ENTREVISTA CON PAULINA MOGROVEJO DEL CONSEJO DE REGULACIÓN Y DESARROLLO
DE LA INFORMACIÓN Y COMUNICACIÓN DE ECUADOR
“EL ESTADO TIENE LA
RESPONSABILIDAD DE GARANTIZAR DERECHO DE LA SOCIEDAD A UNA COMUNICACIÓN E
INFORMACIÓN VERAZ, INTERCULTURAL, DIVERSA, INCLUYENTE, PARTICIPATIVA Y ÉTICA”
POR FERNANDO ARELLANO ORTIZ
El reto de
América Latina si proyecta promover su integración política es el de generar redes
regionales de medios públicos y comunitarios que intercambien contenidos,
conocimientos y experiencias frente a la homogeneización de la globalización,
afirma Paulina Gabriela Mogrovejo Rengel, representante del Defensoría del
Pueblo en el Consejo de Regulación y Desarrollo de la Información y
Comunicación (CORDICOM) de Ecuador.
Esta abogada y periodista en
diálogo con el Observatorio
Sociopolítico Latinoamericano www.cronicon.net explicó además que la integración regional “debe plantearse un
horizonte que apunte al desarrollo de la industria cultural, lo que implica
ofrecer las condiciones de emergencia de un mercado común de productos y
servicios culturales”.
Con un amplio recorrido
académico, Mogrovejo Rengel, doctora en Jurisprudencia, licenciada en Ciencia
Política, especialista en Derechos Humanos, investigadora social, reportera y
docente universitaria, analiza en detalle en esta entrevista, la guerra
comunicacional que se libra en América Latina, la concentración mediática, los
alcances de la legislación que sobre democratización y acceso a las frecuencias
de radio y televisión se ha expedido en algunos países latinoamericanos, así
como hace un balance de la Ley Orgánica de Comunicación en el Ecuador que ya
llega a los tres años de promulgada.
GARANTIZAR CALIDAD DE LA COMUNICACIÓN ES GARANTIZAR CALIDAD DE LA
OPINIÓN PÚBLICA Y DE LA DEMOCRACIA
- Afirmar que los medios de comunicación
hegemónicos en América Latina son actores políticos que desarrollan estrategias
para contribuir a dar “golpes blandos” a los gobiernos progresistas de la
región, es redundar en el análisis. ¿Desde la institucionalidad de un Estado se
puede enfrentar la guerra política de los oligopolios mediáticos, o es más un
aspecto de generar hegemonía mediante la producción de sentido común?
- Es
evidente que, en el mundo contemporáneo, la ‘realidad’, en gran medida, se
construye desde los medios de comunicación social. Por ejemplo, la ‘realidad’
que en Ecuador o Colombia conocemos de Argentina o Venezuela es aquella que nos
llega por los medios de comunicación, sobre todo aquellos de mayor alcance. En
este sentido, es fundamental comprender que el relato de los hechos que se
difunden en los medios está influido por las personas y grupos que con su
propia ideología e intereses los dirigen. En el marco de estas prácticas, no
todas las personas, organizaciones sociales, partidos, movimientos políticos o
colectivos; entre otros actores sociales, gozan de una libertad de expresión
efectiva que les permita visibilizar sus ideas y realidades. Por lo tanto, el
Estado tiene una responsabilidad -más
que de enfrentar una guerra- de defender, hacer respetar y garantizar el
derecho de toda la sociedad a una comunicación e información veraz,
intercultural, diversa, incluyente,
participativa, ética, sin censura ni autocensura y hecha con
responsabilidad. En el caso de Ecuador, donde 9 de cada 10 medios de
comunicación históricamente han sido de propiedad privada, la política pública
de comunicación del Estado debe revertir esta situación y asegurar la pluralidad,
diversidad y justicia en el acceso a medios de comunicación social, tanto en la
propiedad como en la producción de nuevos sentidos. Garantizar la calidad de la
comunicación e información a través de todos los mecanismos institucionales que
sean necesarios, implica garantizar la calidad de la opinión pública y en
consecuencia, la calidad de la democracia.
- ¿En qué medida la expedición de legislación
para democratizar el acceso a las frecuencias radioeléctricas de sectores
populares, comunitarios y académicos que se ha venido dando en buena parte de
Suramérica ha contribuido a enfrentar la batalla mediática impulsada y
sostenida por el gran capital transnacional y las élites locales?
- El
objetivo de los Estados frente a los abusos de los poderes fácticos, siempre
debe ser la defensa de los derechos humanos, entre ellos el de la comunicación.
En esa línea, la existencia de medios comunitarios es un importante avance en
la creación del espacio para la difusión de otras realidades. Democratizar el
acceso a las frecuencias es una tarea compleja y va más allá de la normativa,
por lo que requiere la intervención de la mayor cantidad de actores y
ciudadanía posible. Desde sus inicios, las distintas normativas e instancias públicas
de comunicación, al impulsar un nuevo orden en la distribución de las
frecuencias para radio y televisión que reivindique al sector comunitario,
resiste una agresiva campaña de desprestigio por parte de los conglomerados
mediáticos que se rehúsan a una redistribución democrática. Por otra parte, las
personas deben saber que crear nuevos medios públicos y comunitarios conlleva varios
aspectos. Entre ellos, el inicio de procesos de reversión transparentes para
disponer de frecuencias que hoy son de propiedad privada e implementar medidas
de acción afirmativa, a fin de garantizar la sostenibilidad económica, social e
institucional de estos nuevos medios. La meta de estas acciones es que los
medios comunitarios y públicos no dependan de la voluntad política del Gobierno
de turno. Afianzar la presencia de medios comunitarios perdurables en el tiempo
implica la existencia de organizaciones sociales maduras; es decir,
organizaciones con autodeterminación y autonomía en todos los aspectos e
interesadas en proteger y consolidar estos medios. Finalmente, la capacitación
y formación profesional de las comunicadoras y comunicadores es otro aspecto esencial en el que se debe
profundizar el trabajo. Defender y democratizar el pleno ejercicio de los
derechos a la comunicación e información de colectivos, comunas, comunidades,
pueblos y nacionalidades implica grandes desafíos.
- Por la reciente experiencia argentina en la
que el presidente Mauricio Macri ha desconocido la institucionalidad que creó
la Ley de Medios expedida en 2010 con el propósito de dejarla sin vigencia, ¿se
podría afirmar que no basta simplemente con el instrumento legal? ¿Qué estaría
haciendo falta?
- En
el caso argentino es indudable el doble estándar en el discurso de algunos
actores políticos, alrededor del respeto a la libertad de expresión. Por
ejemplo, la salida de Telesur desnuda un acto de censura gubernamental ante el
cual, organizaciones como la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), guardan
un silencio cómplice. Asimismo, es claro que la modificación de la Ley de
Medios por decreto presidencial, sin pasar por debate y aprobación en la
legislatura, con el fin de restaurar los privilegios de grupos económicos y
financieros claramente identificados, significa desconocer el derecho a la libertad
de expresión de amplios sectores sociales de la Argentina. En ese sentido, las
políticas argentinas de los últimos meses son regresivas de derechos. En
general, si bien las leyes de medios son un importante avance, sostener un
nuevo orden en el sector de la comunicación, capaz de incorporar el enfoque de
derechos en todos los casos, requiere complementar la normativa con políticas
públicas. De igual forma es necesario un cambio de la matriz cultural y avizorar
que el nuevo orden es dar el poder y herramientas a la ciudadanía para la
autodefensa de su libertad de expresión y los demás derechos humanos. También
es importante desmontar varios mitos que desde algunos medios se han edificado
sobre la defensa de los derechos de la comunicación y las instituciones que los
defienden. Por citar un caso en el Ecuador: los derechos de rectificación y
réplica han sido presentados como un ataque a la prensa. Nada más alejado de la
verdad. La rectificación y réplica son mecanismos para evitar que las personas
sean acosadas, perseguidas, descalificadas, silenciadas o castigadas por pensar
distinto.
- ¿En la disputa mediática de las audiencias,
qué rol han jugado los medios públicos, en su país, el Ecuador? ¿Cómo ha sido
la experiencia?
- La
creación y desarrollo de medios públicos en el Ecuador ha sido un hito en la
comunicación del país. Han permitido difundir contenidos de interés público,
transparentar la gestión estatal, contar con espacios de educomunicación, promover
el patrimonio audiovisual, permitir la formación y práctica de los nuevos
periodistas y comunicadores sociales en las universidades, fomentar audiencias
críticas y producir contenidos que impulsan la autorrepresentacion de personas,
colectivos, comunas, comunidades, pueblos y nacionalidades. Estos medios
representan la diversidad y las múltiples voces del país. Este tipo de medios cumplen
una finalidad social que complementa la comunicación comercial, lo cual supone una
oportunidad para las audiencias que reciben un servicio de comunicación con
prevalencia de contenidos informativos, educativos, formativos y culturales que
además reflejan la realidad de los habitantes de todo el país. En definitiva, son
una piedra angular de la Democracia. Los medios públicos proponen una mirada
distinta del derecho a comunicar.
- La Ley Orgánica de Comunicación en Ecuador
que fue expedida en 2013 va a cumplir tres años de vigencia, ¿ya se puede hacer
un balance de sus alcances en este
lapso?
- El
balance de la Ley Orgánica de Comunicación es positivo. La normativa ha
permitido la inclusión en todos los medios de comunicación de un 5% de
contenido intercultural. Tomadas en cuenta poco o nada en el pasado, las 14
nacionalidades y pueblos adquieren hoy un rol protagónico en la nueva
comunicación del país. Los medios de comunicación de alcance nacional
gradualmente han incluido el lenguaje de señas en su programación. Todos los
medios públicos disponen de lenguaje de señas incorporados en sus noticieros.
Entre los alcances más importantes destaca la prevención de contenidos
discriminatorios. Cuando un medio de comunicación emite información o mensajes
que discriminan a una persona o grupo social, estos son debidamente procesados
para reparar los derechos vulnerados. Instituciones como la Defensoría del
Pueblo y el Consejo de Desarrollo de la Comunicación realizan permanentemente exhortos,
pronunciamientos y calificaciones de contenidos a favor de una comunicación
incluyente y respetuosa de los derechos humanos. Hasta el momento se han
analizado 37 casos de discriminación entre los que destacan el de una
adolescente atea recriminada públicamente en televisión nacional por su no
creencia en Dios y un programa que hacía apología de la violencia doméstica con
el pretexto del humor. La Ley Orgánica de Comunicación ha permitido avanzar en
la justicia laboral y reconocimiento de los derechos de las trabajadoras y
trabajadores de la comunicación. El salario mínimo de los periodistas aumentó
aproximadamente en un cuatrocientos por ciento. Antes, un periodista
profesional recibía en promedio US$170 mensual. Actualmente, recibe mínimo de US$817.
Además, unas 1500 trabajadoras y trabajadores del sector han sido capacitados. Otro
punto positivo es el apoyo a las industrias culturales ecuatorianas como el
cine, la música y la publicidad hechas en el Ecuador. Gracias a la Ley Orgánica
de Comunicación, las radios deben destinar la mitad de su programación
musical para difundir a los
compositores, autores e intérpretes ecuatorianos.
- De acuerdo con la legislación ecuatoriana
la comunicación social “es un servicio público”. ¿Qué responsabilidad para los
medios y qué alcance sociopolítico implica esta concepción?
- En
el Ecuador, la comunicación es un derecho constitucional como la educación y la
salud. Se garantiza a través de la prestación del servicio público de
comunicación social a cargo de las estaciones de televisión y radio, así como
los impresos, tanto de carácter público, como privado y comunitario. Esto
permite transversalizar en los contenidos comunicacionales, el respeto y la promoción
de los derechos humanos. Prioriza el principio de solidaridad en lugar de la
competencia desleal y la lógica del ‘rating’ que privilegia los intereses del
mercado a pesar de la libertad de expresión. Esta definición de rango
constitucional, supera la clásica visión del servicio público atado a los
medios públicos exclusivamente y apela al rol socializador de todos los medios,
independientemente de su origen. La comunicación, al ser un derecho y un
servicio a la vez, permite aplicar de forma inédita, el derecho de las
audiencias y ciudadanía a la responsabilidad ulterior de los medios. A su vez,
la comunicación como servicio público permite al Estado prevenir prácticas
abusivas en el mercado y las empresas de comunicación. De igual forma queda
garantizada la accesibilidad y asequibilidad a las plataformas tecnológicas y
otras fuentes de información. A los medios de comunicación, sobre todo regionales
y locales, les da la posibilidad de participar en la distribución equitativa de
la publicidad estatal. En la tutela del cumplimiento de los derechos humanos se
establecen parámetros para evitar publicidad engañosa al mismo tiempo que se
prioriza el interés superior de niñas, niños y adolescentes, personas con
discapacidad, entre otros grupos de atención prioritaria.
- ¿En qué medida se ha avanzado en el proceso
por democratizar el acceso a las frecuencias en el espectro radioeléctrico en
el Ecuador? ¿Sigue siendo aún un reto por parte del Estado enfrentar la gran
concentración por parte de los oligopolios mediáticos? ¿Qué obstáculos se están
presentando en el camino?
- Un
primer paso ha sido superar décadas de concentración de medios en manos de
grupos familiares, económicos y financieros. Este proceso comienza con la
reforma constitucional en el año 2008, iniciativa que propone rescindir los
conflictos de interés existentes principalmente entre los medios y la banca. La
Constitución de Montecristi dispone la aprobación de una ley que sustituya a la
Ley de Radio y Televisión emitida durante la última dictadura, porque alentaba
la desigualdad en el acceso a la comunicación e información y dejaba abierta la
posibilidad del cierre de medios por su línea editorial. Luego, en el año 2011,
las ecuatorianas y ecuatorianos, en consulta popular, respaldan la política
estatal de desvincular las actividades de los medios de comunicación de las
presiones del sector financiero. Finalmente, en el año 2013, pese al boicot
latente de algunos medios de comunicación, la Asamblea Nacional, tras un
intenso debate y análisis de cuatro propuestas, aprobó la actual Ley Orgánica
de Comunicación que estipula que la adjudicación de frecuencias será bajo un
concurso público, abierto y transparente, donde podrá participar el sector
comunitario, antes excluido. Actualmente, la Agencia de Regulación y Control de
las Telecomunicaciones (Arcotel) ejecuta el proceso de reversión de más de mil
frecuencias de radio y televisión, conforme los protocolos del artículo 106 de
la Ley Orgánica de Comunicación.
- ¿Qué rol juega en ese propósito fundamental
de democratización de los medios el Consejo de Regulación y Desarrollo de la
Información y Comunicación (CORDICOM)?
- El
CORDICOM evalúa los proyectos de contenidos comunicacionales sobre la base de
criterios técnicos y sociales, con observancia de la Constitución, los instrumentos
internacionales de Derechos Humanos, la Ley Orgánica de Comunicación y demás
normativa vigente. Adicionalmente, el CORDICOM desarrolla medidas de acción
afirmativa que posibilitan alcanzar pluralidad de contenidos. Entre ellas el
fomento de redes de medios, compartición de parrillas, creación de repositorios
de contenidos de producción nacional e intercultural, soporte técnico,
capacitación, líneas de crédito, fondos de publicidad, entre otros.
- Además
de contar con leyes para democratizar la comunicación, ¿América Latina qué
otros retos tiene pendientes para avanzar en ese propósito?
- Es
imprescindible lograr acuerdos mínimos a nivel regional e identificar puntos en
común como la necesidad de desconcentrar los medios. También es necesario
debatir y profundizar la democratización de contenidos. La integración latinoamericana
debe plantearse un horizonte que apunte al desarrollo de la industria cultural,
esto implica ofrecer las condiciones de emergencia de un mercado común de
productos y servicios culturales. Pensar en redes regionales de medios públicos
y comunitarios que intercambien contenidos, conocimientos y experiencias frente
a la homogeneización de la globalización. Las mujeres, los pueblos y
nacionalidades latinoamericanas deberían juntarse desde una clave regional
unificadora. Superemos la fragmentación y los clivajes, reescribamos la visión
latinoamericana desde la descolonialidad. Lo intercultural a nivel nacional es
un primer paso pero la idea alrededor de la cual podemos sembrar nuevas
propuestas regionales requiere repensar las industrias culturales desde el sur,
con sus potencialidades generadoras de identidad y discursos diversos. Una
opción interesante sería el Banco del Sur como fuente de recursos que
incentiven la creación de medios comunitarios y de productos culturales
regionales.
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