MINISTERIO DEL TRABAJO
PROPENDE POR REDESCUBRIR VERDADES GEOGRÁFICAS QUE HA DEJADO EL CONFLICTO Y QUE
SE TRADUCEN EN LAS HERIDAS EN LOS TERRITORIOS
POR FERNANDO ARELLANO ORTIZ
Gloria Cuartas Montoya, la
activista de derechos humanos y exalcaldesa de Apartadó en la región del Urabá
antioqueño, hoy funge como asesora para las víctimas del despacho de la
ministra del Trabajo, Clara López Obregón, quien le encomendó realizar una
labor tendiente a contribuir a su reparación integral a partir de las verdades
geográficas que ha dejado el inveterado conflicto armado colombiano.
“Con la ministra Clara López –explica Cuartas
Montoya- estamos profundizando lo que significa el dolor de la tierra. Es que
para las víctimas, los bombardeos, las fumigaciones, los asesinatos, la
violación, el desplazamiento forzado, han dejado una herida en los lugares y
éstos tienen memoria y con el proceso que estamos desarrollando hacemos énfasis
en que la inversión del Ministerio no solo es para proyectos productivos sino
que tiene que ver con la recuperación de la memoria para el Nunca más”.
Se trata, agrega, de “redescubrir
una verdad geográfica identificando los espacios que habitaron las víctimas;
los espacios que destruyó el conflicto; y los nuevos espacios de esperanza que
ellas mismas producen a partir de la inversión de proyectos de emprendimiento
como los de desarrollo rural”.
La dimensión sociopolítica del territorio
El territorio como el paisaje
geográfico han sido factores determinantes en el desarrollo prolongado del
conflicto armado colombiano, pues ha sido ahí donde se han protagonizado las
disputas políticas, sociales y militares, así como los procesos de acumulación
económica Ya lo decía el geógrafo brasileño Milton Santos (1947-2001): “El
territorio no es sólo el resultado de la superposición de un conjunto de
sistemas naturales y un conjunto de sistemas de cosas creadas por el hombre. El
territorio es el piso más la población, esto es, una identidad, el hecho y el sentimiento
de pertenecer a aquello que nos pertenece. El territorio es la base del
trabajo, de la residencia, de los cambios materiales y espirituales y de la
vida, sobre los cuales él influye”. (1)
El prolongado conflicto armado de
Colombia ha propiciado un grave y doloroso fenómeno de desarraigo de millares
de sus habitantes que se han visto obligados a dejar sus territorios para poder
salvar sus vidas.
Son víctimas, explica la asesora
de la Ministra del Trabajo, que vienen demandando programas de formación y de
emprendimiento para lograr el restablecimiento de sus derechos económicos de
acuerdo a sus capacidades.
Este Ministerio a través de su
equipo de Equidad Laboral propende por redescubrir con la gente directamente
afectada por tantos años de confrontación armada las verdades geográficas. Es
decir, explica Cuartas Montoya, las
heridas en los territorios, el dolor de la tierra y la necesidad de una
reparación integral a la sociedad y a la naturaleza.
Memorias, territorios y prácticas económicas
“Así como hay una memoria
histórica, desde el Ministerio del Trabajo con el liderazgo de su titular,
Clara López, estamos redescubriendo la verdad geográfica. A través de hombres y
mujeres víctimas de desplazamiento que han tenido que migrar hacia las
principales ciudades colombianas y no obstante su diversidad, tienen el común
denominador de que llevan sus terruños con ellos”, explica Cuartas, y agrega
que esta cartera ministerial ejecuta una política pública que apunta a su
reparación integral teniendo como marco referencial una triada que comprende:
las memorias, los territorios y las prácticas económicas.
Memorias, afirma, porque los
hechos que les ocurrieron a las víctimas tienen que constituir un precedente
para que nunca más vuelvan a ocurrir. Los territorios, agrega, porque son el eje
central de identificación y de producción social de espacios diversos:
campesinos, indígenas, afros, urbanos, rurales, los cuales están impregnados de
poder. “Porque cuando hablamos de territorio estamos hablando de poder”. Y las prácticas económicas
que se destruyeron en medio del conflicto muestran los daños al tejido social y
a las organizaciones sociales como la sindical. “Por eso –añade la funcionaria-
tenemos un proceso de reparación colectiva y recogemos elementos para diseñar
el Plan Nacional de Economía Solidaria. En medio de la adversidad del conflicto
varias de las víctimas han construido proyectos alternativos de resistencia
económica en el campo para lograr su sobrevivencia”.
En esta labor, el Ministerio del
Trabajo hace presencia en 9 departamentos y 32 municipios del país, donde adelanta
acciones de paz que aspira a consolidar durante la etapa del posconflicto.
En el posconflicto Estado debe volcarse al campo
La ministra López Obregón viene
haciendo énfasis en que durante la etapa del posconflicto “el Estado colombiano
debe volcarse al campo” para sacarlo de su atraso histórico, ejecutando
políticas de formalización laboral y prácticas de asociatividad productiva.
“La arquitectura institucional
que el Gobierno nacional está proyectando para darle sustentabilidad a la etapa
del posconflicto tiene como propósito fundamental llevar desarrollo social al
campo colombiano y uno de sus componentes es coadyuvar para generar empleo
decente en todas las zonas rurales del país”, ha señalado la jefa de la cartera
laboral, pues las cifras oficiales muestran un grave estancamiento que se
traduce en pobreza y atraso.
Un reciente trabajo de
investigación realizado por la propia Gloria Cuartas y el profesor Ovidio
Delgado, da cuenta que respecto al impacto del conflicto en términos del uso
del suelo en Colombia, “las áreas utilizadas en ganadería superan 1,3 veces el
potencial existente, mientras que en agricultura solo se utiliza el 24 % de las
tierras aptas (Igac, 2012). Aunque la pobreza por ingresos y multidimensional
se ha reducido en las zonas rurales, las brechas entre la población urbana y la
rural se han acentuado”.
“Las principales brechas se
encuentran en las condiciones de habitabilidad donde el déficit habitacional es
de 59,0 % en lo rural contra 22,3 % en lo urbano. El 31,3 % de la población
rural no tiene acceso a una fuente de agua mejorada, el 27,3 % no tiene un
sistema sanitario, y el 85,7 % carece de servicio de alcantarillado o
eliminación de excretas (Dane, 2015c). Adicionalmente, el 75,3 % de la
población ocupada del área rural tiene un ingreso mensual inferior a un salario
mínimo mensual legal vigente, mientras en el área urbana esta proporción es del
42,0%”. (2)
Las anteriores cifras demuestran
el complejo desafío que tiene el Estado colombiano para construir tejido social
en los territorios afectados por el conflicto y la reparación integral a las
víctimas. Más si se tiene en cuenta como lo señala el geógrafo inglés David
Harvey que el paisaje geográfico dentro del capitalismo está “configurado por
una multitud de intereses de individuos y grupos que tratan de definir espacios
y lugares en el entorno de los procesos macroeconómicos de desarrollo
geográfico desigual, gobernados conjuntamente por las reglas de acumulación del
capital y el poder estatal”. (3)
Notas:
1.- Santos, Milton. Por otra
globalización. Del pensamiento único a la conciencia universal, Convenio Andrés
Bello, Bogotá, diciembre de 2004.
2.- Rico Chavarro, Dídima, et al.
Pedagogía sobre los acuerdos de paz en Colombia, Universidad Autónoma, Bogotá,
septiembre de 2016.
3.- Harvey, David.
Contradicciones y el fin del capitalismo, Editorial IAEN, Quito, Ecuador, 2015.
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