ENTREVISTA CON GUILLAUME LONG, MINISTRO DE
CULTURA Y PATRIMONIO DE ECUADOR
“LA REVOLUCIÓN CIUDADANA QUE LIDERA EL
PRESIDENTE RAFAEL CORREA TIENE UNA FUERTE MATRIZ DE LUCHA CONTRAHEGEMÓNICA QUE
SE SUSTENTA EN EL FORTALECIMIENTO DE LA EDUCACIÓN Y EL AVANCE EN CULTURA”
POR FERNANDO ARELLANO ORTIZ
El cambio tanto de la matriz productiva
como de la cognitiva caracteriza el proceso de la Revolución Ciudadana que
desde 2007 lidera en el Ecuador el presidente Rafael Correa Delgado. Un proceso
de transformación profundo en la estructura socioeconómica de ese país andino,
que apenas hace una década era considerado como un “Estado fallido”, para
recurrir a la frase que utilizan los epígonos del pensamiento único.
En
consecuencia, Ecuador avanza en una interesante experiencia de reconversión productiva
a través del impulso de valor agregado a sus exportaciones y al mismo tiempo apuesta
por la economía del conocimiento mediante una apasionante revolución educativa.
Para ahondar
sobre el impulso de estas políticas, el Observatorio
Sociopolítico Latinoamericano www.cronicon.net, dialogó
ampliamente con Guillaume Long, titular de la cartera de Cultura y Patrimonio
del Ecuador, quien viene de desempeñarse como ministro de Conocimiento y
Talento Humano, aprovechando su presencia en Bogotá para participar como
expositor en el Foro Experiencia de Unidad y Gobernabilidad en la Región que se
realizó el pasado 14 de mayo en el marco del IV Congreso Nacional del Polo
Democrático Alternativo, la principal fuerza política de izquierda de Colombia.
El ministro
Long sostiene que el éxito del movimiento Alianza PAÍS que lidera el presidente
Correa está en el decidido empeño de impulsar con acciones eficaces en
beneficio de la gente el despertar popular, generando mística por el proyecto
político. No obstante las arremetidas mediáticas y de acciones que lindan en el
terrorismo impulsadas por la derecha mafiosa ecuatoriana, la aprobación de la
labor gubernativa supera con creces el 65% en todas las encuestas y en el
ámbito político se ha creado un frente unido del que hacen parte ocho
agrupaciones sectores progresistas y democráticos que respaldan el proyecto de
la Revolución Ciudadana.
Este
historiador por la Escuela de Estudios Orientales y Africanos (SOAS) de la
Universidad de Londres, está hondamente comprometido con el proceso de cambio
que vive su país y que en el extranjero lo califican como “el milagro
ecuatoriano”. Long es además PhD. del Instituto para el Estudio de las Américas,
School of Advanced Study, de esa misma universidad. Cuenta con una maestría en
Ciencias Políticas y se desempeñó como profesor del Programa de Relaciones
Internacionales de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales,
FLACSO-Ecuador, así como de Historia Latinoamericana en la Pontificia
Universidad Católica de Quito. Desde el 11 de agosto del 2011 hasta el 6 de
mayo del 2013 fue Presidente del Consejo de Evaluación, Acreditación y
Aseguramiento de la Calidad de la Educación Superior (CEAACES), posición desde
la cual se dedicó a la “transición”, es decir, a aterrizar los nuevos mandatos
constitucionales y legales de la Carta de Montecristi (2008) mediante la
expedición de la Ley Orgánica de Educación Superior (2010), lo que conllevó,
según su criterio, “a cerrar los negocios de garaje que el neoliberalismo aupó,
y contribuir a la siembra del cambio cultural y de la recuperación de la ética
en nuestras universidades, para desterrar prácticas como la dedocracia, la
corrupción, el nepotismo y el caudillismo universitario”.
Como asesor
del Secretario Nacional de Planificación y Desarrollo (SENPLADES) contribuyó al
proceso de mayor transformación institucional de la historia reciente del
Ecuador, logrando la ardua transición del Estado neoliberal corporativista al
Estado de derechos que viene impulsando el presidente Correa con su movimiento
político Alianza PAÍS. Entre mayo de 2013 y abril de 2015 se desempeñó como
Ministro Coordinador de Conocimiento y Talento Humano y desde finales del
pasado mes de marzo ocupa el Ministerio de Cultura y Patrimonio del Ecuador.
Igualmente, está encargado desde marzo de 2014 de la rectoría del Instituto de
Altos Estudios Nacionales (IAEN), la principal universidad de posgrados en administración
pública del Ecuador. Es además el presidente de la Comisión de Relaciones
Internacionales del movimiento Alianza PAIS. En desarrollo de su gestión en las
mencionadas entidades educativas, Long ha sido clave en el impulso y creación
de las nuevas universidades públicas de vanguardia que ya comenzaron a
funcionar.
LA APUESTA POR EL TALENO HUMANO Y LA ECONOMÍA
DEL CONOCIMIENTO
La Revolución Ciudadana del presidente Rafael Correa
en sus ocho años de gobierno ha proyectado al Ecuador no solamente hacia la
transformación de la matriz productiva sino también trabaja por el cambio de la
matriz cognitiva. Usted viene de ser
ministro de Conocimiento y Talento Humano; es también rector encargado del Instituto
de Altos Estudios Nacionales; y ha contribuido a la revolución en materia
educativa, la puesta en marcha de cuatro innovadoras universidades, el programa
de becas para estudiantes en el exterior y el fortalecimiento de la calidad en
el sector. ¿Cómo ha sido el impulso de este proceso de revolución cognitiva en su
país?
Uno de los
planteamientos iniciales del proyecto político llamado Revolución Ciudadana es
transformar profundamente el país, democratizarlo y esto significa cambiar
nuestra matriz productiva. Una matriz
productiva que nos coloca de alguna manera en desventaja en el sistema
internacional, lo que los marxistas llaman la injusta división internacional
del trabajo, que nos hace exportar materias primas e importar bienes
manufacturados y por supuesto mucho más ahora en el siglo XXI con todos los
productos con alto valor tecnológico, todo lo que viene de la economía de la
innovación que está cada vez más en auge, la economía de la propiedad intelectual.
Entonces esto tiene un rol fundamental para que el Ecuador prospere más y no sea
relegado a ser un actor periférico del sistema internacional. Pero también la
matriz productiva tiene un impacto sobre la democratización del país; el modelo
productivo de la plantación no es un modelo muy democrático que digamos. Por supuesto que con él se puede redistribuir
y es lo que hemos hecho en todos estos años, garantizar que incluso los
trabajadores de las plantaciones tengan buenas escuelas, buenos colegios,
acceso a salud, seguridad social, sueldos dignos etc., pero de todas maneras el
modelo productivo que dependa de las materias primas, tanto del lado más extractivista,
petrolero, minero, cuanto del canal de
la agroexportación no es necesariamente muy democratizador de la sociedad. A
partir de diagnóstico inicial consideramos que para cambiar de matriz
productiva, diversificar nuestra economía y dar este salto cualitativo tanto en
el nivel doméstico como en el internacional necesitamos apostarle al talento
humano, a una fuerza de trabajo alterna capacitada, necesitamos apostarle a la
ciencia y a la tecnología y para hacer ciencia y tecnología necesitamos buenas
universidades; para tener buenas universidades requerimos buenos profesores que
tengan un alto nivel académico, que cuente con doctorados, etcétera. El
diagnostico inicial fue que en el Ecuador había un rezago muy fuerte sobre todo
a nivel de educación media y educación superior. Y esto tenía que ver con
muchos factores; principalmente un factor histórico, de un control casi que
gremial incluso por parte de ciertos partidos políticos sobre algunas universidades,
mucha mediocridad en algunas universidades públicas que eran realmente
bastiones de ciertos caudillos en donde no se producía ciencia sino que se
producía lógicas de poder. De otro lado el factor del neoliberalismo: la
privatización de nuestro sistema educativo, la vorágine de creación de
universidades de garaje que ha sido un fenómeno además latinoamericano sobre
todo en la década del 90. Creamos 45 universidades entre el año 92 y el 2006,
un total de 71 universidades que encontramos nosotros, 45 creadas en apenas 14
años y muchas de ellas de pésima calidad. Además hacía carrera este fenómeno
también muy latinoamericano de venta de títulos, de estafa académica.
Planteamos entonces una reforma que ha sido la piedra angular de la propuesta
política de la Revolución Ciudadana a través de un largo proceso que tuvo
legitimidad constituyente; porque esto fue aprobado también en las urnas a
través de un referéndum con lo cual impulsamos un proceso de evaluación universitaria;
cerramos 17 universidades, 14 de un solo golpe que realmente estaban en el
Ecuador estafando a los ciudadanos. Si un médico que ha comprado su título ejerce
no es solamente una estafa sino que la propia salud pública corre grave riesgo.
Ha sido un proceso muy importante de volver a regular el campo de educación y
de la educación superior sin quitarle la autonomía. Quienes hemos estado al
frente de estos procesos venimos de la academia, creemos fervientemente en la
libertad de cátedra y consideramos que la universidad juega un rol en el
desarrollo del país que se debe al contrato social, al impacto social y sobre
los cuales la administración estaba de espaldas de ese contrato social y la
educación que es un bien público como tal debe ser regulada por entes que le
rindan cuentas a la sociedad. Al crear nuevas universidades también detectamos
los lugares donde había un vacío, donde para cambiar nuestra matriz
distributiva necesitamos una nueva oferta académica sobre todo en el ámbito de
las ciencias duras, por eso creamos la Universidad Amazónica muy importante
para poder aprovechar lo que es nuestra mayor ventaja comparativa que es esa
tremenda biodiversidad que tenemos países como Ecuador y Colombia que no
siempre hemos sabido valorar, al contrario, muchas veces a través de prácticas
vinculadas a la piratería se han aprovechado de ella llevándose la muestra, el
espécimen, vía patentar en el extranjero los componentes químicos que de ahí se
derivan. De hecho nosotros estamos metidos en varios litigios a nivel
internacional para recuperar la propiedad intelectual sobre el patrimonio
biogenético nuestro.
Ya que habla de universidades, están también Yachay,
una ciudadela del conocimiento; la de las Artes; y otra más dirigida a la
capacitación de profesores. ¿Ecuador con toda esta inversión en conocimiento aspira
a convertirse en una potencia educativa a mediano plazo?
Ciertamente
todo esto lo hemos realizado a partir de un diagnostico estratégico. Ecuador es
un país que relativamente es de pequeña envergadura comparado con sus vecinos,
Colombia y Perú, entonces, al analizar algunas de nuestras ventajas como en la producción
agrícola de gran calidad, tenemos que aprovechar la altura como lo hizo
Colombia en el tema de las flores y otras cosas que se pueden desarrollar,
teniendo en cuenta de todas formas que es un tema de escala. Para competir con
los vecinos en el tema escala el diagnostico nos decía que había que apostarle
a algo que no necesariamente algunos países le estaban poniendo cuidado y era
el tema del conocimiento y las condiciones del Ecuador se prestaban para
fijarse en biodiversidad e identificamos cuatro áreas muy importantes: se
necesita una oferta académica de grandísimo nivel y le hemos invertido
muchísimos recursos. En este momento el Ecuador es el país que más invierte en educación
superior en América Latina pero de lejos. Estamos hablando del 2% del PIB en
educación superior cuando el promedio de América Latina es menos del 1%. El promedio de los países de la OCDE es entre
1.7 y el 1.8% del PIB, claro que tenemos un PIB mucho menor pero estamos hablando en términos netamente
proporcionales. No todo es para las nuevas universidades, tenemos 60
universidades existentes que requieren mucha mayor renta en este momento y que
están mejorando su nivel académico. Claro que este proyecto de las cuatro nuevas universidades es muy emblemático para
nosotros: Yachay que es una verdadera ciudad del conocimiento, la primera
universidad planificada del Ecuador, es un proyecto muy ambicioso, a muy largo
plazo, no lo vamos a poder culminar en este periodo gubernamental pero si
estamos sembrando los cimientos para que de aquí a 30, 40 años se pueda seguir
ampliando. Esta ciudad avanza en su construcción, de hecho ya hay estudiantes y
una comunidad académica internacional Traer talento humano de otros países es
la clave para crear polos de conocimiento, ciencia y tecnología para lo cual
pagamos sueldos muy competitivos para poder atraer a científicos. Yachay es una
universidad que se está especializando en las llamadas ciencias duras, en temas
de nanotecnología y también en ciencias
de la comunicación. Ahí hay una ventaja
también comparativa que hemos identificado en el Ecuador. También está la Universidad
Nacional de Educación que es fundamental. Teníamos un sistema educativo
paupérrimo y hemos avanzado muchísimo en ocho años para reducir brechas entre
el sector urbano y el rural, para ampliar la infraestructura, para construir
escuelas, para aumentar la matrícula; ahora ya hemos alcanzado lo que la Unesco
llama la matrícula universalizada; tenemos más del 90% de nuestros jóvenes en
educación básica matriculados. Pero donde tenemos que avanzar muchísimo es en
el tema de la calidad; la cantidad ya casi está resuelta, la cobertura se
resuelve y estamos dándoles uniforme, desayuno escolar, útiles a los chicos de
forma absolutamente gratuita. Realmente la revolución educativa en este sentido
es impresionante. Ecuador es de los países que más ha avanzado en nivel educativo.
Pero claro, el gran cuello de botella es la calidad educativa y eso tiene mucho
que ver con los maestros, que para cambiar esta realidad los estamos
capacitando y con mucho mayor fuerza estamos apostándole a la nueva generación
de educadores para que entren en el magisterio con un bagaje académico mucho
mayor. Para eso hemos tenido que triplicar su sueldo en ocho años. Cuando
comenzó este gobierno ganaban 250 dólares los docentes del primer escalafón
ahora ganan, más certificados, 850 dólares de entrada. O sea de base, pueden
llegar hasta 2000 dólares, el escalafón ahora empieza tres veces más alto de lo
que era en 2007. Eso significa que ya no es como se decía en Ecuador, “aunque
sea profesor no más”, sino que la gente pueda aspirar; todavía es insuficiente,
tenemos que mejorar a un más la cuestión salarial pero evidentemente esto significa
que la gente puede aspirar a ser docente y que no sea la última de una larga
lista de opciones. Además hemos apostado por una nueva universidad docente para
que los profesores se gradúen en un centro de excelencia y tengan un alto
bagaje académico. Es un proyecto de 150 millones de dólares para 8000 docentes,
es un megaproyecto de universidad, un campus muy grande. Y bueno está la Universidad
de las Artes, un proyecto en Guayaquil muy hermoso porque creemos que sin arte
no hay sociedad ni buen vivir, y además creemos también que las artes y la
cultura pueden ser parte de la matriz productiva.
En los
Estados Unidos el 12% de su PIB lo constituyen sus industrias culturales, su
industria cinematográfica y fonográfica que hace presencia en todas partes del
mundo que incluso me atrevo a decir es una gran herramienta imperial para
sembrar hegemonía con el sueño americano y claro nosotros tememos que responder
con industria cultural propia, con industria cultural latinoamericana,
ecuatoriana. Esta Universidad de las Artes además es un proyecto político
porque además está en el centro de Guayaquil que tradicionalmente ha sido el sitio
de los ‘patricios’ de la ciudad, con lo cual hemos logrado recuperar esta zona para
que no sea un espacio privatizado sino público, lleno de estudiantes, lleno de
artes, de cultura, de exposiciones callejeras, lleno de músicos, en fin, es un
hermoso proyecto con el cual estamos muy vinculados desde el Ministerio de
Cultura y Patrimonio.
Además usted es rector encargado del Instituto
de Altos Estudios Nacionales (IAEN), una universidad de posgrados en
administración pública que cuenta con profesores de la calidad de David Harvey
y François Houtart, entre otros. ¿Qué características tiene esta universidad?
Uno de los problemas
de nuestra sociedad deriva del Estado ineficiente. En el caso ecuatoriano
venimos trabajando por consolidar un Estado eficiente al servicio de la
ciudadanía pero no teníamos una escuela de administración pública. Teníamos
carreras de administración pública en varias universidades no siempre alineadas
a las necesidades del Estado, ahora tenemos una universidad que se dedica a
repensar el Estado; no solo a formar el talento humano del Estado sino a pensarlo
estratégicamente. El IAEN era un instituto militar que se creó en la década del
70 durante la dictadura militar y el gobierno de Rafael Correa lo recuperó, ahora
está en manos de civiles para pensar la administración pública. En ese sentido se
ofertan carreras de posgrado en áreas como seguridad y derecho público, temas
tributarios, gerencia de empresas públicas, gerencia de hospitales. Muchos
funcionarios públicos que fueron formados en el marco constitucional anterior
tienen la posibilidad ahora de actualizar sus conocimientos jurídicos sobre el Estado
de la Revolución Ciudadana.
Otro aspecto en que ha avanzado
considerablemente el Ecuador es en el programa de becas para estudiantes
bachilleres que se van a otros países a estudiar las carreras profesionales de
sus preferencias. En este año se llega a una cifra récord de 10.000 becas
otorgadas…
Ya hemos
superado las 10.500 becas. Este es un proceso muy importante en el que siempre
hemos tenido prisa debido a los ciclos de la democracia representativa ya que
el periodo gubernamental es de cuatro años, luego si te reeligen son cuatro
años más. Queríamos sembrar, tener los cimientos de la economía del
conocimiento que aspiramos consolidar lo más pronto posible. Y claro el mejorar
el nivel académico de nuestras universidades tenía que ir en paralelo con otros
procesos de formación de talento humano. Entonces dijimos, mientras estamos
mejorando nuestras universidades y creando las nuevas, no perdamos el tiempo y
formemos una masa crítica, eso es importante, no tres, ni cuatro cuadros, sino
una masa crítica de jóvenes en las mejores universidades del mundo, por su
puesto con la condición muy draconiana además de que vuelvan al país, porque si
no, estamos apostándole con plata de todos los ecuatorianos a la fuga de cerebros
de la que siempre hemos sido víctimas los países del sur. En consecuencia, los
estudiantes firman un contrato en el que ellos se comprometen a duplicar la
duración de su beca el tiempo de servicio al regreso al país, si es una
maestría, cuatro años, si es un
doctorado incluso puede ser una década que tienen que dedicar al Ecuador. Más
allá del contrato hay mucha mística que he podido comprobar cuando me reúno con
los jóvenes becarios que están estudiando en las diversas universidades del
mundo, realmente quieren volver a su país para apoyar este proceso.
Sorprende cómo se ha elevado la autoestima del ecuatoriano…
Creo que uno
de los grandes éxitos de la Revolución Ciudadana es la recuperación de la fe,
la esperanza, la autoestima, el orgullo de ser ecuatoriano. Es que hace apenas diez
algunos incluso hablaban del Ecuador
como de Estado fallido, y no era para menos, habíamos tenido tanta
inestabilidad política: siete presidentes en diez años. Esto es el gran triunfo
del proceso político actual, volver a
dar fe al Ecuador. Todas las encuestan
demuestran que la gente tiene optimismo, tiene esperanza y tiene fe en el
futuro y eso incluye a nuestros becarios, quienes vuelven al Ecuador a apoyar
este momento de salto cualitativo de nuestro modelo de desarrollo.
FORTALECER LA CULTURA, OTRO RETO DE LA
REVOLUCIÓN CIUDADANA
Hace poco acaba de ser designado por el
presidente Correa como ministro de Cultura y de Patrimonio, y uno de sus
propósitos a mediano plazo es sacar adelante una ley que fortalezca esta área
tan importante para la identidad de la nación. ¿Qué elementos destaca de este
proyecto que se va a tramitar ante la Asamblea Nacional del Ecuador?
Uno de los
motivos de que me hayan nombrado Ministro de Cultura es justamente tratar de
darle fuerza a esa ley. La Constitución de 2008 ordena una serie de cambios
normativos en una serie de ámbitos institucionales y una de esas leyes es la de
cultura que está pendiente de aprobación. Creo que nosotros avanzamos mucho en
educación superior, en el 2010 ya tuvimos ley, en el 2012 cerramos las
universidades que había que cerrar, en el 2013 creamos las nuevas universidades,
tuvimos una hoja de ruta muy apretada desde la Constitución del 2008. Hasta
ahora hemos cumplido con todas las metas que nos habíamos puesto. En cultura no
necesariamente paso esto. Yo creo que todos hemos hecho un análisis autocritico
de la situación de cultura y yo estoy ahí para tratar de que salga la ley que
está en manos de la Asamblea Nacional. Está en segundo debate, no
necesariamente ha tenido el suficiente empuje por parte del ejecutivo y vamos a
empeñarnos para que salga ya que es fundamental porque no hay revolución sin
cultura. Hay que tener en cuenta que todos los procesos revolucionarios que se
respetan tienen una fuerte matriz de lucha contrahegemónica que nace desde la
cultura y en ese sentido a este Ministerio hay que sacarlo adelante. Creo que
se pueden hacer muchas cosas con la juventud, con la interculturalidad, con
nuestros pueblos, somos un Estado plurinacional e intercultural y hay que
aterrizar eso, mucho menos en la retórica y mucho más en la práctica.
¿Qué destaca de este proyecto de ley de un
nuevo marco de cultura para el Ecuador?
La ley tiene
que resolver dos problemas fundamentales: uno, concretar un sistema de cultura
que funcione. No puede haber acefalias ni puede haber falta de claridad en cuál,
por ejemplo, es el rol de la Casa de la Cultura; cuál es el rol del Ministerio
y el de las otras entidades. En ese sentido vamos a poner orden y a dotar de una
institucionalidad autónoma con rendición de cuentas. No puede ser que tengamos
la Casa de la Cultura que está dedicando gran porcentaje de sus recursos para
gastos administrativos, para pagar burocracia. Queremos una Casa de la Cultura
que esté al servicio de la producción y de la circulación de bienes culturales,
que sea autónoma, que amplíe su base de membrecía, que sea mucho más joven, que
dé paso a la juventud. El segundo aspecto fundamental es el fomento de las
expresiones culturales que en países como Colombia, Brasil y Argentina ha
habido avances importantes que hay que reconocerlos. Nosotros debemos tener
recursos para, por ejemplo, nuestra industria cinematográfica que está en auge
pues el año pasado producimos 13 largometrajes en el Ecuador cuando hasta hace
tres lustros apenas producíamos una película cada dos años. Es necesario
entonces dejar plasmados claramente cuáles van a ser los mecanismos de
financiamiento de la cultura mediante una ley, queremos que desde el sector público
haya fondos garantizados. También buscamos rescatar la interculturalidad, tema
sobre el cual hablamos mucho, creo que hay una retórica política, está en el
discurso político, pero no necesariamente en la realidad. Desde el Ministerio
de Cultura se pueden hacer muchas cosas y es el propio reconocimiento de los
pueblos que han sido marginalizados y excluidos del país. Me propongo tener una
gestión muy propositiva, muy territorializada. Estoy viajando todas las semanas
al territorio para reconocer las expresiones culturales de los pueblos afros,
de los pueblos montubios, de nuestros pueblos y nacionalidades indígenas, de
las juventudes, de las pandillas. Yo soy el primer ministro de Cultura que se
reúne con las pandillas, por supuesto con las que están buscando salir de la
droga, que están buscando sacar a los muchachos de la violencia, de la
delincuencia. Nosotros estamos ahí reconociendo sus formas de expresión
cultural.
CUMPLIR Y SER FIEL A PROPUESTA POLÍTICA HA SIDO
EL ÉXITO DE LA REVOLUCIÓN CIUDADANA
Acudo a su condición de historiador para
finalizar esta entrevista: si uno repasa la historia política de su país puede
observar sin pecar de lisonjero que quien mejor ha sabido proyectar el legado
del gran Eloy Alfaro es el presidente Rafael Correa, quien ha logrado
transformar socioeconómica y políticamente el Ecuador. Con ese activo que es su
obra de gobierno en apenas ocho años, ¿hay peligro de una restauración
conservadora para que vuelvan nefastos delincuentes neoliberales como los Osvaldo
Hurtado, los Febres Cordero, los Durán Ballén, los Bucaram, los Jamil Mahuad, los
Lucios Gutiérrez? ¿Se corre aún ese riesgo en el Ecuador?
Cualquier
proceso revolucionario corre riesgo, Alfaro lo corrió y bueno sabemos cómo
terminó: en la hoguera bárbara, quemado y traicionado además por los más
cercanos. Todos estos procesos revolucionarios corren algunos peligros. Yo creo
que ha habido varios procesos importantes en el Ecuador, claro hablo como
historiador y ahí me vuelvo más académico. La Revolución Juliana jugó un papel
importante después de la plutocracia liberal, creó Estado e importantes
instituciones en la década del 20; el propio Alberto Enríquez Gallo en los años
30; incluso la ‘dictablanda’ de Guillermo Rodríguez Lara en el 70 que tuvo sus
virtudes, nacionalizó el petróleo, planteó algunos temas de nacionalismo y de
solidaridad, y sin duda la referencia del alfarismo en la Revolución Ciudadana
es muy importante. Son momentos fundacionales y refundacionales del Estado
ecuatoriano y nosotros en ese sentido nos sentimos herederos de Alfaro. Ahora,
si es que corremos peligro ya en términos concretos creo que quienes vivimos el
30 de septiembre del 2010 (intento de golpe de Estado al presidente Correa) y quienes
recordamos ese episodio no podemos en ningún momento subestimar al adversario.
Yo más que un golpe de Estado tenía miedo de un magnicidio. Es que el carro en el
que sacaron al Presidente del secuestro fue abaleado, lo que demuestra que estuvimos
muy cerca de un magnicidio. Varias personas que salieron a rescatar al Presidente
murieron, seis personas perdieron la vida en ese rescate. Uno de los escoltas que
estaba protegiendo físicamente al presidente Correa con su cuerpo, murió
abaleado, entonces por supuesto no podemos nunca subestimar el odio ni el
peligro de esa naturaleza de amenazas, así como nunca podemos olvidar los
hechos de este grave atentado. Ahora en términos más políticos, electorales, es
evidente que ocho años en el gobierno crea necesariamente cierto desgaste. Nosotros
éramos un proyecto muy joven en el 2006 y 2007, tuvimos el apoyo abrumador de
la juventud y seguimos siendo un proyecto que goza del apoyo de este sector
poblacional. Pero ahora hay un electorado que tiene 16 años que puede decidir porque
planteamos el voto facultativo a esa edad. Obligatorio desde los 18 y
facultativo desde los 16. Y estos muchachos en el 2007, bueno habrán tenido 6
años cuando Rafael Correa llegó a ser Presidente en el 2007, entonces claro no
se les puede hablar a ellos del viejo país, degradado y neoliberal. Hay que
crear nuevas divisiones movilizadoras, hay que seguir construyendo y pensar en cómo
se entusiasma esta juventud con un futuro más promisorio. Ese es un reto muy
importante, no obstante que además el año pasado tuvimos un proceso electoral
que nos hizo reflexionar muchísimo.
Perdimos la Alcaldía de Quito que era un bastión muy importante para
nosotros, tenemos una derecha empoderada en Guayaquil y por lo tanto somos muy
realistas en ese sentido. A pesar de estos factores veo bastante difícil una
victoria de la derecha en el 2017 porque la derecha ecuatoriana todavía tiene
demasiada historia que le perjudica. Su candidato presidencial Guillermo Lasso
es un banquero que fue uno de los coparticipes del gran feriado bancario de la
época de los 90, fue ministro de Economía durante la gran debacle que conllevó
incluso la perdida de nuestra moneda nacional, que no es un tema menor y eso a
él lo va a perseguir para el resto de su vida política y no le veo posibilidad
real de llegar a ganar contra un candidato de la Revolución Ciudadana. Por su
parte, Mauricio Rodas tiene la Alcaldía en Quito que es compleja, no
necesariamente creo que le está yendo bien y por lo tanto no le veo posibilidades
como candidato presidencial.
Por supuesto
nosotros en Alianza País tenemos que actuar como si no tuviéramos ni un solo
voto y tenemos que ir al 2017 más militantes que nunca, pensando políticamente,
pensando sobre todo programáticamente. El éxito de la Revolución Ciudadana,
cuando ha tenido sus mayores índices de aprobación, ha sido porque ha cumplido
con lo prometido en la campaña electoral.
Ese es el gran éxito, es la credibilidad, más allá de los vaivenes
políticos, de la cotidianidad política. La credibilidad del gobierno de Correa
se debe a que ha cumplido con lo que ofreció y eso es lo que tenemos que seguir
haciendo. Tenemos un plan y lo vamos a
seguir cumpliendo, no estamos pendientes de las alianzas de coyuntura o de los
vaivenes políticos, sino que nos dedicamos a ejecutar el plan programático del
gobierno de la Revolución Ciudadana. Hasta ahora esa ha sido la receta del
éxito político de nuestro gobierno y yo confió en que seguirá siendo para el
2017.
Bogotá, mayo
de 2015.
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