miércoles, 4 de noviembre de 2015

COLOMBIA

INFLUYENTE EMPRESARIO HERNÁN ECHAVARRÍA OLÓZOGA, PATROCINADOR DE PARAMILITARES, FUE QUIEN MANDÓ A SECUESTRAR A PIEDAD CÓRDOBA





POR FERNANDO ARELLANO ORTIZ



Aunque en Colombia, un país ultraconservador, los círculos políticos, económicos y mediáticos lo saben, tratan de ocultar el fenómeno de la “paraeconomía”, que no es más que el patrocinio financiero y logístico por parte de influyentes y conocidos hombres de empresa a las criminales bandas de paramilitares, que comenzaron a desarrollar sus mortíferas acciones en la década de los años 80 y tuvieron su auge durante la tiranía de Álvaro Uribe Vélez (2002-2010).

Paulatinamente se han ido conociendo los nombres de quiénes han sido los financiadores del paramilitarismo en Colombia que en coordinación con las fuerzas del Estado han generado centenares de genocidios y, sobre todo, han segado la vida de millares de dirigentes políticos de izquierda y de organizaciones sociales por el “grave delito” de pensar diferente.

Gracias a las declaraciones ante funcionarios judiciales de varios de los jefes paramilitares se ha venido a conocer, por ejemplo, que el exministro de Estado e influyente empresario antioqueño Hernán Echavarría Olózoga fue quien urdió y financió a la organización Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) que comandaba su máximo dirigente Carlos Castaño Gil para que secuestrara y asesinara a la dirigente política y activista de derechos humanos, Piedad Córdoba Ruiz.

El secuestro de la entonces senadora Córdoba se llevó a cabo en la ciudad de Medellín el 21 de mayo de 1999, cumpliendo a cabalidad las instrucciones de “don Hernán”, como se lo conocía a este gángster en potencia que tenía aspecto de patriarca, aliado de los Estados Unidos y promotor de los sectores de ultraderecha y más recalcitrantes en Colombia.

La propia Piedad Córdoba en declaraciones periodísticas al Observatorio Sociopolítico Latinoamericano www.cronicon.net, en Quito, en el marco del Encuentro Latinoamericano Progresista (ELAP) 2015, reveló que varios de los lugartenientes de Castaño Gil se lo han manifestado personalmente o han declarado ante los tribunales de justicia, que Echavarría Olózaga fue el autor intelectual de su secuestro.

Jefes paramilitares como Salvatore Mancuso, Diego Fernando Murillo Bejarano, alias “Don Berna”, Fredy Rendón Herrera, alias “El Alemán”, Iván Roberto Duque, alias “Ernesto Báez”, han confirmado la participación de Echavarría como autor de esta empresa criminal, sostuvo Córdoba Ruiz.

La dirigente política explicó que en Colombia se sabe del rol que han jugado notables hombres de negocios “pero como se trata de empresarios fuertes, de poder, con influencia, no se divulga”.

En este país, agregó Córdoba, “hay muchas cosas por conocer, que están ocultas y la verdad debe ser la piedra angular del proceso de paz”, cuyas negociaciones actualmente se desarrollan en La Habana.

Dijo además que Mancuso, alias Don Berna y alias El Alemán, han declarado que el propio Echavarría Olózaga les reclamó mediante una comunicación por qué no la habían matado, y además les reprochó por haberla dejado libre.

En efecto, en un correo enviado en mayo de 1999 que Carlos Castaño leyó ante varios de sus lugartenientes, el empresario expresaba al final: “Si usted llega a tomar la decisión de liberar viva a la señora Piedad Córdoba Ruiz, el país no se lo perdona. Liberar a esta señora con vida es un acto de irresponsabilidad contra la patria. Atentamente Hernán Echavarría Olózaga”.

Ante la presión nacional e internacional, la dirigencia paramilitar determinó dejar en libertad a Córdoba el 3 de junio de 1999 en la población de Necoclí, Antioquia.

IDEÓLOGO DE LA “MANO NEGRA” Y BENEFACTOR DE URIBE VÉLEZ

Echavarría Olózoga fue un economista, industrial, político y escritor que murió en Bogotá en febrero de 2006 a la edad de 94 años que tuvo gran influencia en Colombia gracias a la fortuna heredada de sus antepasados y una ominosa trayectoria pública caracterizada por financiar operaciones para acallar a los sectores progresistas y de izquierda en este país.

Fue un acérrimo defensor del antidemocrático experimento del Frente Nacional (1958-1974), consistente en que por virtud de una reforma constitucional acordada desde la élite liberal-conservadora se repartía exclusiva y monopólicamente el botín del Estado (en sus tres ramas del poder público) entre estos partidos tradicionales. Como ministro del primer gobierno de está inicuo sistema bipartidista que presidió Alberto Lleras Camargo, un cipayo de Washington, Echavarría Olózaga se convirtió en efectivo censor de prensa al poner en marcha una estrategia que se conoció con la denominación de “Mano Negra”, parodiando un ardid utilizado en Italia que buscaba ejercer una especie de macartismo.

Mediante esta operación de censura ordenó a las grandes empresas nacionales y transnacionales suspender la pauta publicitaria a todos los medios de comunicación de aquellos sectores de oposición al régimen cerrado y corrupto del Frente Nacional. La orden iba dirigida a perseguir y a acallar publicaciones de movimientos de signo progresista como el MRL de Alfonso López Michelsen; el Frente Unido del sacerdote Camilo Torres Restrepo; la Nueva Prensa de Alberto Zalamea, entre otras.

BENEFACTOR DE CENTROS DE PENSAMIENTO DE ULTRADERECHA

Este industrial de la porcelanería que con su familia consolidó el emporio empresarial conocido como Organización Corona que hoy es accionista principal de Homecenter, participó como benefactor en la fundación de más de diez centros universitarios para difundir y promocionar el pensamiento neoliberal en Colombia. Se destacan entre ellos la Universidad de los Andes, la Universidad EAFIT, ICESI, la Universidad del Norte y el CESA.

Además promovió la fundación del Instituto de Ciencia Política que lleva su nombre que tiene como objetivo promover la criminal doctrina neoliberal, al tiempo que adversa y desprestigia a los gobiernos de signo progresista en América Latina.

A través de su emporio empresarial financió e impulsó en 2002 la candidatura presidencial del cuestionado Álvaro Uribe Vélez, así como también benefició con su mano “generosa” a Juan Manuel Santos, hoy primer mandatario colombiano, para consolidar su fundación Buen Gobierno, que al iniciar labores tenía como fin esencial hacer parte de la batería mediática y política para desestabilizar el gobierno del presidente venezolano Hugo Chávez.

Los corifeos de Echavarría Olózaga han seguido al pie de la letra su legado político de tinte fascista, como el cuestionado expresidente Uribe Vélez y el actual Procurador General de la Nación, Alejandro Ordóñez, líderes de la caverna en Colombia.

Por eso no es gratuito que la Procuraduría en manos de Ordóñez haya estigmatizado y condenado la acción de facilitación humanitaria que ha venido cumpliendo Piedad Córdoba con la insurgencia de las Farc, inhabilitándola por 18 años para ejercer cargos públicos, incluidos los de elección popular.


No obstante, la oscura trayectoria de Echavarría Olózaga, en Colombia su decadente oligarquía, su corrupta clase dirigente, gremial y empresarial con sus medios de comunicación hegemónicos, siguen venerando su figura y legado, ocultando a como dé lugar su catadura fascista y criminal.


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