PROCESO DE PAZ CON LAS
FARC HA POSIBILITADO DISMINUIR EN UN 31% LA CONFLICTIVIDAD SOCIAL COLOMBIANA
POR FERNANDO ARELLANO ORTIZ
Desde que la
insurgencia de las Farc declaró el cese unilateral al fuego en julio de 2015,
en buena parte de las regiones del país ha sido notoria la disminución de las
presiones en términos de conflictividad. Inclusive la naturaleza y las
condiciones de las protestas han empezado a cambiar en una sociedad como la
colombiana caracterizada por el lastre que ha significado para la protesta
social tan connatural en todas las comunidades, la secular lucha armada.
Esta mutación de la dinámica que
está adoptando la protesta social en una país de regiones tan disímiles como
Colombia, ha venido siendo percibida por el Observatorio de Conflictos
Socio-Laborales (OCSL) del Ministerio del Trabajo, especialmente durante el
semestre de enero a junio de este año, comparado con el mismo periodo de 2015.
Este Observatorio que constituye
una importante herramienta de seguimiento y evaluación de las expresiones de
inconformidad y de contradicción entre actores de la sociedad y/o con la
institucionalidad, ha logrado identificar una nueva dimensión de la protesta
social en Colombia caracterizada por el hecho de que ya la misma no está
mediada por sectores armados al margen de la ley. Este fenómeno se ha comenzado
a vislumbrar a partir de la disminución de los rigores del conflicto armado
interno por efectos del proceso de paz que se realiza en La Habana.
LAS CIFRAS
En este nuevo contexto y no
obstante las diversas expresiones de inconformidad y protestas registradas
durante el último año, el OCSL a través de su metodología de seguimiento ha
podido establecer que la conflictividad social se ha reducido entre el primer
semestre de 2016 comparado con el de 2015, en un 31% en el ámbito nacional.
Por departamentos, es muy
representativo el índice de disminución de la conflictividad en Amazonas
(-100%); Casanare (-95%); Magdalena (-71%); Santander (-46%); e incluso el
mismo Chocó (-60%), cuyos habitantes por estos días se encuentran
protagonizando un paro cívico.
ELEMENTO PARA VIGORIZAR LA DEMOCRACIA
En una cultura como la colombiana
imbuida históricamente por el discurso hegemónico que privilegia el unanimismo,
no obstante las múltiples diferencias regionales e idiosincráticas, se ha
pretendido infundir que el conflicto y la polarización constituyen fenómenos
perturbadores en la construcción de democracia. Cuando es el conflicto el que
da vigor y fortalecimiento al debate democrático. Al fin y al cabo como dijo el
filósofo francés Michael Foucault, invirtiendo la manida frase del estratega
militar prusiano del siglo XIX, Carl von Clausewitz, “la política es la
continuación de la guerra (el conflicto es su máxima expresión) por otros
medios”.
En efecto, la paz no es la
ausencia de conflictos en una sociedad, por el contrario, lo que determina la convivencia de un Estado
es la existencia de instancias y canales regulares legítimos e idóneos que
posibiliten tramitar y resolver las diferencias y disputas.
En este contexto, la ministra del
Trabajo, Clara López Obregón, en reciente foro académico sobre el plebiscito de
la paz, afirmó que el conflicto “cumple una función social” porque constituye un
elemento esencial en la construcción de democracia, en la medida en que se tramite
a través de las vías institucionales, y en el caso colombiano, proscribiendo
para siempre los métodos violentos.
FORMAS DISTINTAS DE EXPRESIÓN SOCIAL
Al hacer un ejercicio de
prospectiva, el OCSL prevé que una vez se concrete la paz con las Farc y en el
eventual caso de que entre en el proceso el ELN, en Colombia se van a producir
formas distintas en la expresión de la protesta social. Si bien no van a disminuir
la conflictividad y la movilización ciudadanas, su accionar adoptará formas
diferentes a las que tradicionalmente está acostumbrado el país. La
desaparición del elemento armado va a configurar una nueva manera de tramitar
las contradicciones, con lo cual, como lo señaló la titular de la cartera
laboral, se contribuirá a vigorizar la democracia mediante el respeto por el
otro, la elevación del debate político y la madurez en términos de considerar y
aceptar la diferencia.
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