“EL SUPUESTO ‘DESARROLLO’
HA GENERADO SOCIEDADES INCOMPLETAS Y DESIGUALES POR LO QUE SE REQUIERE DE UNA
TRANSICIÓN CIVILIZATORIA”: ARTURO ESCOBAR
POR FERNANDO ARELLANO ORTIZ
El modelo económico capitalista
imperante y el Estado como se reconfiguró en Occidente se agotaron, además
conceptos como “desarrollo” y “modernidad” han sido perversos porque han
llevado a una crisis civilizatoria. Frente a ello, el antropólogo colombiano y
catedrático universitario Arturo Escobar afirma que se requieren de luchas
sociales y de “montonera” como dice el pueblo nasa en el departamento del
Cauca, para interpelar al Estado y a la hegemonía del capital.
Durante la conferencia que brindó
a instancias del Centro Interdisciplinario de Estudios sobre Desarrollo (Cider)
de la Universidad de los Andes de Bogotá, el pasado 26 de octubre, este
catedrático de la Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill, referente
teórico de la ecología política y la antropología del desarrollo, planteó la
necesidad de avanzar hacia nuevas lógicas alternativas de vida, muy distintas a
las liberales y capitalistas que han generado una debacle civilizatoria,
comenzando por el calentamiento global.
Por eso, dijo, que es imperativo
si la humanidad quiere seguir conservando el planeta, que la economía y la
modernidad se subordinen al Buen Vivir.
El análisis de Escobar es
singular porque ha problematizado la idea de desarrollo situando la emergencia
de este concepto y sus implicaciones para el Sur global. Durante su disertación
titulada “Paz, (post)desarrollo y pluriverso” aportó elementos a la discusión
sobre el proceso de paz en Colombia y los verdaderos alcances que ha tenido el
concepto capitalista de “desarrollo”. A partir de estas reflexiones promovió
una idea para el debate: la posibilidad de pensar más allá del desarrollo y sus
definiciones dominantes, explorando un tránsito que no se restringe a la idea
de ir de la guerra a la paz, sino que incluye de igual manera una visión de
transición civilizatoria que busca reconocer la diversidad que constituye el
mundo actual, y por ende las alternativas políticas, sociales, culturales y
económicas en un momento de crisis profunda del modelo impuesto por el
Occidente hegemónico.
POSCONFLICTO EN COLOMBIA: “CONTINUACIÓN DE LA GUERRA POR OTROS MEDIOS”
Durante la primera parte de su intervención,
Escobar se detuvo a analizar las circunstancias actuales del proceso de paz en
Colombia. Parodiando la reconocida frase del estratega militar prusiano del
siglo XIX, Carl von Clausewitz, dijo que el posconflicto “es la continuación de
la guerra por otros medios” y debe servir, además, para asumir una “nueva
conciencia de la historicidad del conflicto”.
Fue categórico es señalar que “es
imposible construir el posconflicto con las herramientas que crearon el conflicto.
Es decir, mediante conceptos como “desarrollo” y “modernidad” que han llevado a
Colombia a ser uno de los países de mayor concentración de la riqueza y de más
alta desigualdad en el mundo, y que equivocadamente ha puesto el futuro de su
progreso material en manos del capital extranjero. Por eso desde una mirada
crítica llamó la atención que el Estado haya entregado más de17 millones de
hectáreas del territorio nacional a las multinacionales para explotación
minera.
“A mayor extracción menos
democracia y en consecuencia menos paz”, alertó este reconocido antropólogo.
Adicionalmente, dijo que Colombia no requiere de crecimiento económico con base
en la locomotora minero-energética que ha impulsado el gobierno del presidente
Juan Manuel Santos.
Según su análisis, “extractivismo
y desarrollo han generado además desigualdad e hiperexclusión porque se ha
expulsado todo de las comunidades”. Al señalar que “la paz se crea en los
territorios”, explicó que la sociedad colombiana tiene el reto de superar los
elementos generadores del conflicto armado: patriarcado, capitalismo y
modernidad.
Dentro de ese contexto, señaló
que “el desarrollo es el problema mismo y el concepto de crecimiento económico
hay que cuestionarlo”.
El concepto de desarrollo no ha
sido más que un proceso de acumulación de capital y de progreso técnico y es un
proyecto económico, capitalista, imperial y cultural que “surge de la
experiencia particular de la modernidad europea y subordina a las demás
culturas y conocimientos”, precisó Escobar, quien a través de sus
investigaciones y trabajos bibliográficos ha hondado sobre el tema para develar
esta noción fantasmática y omnipresente que los decadentes organismos
hegemónicos de crédito internacional y sus centros de pensamiento han querido
imponer a los países del llamado despectivamente tercer mundo, luego de la
Segunda Guerra mundial.
Con base en la manipulación
publicitaria por parte de los sectores hegemónicos, el término “desarrollo” se
convirtió, explica este especialista, “en una certeza en el imaginario social”.
Por eso es que se habla de planes de desarrollo de los gobiernos, estrategias
para el desarrollo social, modelos de desarrollo económico y hasta se han
erigido instituciones con dicha acepción como el funesto Banco Interamericano de
Desarrollo que propala a los cuatro vientos la criminal doctrina neoliberal.
Lo cierto es que la concepción de
desarrollo impuesta “privilegia el crecimiento económico, la explotación de
recursos naturales, la lógica del mercado y la búsqueda de satisfacción
material e individual por sobre cualquier otra meta”.
Escobar aludió a que el exceso de
desarrollo (capitalista) es lo que está afectando negativamente a varias zonas
colombianas en su tejido social porque conlleva a más destrucción, como es el
caso del puerto de Buenaventura, típico de la “globalización del crimen”, que
la literatura académica ha denominado “espacio sin gobierno”.
Esa concepción de “desarrollo” se
puede constatar también en el modelo agrario puesto en marcha en Colombia hace
más de 70 años, el cual es un completo fracaso porque está sustentado “en base
de promover la gran empresa, el gran capital y cada vez es más cínico y más
despojador como lo demuestran los escándalos de apropiación de baldíos, entre
otras cuestiones”.
“Yo lo que veo definitivamente es
un capitalismo salvaje. Por eso es digo que Colombia es un caso de prueba a
nivel global de qué tanto se pueden exprimir los recursos, los pueblos y los
territorios”, precisa el antropólogo.
Frente a ello, Escobar a través
de sus investigaciones en el ámbito de la ecología política y la antropología
busca plantear alternativas que posibiliten superar esa concepción de
explotación y dominación capitalista y aporten a las transformaciones globales
a partir del lugar, el medio ambiente y la articulación y fortalecimiento de
los movimientos sociales.
MODERNIDAD Y ACADEMIA = SOCIEDADES DESIGUALES
Otro de los conceptos que
cuestiona este científico social colombiano es el de la “modernidad”, pues
según su opinión en América Latina siempre ha tenido un lado perverso.
“La implementación de la
modernidad ha sido perversa e incompleta” porque tiene íntima relación con
colonialidad. “Desde esa perspectiva ha habido intentos de implementar la
modernidad pero han sido intentos parciales, fallidos, lo que se ha logrado es
realmente crear sociedades incompletas, sociedades desiguales, sociedades que
no responden a los imaginarios y los deseos y realidades de los mismos
territorios y pueblos que existen en América Latina”.
Al mismo tiempo es un crítico del
rol que cumple la academia en el actual proceso histórico. Deja entrever que
falta mayor visión crítica y análisis que permitan superar las críticas
condiciones de la sociedad a las que ha llevado la concepción socioeconómica
predominante. Simplemente, agregó, la academia se limita a capacitar a los
agentes que van a imponer el modelo económico.
“La academia se queda muy corta
en hacerse las preguntas que hay que hacerse hoy en día para transformar el
mundo de una forma más sostenida y exitosa, aunque cada vez es más difícil que
pueda haber una transformación sostenida y exitosa. La gente que está pensando
la necesidad de esta ‘gran transformación’ lo está pensando por fuera de la
academia, y son diseñadoras, ecólogos, activistas de movimientos, activistas
indígenas, campesinos y afrodescendientes, los jóvenes que reivindican la
espiritualidad, tema tabú para la academia, gente trabajando el buen vivir,
feministas; es decir, toda esta gente que anda por el mundo, en el espacio
social, político y cultural, muchas veces con alguna relación con la academia
pero por fuera de ella. Los académicos y académicas seguimos muy metidos en
nuestros rollos auto referenciales, canónicos, y eurocéntricos así sea con las
teorías críticas del último momento”.
TRANSICIÓN HACIA UN MODELO HUMANO
Para Escobar, la actual crisis de
la hegemonía capitalista “es la de un mundo en particular. El mundo hegemónico que
no quiere relacionarse con otros mundos, si no es en sus propios términos y
condiciones”. En consecuencia, es preciso luchar por “una transición
civilizatoria, sustentado en un modelo cuyo centro sea el ser humano.
Por eso su tesis del posdesarrollo
cuestiona el crecimiento, el progreso en cuanto al consumo material y
reivindica los buenos vivires urbanos y rurales, aboga por la recomunalización
de la vida social, la relocalización de las actividades, las autonomías
locales, la descolonización y la despatriarcalización de la sociedad. Se trata
sí, enfatiza, de crecer en la garantía de los derechos y de los servicios
sociales, de la liberación de la madre tierra y del pluriverso: “un mundo donde
caben varios mundos”.
En efecto, “el pluriverso
–explica- suena como una palabra nueva, difícil de entender y está dividida en
dos partes. La primera es que el modelo dominante se basa en que todos vivimos
en un mundo globalizado y que es un mundo en donde hay una forma verdadera de
entender las cosas que, de nuevo, es la forma que tiene que ver con el mercado,
con la racionalidad de las cosas, con el individuo, con la rentabilidad, y con
la ganancia, con la eficiencia, etc. Y
que todos tenemos que acomodarnos a ese mundo. Pues no. Si pensamos desde los
territorios indígenas, desde los territorios de afrodescendientes, desde los
territorios campesinos, nos damos cuenta que el mundo no es así solamente, ese
es el mundo dominante, pero hay muchos otros mundos, hay otras muchas formas de
ver la vida, hay muchas otras cosmovisiones, cosmologías, cosmogonías, como
quiera que se las llame. La mejor expresión del concepto de pluriverso la
tienen los zapatistas, ellos hablan de un mundo en el que quepan muchos mundos.
Esa es la definición de pluriverso, no queremos un solo mundo, el que nos trata
de vender la globalización neoliberal, el Estado, las transnacionales, el
discurso empresarial, queremos un mundo en el que quepan muchos mundos, un
mundo realmente pluralista”.
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