ENTREVISTA
CON LA SOCIÓLOGA ARGENTINA PAULA KLACHKO
“AMÉRICA LATINA ES HOY UN LABORATORIO DE EXPERIENCIAS
ALTERNATIVAS QUE CONVIVE CON LA DESCOMPOSICIÓN DEL ESTADO CAPITALISTA”
POR FERNANDO ARELLANO ORTIZ
La continuidad del proceso por la
obtención de mayor soberanía de los pueblos que combina interesantes elementos
de anticapitalismo para enfrentar el criminal modelo neoliberal y que se viene
dando en buena parte de América Latina depende de que haya la posibilidad de profundizar
los cambios, se logre una mayor integración y se recree la unidad interna del campo
popular, sostiene la socióloga argentina, Paula Klachko.
Esta
investigadora social y docente universitaria destaca los avances que los
gobiernos progresistas de la región han logrado en los procesos de
nacionalización de los recursos estratégicos, en la creación de empresas
estatales, en los altos índices de inversión social, en los esfuerzos por
lograr una mayor integración política que rebase lo meramente comercial.
Considera que la actual fase de descomposición del capitalismo es una buena
oportunidad para seguir avanzando en la construcción de un modelo de Estado con
elementos socialistas.
Klachko,
investigadora de temas relacionados con historia y conflictividad social,
participó como expositora de las II Jornadas de Estudios de América Latina y el
Caribe que se realizaron a finales de septiembre pasado en la Facultad de
Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires.
Al
término de su charla orientada a analizar la geopolítica regional, las
tensiones y las alternativas en un sistema mundial multipolar, el Observatorio Sociopolítico Latinoamericano www.cronicon.net,
dialogó con ella y las siguientes fueron sus reflexiones:
- Ha señalado usted en su
disertación en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos
Aires que el capitalismo está en fase de descomposición pero que eso no quiere
decir que se vaya a terminar o que vaya a morir en un breve lapso, y que ese proceso
de descomposición puede durar mucho tiempo.
¿En su concepto, qué elementos característicos tendría esa etapa de
descomposición del capitalismo?
- La
caracterización de la fase de descomposición tiene que ver centralmente con
tres grandes elementos indicadores. Por un lado, lo que planteaban los clásicos
que lo vislumbraban y que actualmente lo podemos ver en su forma manifiesta que
es, que las relaciones sociales, de producción, de ser motor del desarrollo de
las fuerzas de producción, ahora son un freno, no porque no haya desarrollo de
las fuerzas productivas sino porque este desarrollo está desquiciado, atado a
la lógica del consumo antes que nada y a la tasa de ganancia a cualquier
precio. Entonces, hay un desarrollo desquiciado de estas fuerzas productivas,
anárquico que si tiene un potencial para resolver los problemas verdaderos,
profundos de la humanidad y que todo lo contrario, los exacerba. Eso es en un primer plano. Después en otro
sentido hay una cuestión que ya estaba incluso en el Manifiesto Comunista. Esto de tener que alimentar a sus esclavos en
vez de ser alimentados por ellos. Hay
una gran parte de la población que ya no puede reproducir su vida en condiciones
normales del sistema, y por otra parte, hay una tendencia de largo plazo a la expulsión de población de
los lugares sociales que ocupaban, es decir, no en el sentido de exclusión del
sistema, porque todos somos parte del sistema, pero si el sentido de
sobrepoblación o población sobrante desde el punto de vista del capitalismo.
También al contrario de otros modos de producción antiguos habían terminado
cayendo como producto de la falta de fuerza de trabajo, la falta de esclavos,
de servidumbre, en este caso el capitalismo le cobra a la población sobrante
que a veces está latente en algunos puestos de muy baja productividad.
- Pero esa población “sobrante”
para el capitalismo es desechable, ¿o no?
- Sí,
qué más quisieran, pero no es tan fácil desechar porque es una tendencia que
aumenta, y tampoco es tan fácil deshacerse de esa parte. Para ponerlo en
términos muy crudos: desecharla, aniquilarla, matarla, tampoco es tan sencillo
en el marco del capitalismo que además, toma en la actualidad forma de democracia
liberal, supuestamente.
- Pero a veces el capitalismo
adopta mecanismos bélicos como una guerra, como un conflicto, para poder
superar sus crisis…
- Sin
duda, pero como tendencia de largo plazo no va a resolver su crisis con un
conflicto bélico, además que no está planteado en el escenario la posibilidad
de una tercera guerra mundial en términos de lo que fueron la primera y la
segunda, lo que no significa que no haya guerras. Entonces no es tan fácil de
aniquilar esta población sobrante que crece enormemente.
- Hablemos de geopolítica. ¿Desde
su óptica cree que América Latina es en este momento un observatorio, un
escenario geográfico, donde se están dando pasos de anticapitalismo?
- Sí,
yo creo que sí. Teniendo de presente la realidad que de la que siempre hay que
analizar y tener en cuenta no en términos ideales de lo que uno quiera, de cómo
debe ser una sociedad, sino en términos de la realidad inmediata anterior y de
la realidad histórica. Si en esos términos tenemos en cuenta el contexto
histórico inmediatamente anterior, de las olas revolucionarias desde el 59, yo
creo que en medio de una gran derrota popular en América Latina, en el mundo,
la caída de la Unión Soviética que generó todo una quiebra en el ideario
socialista, en el horizonte revolucionario, hoy estamos frente a un laboratorio
de experiencias alternativas. Porque teniendo en cuenta eso, ese fin de la
historia, el fin de la lucha de clases que fueron los noventa, supuestamente el
triunfo del capitalismo sobre el globo; años en que nadie hablaba de
socialismo, que era un término de unos pocos locos en las universidades, sí
creo que hoy por hoy en América Latina con estas experiencias que nacen a
partir de los procesos de resistencia al neoliberalismo de la década de los
noventa, con cada gobierno popular, cada experiencia, toma su característica en
relación a cómo fueron esos procesos. Y creo que sí, que hay una
experimentación, un laboratorio de prácticas alternativas sociales, lo cual no
quiere decir que hay socialismo. Hay que tener de presente que en Europa y en
Estados Unidos están los verdaderos centros de poder económico y de pensamiento
y que ahí además se encuentran las maquinarias que mueven los hilos de la
humanidad por lo que es difícil pensar en una sociedad socialista, aun habiendo
laboratorios y experiencias que dan pasos en este sentido.
- ¿Y cómo configura las
experiencias políticas de Venezuela Bolivia y Ecuador?
- Creo
que avanzan, se plantean, buscan ir hacia el poscapitalismo, se proponen salir
del capitalismo y avanzar hacia una alternativa. Lo que pasa es que si bien se
proponen la cuestión del socialismo no sé si lo van a ver, puede ser, de
repente las oportunidades políticas se dan, como decía Atilio Boron en una
charla: la Revolución cubana tampoco se planteó el socialismo sin embargo, las
cosas se dieron de tal manera que hubo la coyuntura para plantearlo. Bueno, no
sé. ojalá eso pase. Pero más allá de eso creo que hay elementos y teniendo en
cuenta estos justamente es todo mucho más gradual. Además son procesos mediados
por elecciones con esta envoltura democrática liberal, que es muy permisiva porque
también se democratiza la corrupción y muchas otras cosas, no solo las cosas
buenas. Entonces, me parece que hay
elementos del socialismo, elementos de antiimperialismo, de anticapitalismo,
que conviven con todo lo viejo y conviven con el Estado capitalista, conviven
con los monopolios capitalistas, en esa lógica yo pienso, hay un esfuerzo
porque primen, porque prevalezcan los elementos socialistas, creo que son los
que hay que defender a muerte. Ojalá se
profundicen, pero no hay posibilidades que se profundicen si no hay una
integración mayor regional de esos proyectos, si no hay unidad interna de lo
que significa la izquierda o el campo popular que sostenga, porque hay mucho rupturismo
también.
- De todas maneras hay que
sobrevivir en un mundo capitalista y estos experimentos son valiosos porque
están enfrentando toda la ola especulativa en lo económico y una guerra
política y mediática sin cuartel, ¿no le parece?
- Absolutamente
valiosos, por eso hay que defenderlos a muerte y creo que ahí en esos propios
territorios tiene que prevalecer la unidad, la autocritica cuando merece, hay
que darla. Es lo más valioso que tiene la humanidad en este momento, como
avance hacia otra cosa y ojalá que no quede en un testimonio y que puedan
avanzar.
- Dentro de la experiencia
latinoamericana de principios de este siglo es notorio el avance en soberanía,
como señalaba en su disertación…
- Sí,
en los casos de los países que estamos hablando se han dado pasos más que
concretos, con toda la nacionalización de los principales recursos estratégicos
en Bolivia; el petróleo y el gas en Venezuela, que garantiza la base material
para el despegue de una política independiente en todos los sentidos, en el
plano de lo económico o en el plano de lo cultural. En Bolivia, el rescate de
lo propio, de la dignidad del pueblo en sus diferentes fracciones, el rescate
del trabajador, del obrero, de su cultura; en el ámbito internacional, cuando
vemos que se paran los presidentes y le dicen al imperialismo unas cuantas
verdades en su rostro como lo hizo el Che Guevara en la década del 60. En ese
sentido hay avances en materia de soberanía importantes, insisto como
destacamentos más avanzados en estos tres países, pero también en los otros, en
los llamados países moderados, como Argentina.
- En su charla se quedó corta al
referirse a un tema fundamental como es la necesidad de una nueva doctrina
militar para América Latina que sepulte
la funesta doctrina de seguridad nacional. ¿Cuál es en ese sentido su enfoque?
- Para
avanzar en la consolidación de la construcción del poder popular, porque no es
lo mismo, como decía Evo Morales, llegar al gobierno que tener el poder, se
hace necesario además de lograr soberanía en lo económico, en lo político, en
lo internacional, en lo cultural, obtenerla
en el ámbito militar. Esta cuestión de tener una férrea defensa
militar, es una fase que todavía falta consolidar. Si bien han habido avances
falta una verdadera reestructuración de las fuerzas armadas. Ni hablar en países como Argentina que
todavía están manchadas de sangre, o en países como Colombia. Pero esa es una
realidad aparte, porque Colombia no entra en ningún proceso de cambio como los
que estamos hablando, ni siquiera un cambio moderado, ni progresista, teniendo
en cuenta eso sí que es importante el proceso de paz y que hay que apoyarlo
puntualmente. Volviendo a los proceso de cambio, a los procesos reformistas,
incluso en Argentina, hay un cierto grado de restructuración, no son las mismas
fuerzas militares, no son los mismos asesinos, sin embargo, tampoco hay una
restructuración profunda en cuanto a su doctrina. En Bolivia hay un avance, hay
una democratización, una inclusión de hijos de trabajadores y de movimiento
campesino indígena en la estructura de las fuerzas armadas, por lo menos en el
discurso de los altos mandos, un discurso antiimperialista, incluso bastante
anticapitalista, pero hay que ver qué grado real. Y en Venezuela también,
Chávez había incentivado permanentemente la formación de milicias obreras, de
milicias de defensa de la revolución, de milicias populares en el campo, en las
fábricas. Aunque en realidad no tengo en la mano estudios que hablen sobre el
revelado de realidad de esos avances, cuánto se avanzó en la aplicación, en la
formación de esas milicias obreras, qué rol tuvieron, si cumplieron algún papel
preciso en algún enfrentamiento. Sí hubo avances en cuanto a cómo pensarlas,
cómo también popularizar las fuerzas armadas y con la visión de lo que decía
Chávez de la guerra popular prolongada.
Ya con la visión de que algún momento Venezuela iba a entrar en el punto
de bifurcación. Como dice el vicepresidente boliviano Álvaro García Linera, o
en términos de Gramsci, en el momento de la relación de fuerzas
político-militares, porque sabemos que en algún momento cuando puede la derecha
asecha cada vez más y en un momento los procesos pueden entrar perfectamente en
un proceso de guerra civil, como ha ocurrido en cualquier proceso
revolucionario de la historia. Y llegado
ese momento era claro que había que tener el pueblo en armas.
- Ha señalado usted que un palo
en la rueda para la integración regional es la Alianza del el Pacífico a la que
ha caracterizado como un Alca pero sin Estados Unidos…
- Sí,
sin duda es una verdadera amenaza. El imperio es muy hábil y no va a hacer la
misma embarrada dos veces. Es decir, no se va a poner el mismo disfraz dos
veces, pero sí, la Alianza del Pacífico es un nuevo Alca, una nueva zona del
libre comercio, reforzada con una matriz política. Es evidente que constituye un
muro, incluso geográficamente, y geopolíticamente en el Pacífico. Un muro contra la consolidación y el avance
que venía presentando estos procesos reformistas con el gigante Brasil, con Argentina,
Venezuela y ahora hay que hacerle frente
a este monstruo del imperialismo, que aparece potente y que es una amenaza para
el avance de la integración regional.
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