en forma cínica y en una
actitud de injerencia en asuntos internos, fueron a Caracas, a dizque dar
lecciones de “democracia” y respeto por los derechos humanos, ellos,
precisamente, quienes tienen como impronta un pasado lleno de sangre y entrega
descarada de la soberanía de sus respectivos países.
Esta operación mediática
planificada, orquestada y coordinada conjuntamente con los medios de la “gran
prensa” de Colombia no pasó de ser un burdo espectáculo en que tres
exmandatarios que sobresalen por su desprestigio e impopularidad por haber sido
impulsores en sus respectivos gobiernos de modelos fracasados políticamente y
su entrega total a los intereses del imperio estadounidense y el capital
especulativo internacional, tuvo como propósito darle “aire” a la mafiosa y
golpista dirigencia de la ultraderecha venezolana, caracterizada por el saboteo
sistemático a la marcha de la Revolución Bolivariana mediante tácticas como el
golpe blando y la criminal guerra económica.
Lo que causa gracia es que sean
personajes de la catadura de Calderón, Piñera y Pastrana, procedentes de países
de la neoliberal Alianza del Pacífico, quienes como “cruzados” de la democracia
se rasguen las vestiduras.
No es más que dar un repaso breve
a sus oscuras trayectorias políticas y familiares para observar que estos “adalides
de la defensa de los derechos humanos” son los menos indicados para dar lecciones
de “democracia” a una nación como Venezuela que gracias al liderazgo del
presidente Hugo Chávez se ha enfrentado al imperio por desmontar la esa sí
antidemocrática arquitectura neoliberal instalada para beneficio personal por las
oligarquías adecas y copeyanas.
Empezando por el empresario
Sebastián Piñera, cuya fortuna y sus inicios en la política chilena se deben
gracias a la dictadura del genocida Augusto Pinochet. Fue efectivamente gracias
al auspicio del autócrata chileno y su entramado mafioso y criminal que un personaje
oscuro y oportunista como Piñera logró llegar a la cumbre del poder, desde la
cual reprimió a los sectores sociales y a los indígenas mapuches, combatió al movimiento
estudiantil y profundizó el nefasto modelo neoliberal.
Célebre es la frase de Piñera
según la cual la educación para él es un “bien de consumo”, frente a lo cual ripostó
la hoy diputada comunista Camila Vallejo al señalar que de ninguna manera, que
se trata de un derecho fundamental.
El heredero de Pinochet, quien
trabaja por su reelección debe afrontar en la actualidad un escándalo mayúsculo
de corrupción de varios correligionarios suyos, dirigentes de uno de los
partidos de la coalición de ultraderecha que le sirvió de soporte durante su
gobierno, la Unión Demócrata Independiente (UDI), acusados por fraude
tributario en la financiación de la última campaña electoral.
Además, en Chile, aún está
vigente la Constitución impuesta por la dictadura de Pinochet, a la que Piñera
defiende y se opone a que sea reformada. En contraste, la Constitución de la
República Bolivariana de Venezuela de 2000 se elaboró mediante un proceso ampliamente
participativo y fue refrendada mayoritariamente por el pueblo.
Y qué decir del expresidente
mexicano Felipe Calderón, líder del corrupto y fascistoide Partido de Acción
Nacional (PAN) que llegó al poder en 2006 gracias al descarado fraude. Durante
su oscura gestión se cometieron alrededor de cien mil asesinatos y se
registraron 26 mil desaparecidos. En su sexenio de consolidó el Plan Mérida, un
calco del Plan Colombia, con el cual México, como bien lo ha señalado el
analista Alfredo Jalife Rahme, ha terminado siendo un apéndice de Estados
Unidos.
Además, Calderón está acusado de
crímenes de lesa humanidad y su herencia política es la de haber dejado un
México incendiado, desinstitucionalizado y en manos de poderosos carteles del
narcotráfico.
Para completar el trio, hay que
referirse al inefable Andrés Pastrana Arango, caracterizado por su estulticia y
frivolidad. Su supuesto “liderazgo” al interior del Partido Conservador
colombiano se debe a que pertenece a una familia dinástica. Su padre, Misael Pastrana
Borrero llegó al poder gracias a un escandaloso fraude electoral que propinó el
bipartidismo liberal-conservador el 19 de abril de 1970. Su hijo Andrés fue el
locutor y presentador del noticiero de su familia por varios años hasta que
irrumpió en la política para seguir los pasos de su progenitor.
El de Pastrana Arango constituye
uno de los peores y más corruptos gobiernos de la historia de Colombia,
caracterizado por su total entrega a Washington y la profundización del
criminal modelo neoliberal.
Durante su administración se
gestó la entrega total de la soberanía económica y militar del país a los
Estados Unidos, mediante el muy bien publicitado Plan Colombia, al cual le
llamaron “ayuda” para combatir a las guerrillas y el narcotráfico. Solo es leer
los documentados libros del periodista Germán Castro Caycedo, Nuestra guerra
ajena (Planeta, 2014) y Con la manos en alto (Planeta, 2001), o los múltiples ensayos
y denuncias del senador del Polo Democrático Alternativo, Jorge Enrique
Robledo, para darse cuenta cómo a través de ese malhadado Plan no solo se
enriquecieron diversas empresarias de mercenarios norteamericanos, se
implementó la intervención directa del Comando Sur y se orientó la política
militarista de Colombia, sino que se le impuso a este país un leonino Tratado
de Libre Comercio que paulatinamente va arruinando tanto a su industria como a
su agricultura.
Pastrana con el Plan Colombia
desangró al país, causó millares de desplazados, ocasionó graves desastres
ecológicos, y erosionó la institucionalidad y las relaciones con los países
vecinos. Fue además quien le dio asilo diplomático en Bogotá al dictadorzuelo y
empresario venezolano Pedro Carmona Estanga y su gobierno fue uno de los
primeros en celebrar el golpe de Estado contra el comandante Hugo Chávez en abril
de 2002.
Estos nefastos personajes de la
derecha latinoamericana son los que se atreven a dar lecciones de buen gobierno
y democracia. Quisieron ir a visitar en la cárcel al instigador de las
denominadas “guarimbas” de 2014 que dejó 40 muertos en Venezuela sin solicitar
permiso a las autoridades penitenciarias y armaron todo un espectáculo
mediático, pero jamás se les ha escuchado protestar por el asesinato de los 42
normalistas de Ayotzinapa, o los tres mil casos de “falsos positivos” en Colombia.
Esta descarada intervención en
asuntos internos de Venezuela por parte de estos desprestigiados e
impresentables alfiles de la derecha latinoamericana hace parte del complot
orquestado desde Washington por tratar de desestabilizar al gobierno del
presidente Nicolás Maduro.
Toda esta andanada del imperio
estadounidense y sus cipayos en Iberoamérica es por la importancia económica y
geoestratégica que representa Venezuela como productor de recursos energéticos.
Si la patria de Bolívar fuera el principal productor de tomates de seguro que
no asistiríamos a este ataque frontal, pero como es generador de petróleo,
entonces las cosas son a otro precio.
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