jueves, 13 de agosto de 2015

ECUADOR

ENTREVISTA CON PABEL MUÑOZ, SECRETARIO NACIONAL DE PLANIFICACIÓN Y DESARROLLO DEL ECUADOR

“EL GOBIERNO DE RAFAEL CORREA NO ESTÁ PARA ADMINISTRAR UN SISTEMA SINO PARA TRANSFORMARLO, POR ESO AVANZA EN UNA POLÍTICA DE JUSTICIA Y EQUIDAD SOCIAL”



POR FERNANDO ARELLANO ORTIZ
Quito

El gobierno del presidente Rafael Correa Delgado está dispuesto a continuar avanzando en la transformación socioeconómica del Ecuador, no obstante los gritos de protesta y los intentos de golpe blando de la derecha y su batería mediática, a la que le hace el juego una ultraizquierda que perdió por completo su horizonte.

La Revolución Ciudadana del presidente Correa se ha empeñado en disminuir las inequidades sociales históricas de la gran mayoría de la población ecuatoriana y por eso viene planteando la necesidad de legislar sobre la plusvalía y las herencias del sector más adinerado del país. Este anuncio que hace parte de una política pública para enfrentar la desigualdad y la pobreza ha generado una reacción violenta por parte de la ultraderecha que a través de sus máximos representantes, el alcalde de Guayaquil, Jaime Nebot, un caracterizado violador de derechos humanos en la época del gobierno neoliberal del ultraconservador León Febres Cordero (1984-88); y el alcalde de Quito, Mauricio Rodas, quien no ha podido justificar todavía sus estrechos nexos con el cartel narcotraficante de Sinaloa, han convocado a sus huestes a salir a las calles para protestar por estas medidas que consideran ellos atentan contra sus pingües patrimonios y concentradas fortunas.

Si bien en los ocho años de gobierno de la Revolución Ciudadana se ha logrado con éxito reducir la pobreza en Ecuador, el fenómeno de la inequidad social es un flagelo que se busca atacar mediante leyes de redistribución que afectarían, en caso de llegarse a aprobar, tan solo al 1.5% de la población que concentra la riqueza en este país andino.

La concentración de la riqueza en Ecuador muestra cifras inmorales y por lo tanto escandalosas que atentan contra un sistema que se dice democrático: el 2% de las familias posee el 90% de las grandes empresas. El 10% más rico consume 12.6 veces más que el 10% más pobre. Una de cada cuatro personas todavía vive en la pobreza. El país genera los recursos suficientes para eliminar la pobreza, pero la inequidad en la distribución no permite erradicarla.

POR UNA POLÍTICA DE DISTRIBUCIÓN QUE POSIBILITE LA DEMOCRATIZACIÓN DE LOS FACTORES PRODUCTIVOS



Con el propósito de concretar acciones políticas y legislativas que permitan la disminución de la pobreza vía una mejor redistribución de la riqueza, el gobierno del presidente Correa ha convocado a la sociedad ecuatoriana a un ejercicio participativo a través de un diálogo nacional por la equidad y la justicia social.

Este proceso de diálogo y debate viene siendo coordinado metodológicamente por la Secretaría Nacional de Planificación y Desarrollo (Senplades), cuyo titular es el sociólogo, filósofo y politólogo Pabel Muñoz.

Este alto funcionario está vinculado a la Revolución Ciudadana desde que comenzó en 2007 haciendo parte del gobierno en el diseño de diversas políticas públicas. Para ahondar sobre los objetivos de este diálogo nacional, el Observatorio Sociopolítico Latinoamericano www.cronicon.net, dialogó con él en su despacho.

-       Ecuador es uno de los países que más ha disminuido pobreza en los últimos años y avanza de manera contundente e inclusión social.  ¿Por qué y para qué entonces el dialogo nacional para la equidad y la justicia social que impulsa el gobierno del presidente Rafael Correa a través de Senplades?

-       Porque nunca será suficiente lo que hagamos por disminución de pobreza y aumento de la igualdad. En América Latina nuestros países han sido signados por unas estructuras coloniales que todavía no logramos romper.  Si pensamos justamente en esa época colonial, quienes estaban en la cúspide de la pirámide eran los españoles, los criollos, y muy por debajo nuestras poblaciones indígenas y afrodesendientes, y eso no ha cambiado. Hoy tenemos una estructura donde si bien en la mayoría de nuestros países se han dado giros y avances importantes, tenemos una desigualdad estructural, siguen siendo la base de la pirámide social las poblaciones indígenas y afrodescendientes. En el Ecuador estamos muy contentos de haber tenido los logros de política pública que hemos logrado, reduciendo la pobreza en todas las formas de medición.  Si usted la mide por ingreso, por consumo, sea por necesidades básicas, todas tienen unas caídas alrededor de 13, 14 puntos porcentuales. Somos el país de América Latina que más ha logrado mejorar sus niveles de igualdad, es decir, la equidad que hemos construido y que se puede medir en el coeficiente de Gini (medida utilizada para calcular la desigualdad ideada por el estadístico italiano Corrado Gini) es muy significativa. En los últimos ocho años el Ecuador ha caído en ocho puntos este coeficiente y en ese mismo periodo Latinoamérica solo ha caído dos puntos. Pero debería decir que los logros de muchos de los países latinoamericanos y en este caso el Ecuador se enfrentan con una realidad y es que América Latina y el Caribe es la región más inequitativa del mundo.  Así que los grandes esfuerzos que hemos hecho en nuestros países lastimosamente, siendo fundamentales, siguen siendo insuficientes.

-       ¿Cuál es la filosofía, la metodología,  y hacia dónde apunta este diálogo nacional?


-       La primera cosa que debo decir es que la convocatoria tiene como propósito ampliar y profundizar el debate y el dialogo teniendo como tema central la equidad y la justicia social. Por qué digo esto; porque uno se podría quedar con la sensación de que estamos inaugurando el dialogo, de que antes no lo ha habido y si uno sigue la historia del Ecuador en sus últimos ocho años va a ver y a reconocer que avances en política pública de construcción deliberativa, de construcción participativa, se ha dado también en este periodo de gobierno y pongo dos o tres ejemplos. El primero es la Constitución que se aprobó en su propia gestación. La Constitución fue planteada y aprobada en 2008 de manera participativa. Permítame hacer una pequeña reseña en el caso ecuatoriano. Nuestra Constitución anterior fue de 1998 y simbólicamente se la hizo en un cuartel y no se aprobó con la votación popular. La actual Constitución, que entró en vigencia diez años después a esa aprobada en un cuartel, repito, en su forma y fondo es absolutamente distinta. Primero se le consultó a la ciudadanía si quería una nueva carta política. Más del 80% contestó que sí. Después, una vez que estuvo lista la nueva Constitución se le pregunto a la ciudadanía si la aprobaba. Más del 60% aprobó esta Constitución. Así que respecto a esa Constitución acuartelada en el 98, la de 2008 tuvo ya un gran canal y flujo de participación. Segundo ejemplo, es la propia Constitución actual. Tiene un artículo, el número 100, que promueve fuertemente la participación. El sistema de planificación que se administra desde esta Secretaría tiene que ser por mandato constitucional tanto territorial como participativa.  Es decir, no se concibe la planificación nacional sin la voz ciudadana. Y un tercer ejemplo es la Ley de Participación Ciudadana. Se hizo en este gobierno posterior a la aprobación de la Constitución y esto ha marcado que siempre tengamos un espíritu de diálogo y contacto con la ciudadanía pero en el último mes y medio el Presidente ha hecho un llamado a que todos los sectores sociales, económicos, políticos, académicos, puedan sumarse al diálogo sobre un tema puntual: la equidad y la justicia social, estructurándose a través de una metodología planteada por Senplades. Esta metodología busca fundamentalmente dos cosas: permitir la participación de los sectores que de alguna manera están organizados, aunque son pocos, algo más del 10%, pero que tienen una incidencia; los sindicatos, los gremios productivos, las cámaras de producción, ciertos sectores asociados a la economía popular y solidaria, colectivos de mujeres, colectivos de jóvenes y con ellos estamos conversando desde una perspectiva si se quiere más asociativa, más agremiada. Pero también tiene que permitir la participación de ese 90% que no esta asociado, agremiado a nada, pero que igualmente tiene deseos de participar y ahí vamos a poner en juego las tecnologías de información y de la comunicación. Para ello estamos poniendo a disposición del público una página web con el propósito de que el ciudadano que quiera acceder y dejar sus inquietudes, propuestas y observaciones, participe abiertamente en este debate.


-       ¿Al finalizar este interesante ejercicio de participación ciudadana, de intercambio de información, de debate, hacia dónde se proyecta la política de equidad y justicia social del gobierno de la Revolución Ciudadana?


-       Yo creo que  a fortalecerla y a mejorarla, me parece que estas dos palabras pueden describir cómo se puede orientar la política pública. Y diría fundamentalmente que la mejora es la sustancial. Vamos un mes de diálogo. Hemos tenido 18 sesiones de dialogo en este momento que ha significado más o menos cada dos días una jornada de intercambio de opiniones y lo que podemos observar es que la gente primero reconoce que los logros alcanzados en estos ocho años de gobierno son fundamentales. Segundo, que por lo tanto cualquier cosa que se haga no puede poner en riesgo esos logros de la sociedad ecuatoriana, ojo que no digo del gobierno sino de la sociedad ecuatoriana. Y tercero, me parece que hay un reconocimiento de que la oferta programática ha sido muy amplia, por lo tanto es interesante que no necesariamente se pida más cosas sino que se solicite una suerte de mejoramiento de lo existente. Planteándonos a nosotros ya no tanto la elaboración de la política pública sino el mejoramiento de la gestión en la política pública. A veces hacemos la política pública de manera muy técnica, la gestionamos muy técnicamente, pero tal vez amerita que tengamos más atención en una gestión de esa política. Darle más atención a elementos que pueden o faciliten la conexión entre los beneficiarios y los ofertantes de la políticas públicas, o permitiendo que se pula en algunos casos donde no fluye adecuadamente. Y al final el producto que tendremos es una agenda por la equidad y la justicia social. Una agenda que puede tener ene número de elementos de política pública, ene número de elementos de política regulatoria y ene número de elementos de política legislativa.


-       ¿Dentro de esta agenda que me acaba de mencionar se contempla volver a presentar el proyecto de ley de herencias y plusvalías? ¿Y qué elementos destacaría de este proyecto de ley que fue retirado momentáneamente por el presidente Correa?


-       Siendo justo con el proceso no debería adelantar ninguna conclusión. Al final pueden ser esas como pueden ser otras leyes porque el proceso está abierto para eso. Pero lo que sí quisiera anotar es una cosa que me parece importante.  Quienes están en una posición de no participar en un proceso de dialogo son los sectores que piden una suerte de “archivo definitivo de los proyectos de ley” y digo entre comillas porque el archivo definitivo no cabe, las dos leyes no están presentadas, vuelven a ser un proyecto, vuelven a ser una iniciativa, por lo tanto los sectores fundamentalmente empresariales que planteaban un archivo de la ley y que no es más que una consigna, me parece que están equivocados.  Es decir, no hay nada que archivar.

-       Le ruego hacerme una precisión. ¿Son dos proyectos de ley los que fueron retirados temporalmente: uno de herencias y otro de plusvalías?


-       Sí, son dos, uno de herencia y otro de plusvalías, entonces hay sectores que dicen que se archiven esos proyectos de ley y cometen un error de enfoque. Los proyectos no están presentados a la Asamblea Nacional, por lo tanto no cabe alguna apelación a la categoría de archivar. Estos vuelven a estar, digamos, en discusión de la sociedad. Frente a ciertos sectores que con alguna legitimidad plantean la no presentación de esas leyes hay también otros sectores que con la misma legitimidad expresan que esas leyes sí vayan. Entonces lo que sí creo es que hay que esperar a que termine el proceso de diálogo y saber si la sociedad está a favor del reingreso de esos proyectos de ley. Lo que sí está claro que es que seguramente van a tener algunas modificaciones respecto de lo que salga del proceso de diálogo.  Doy un ejemplo, el sector empresarial que está en marcha, los negocios que están en marcha, tienen una preocupación de que si fallece alguien que es dueño del negocio y le hereda a su hijo o a su familia, el tema de tener que pagar ese impuesto puede de alguna manera frenar su actividad económica.  Frente a eso la decisión que hemos tomado es que se mantendría la tabla actualmente vigente. Porque para gente que no conoce el Ecuador, incluso para los ecuatorianos que no están bien informados, esta no es una ley nueva, desde 1920 hay una ley de herencia. En los años 80, en el gobierno del León Febres Cordero, representante de la aristocracia ecuatoriana, se presentó una reforma también a esa ley pero con una particularidad, flexibilizaba el pago a los segmentos altos de la sociedad y fortalecía a los segmentos sociales bajos. En la reforma que nosotros hemos planteado tiene de manera absoluta el enfoque contrario: busca fundamentalmente que al final termine tocando los intereses del 1.5% más rico de la sociedad ecuatoriana, no más. El 98 % no se ve afectado por esta ley, un 0.5% de alguna u otra manera pagará un poquito más que lo que paga ahora, pero un 1.5% seguro va a tener que pagar más. Y por qué. Porque hay un tema que lastimosamente ha existido y algunos sectores se han hecho los de la vista gorda. Sectores pudientes ni siquiera tienen registradas sus riquezas en el Ecuador, lo que tiene son fideicomisos constituidos en otros países. Algunas autoridades locales, el propio alcalde de Guayaquil, hace poco reconocía en una entrevista en CNN que él es un hombre acomodado y que en consecuencia si le va a tocar esa ley. Sin embargo su patrimonio está registrado en la ciudad de Panamá.  Esto lo traigo nada más como un ejemplo para señalar que en este gobierno tenemos la firme convicción de que no retiraremos una herramienta legal que combata la evasión de impuestos.  Eso no lo vamos a permitir.

-       Un gobierno como el de Rafal Correa con probada legitimidad, con un respaldo y favorabilidad superior al 65% según las últimas encuestas, con mayoría absoluta en la Asamblea legislativa, tiene amplias posibilidades de hacer aprobar esta política pública de justicia social. Obviamente que la jauría de la ultraderecha con sus medios, su manipulación mediática, hace escándalo y saca a su gente a protestar en las calles, pero esta propuesta es a todas luces defendible y justificable. ¿Hay cierto resquemor sin embargo  por parte del gobierno desde el punto de vista político para retrasar la presentación y trámite de estas leyes?

-       No, porque un periodista extranjero como es su caso, que viene al país se da cuenta de esto, nosotros nos estamos reconectando con lo que siempre han sido nuestras principales confianzas. Yo creo que lo que pasó en la última coyuntura fue que de una u otra manera los sectores de oposición lograron descolocar un poquito el terreno y nos hicieron perder de vista a nosotros mismos que tenemos ese nivel de apoyo y que además no estamos aquí para la simple administración de un sistema, estamos aquí para la transformación de un sistema y por eso es que esto también ha significado lanzar este diálogo, fortaleciendo nuestras convicciones político-ideológicas profundas. Porque lo que ha pasado en los dos últimos dos meses en el Ecuador tiene un gran dosis del concepto clásico de la ideología y del funcionamiento de lo que se llamaban los aparatos ideológicos de Estado de que hablaba Louis Althusser, de hecho lo leí hace poco nuevamente. Es decir, la lógica de los medios de comunicación operando en el sentido de creer que esto va a ser una afectación profunda a todo el mundo, caló en ciertos sectores de la ciudadanía y operó una forma de ideología. Sectores fundamentalmente de clase media terminaban siendo la primera línea de fuerza de quienes monitoreaban las marchas de la oposición. Seguramente tuvieron un punto donde generaron de alguna manera una inflexión, un manejo en calles con determinadas características, un manejo y una asociación determinada con medios de comunicación, haciendo ver que esto era una cosa escandalosa, cuando incluso por fuera, en el escenario internacional, la gente empezaba a valorar positivamente que en Ecuador no solamente hay una discusión sobre distribución de ingresos sino que también de alguna u otra manera se ponga en juego un nivel de distribución más grande que permita la democratización de los factores productivos, que empecemos a tener un sistema impositivo más progresivo. Insisto, en el proceso de diálogo todo puede pasar, se pueden mejorar muchísimo esas iniciativas, al final habrá que ver si es que hay las condiciones y si la gente apoya, pero creo que no hay que perder de vista cosas como estas. Justamente qué es el fundamento del diálogo: uno se ha avanzado en disminuir pobreza y en aumentar igualdad, cierto; pero seguimos siendo el continente más inequitativo del mundo con lo cual esos esfuerzos todavía son insuficientes, toca seguir apuntalando en ello. Dos, tenemos un programa de gobierno que ha sido votado en diez ocasiones en las urnas y de ahí el tema de erradicar la pobreza, de avanzar en una sociedad más equitativa e igualitaria siguen siendo consignas por las que estamos aquí.  No estamos aquí porque simplemente tengamos un buen líder, que haya carisma de por medio, que tengamos una fuerza política que ha sabido cómo presentarse en las elecciones. Estamos aquí porque defendemos un proyecto político para el Ecuador que la gente apoya y lo ha votado copiosamente, entonces nuestra obligación es seguir trabajando para que este proyecto se afiance.



-       En Ecuador ha habido dos hitos revolucionarios, el de la Revolución Liberal de Eloy Alfaro al iniciar el siglo XX, y el de la Revolución Ciudadana del presidente Rafael Correa, pasando por la Revolución Juliana de 1925 y la “dictablanda” de Guillermo Rodríguez Lara (1972-76) que se caracterizó por algunas políticas progresistas. El gobierno de Correa no solo le ha dado estabilidad política e institucional al Ecuador sino que lo ha transformado en un país viable, reduciendo inequidades sociales y ejecutando políticas públicas de gran envergadura en los diversos sectores para hacer realidad el concepto filosófico del Sumak kawsay, el Buen Vivir. Con estos antecedentes, ¿cuáles son los elementos más importantes que usted destacaría respecto de lo logrado hasta ahora por esta revolución?


-       La primera parte de su pregunta me parece que es fundamental y yo diría que sin lugar a dudas la Revolución Ciudadana marca un hito histórico en el Ecuador. Depende de donde se le planteé, yo lo voy hacer desde el ámbito sociológico. Hace 8, 9, 10 años en la Sociología discutíamos si el Estado ecuatoriano se había consolidado y la conclusión era que no lo había logrado. Muchos apuntalaban a manera de hipótesis que nuestro país era un proyecto fracasado, es decir, el Ecuador como Estado Nación era un proyecto claramente inconcluso y algunos señalaban que era un proyecto claramente fracasado, que no había posibilidades de pensar en la consolidación de ese Estado.  Esto sobre todo a chicos les puede sonar una discusión exagerada, no la pueden comprender, pero recordemos que cuando en 1999 se da esa gran crisis financiera-económica ciertos sectores planteaban la separación del Ecuador, sobre todo una élite de la costa ecuatoriana exponían esa posibilidad, tenían ese famosos proyecto que llamaban la “taiwanización del Pacífico” y argumentaban una lógica de autonomía, no de descentralización, sino de autonomía muy parecida a la que pasaba en la media luna boliviana, que ciertos sectores proponían una ruptura del Estado Plurinacional Boliviano. Yo creo que había un asocio de visión en el caso ecuatoriano y la Revolución Ciudadana es un punto en la historia de Ecuador que permite avanzar en la consolidación del Estado. En términos analíticos yo todavía dejaría la pregunta, si ha sido consolidado y si ya está plenamente estructurado, pero claramente ha colaborado en la construcción de este Estado. En este proceso advierto sí los siguientes momentos históricos: García Moreno en el siglo XIX con un enfoque totalmente conservador fue sin embargo el punto de consolidación de un Estado clerical; la Revolución Liberal con Alfaro a la cabeza, creo que en perspectiva política su legado y sus ideales son lo que nosotros perseguimos, por eso nos consideramos alfaristas, este es un segundo gran momento que plantea el laicismo del Estado, un enfoque más liberal, un enfoque más nacional, de mayor justicia social y nosotros nos consideramos herederos de eso. La Revolución Juliana es también un elemento. La dictadura militar a diferencia de las autocracias militares en los países del Cono Sur, constituye un brote progresista en el caso ecuatoriano. En esos dos momentos de dictadura (década de los años 70) se hacen las dos reformas agrarias, los recursos que ingresaron del petróleo se ponen al servicio de la modernización del país; y claramente la Revolución Ciudadana que trabaja respaldada en una Constitución. Es un proyecto político que de alguna u otra manera se expresa en el pacto social de los ecuatorianos que es la Constitución y que además es claramente un punto de consolidación del Estado ecuatoriano. Respecto a los logros de la Revolución Ciudadana diría que nosotros hemos tenido en estos ocho años un crecimiento mayor que el promedio latinoamericano, hemos crecido por encima del 4%, la región ha tenido un desempeño alrededor del 3%. Este crecimiento se ha caracterizado por estar enfocado a disminuir pobreza y a fomentar niveles de igualdad en la sociedad ecuatoriana. La pobreza por consumos ha caído 12.5  puntos; la pobreza por ingreso 15 puntos, y la pobreza por necesidades básicas 16 puntos. Este coeficiente de Gini es una medida entre cero y uno. Si desea moverse a cero, es equidad perfecta, si vamos hacia uno es inequidad o desigualdad perfecta.  Nosotros lo hemos ido descendiendo en 8 puntos de caída ese coeficiente mientras que en América Latina no es superior a una caída de 2.  Por primera vez en la historia hemos universalizado la educación primaria, hemos hecho una renegociación de deuda externa como nunca antes, nos dicen que es una de las más exitosos a nivel mundial, con una auditoria que nos mostraba la ilegalidad y la clarísima ilegitimidad de esa deuda. Eso permitió que liberemos recursos para pagar la deuda social. Si antes de este gobierno destinábamos para pago de deuda social 5 mil millones de dólares, hoy destinamos 9 mil millones de dólares, entonces hay un cambio de preferencias fundamental. La diferencia de ingreso entre el 10% más rico y el 10% más pobre pasó de 42 a 22 veces. Es decir, hemos achicado las brechas sociales, las consultas en el sistema de salud pasaron de 16 millones cuando empezamos el gobierno a 42 millones anuales, con lo cual ha habido una recuperación de confianza en los servicios públicos. En vialidad hemos realizado una inversión como nunca antes en la historia nacional que llega a los 8 mil millones de dólares durante este gobierno. El ecuatoriano es el segundo sistema vial más importante después del chileno en la región que nos permite dinamizar el sector productivo y el turismo. Estamos haciendo una transformación de la matriz energética, a 2017 seremos un país que en más del 60% de su generación provendrá de fuentes limpias, esto significa más energía renovable y más barata. Y permitirá además que los hogares que hoy cocinan con gas licuado de petróleo subsidiado, lo hagan con electricidad, para lo cual hemos impulsado un gran proyecto consistente en cambiarse a las cocinas de inducción. Así que si usted me jala la lengua yo podría seguir enumerando una gran cantidad de logros de esta revolución, pero estos me parecen los más relevantes.


Quito, Ecuador.


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