ENTREVISTA CON ALFREDO FORTI, DIRECTOR DEL CENTRO DE
ESTUDIOS ESTRATÉGICOS DE DEFENSA DE UNASUR
“SI TRATADOS DE LIBRE COMERCIO NO CONTEMPLAN POLÍTICAS QUE
PROPICIEN INCORPORACIÓN DE VALOR AGREGADO A RECURSOS ESTRATÉGICOS NACIONALES,
ESTÁN ATENTANDO CONTRA SEGURIDAD REGIONAL”
POR
FERNANDO ARELLANO ORTIZ
Tras décadas de dictaduras
cívico-militares en América Latina que abrieron el camino durante el final del
siglo XX en el continente al malhadado modelo neoliberal para profundizar el
expolio de los recursos naturales combinando represión a través de la doctrina
de Seguridad Nacional y ajustes draconianos en lo económico que ahogaron a los
pueblos en la desesperación y la desesperanza, hablar hoy en día en la región
suramericana de un nuevo concepto de defensa, es un progreso sustancial que
nadie habría podido imaginar hace apenas un par de lustros. El estar
transitando hacia la concreción de una doctrina propia de defensa a partir de
la integración política ha sido posible gracias a los avances que ha logrado en
este sensible tema la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR).
A
través de su Consejo de Defensa Suramericano que es una instancia de consulta, asesoría, cooperación
y coordinación, creado por los jefes de Estado de este instrumento de
integración en Salvador de Bahía, Brasil, el 16 de diciembre de 2008, este
subcontinente avanza a paso firme y en forma paulatina en la consolidación de
una nueva institucionalidad de la defensa, más democrática, respetuosa de la soberanía
y de los derechos humanos, y con un sentido plenamente regional.
Argentina,
tan azotada por los regímenes de facto y el neoliberalismo que han ido de la
mano, ha jugado un rol protagónico en la generación de un nuevo concepto de
defensa en Suramérica, porque una vez creado este importante Consejo
consultivo, planteó la necesidad de desarrollar en su interior un centro de
pensamiento sobre la materia. Es así que desde el gobierno de este país se
impulsó e implementó previa aprobación de los ministros del ramo de los doce
países que integran UNASUR en marzo de 2009, el Centro de Estudios Estratégicos
de Defensa.
Al
frente de la dirección ejecutiva de este importante centro de pensamiento en
asuntos de defensa que tiene su sede en Buenos Aires, se encuentra Alfredo
Forti, un experimentado exfuncionario tanto de la Cancillería como del propio
Ministerio de Defensa de Argentina.
Forti,
es licenciado en Relaciones Internacionales de American University con un
máster en Administración Pública de la Universidad de Harvard, y especializado en
resolución de conflictos. Fue embajador de Argentina en Honduras y Viceministro
de Defensa. Como diplomático en Tegucigalpa entre 2004 y 2007 tuvo la
oportunidad de investigar cómo la dictadura argentina de 1976 exportó “la
guerra sucia” a Centroamérica y a Bolivia dentro de la fatídica Operación
Cóndor, auspiciada y secundada desde Washington, trabajo en el que para su
desarrollo tuvo el respaldo personal del presidente Néstor Kirchner.
Además, el director del Centro de Estudios
Estratégicos de Defensa fue víctima directa de la dictadura cívico-militar que
encabezó el dictador José Rafael Videla. En efecto, cuando su familia se
aprestaba a salir hacia el exilio, vino la tragedia y el dolor a causa del secuestro
y desaparición de su señora madre en 1977.
Corría
el 18 de febrero de ese año, Nélida y los cinco hijos varones subían a un avión
de Aerolíneas Argentinas con destino a Caracas. Un grupo de tareas de la dictadura
los sacó del avión. A los chicos los dejaron tirados en una plaza mientras que
a Nélida le hacían correr el mismo destino que a miles de sus compatriotas y
es, desde entonces, una detenida desaparecida. Alfredo Forti se fortaleció
estudiando e investigando en centros universitarios de México y Estados Unidos.
Cuando asumió como Viceministro de Defensa ante la presidente Cristina
Fernández de Kirchner lo hizo por la Patria, por su madre y por los 30.000
desaparecidos que dejó la genocida dictadura encabezada por Videla y por
sectores civiles reaccionarios de Argentina.
Desde
mayo de 2011 Forti está al frente de este centro de pensamiento coordinando y
articulando acciones de integración regional y de cooperación para que UNASUR cuente
con herramientas que le permitan al subcontinente salir del eje de Washington.
Precisamente
en la sede de este Centro de Estudios Estratégicos de Defensa, localizado en la
calle Carlos Pellegrini, adyacente a la emblemática Avenida 9 de Julio de la
capital argentina, recibe al Observatorio
Sociopolítico Latinoamericano www.cronicon.net para sostener
un diálogo periodístico sobre el alcance misional del organismo que dirige y la
integración suramericana.
LA DEFENSA COMO UNO DE LOS COMPONENTES DEL ESQUEMA INTEGRADOR
- Comencemos haciendo un ejercicio
pedagógico, explicando qué es el Consejo de Defensa Suramericano de Unasur y cuál
es el rol que juega dentro de esta institución el Centro de Estudios de Defensa
que usted dirige.
- En
primer lugar para poder explicar que es el Consejo de Defensa Suramericano
tenemos que ponerlo en el contexto de ese órgano que lo engloba que es UNASUR.
La Unión de Naciones Suramericanas es la primera y hasta ahora más exitosa iniciativa
de integración política regional que nace entre los doce países que conforman
Suramérica, a partir de un momento histórico muy particular de confluencia,
afinidad política entre sus dirigencias nacionales. Lo más importante que tiene
UNASUR, en mi opinión, es que a diferencia de todas las experiencias previas de
integración, caracterizadas por proyectos de nivel subregional bajo la guía de
lo económico y de lo comercial, caso Mercosur, Comunidad Unida de Naciones, caso
Celac, Aladi, para no hablar de la región de Centroamérica y el Caribe con el Sica
y Caricom, es que es un proyecto bajo el eje o el criterio ordenador de la
integración de la política, no de la economía, ni del comercio, ni de otro
aspecto. Es así que cuando se constituye UNASUR y los doce jefes de Estado
acuerdan el denominado tratado constitutivo se evidencian los elementos
políticos de la integración. Se habla por primera vez de conceptos como
ciudadanía sudamericana; y de cómo buscar una integración de la infraestructura
vial, marítima, comercial, comunicacional entre nuestros países. Se habla de un
Banco del Sur, de proyectos como la homologación en muchos aspectos
legislativos que permitan funcionar más como región, como unidad regional que
como un grupo de países unidos por un proyecto.
Y habiendo caracterizado de esa forma a UNASUR, es la primera vez en
nuestra historia de los diversos e intentos de iniciativas de carácter
integracionista en que aparece la defensa como uno de los componentes de este
esquema. Recordemos que todos los proyectos anteriores tanto de carácter
subregional, como regional, como de
grupo de países más chicos o inclusive a nivel bilateral, cada vez que ha
habido intentos de integración en nuestro pasado el sector de defensa siempre
ha sido el más reacio en acompañarlos por una razón muy particular: nuestra
formación militar y de política de defensa se caracterizó siempre por el hecho
de que su diseño para una nación suramericana se hizo siempre, se planificó, a partir
de hipótesis de conflicto de países vecinos y la seguridad nacional interna. Entonces, desde esa perspectiva, la
defensa y su instrumento militar nunca vieron a la integración como instrumento
positivo. ¿Por qué?, porque eso implicaba mostrar las cartas, transparentar
políticas, cuando por definición lo que siempre hicieron fue precisamente lo
contrario, esconder su capacidades militares, diferenciarse sistemáticamente en
la adquisición de equipamiento y tipo de armamento para disminuir la
vulnerabilidad, porque si yo soy el país A, vecino del país B con el cual tengo
conflicto, y adquiero el mismo armamento del B y él sabe, muestro no solo todas
mis capacidades sino también todas mis vulnerabilidades, por lo tanto eso nos
llevó también a un estado de competencia, de carreras armamentistas en ciertos
momentos y de aislamiento entre nosotros mismos, a tiempo que teníamos lazos de
alianzas estratégicas con potencias extrarregionales que nos vendían el
equipamiento, los armamentos. Igualmente, la doctrina que muchas veces fue un
desastre para nuestras economías, nuestra historia y nuestras situaciones en
materias de derechos humanos con la invasión que hubo por parte del estamento
militar a la actividad política y de dirección de nuestros gobiernos en nombre
de la seguridad nacional, en nombre de la mantención del “modelo republicano”
entre comillas, definido por nuestras constituciones y que resultó lo que todos
sabemos. Es así que por primera vez, en
un proyecto integracionista como UNASUR aparece por iniciativa de Brasil la
idea de incorporar a su esquema el componente defensa en el año 2008 y en el
año 2009 se presenta la iniciativa de crear un Consejo de Defensa Suramericano.
- ¿Ese fue el primero de los Consejos
de Unasur?
- No,
en términos cronológicos. El primer Consejo que se crea es el de Ministros de
Relaciones Exteriores. Después estaba
pautado y establecido crear una serie de consejos sectoriales que explica que este es un
proyecto integracionista guiado por la política. Porque el conjunto de Consejos
Sectoriales que conforman UNASUR hoy en día prácticamente reproduce un gabinete
ministerial de cualquiera de nuestros gobiernos; donde están las áreas de
política exterior, economía, educación, ciencia y tecnología, infraestructura,
salud, educación, seguridad, etc. Tenemos prácticamente un gabinete. Volviendo
al tema, lo más importante es ver que por primera vez la defensa empieza a
entrar, con esa paradoja histórica de que este tema siempre fue el último en
tener y mostrar interés y participación en proyectos integracionistas. Los avances reales de orden político
cualitativo que hemos tenido en los últimos diez años nos llevan a poder decir
hoy con total propiedad que hemos tenido un avance cualitativo muy
significativo a partir del establecimiento de este Consejo de Defensa Suramericano.
- ¿Por qué?
- Yo
lo resumiría de la siguiente manera: primero, hemos ido superando
sustancialmente la vieja elaboración de políticas de defensa a través de
hipótesis de conflicto para ser reemplazado por elaboración de políticas de
defensa en nuestros países a partir de escenarios de confluencia, de
cooperación y de integración con nuestros vecinos. Segundo, el carácter morfológico del Consejo de Defensa por
definición expresa la prevalencia de otro principio que ha sido, de alguna
manera, adoptado en mayor o menor grado, pero adoptado y consensuado por todos
nuestros países como es el principio de la conducción política de la defensa y del instrumento militar. Es
por eso que el órgano superior del Consejo de Defensa Suramericano lo
constituyen los doce ministros de Defensa, no los jefes militares de ninguna de
las fuerzas de Estado mayores conjuntos.
- ¿Usted
como director de este Centro y el equipo del Consejo Suramericano de Defensa
son consciente de que hay países en el área geográfica de UNASUR en los cuales las
directrices militares las determinan aún el Pentágono y el Departamento de
Estado? Porque lo que usted me acaba de decir en teoría es interesante, pero en
la realidad dista mucho, ¿o no?
- Yo
lo que estoy diciendo es que desde el punto de vista fáctico la estructura del
Consejo de Defensa tiene un órgano superior que es el Consejo de Ministros de Defensa
y en todos nuestros países, estos ministros representan la conducción política
e institucional de la defensa.
Mucha gente habla de la conducción civil de la defensa y es un principio que le puedo demostrar con hechos, que está en vigencia. Y bueno, en tercer lugar para terminar de hablar del Consejo de Defensa, yo lo podría definir como un foro de diálogo, concertación y cooperación en esta materia entre doce países que conforman este proyecto integracionista, que es la UNASUR, algo que también no tiene precio. Cuando se inició el proceso de su concreción y con el fin de institucionalizar un poquito más este proyecto, desde el Ministerio de Defensa de Argentina planteamos la necesidad de que para seguir adelante con lo acordado y con carácter permanente, para tratar de continuar en la vida diaria los lineamientos y los consensos era pertinente crear un Centro de Estudios Estratégicos de Defensa que sea compuesto con representantes de todos los países, pero que tenga como misión y función trabajar al servicio del Consejo de Defensa de Ministros generando análisis, investigaciones, propuestas, ideas que vayan en la dirección del objetivo común que es y está definido así en nuestro propio estatuto como Centro, de trabajar para la generación, la articulación de un pensamiento geoestratégico netamente suramericano.
Mucha gente habla de la conducción civil de la defensa y es un principio que le puedo demostrar con hechos, que está en vigencia. Y bueno, en tercer lugar para terminar de hablar del Consejo de Defensa, yo lo podría definir como un foro de diálogo, concertación y cooperación en esta materia entre doce países que conforman este proyecto integracionista, que es la UNASUR, algo que también no tiene precio. Cuando se inició el proceso de su concreción y con el fin de institucionalizar un poquito más este proyecto, desde el Ministerio de Defensa de Argentina planteamos la necesidad de que para seguir adelante con lo acordado y con carácter permanente, para tratar de continuar en la vida diaria los lineamientos y los consensos era pertinente crear un Centro de Estudios Estratégicos de Defensa que sea compuesto con representantes de todos los países, pero que tenga como misión y función trabajar al servicio del Consejo de Defensa de Ministros generando análisis, investigaciones, propuestas, ideas que vayan en la dirección del objetivo común que es y está definido así en nuestro propio estatuto como Centro, de trabajar para la generación, la articulación de un pensamiento geoestratégico netamente suramericano.
- Es decir, que el Centro de Estudios
sea el alma y nervio del Consejo Suramericano de Defensa…
- Exacto.
Nosotros trabajamos elaborando análisis, ideas, estudios y todo es en un
esquema no de ejercicio académico, no de una instancia para formar gente,
cuadros, personas, no como una instancia de divulgación, no como una instancia
de producción de material didáctico, no.
Nosotros nos vemos más como una instancia de pensamiento de elaboración
de estudios y análisis exclusivamente para este Consejo de Ministros generando
insumos para la adopción de decisiones políticas.
- Pero obviamente los estudios son públicos…
- Sí,
se hacen a pedido del Consejo y en materias y áreas específicas que el Consejo
lo pide aunque muchas veces también tenemos la posibilidad de plantear
iniciativas, que si son aprobadas, nos dicen prosigan. Pero estamos orientados a generar insumos
para la toma de decisiones, no para un ejercicio académico.
HACIA
UNA DOCTRINA REGIONAL EN MATERIA DE DEFENSA
- ¿Eso quiere decir que UNASUR
va camino de generar una doctrina de defensa propia?
- Personalmente
estoy convencido que este es el camino, esa es la tendencia que se está
instalando actualmente y esa es la necesaria culminación de un proceso
histórico, porque en los avances que hemos tenido hasta ahora yo diría que son
muy importantes algunos conceptos y preceptos que poco a poco se están
instalando para, en algún momento, convertirse en elementos constituyentes de
una doctrina regional en materia de defensa.
Sin ir más lejos, lo que yo hablaba de que el principio de la conducción
política de la defensa es un elemento central.
Aspectos y principios como por ejemplo la subordinación de lo militar a
lo civil y al Estado democrático de Derecho, el respeto, vigencia y compromiso con
los derechos humanos en el ámbito militar, la caracterización de algo que es
muy importante como lo son las áreas específicas en las cuales los doce países nos estamos poniendo de
acuerdo para trabajar conjuntamente.
Ejemplo, todo lo que es ejercicios y adquisición de capacidades y principios
doctrinarios en materia de mantenimiento de la paz bajo banderas de Naciones Unidas,
que todos los países en mayor o menor grado participamos. Estamos llevando a
cabo ejercicios anuales, ejercicios de gabinete por hora, para después pasar a
ejercicios de terreno, donde estamos compartiendo nuestras doctrinas, nuestras
experiencias con la idea de avanzar hacia la adopción de denominadores comunes
y doctrinas comunes. También se está trabajando a través de ejercicios y
actividades anuales en un tema como lo es el rol del instrumento militar en la
atención de situaciones de catástrofes y desastres naturales, para combinar
capacidades, equipamientos y atender conjunta o coordinadamente a situaciones
que afecten a cualquiera de nuestros países hermanos. Otra actividad que igualmente está dejando un
precedente es un curso anual suramericano para civiles sobre defensa, para
tratar de fortalecer las capacidades de los ministerios, de los funcionarios
civiles en la materia. Otro ejercicio similar, ya más orientado hacia los
militares, se realiza en Brasil desde hace cuatro años. Adicionalmente, se está
trabajando con buenos pasos en el avance de estos preceptos de integración a
partir de nuestros intereses nacionales en la búsqueda de mayores márgenes de
autonomía no solo desde el punto de vista doctrinario sino también desde el
punto de vista tecnológico, científico. En ese sentido estamos trabajando también
en toda una fase exploratoria muy significativa de buscar actividades concretas
que nos lleven hacia la futura articulación de una suerte de base industrial
regional en materia de ciencia y tecnología, investigación y desarrollo asociado
a la defensa. Uno de los proyectos que
tenemos en este momento en ejecución, que me enorgullece de haber sido en este
caso quien planteó la iniciativa, es el actual proyecto de llevar a cabo el
diseño y construcción en forma conjunta del primer avión suramericano de
entrenamiento primario básico para todas nuestras fuerzas aéreas.
- ¿Ya está en plana marcha el
proyecto?
- Está
en plena marcha, ya hay un equipo que presentó la fase de los requerimientos
consensuados. La fábrica está en Argentina y se encuentra en la fase de diseño
y articulación de la arquitectura, llamémosle empresarial- industrial para posibilitar
la fabricación, y qué es lo que va a aportar cada uno de los países.
El TIAR,
INSTRUMENTO VIGENTE PERO DE OBSOLESCENCIA TOTAL
- ¿Con todo este avance que
usted ha esbozado en materia de defensa en Suramérica, se podría colegir
entonces que el TIAR, el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca quedó
para la historia, quedó corto y prácticamente es obsoleto?
- Mire,
yo le voy a dar una respuesta que es personal, solo como interesado en estos
aspectos de política internacional, de seguridad y defensa. Yo creo que el Tratado Interamericano de Asistencia
Recíproca, representa un instrumento vigente pero de una obsolescencia total,
que demostró su falta de eficacia precisamente en el momento en que tendría que
haber hecho eficaz su vigencia como fue en el caso de Malvinas. Yo creo
sinceramente que existe un factor de obsolescencia, no solo del Tratado
Interamericano de Asistencia Recíproca sino de otros órganos e instrumentos del
denominado Sistema Interamericano de Defensa, que yo incorporaría junto al
TIAR, a la Junta Interamericana de Defensa, el Colegio Interamericano de
Defensa y las denominadas Conferencias de las Fuerzas Armadas como la CEA, la
Conferencia de Ejércitos Americanos y sus similares de la armada y la fuerza aérea. Todos esos
son esquemas que vienen de la etapa de la guerra fría, actuaron en función del
interés hegemónico de uno de los países miembros de este continente pero que
hoy ya no nos sirven para nada, que no nos representan y que es necesario dar
una vuelta de página para actualizar ese esquema, si es que hace falta, mantenerlo
de manera tal que todos los países nos sintamos identificados y que sirva para
un bien o beneficio colectivo y/o regional. Empezando porque ya se acabó el
mundo bipolar, por lo tanto la doctrina de Seguridad Nacional que se basaba
precisamente en esa dicotomía y bipolaridad ya no existe, en consecuencia es
prácticamente imposible concebir que exista algo tan obsoleto, anticuado y a
contramano de la historia.
- Ese es
un tema muy interesante. Yo si quisiera que me precise histórica y
políticamente la posición de los países de la OEA frente al conflicto de las
Malvinas, porque Colombia en el nefasto gobierno de Julio Cesar Turbay Ayala se
alineó con los Estados Unidos arguyendo que no hubo agresión por parte de la
Gran Bretaña hacia Argentina y por eso no apoyaba, la aplicación del TIAR. ¿Histórica y políticamente cuál es la
interpretación de Argentina por la no aplicación de TIAR en el caso Malvinas?
- Lo
que en su momento invocó al TIAR fue una situación en que una potencia extrarregional
estaba invadiendo espacios que comprenden a lo que el propio tratado delimita
como el hemisferio occidental, el continente americano sobre el cual ejerce su jurisdicción. Ese Tratado de Asistencia Recíproca, ante el
ataque de una potencia extrarregional fracasó totalmente. Esto no habla de legitimar la acción de la
dictadura argentina, de ninguna manera, lo que si habla es de que imposibilitó,
que no se pudo preservar u observar el verdadero espíritu que planteaba el TIAR. Es que ante una situación abierta de hostilidades, que ese era el escenario real,
con la presencia de una potencia extrarregional, no existió la más mínima coordinación,
la más mínima respuesta prevista en un tratado del cual todos éramos parte.
Ahora, las disquisiciones de orden
político, de principio de derecho internacional etcétera, cada país
tendrá su posición y es normal y lo lógico. El punto nuestro es que no tuvo la
menor vigencia de eficacia ese tratado. ¿Por
qué? Porque no fue un tratado pensado para situaciones como Malvinas. El TIAR, convengamos, en los años 47 se da en el marco
de la posguerra y en el inicio real de la guerra fría donde las únicas veces
que se lo invocó fue en situaciones de
conflictos armados internos entre nuestros países o situaciones de conflictos
bilaterales con una fortísima carga ideológica, donde se acusaba que el bloque oriental
del comunismo bajo la Unión Soviética, a través de sus agentes en la región,
tanto como países como ciudadanos nacionales internos, estaban involucrados en
un ataque, en una agresión a nuestro sistema.
Para eso sirvió el TIAR. Pero no cuando estuvo en juego la soberanía
territorial de un país como en el caso Malvinas. Ese es el punto.
- O sea, la agresión a Malvinas
es prácticamente desde que Gran Bretaña está en posesión de esos territorios…
- Exactamente,
y en violación de los principios de derechos internacionales, en violación de
los innumerables resoluciones de la Asamblea General de Naciones Unidas y del
derecho internacional. De todos modos
volviendo al tema, cuando hablamos del TIAR, del Sistema Interamericano, cuando
hablamos del esquema de seguridad, la verdad es que hoy por hoy estamos, yo
diría, en una fase de transición: por un lado los países de América Latina, no
todos pero varios, seguimos siendo miembros de ese esquema interamericano y al
mismo tiempo somos los miembros impulsores de estas nuevas iniciativas con
mucha más energía, con mucho más futuro, con mucha más legitimidad y con mucha
más representatividad que de lo que son nuestros países, nuestros pueblos y
nuestra historia.
- Pero eso es una contradicción…
- Yo
no sé si para usted es una contradicción.
Para mi define un proceso de transición, porque pretender que un grupo
colectivo de naciones rompa al mismo tiempo, en el mismo momento es casi
imposible, estamos hablando de procesos y como todo proceso lleva tiempo,
fases, diferentes velocidades en los diferentes países, pero a mí lo que me interesa
más que la disquisición de cuál es la proximidad del cambio y quién está
dispuesto, es que la resultante final de todo este proceso que estamos viviendo
hoy por hoy de transición, tiene una tendencia, tiene una direccionalidad, un
sentido de dirección bastante claro y definido, eso es lo importante. El
verdadero desafío no es la velocidad, la magnitud o la profundidad del
cambio. El verdadero desafío es si es o
no irreversible y eso es lo que más nos interesa a nosotros.
LA AMENAZA DE LAS BASES MILITARES DE ESTADOS UNIDOS EN
AMÉRICA LATINA
- Escuchando sus reflexiones me
asalta otro interrogante y es el siguiente: dos investigadores sociales argentinos
como Telma Luzzani y Atilio Boron elaboraron
respectivamente trabajos bibliográficos muy concienzudos, documentados, que son
altamente interesantes, en los que dejan en claro y en evidencia que hasta 2013
Suramérica estaba rodeada de por lo menos 77 bases militares norteamericanas.
Durante el gobierno de Bill Clinton, la secretaria de Estado, Madeleine
Albrigth preguntó ¿para qué sirven tantas bases
militares?, altos funcionarios del Pentágono le contestaron: en algún momento
las vamos a utilizar. Y para nadie es un secreto que las van a utilizar para
aprovecharse básicamente de la gran biodiversidad y riqueza de recursos naturales
que hay en América Latina. ¿Ustedes en el Consejo de Defensa de UNASUR son
conscientes de esta grave amenaza?
- Yo
diría lo siguiente. Sin duda que si hay un país, si hay una nación que tiene
claridad de objetivos estratégicos, que tiene coherencia entre sus políticas
concretas y sus políticas de inversión, financiamiento, acompañando todo esto
de proyección y defensa de carácter militar, ese es Estados Unidos. Sin caer en la definición que si estamos o no
de acuerdo hay que respetar que es un país con una claridad estratégica que le
ha permitido literalmente estar donde está. Segundo punto, yo creo que lo de las
77 bases militares en Suramérica es una caracterización que tal vez resulta un
poquito, yo diría desmedido, desde el punto de vista objetivo real. Por lo que usted me dice, a ver dónde están
esas bases. Cuando alude a la definición de base militar en un país se está
hablando de la presencia en el terreno, en este caso de un país soberano, de un
ejército o fuerzas militares de otro país con acceso o uso de su territorio y
de las capacidades logísticas que le brinda en términos de solución de
necesidades de energía, de alimentación, etc. Entonces, yo quiero que usted me indique
cinco lugares, no 70, donde hoy en Suramérica hayan soldados, guarniciones y unidades
militares norteamericanas en territorio nacional de los doce países de UNASUR.
- Colombia y Perú. En Colombia, el
Pentágono no manda soldados norteamericanos sino contratistas, en un proceso de
privatización de la guerra que para saltarse su ley interna busca no comprometer
al Estado norteamericano. En territorio colombiano bajo el pretexto de la lucha
contra el narcotráfico y el “terrorismo” y según investigaciones muy conservadoras
operan alrededor de tres mil mercenarios, porque además hacen presencia agentes
del Mossad israelí y el MI6 británico. Además no solo funcionan de facto las
siete u ocho bases militares que el gobierno de Uribe Vélez entregó al Comando
Sur de los Estados Unidos. Realmente funcionan once bases que están bajo el
mando castrense norteamericano. Y en el Perú una de las principales bases que
operan los estadounidenses es la de Iquitos…
- Le
voy a contar un episodio para que usted vea cómo fue el debate y el tratamiento
para la resolución de este tema en el marco de UNASUR. Cómo se creó el problema
de la firma del gobierno de Colombia con Estados Unidos para brindar acceso a
militares norteamericanos a las bases colombianas. Usted recordara muy bien el
debate y el conflicto público que se armó particularmente con países vecinos de
Colombia. En ese momento hubo una reunión especial que se llevó a cabo en la
ciudad de Bariloche convocada por la actual presidenta de Argentina, donde fueron
los doce presidentes de UNASUR, desde el presidente Chávez, Lula, hasta el
presidente Uribe de Colombia. En ese
debate, los presidentes acordaron solicitar un estudio para determinar la
búsqueda de una solución a este conflicto. Y a nosotros en el Consejo de
Defensa y en el propio Centro de Estudios Estratégicos nos tocó canalizar esa
situación, y yo diría que el resultado de ese proceso fue casi lo que podríamos
describir como una verdadera doctrina en esta materia y fue lo siguiente: En
primer lugar, todos los Estados y Gobiernos estuvieron de acuerdo en que a partir
del respeto a la soberanía todo país tiene el soberano derecho de realizar
acuerdos de cooperación con la contraparte que determine soberanamente. Número
uno. Todos estuvimos de acuerdo, desde Colombia hasta Argentina. Número dos, al
mismo tiempo acordamos que ningún país en ejercicio de esa soberanía de tener
fuerzas militares extrarregionales en su territorio tiene el derecho a que el
efecto, el impacto o la incidencia de esa presencia exceda la frontera de su
país y afecte la seguridad y defensa de cualquier país vecino. Así fue que se
logró neutralizar la creciente situación de conflicto y militarización que
venía presentándose en una forma periódica. Es por eso que yo digo que lo de
las bases, si analizamos este consenso hacia dentro de Suramérica, como
gobiernos que tienen una limitación muy particular, muy seria y muy drástica en
lo que es el efecto de extraterritorialidad constituye un acervo de mucha
importancia, que ha sido dejado de lado como importante por muchos analistas.
Eso no lo podemos perder de vista, al contrario hay que reforzarlo y
consolidarlo para evitar situaciones de ejercicio ilegales de presencia o de
proyección militar desde la denominada paz.
Entonces yo pienso que por ahí vamos, por esa dirección vamos
construyendo institucionalidad y doctrina regional a partir de la autonomía y a
partir de la defensa que nosotros denominamos aquí en este Centro el concepto
del interés regional.
- Y en ese sentido, ¿la gran
riqueza en biodiversidad y en recursos naturales, constituye una amenaza para
América Latina?
- Mire
usted, ha tocado un punto que es muy importante y permítame definirle, en
primer lugar, qué es para nosotros el concepto de interés regional. El concepto
de interés regional no es otra cosa que los elementos comunes y complementarios
del interés nacional de cada uno de nuestros países. Todos tenemos claridad de qué es el interés
nacional. Pero cuando analizamos como región, todos aquellos elementos comunes
del interés nacional dentro de nuestros países, eso pasa a conformar el interés
regional de un nivel superior. No hay un ejemplo más paradigmático de un
factor de interés regional como son los recursos estratégicos abundantes en
nuestra región como el agua, los alimentos, la biodiversidad, la energía, los
minerales, las riquezas piscícolas de nuestras plataformas continentales pero
también la población y el territorio. Al determinar ese interés regional tan
concreto se impone como decíamos, un nivel superior, que es lo que nosotros
denominamos el nivel estratégico regional, por encima del nivel estratégico
nacional. En ese nivel estratégico regional uno de los componentes de interés
son los recursos, constituyen elementos que nos llevan, nos deben llevar a la
articulación de una estrategia propia de defensa, protección de los mismos, a
una estrategia de consensuar políticas de acceso y de su preservación, criterios
de evitar la consolidación de la explotación primarizante y extractivista de
esos recursos que se los llevan de acá limpios digamos, para después vendernos
batería para los celulares, o autos, o cualquier otro tipo de elementos. Si nos
ponemos de acuerdo y trabajamos conjuntamente deberíamos posibilitar y lograr
fácilmente la adquisición no solo de inversiones sino de transferencia de
tecnología que nos permita otorgar el valor agregado a esos productos en
nuestros territorios.
LOS
TRATADOS DE LIBRE COMERCIO, OTRA AMENAZA PARA LA SEGURIDAD DE LA REGIÓN
- ¿Desde ese punto de vista,
entonces, los tratados de libre comercio atentan contra la seguridad regional,
apuntando a su tesis?
- En
la medida en que los tratados de libre comercio no contemplen la defensa de políticas
nacionales orientadas a propiciar la incorporación de valor agregado a los
recursos estratégicos nacionales, sí atentan contra la seguridad regional. Ahora yo no sé, porque no soy economista, si
existe compatibilidad entre un tratado de libre comercio y una política
nacional de propiciar la industrialización y la incorporación de tecnología y
valor agregado en los mismos países. La experiencia dice que no y lo está
demostrando.
JUSTICIA, REPARACIÓN, MEMORIA Y PERDÓN EN PROCESOS DE
RECONCILIACIÓN
- Finalmente, déjeme hacerle una
pregunta de tipo personal. Actualmente en Colombia estamos en pleno proceso de
paz con el grupo insurgente de las Farc, en el cual el centro de atención son
las víctimas y se habla de elementos como verdad, justicia, reparación y
memoria. Usted como víctima de la dictadura argentina que le desapareció un ser
muy querido, ¿ya logró perdonar? ¿Y cómo concibe la reparación y el rescate de
la memoria?
- En
primer lugar para perdonar es indefectiblemente necesario un reconocimiento de
responsabilidad conjunta como diríamos en términos más religiosos. En Argentina
no es posible perdonar porque aquellos que estuvieron involucrados directa e
indirectamente como autores intelectuales y materiales de la gravísima
violación de derechos humanos, nunca reconocieron su responsabilidad y nunca expresaron
arrepentimiento. Por lo tanto, perdonar
en esas circunstancias es algo total y absolutamente descabellado, sin sentido,
y al contrario, de ninguna manera una acción constructiva. Yo creo que la mejor
forma de avanzar en esta materia es como alguna vez lo dijimos con otros
colegas: los grandes pueblos de la historia no son aquellos que nunca vivieron
periodos de barbarie, de muerte, de violencia. Los grandes pueblos de la
historia son aquellos que habiendo sufrido etapas negras en su devenir supieron
superarlas mirándose de frente y tomando las medidas necesarias para clarificar
a través de la justicia, de la verdad, de la memoria y de la participación. Y
solo con esos elementos se puede superar esas etapas y pasar a otras. De no
darse esos elementos para superar etapas, el conflicto no termina, se mantiene
y yo creo, que los casos entre comillas, “exitosos” de tratamiento a esas
etapas negras de nuestras historias se han dado en gran medida a través de la decisión
y voluntad política, consustanciada con las demandas de la sociedad y de los
pueblos que han generado procesos particulares que responden a las
características, a la idiosincrasia de cada uno de los países en
particular. Por lo tanto, no fue lo
mismo el proceso de revisión del pasado en materia de violación a los derechos
humanos en Guatemala después de la firma de los acuerdos de paz que
solucionaron el conflicto armado interno. No fue lo mismo ese al caso de El
Salvador donde se estableció una comisión de la verdad; no fue lo mismo ni en
Guatemala, ni El Salvador, ni en Argentina donde hubo un primer inicio de una
comisión de investigación del destino de desapariciones, pero después vino un
proceso judicial; como no fue lo mismo en el caso de Suráfrica donde hubo todo
un proceso, que fue una mezcla de aspectos jurídicos con aspectos idiosincráticos
en los cuales el Estado obtuvo la facultad de perdonar a aquellos individuos
que estuvieron involucrados en violaciones de derechos humanos, pero expresaron
en primer lugar lo que sabían y reconocieron sus responsabilidades, porque eso
ayudó al esclarecimiento y a cambio de eso hubo la facultad del Estado
surafricano de perdonar. Cada país tendrá las particularidades de su
metodología, de cómo implementar estos principios, pero los principios son
claves: memoria, verdad, justicia y participación. Cada experiencia define las
formas de reparación de diferentes maneras. En el caso de Argentina se han
hecho a partir de diferentes medidas políticas, institucionales, reconocimiento
de víctimas, indemnizaciones a familiares y deudos, programas de asistencia
para educación, para vivienda, etc. Cada país y cada proceso tienen su forma en
la medida en que es legítimo saber encontrar las fórmulas. No existe una
formula enlatada pero si existen principios irrevocables que de no estar
presentes, estas cosas no funcionan.
No hay comentarios:
Publicar un comentario