PARA RIPLEY: UN
CRIMINAL DE GUERRA COMO COLIN POWELL, INVITADO A PRESIDIR FORO “COLOMBIA EN
TIEMPOS DE PAZ”
POR FERNANDO ARELLANO ORTIZ
Ciertamente
Colombia es el país del realismo mágico y como en el ilustrativo título del
libro de Eduardo Galeano, se confirma una vez más que este país está “patas
arriba” y que constituye una auténtica “escuela del mundo al revés”. Ello se
puede comprobar nuevamente con el anuncio muy publicitado por los medios del oligopólico
grupo económico Santodomingo, diario El Espectador, Caracol Televisión y la
emisora Blu Radio, invitando a un foro sobre paz este 1 de diciembre en Bogotá,
cuyo principal expositor es nada menos que un criminal de guerra como el general (r) y exsecretario de Estado
norteamericano, Colin Powell, quien sustentó ante Naciones Unidas la
reprochable invasión a Irak de 2003, con el infundio de que en ese país había
un arsenal de armas químicas de destrucción masiva.
Mediante un anuncio publicitario
que llama a la indignación a cualquier persona medianamente informada por su
gran capacidad de manipulación y de engaño, estos medios de comunicación
colombianos se atreven a presentar al exmilitar estadounidense que participó
activamente en la guerra de Vietnam, la Operación del Desierto del Golfo
Pérsico y las infames invasiones a Granada, Panamá e Irak, como “uno de los
proveedores más fervientes del siglo 21 de los valores democráticos…, (que) entiende el poder de la diplomacia y el
ideal humano universal de la democracia para construir la confianza y
transformar las regiones inestables en zonas donde las sociedades y culturas
prosperan en PAZ”.
Esta presentación de Powell clasifica
perfectamente para la casi ya centenaria columna periodística sobre temas
curiosos y extraños sucedidos en el mundo, “Aunque usted no lo crea” de Robert Ripley.
Con los antecedentes de este secretario de Estado norteamericano durante el
gobierno ultraconservador de un presidente de la catadura fascista como George
W. Bush, los medios del grupo económico Santodomingo, tienen el descaro de
agregar en su convocatoria que Powell, “además, entiende que el poder de la
persuasión, la razón y la construcción de confianza son inmensamente eficaces
para lograr que los gobiernos cooperen para el bien común general de sus
pueblos y el resto del mundo”.
Adicionalmente, la artificiosa publicidad
señala que Powell realizará en Bogotá una “presentación convincente llena de
humor y anécdotas de los años de servicio a los más altos niveles de los
asuntos internacionales”, en la que describirá el delicado proceso de la
creación de alianzas, con lo que la gente y los países entre sí promuevan “los
ideales humanos universales de la democracia y la paz en todo el mundo”.
El costo de este foro,
patrocinado entre otras empresas por Coca-Cola, para escuchar a un “paladín de
la democracia y la paz” como Colin Powell es de 600 mil pesos, alrededor de 300
dólares, y muy seguramente el auditorio se llenará por la “connotada”
dirigencia empresarial y política colombiana caracterizada por su ultraconservadurismo
y su defensa a ultranza de la doctrina noeliberal.
Un pasado de horror,
invasiones militares y crímenes de guerra
Colin Powell es de esos militares
que en la historia de terror e infamia de un Estado canalla y terrorista como
Estados Unidos tiene mucho de responsabilidad en la comisión de delitos de lesa
humanidad en el último medio siglo. Su biografía así lo demuestra. Durante la
guerra de Vietnam en los años 60 y 70 encubrió la masacre de My Lai y otras
atrocidades realizadas por los soldados norteamericanos contra este pueblo
valeroso.
La segunda vez que Powell estuvo en Vietnam (la primera se la pasó quemando pueblos en el valle de A Shau), fue a
tapar las masacres y torturas de soldados de Estados Unidos. Powell fue el que
investigó los cargos de una carta escrita por un joven soldado, Tom Glen, que
expone atrocidades similares a las de My Lai.
Además entre sus “méritos”
militares sobresalen haber dirigido la Guerra del Golfe Pérsico en 1990, en la
que murieron más de 300 mil iraquíes. Participó en la dirección de la invasión
contra Panamá de 1989 y en la financiación con dineros del narcotráfico a los Contras
en Nicaragua, una fuerza paramilitar que asesinó a millares de campesinos.
En Nepal e India, colaboró
estrechamente con los gobiernos títeres de Washington para reprimir brutalmente
la irrupción popular y el movimiento revolucionario en esos países.
Fue consejero de Seguridad
Nacional del entonces presidente conservador Ronald Reagan y del secretario de
Defensa, Caspar Weinberger, a quien asesoró en la invasión de Granada de 1983 y
el ataque aéreo de 1986 contra Libia.
Durante los preparativos de la
invasión norteamericana de Irak, Powell, en su calidad de secretario de Estado,
lideró frente al Departamento de Defensa la vía diplomática para justificar tal
atropello ante el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.
Su intervención en el Consejo de
Seguridad estuvo llena de infundios e
inventos, pero la comprobación de que
las denunciadas armas de destrucción masiva no existían lo dejó signado como
mentiroso y con una mancha irremediable en su historial diplomático por tratar
de justificar la invasión anglo-estadounidense a Irak.
La carencia de liderazgo mundial de la derecha
La invitación a Colombia de un
personaje con el recorrido criminal de Colin Powell para que diserte sobre “paz
y democracia”, es una muestra palpable de la carencia que tiene la derecha de
líderes políticos en el ámbito internacional.
En este país, donde la
información está secuestrada por tres monopolios comunicacionales de los
principales grupos económicos, relacionados por supuesto con la oligarquía
gobernante, es muy común que a sus foros, seminarios y conferencias, sean
invitados personajes oscuros y con una trayectoria política lacrada como los
expresidentes españoles José María Aznar y Felipe González, caracterizados por ser comisionistas de negocios para
las transnacionales; el ex primer
ministro británico Tony Blair, otro criminal de guerra; y el libidinoso
expresidente estadounidense Bill Clinton, responsable del bombardeo de la OTAN
sobre la antigua Yugoslavia.
Esa carencia de dirigentes
presentables por parte de la derecha, hace que como en el caso colombiano, se muestre
a través de artificios publicitarios y manipulación de prensa a malandrines,
políticos mafiosos y criminales como líderes defensores de la democracia, los
derechos humanos y la paz.
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