ENTREVISTA
CON EL POLITÓLOGO VASCO KATU ARKONADA
“BOLIVIA SE ENCUENTRA EN UNA TRANSICIÓN CUYO HORIZONTE ES
EL DE LA ECONOMÍA COMUNITARIA”
POR
FERNANDO ARELLANO ORTIZ
Katu Arkonada, un joven
politólogo vasco, tiene la particularidad que decidió hace ya algunos años
atravesar el Atlántico para instalarse en Bolivia, un interesante laboratorio
social y político a partir del ascenso al poder del dirigente indígena Evo
Morales Ayma, con el propósito de meterse de lleno en el apasionante proceso de
cambio que se vive en este país andino tanto como militante como aportando en
el ámbito institucional desde su experticia académica como especialista en
políticas públicas.
Por
eso aprovechando su presencia en la Facultad de Ciencias Sociales de la
Universidad de Buenos Aires a finales del pasado mes de septiembre en donde
participó como expositor de las II Jornadas de Estudios de América Latina y el
Caribe, el Observatorio Sociopolítico
Latinoamericano www.cronicon.net lo
entrevistó para que a partir de su mirada particular analizara las perspectivas
de transformación en el Estado Plurinacional de Bolivia.
Para
Arkonada, el proceso de cambio boliviano “avanza por la senda de la
irreversibilidad en muchos ámbitos, y uno de ellos es de la ampliación de los
límites de la democracia que en estas elecciones presidenciales posibilitó que las
y los migrantes en 33 países donde Bolivia tiene un consulado o embajada hayan
podido ejercer su derecho al voto después de años de neoliberalismo en que sus
derechos civiles y políticos fueron pisoteados”. Este primer horizonte que se
le abre al proceso de cambio, agrega, debe posibilitar dar un paso más, consistente
en poner en marcha desde el Estado un Plan Retorno para que la comunidad
migrante boliviana pueda regresar a su país a hacer parte de la transformación
política, económica, social y cultural que se viene dando desde 2006 cuando el
presidente Morales asumió el gobierno.
Sobre
los alcances del profundo cambio que experimenta este país latinoamericano que
históricamente vivió una desestabilidad política, en el que se conculcaron los
derechos de sus mayorías populares por parte de una oligarquía apátrida que
siempre manejó el Estado como un botín para satisfacer sus mezquinos intereses,
este investigador social vasco considera desde un punto de vista gramsciano,
que el debate político en la actual coyuntura “se sitúa en torno a la
construcción de hegemonía y la consolidación de un sentido común de época en
Bolivia a partir del nuevo bloque histórico cristalizado en el movimiento
indígena originario campesino”.
“Afortunadamente
–agrega- esa construcción de hegemonía que hace a lo simbólico y a lo cultural,
permite la transformación estructural de una sociedad que camina hacia el
Estado integral, que en Bolivia adopta la forma de Estado Plurinacional, no
depende de pactos, alianzas ni sumas que, como advertía Lenin, a veces se
convierten en restas”.
Sobre
el contundente triunfo del presidente Morales, quien logró su reelección el
pasado 12 de octubre superando el 61% de los votos, Arkonada sostiene que dicho
guarismo muestra que luego de más de ocho años de gobierno el hecho de superar
el porcentaje con el que se ganó en 2005 y acercarse al que permitió la
victoria en 2009 (64%) implica no solo que el temible desgaste del poder no ha afectado
al primer mandatario, lo cual constituye un mérito notable para él por lograr
mantener sólido su liderazgo.
En el
corto plazo el reto es el de enfrentar las elecciones municipales y
departamentales que se celebrarán en marzo del 2015. Si bien el Movimiento al
Socialismo (MAS) de Morales ganó ahora por la fragmentación de la oposición, no
lo tendrá tan fácil en las próximas elecciones, explica este politólogo.
Considera
que la integración latinoamericana es una necesidad para subsistir y al mismo
tiempo para solidificar los cambios que se vienen dando gracias a varios
gobiernos progresistas de la región. En el ámbito político sostiene que hace
falta mayor interrelación de los sectores de izquierda y los movimientos
populares a nivel continental en un momento clave para América Latina que se
debate entre la emancipación definitiva y la restauración
capitalista-hegemónica.
Arkonada
es diplomado en Políticas Públicas y participa como expositor invitado de
eventos académicos en diversas universidades de América Latina y Europa. Se ha
desempeñado como asesor del Viceministerio de Planificación Estratégica y de la
Unidad Jurídica Especializada en Desarrollo Constitucional de la Cancillería de
Bolivia. Ha coordinado las publicaciones "Transiciones hacia el Vivir
bien" y "Un Estado muchos pueblos, la construcción de la
plurinacionalidad en Bolivia y Ecuador". Es miembro de la Red de
Intelectuales en Defensa de la Humanidad y colabora
habitualmente en medios de comunicación como Gara, Le
Monde Diplomatique o Rebelión.org, además de ser analista político del canal Telesur,
donde mantiene un blog donde publica sus notas periodísticas.
AMÉRICA LATINA, ÚNICA REGIÓN DEL MUNDO DONDE REALMENTE HAY
PROCESOS POSNEOLIBERALES EN MARCHA
- Ante todo, ¿qué hace un vasco
en Bolivia?
- Bueno,
yo milito desde los quince años en el Movimiento de Liberación Nacional Vasco,
en la izquierda independentista vasca y siempre he militando en el ámbito
del internacionalismo, por lo tanto he
tenido la suerte, el privilegio de ir muy jovencito a Cuba, de poder vivir en
Venezuela, en la Venezuela pos golpe de Estado. Si bien para mí la lucha está
obviamente en mi país, en donde también tenemos un proyecto político, como
internacionalista no solamente me siento
vasco sino latinoamericano y uno aprende muchísimo porque es aquí, en América
Latina, es donde están pasando las cosas, los procesos de cambio. Entonces trato
de aportar pero sobre todo de aprender.
- ¿Cómo es su vinculación con
Bolivia?
- En
Bolivia uno milita y aporta de alguna manera en el proceso de cambio, un
proceso en el que se entrelazan los diferentes niveles del gobierno, de los
movimientos sociales, etcétera. Yo me
considero militante del proceso y estoy donde pueda aportar, en ese sentido me
ha tocado trabajar en diferentes instancias del gobierno boliviano. He sido
asesor del Viceministerio de Planificación Estratégica del Estado; de la Unidad
de Desarrollo Constitucional de la Cancillería; y obviamente más allá del
aporte que yo pueda hacer en un ámbito más institucional, sobre todo uno está
aprendiendo permanentemente con los compañeros y compañeras de los movimientos
sociales y del Movimiento al Socialismo (MAS).
- ¿Cuál cree que es el principal
reto del tercer gobierno del presidente Evo Morales?
- En
Bolivia es cierto que hay un 60% de apoyo popular al gobierno del cual un 30% o
40% corresponde al núcleo de los movimientos sociales pero eso se llega a
ampliar en épocas electorales y eso es lo que sucedió en estas elecciones. Pero
ese apoyo tan masivo se da en una situación en que en el continente los
procesos no están teniendo esos grados de respaldo popular, por lo tanto un
nuevo gobierno del presidente Evo Morales se va a dar en un contexto
internacional bien complicado de crisis, de reconfiguración geopolítica, de un
cierto reflujo, de relentalización de los procesos, como por ejemplo del propio
proyecto del ALBA, como núcleo duro de este proceso emancipador. En ese sentido
hay varias tareas, varios desafíos. El primero es mantener las conquistas y
seguir en lo posible ampliando los márgenes de la democracia como se ha se
hecho Bolivia desde que comenzó el proceso de cambio. Y luego varios niveles, un primero, el de
satisfacer las necesidades básicas, el de sacar a buena parte de población de
la pobreza lo que implica garantizar los servicios básicos, electricidad, luz,
agua potable, etcétera, para el 100% de los habitantes del país. Implica además
seguir redistribuyendo la renta nacional a través de medidas rápidas como los
bonos, pero al mismo tiempo se requiere industrializar el país. Se necesita
entonces un proyecto de más largo plazo de industrialización y de
diversificación productiva. También está el debate del modelo de desarrollo para
salir de la dependencia. El presidente Evo Morales tiene un plan muy ambicioso
para convertir a Bolivia en un centro de producción de energía, además por su
ubicación clave, geoestratégica en el corazón de Suramérica, y otra serie iniciativas
que hacen ver cómo se va renovando y actualizando el proyecto político en la
medida en que se incorporan nuevas capas de las clases medias, nuevos sectores
de la juventud que no han conocido el neoliberalismo y ahí está el reto de renovar
un proceso político que tiene que seguir seduciendo permanentemente a la
sociedad boliviana.
- ¿Bolivia con todo el avance
político y socioeconómico que ha tenido durante la gestión del presidente Evo
Morales acelera el paso para consolidar un proceso de lo que se podría
denominar socialismo de Estado más rápido que los experimentos políticos de
Ecuador y Venezuela?
- Es
muy difícil compararlo con otros procesos. Lo que sí puedo decir es que Bolivia
tiene una ventaja sobre Venezuela y Ecuador porque su gobierno radica en la
fuerza de los movimientos sociales, claramente, y con un Evo Morales que hace
parte activa de ellos: un indígena Aymara que se campesiniza, que se forma como
dirigente sindical. Evo es pueblo evidentemente. En ese sentido tiene muchas ventajas. En cuanto al modelo económico boliviano, la Constitución
reconoce cuatro tipos de economía: una economía plural, reconociendo, respetando,
la economía privada capitalista; la economía estatal; la economía social
cooperativa; y la comunitaria. El modelo económico ahora es simplemente una
fase de transición en la que obviamente se está reforzando el capitalismo de Estado
o si queremos llamarlo socialismo de Estado, pero es una fase en la que el peso
de la economía estatal se refuerza en detrimento del peso de la economía
privada capitalista pero siempre pensándolo como una transición en el que el
horizonte que hay que seguir construyendo e impulsando es el de la economía
comunitaria. Impulsar, forjar, fortalecer los tipos, las formas de economía que
no son la privada capitalista ni tampoco la estatal, sino la cooperativa y la
comunitaria. En ese sentido Bolivia está
en una transición en la que el horizonte es el Socialismo Comunitario del Vivir
Bien, que definimos, y que el tiempo dirá en qué medida se va profundizando. Creo
que las condiciones están mucho más dadas que en Ecuador que, por ejemplo, debió
firmar un acuerdo de libre comercio con la Unión Europea.
- Con los términos en aymara y
quichua respectivamente de sumak qamaña y sumak kawsay se ha denominado tanto
en Bolivia como en Ecuador este concepto del Buen Vivir, que a su vez el
sociólogo portugués Boaventura de Sousa Santos lo asimila como un elemento
principal de lo que llama una epistemología del Sur. ¿Usted lo ubica también en ese plano?
- Lo
importante del Vivir Bien es que, principalmente, es la construcción de esa
nueva epistemología propia del Sur de la que habla Boaventura. Es decir, la ruptura epistemológica con las
tradiciones del capitalismo y de la modernidad. El Vivir Bien como un horizonte
que cuestiona el capitalismo y la modernidad, no los niega pero que tiene que
ver con cómo se va construyendo otro modelo de sociedad, otro modelo de Estado,
otro modelo de ordenamiento territorial, y por supuesto, otro modelo económico.
Un Vivir Bien que recoge también los valores ancestrales de los indígenas, la
complementariedad, la reciprocidad, una serie de valores que nos alejan en
contraste de esos otros valores que heredamos del neoliberalismo, del
capitalismo, de las ideas individualistas, egoístas, en que priman la
competitividad, el consumismo y una serie de antivalores. Entonces el Vivir Bien debemos verlo en ese
sentido, como un horizonte. Eduardo Galeano tiene una metáfora muy bonita
cuando habla de la utopía. La utopía está ahí, en el horizonte, y uno se acerca,
avanza, y ella se aleja, avanzas dos pasos y ella recorre dos pasos, entonces
alguien le pregunta, para qué sirve la utopía y responde: para avanzar. El Vivir
Bien es una especie de utopía para el proceso de cambio boliviano, precisamente
para avanzar bajo otro horizonte.
- En su charla en la Facultad de
Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires usted señaló que si en
algún sitio o región del planeta se podría generar algún cambio al sistema
criminal neoliberal y al capitalismo ese sería América Latina. ¿Por qué lo consideras
así?
- Porque
América Latina es la única región del mundo donde realmente hay procesos posneoliberales
en marcha, que además tiene unos lazos, unos vínculos a nivel de integración,
aunque todavía son procesos con unas particularidades propias de cada nación
pero en cualquier caso claramente se ha dejado atrás el neoliberalismo en una
serie de países. Por lo tanto, ante un mundo en el que el neoliberalismo ha
barrido con todo, con cualquier otro proyecto social y político, la única
posibilidad de que se pueda construir un proyecto alternativo al del
capitalismo, sólo puede surgir en América Latina que ya le abrió paso al
proyecto posneoliberal. Ahora lo que falta es dar otro paso que no es menor, y es
pasar del posneoliberalismo al poscapitalismo.
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