CRÓNICA DEL RETROCESO
POLÍTICO ECUATORIANO DEBIDO A LA FELONÍA DE UN IMPOSTOR
POR FERNANDO ARELLANO ORTIZ
Un
exmandatario colombiano estrechamente vinculado a Ecuador, con su ironía
característica, señalaba en alguna oportunidad que la política en el mundo se
divide en dos: la política como tal y la política ecuatoriana por su
singularidad, complejidad, lo pintoresco y ductilidad de sus protagonistas.
Pues bien, la actitud despreciable y ruin que ha asumido el presidente Lenín
Moreno Garcés desde que asumió el poder en el Palacio de Carondelet el pasado
24 de mayo no solo confirma ese comentario sino que llama a escándalo porque no
es más que la felonía, el desprecio y la ingratitud con un proyecto político
progresista y emancipador sustentado en el movimiento Alianza País que durante
la última década logró sacar a este país andino de la ruina moral y económica,
liberándolo de la mafiosa y criminal partidocracia derechista ecuatoriana que
lo sumió en esa profunda crisis, gracias al talante, energía y total entrega de
su líder, Rafael Correa Delgado.
Si hay algo sorprendente en este
Lenin Moreno que, en mala hora lleva de nombre el seudónimo de ese genio
excepcional de la política de inicios del siglo XX, Vladimir Ilich Ulianov, que
tanto odia la supuesta “democracia liberal” de occidente y sus partidos de
derecha, es su capacidad expedita de traicionar un proyecto político que lo
hizo Presidente de la República. Tan solo a dos días de que fuera elegido, el 4
de abril de 2017, inició conversaciones con el propósito de buscar una
inexplicable alianza política con un personaje no solo de ingrata recordación
para los ecuatorianos sino alguien que caracteriza lo más prosaico y ruin de lo
que es el ejercicio público, como es el excéntrico expresidente Abdalá Bucaram
Ortiz, hasta hace poco exiliado en Panamá, por sus delitos más que comprobados
en desarrollo de los seis meses que durante 1997 malgobernó el Ecuador.
Ni siquiera guardó las
apariencias sino que, con la disculpa de poner en práctica un hipócrita
“diálogo nacional”, el nuevo mandatario de manera artera y rápida entró en
tratativas con los líderes de la derecha ecuatoriana, caracterizada por su
conducta mafiosa y su visión neoliberal que durante 28 años, en el lapso
comprendido entre 1979 y 2007, sumió a esa nación en una de las peores crisis
sociales, económicas e institucionales que registre su historia, como
consecuencia de haber aplicado una criminal fórmula de acumulación por
desposesión, para usar la frase del geógrafo inglés David Harvey, que
consistió, entre otros desafueros, en la convertibilidad por parte del gobierno
de Osvaldo Hurtado Larrea (1981-1984) de
la deuda privada de dólares a sucres (cuando el país contaba aún con soberanía
monetaria) para favorecer a determinados grupos y familias de la decadente
oligarquía del país, lo que significó una pérdida de aproximadamente 3 mil
millones de dólares para el Estado; y un feriado bancario decretado por el
presidente Jamil Mahuad (1998-2000) con el propósito de devolverles los favores
de aportes económicos a su campaña a los especuladores financieros que lo
apoyaron, el cual significó la desaparición de 8000 millones de dólares que
fueron sustraídos de las cuentas de los ahorradores, en una operación gansteril
que debió de asumir el erario.
Cabe anotar, además, que durante
los gobiernos de la denominada partidocracia de derecha, el Estado ecuatoriano
fue desmantelado, la mayor parte de sus activos públicos fueron privatizados;
la inversión en un sector tan importante como la educación se redujo del 30% al
12%, el servicio de la deuda se incrementó del 16% a más del 40%, y perdió su
autonomía monetaria al adoptar el dólar como su moneda oficial.
Al asumir Rafael Correa la
Presidencia el 15 de enero de 2007 se juega la vida y su prestigio en refundar
el Ecuador que los mafiosos partidos de derecha liderados por mandatarios que
avergüenzan la historia de ese país como Osvaldo Hurtado, León Febres Cordero,
Sixto Durán-Ballén, Abdalá Bucaram, Fabián Alarcón, Jamil Mahuad, Gustavo
Noboa, Lucio Gutiérrez y Alfredo Palacio, dejaron en la ruina total, lo que
originó que en la primera década del 2000 haya emigrado más de 2 millones de
ecuatorianos.
Correa durante los diez años de
su exitosa administración que denominó Revolución Ciudadana generó no solo una
nueva arquitectura institucional mediante un proceso constituyente sino que
cambió la matriz productiva, multiplicó la inversión pública, redujo
históricamente los niveles de pobreza, desarrolló planes de vialidad que
convierten al Ecuador en uno de los mejores países de América Latina en
infraestructura física, dignificó el trabajo, elevó significativamente la
calidad de la educación y de atención en salud, modernizó el Estado, construyó
hidroeléctricas y ejecutó varios proyectos multipropósito. En definitiva, elevó
la vida de los ecuatorianos como nunca antes se había visto. Pero sobre todo,
logró modificar la correlación de fuerzas y por ello la furia y el odio que
desató en sus opositores, tanto de derecha como de la seudo izquierda
sustentada con recursos tanto de Washington como de Europa.
RESTAURACIÓN CONSERVADORA EN ALIANZA CON LOS MÁS CORRUPTOS
Durante los últimos dos años se
ha venido presentando un cambio de signo político en América Latina para lo
cual ha movido sus hilos, como ha sido tradicional en la política de este
hemisferio, el poder hegemónico de Washington. Paulatinamente los gobiernos
denominados progresistas han sido derrotados vía elecciones como el caso
argentino o mediante golpes parlamentarios como sucedió en Brasil con la
presidenta Dilma Rousseff. Si bien Ecuador es un país pequeño sin mayor peso en
la geopolítica de la región, cuenta con recursos naturales, principalmente
energéticos, que lo hacen atractivo para el expolio del capital especulativo
transnacional y el imperio no iba a dejar que el gobierno de Moreno Garcés
siguiera siendo una piedra en el zapato para sus intereses y continuara además haciendo
parte del eje Venezuela-Bolivia.
El hecho de que Moreno Garcés sea
un político de bajo perfil, carente de liderazgo, sin consistencia política
alguna y sin una sólida formación académica, que lo sacó del anonimato Rafael
Correa para hacerlo su vicepresidente durante sus primeros seis años de
gobierno, posibilitó que Washington y sus lacayos de la derecha en Ecuador, lo
hayan cooptado rápidamente.
Lo único rescatable de Moreno que
le ha permitido tener figuración pública es su condición de discapacidad, y
como tal haber liderado desde la Vicepresidencia la exitosa Misión Solidaria
Manuela Espejo que logró atender a millares de ecuatorianos con alguna limitación
física gracias a la realización de una investigación social y clínica para hacerles
seguimiento y registrarlos georreferencialmente y de esta manera, además,
asignarles un bono económico.
Al carecer de consistencia
política y de ética, adolecer de principios, visión estratégica y demostrar
debilidad de carácter, la derecha le lanzó algunos cantos de sirena y Moreno se
ha creído el cuento según el cual él tiene las condiciones políticas y el
liderazgo para “unir” a la sociedad ecuatoriana, reducir ostensiblemente la
polarización, y hacer un gobierno con todos. Como si la política no fuera un
campo de batalla en el que se disputan intereses.
Este Tartufo de la mezquina
política ecuatoriana que engañó a Correa, a Alianza País y por supuesto a su
electorado, está abonando el terreno para la restauración conservadora en el
país andino concretando acuerdos secretos y haciendo alianzas con lo más
corrupto de los partidos de la ultraderecha, mediante la entrega de sectores
estratégicos como la Corporación Nacional de Electricidad (CNEL) a la
inescrupulosa familia Bucaram y Aduanas al Partido Social Cristiano del
cuestionado alcalde de Guayaquil, Jaime Nebot, como cuotas burocráticas y
reparto de botín.
LA MANO DE LA EMBAJADA Y DE LA CIA
En la actitud traidora de Moreno
con su electorado y el movimiento Alianza País, aparece la mano de la embajada
gringa y la omnipresente CIA. En efecto, recién elegido como mandatario,
designó como asesores a los hermanos Gustavo y Marcelo Larrea Carrera, dos seudo
izquierdistas que terminaron de feroces opositores de Rafael Correa, no
obstante que el primero fue su ministro de Gobierno. Ambos fueron descubiertos
hace algunos años de ser informantes de la Embajada norteamericana en Quito
y colaboradores de la Agencia Central de
Inteligencia (CIA).
Antes de posesionarse Moreno como
Presidente, los Larrea hicieron contactos con líderes de la mafiosa derecha
ecuatoriana para, según ellos, garantizarle “gobernabilidad” al nuevo
mandatario, comenzando por el candidato perdedor, el impresentable banquero
Guillermo Lasso, quien logró enriquecerse de manera superlativa gracias al
aprovechamiento que hizo del feriado bancario durante el gobierno de Mahuad,
del cual fue superministro de Economía.
El plan de estos hermanos
colaboradores de la CIA consiste fundamentalmente en dividir a Alianza País,
iniciar una campaña de desprestigio contra el expresidente Rafael Correa,
defenestrar de la Vicepresidencia de la República a Jorge Glas, utilizar al
presidente de la Asamblea legislativa, José Serrano para cooptar a diputados
del oficialismo, y buscar un mecanismo popular como un referéndum para derogar
legislación clave de la Revolución Ciudadana como las Leyes de Comunicaciones,
de Herencias, Paraísos Fiscales y Reelección Popular.
Además, lograron designar como
director del diario El Telégrafo, el principal medio público impreso, a un
chileno, Fernando Larenas, difamador profesional de ultraderecha, seguidor de
la ideología de Pinochet, que se hace llamar “periodista” y que hasta hace poco
fue asesor del banquero y excandidato Lasso.
AHORA, EL GOBIERNO DE CORREA RESULTÓ SER “UNA MAFIA DE INÚTILES”
Aunque Moreno hizo parte en su
calidad de vicepresidente durante seis años del gobierno de Correa, ahora,
siguiendo el libreto diseñado por la embajada gringa y sus adláteres de la
derecha, se ha ido lanza en ristre contra la obra de la Revolución Ciudadana.
Según sus últimos
pronunciamientos, todo lo que dejó la administración de Correa es malo. Dijo
que recibió un país sobre-endeudado; que todas las obras de infraestructura
fueron mal hechas; que el manejo del gasto público fue irresponsable; que las
escuelas del milenio fueron mal proyectadas. Y para completar, dio a entender
que el de Correa fue un gobierno de mafiosos e inútiles.
Ante semejante dislates, Correa
publicó en sus cuentas de las redes sociales un video en el que muestra a un
Lenín Moreno hablando maravillas del exmandatario y a renglón seguido envío el
siguiente mensaje: “Mientras me necesitaba era ‘el mejor presidente de la
historia’. Ahora somos una ‘mafia de inútiles’. Nadie debe confiar en alguien
así”.
Además, el expresidente preguntó:
¿por qué no denunció Moreno en su calidad de vicepresidente los supuestos actos
de corrupción del gobierno del que hizo parte y lo hace ahora cuando se ha
aliado con la ultraderecha?
Paulatinamente, Moreno Garcés
ejecuta al pie de la letra el plan de la embajada para entregarse a los criminales intereses
neoliberales. Comenzó por quitarle las funciones al vicepresidente Glas, quien
viene siendo víctima de una malintencionada campaña de desprestigio por parte
de la canalla mediática para vincularlo con casos de corrupción ligados con los
sobornos de la empresa brasileña Odebrecht, sin que hasta el momento se haya
sacado a relucir prueba alguna en su contra. El siguiente paso es arreciar sus
críticas contra Correa, y muy seguramente el próximo será concretar la escisión
de Alianza País, mediante la cooptación de diputados para tener la disculpa de
entregarse por completo a las fauces de los sectores de la derecha que tienen
asiento en la Asamblea Nacional.
En el ámbito de las relaciones
internacionales, el mandatario ecuatoriano cada vez busca adoptar el libreto de
los gobiernos de derecha de América Latina para satanizar y aislar a Venezuela.
UN TRAIDOR QUE HACE ENROJECER LA HISTORIA ECUATORIANA
Definitivamente, Moreno Garcés,
quien resultó ser un impostor profesional, es un caricaturesco personaje de la
pequeña política del Ecuador, como Juan José Flores, Osvaldo Hurtado, Febres
Cordero, Abdalá Bucaram, o Lucio Gutiérrez, que hace enrojecer la triste historia
de ese país. Podría señalársele como “Lenín el breve”, para significar la
rapidez con que traicionó a su mentor y al movimiento político que lo llevaron
a Carondelet. Es que no tuvo el más mínimo rubor para ejecutar su vil traición.
Por lo menos Lucio Gutiérrez (2003-2005) dejó esperar algunos meses hasta que
en forma pública confesó abiertamente que se entregaba a los dictados del
gobierno de George W. Bush, tras una audiencia que éste le concedió en el salón
Oval de la Casa Blanca.
Y en el caso colombiano, Juan
Manuel Santos traicionó a su mentor Álvaro Uribe Vélez, luego de haber pasado
tres años de su primer gobierno, no obstante que tienen el mismo pensamiento
conservador en lo económico y político, lo hizo al menos por una causa noble
como es la búsqueda de la paz con la insurgencia de las Farc.
Qué oportunas las palabras que en
alguna ocasión escribió el verdadero Lenin refiriéndose a un dirigente ruso,
las cuales perfectamente se pueden transpolar para referirse al felón de la
actual coyuntura política ecuatoriana: “Se revuelve, estafa, posa a la
izquierda y ayuda a la derecha”.
O como bien lo señaló
recientemente la cantante ecuatoriana Marisol Bowen en su cuenta de Facebook: “Es
grave cuando el pueblo se equivoca eligiendo a un traidor, pero es más grave
¡que un traidor se equivoque con el pueblo!”
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