ENTREVISTA CON EL PERIODISTA MARTÍN GRANOVSKY
“EN ARGENTINA HAY UNA CONTRADICCIÓN ENTRE SUS
VALORES Y LA REALIDAD POLÍTICA”
POR FERNANDO ARELLANO ORTIZ
Esta entrevista con el periodista del
diario bonaerense Página/12 y coordinador del portal CLACSO TV, Martín
Granovsky, se realizó a escasas dos semanas antes de la realización de las
elecciones presidenciales en Argentina. No obstante esta circunstancia, su
percepción y agudo análisis sobre la actual coyuntura política permite comprender
el avance de la ultraderecha en ese país, luego de doce años del kirchnerismo
en el poder.
En el marco
de la VII Conferencia Latinoamericana y Caribeña de Ciencias Sociales realizada
por CLACSO en Medellín dialogamos sobre el devenir político de su país y el de
la región con este comunicador y licenciado en Historia.
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¿Con el
crecimiento de la ultraderecha en Argentina liderada por Mauricio Macri, qué
lectura se puede hacer del panorama político en este país?
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En la realidad argentina hay una contradicción que
en principio puede resolverse electoralmente. Pero esa contradicción muestra
según las encuestas, tomes la que tomes, la percepción respecto de los valores
profundos frente a la realidad política. Si uno toma elementos de los últimos
dos o tres años del Centro de Estudios de Opinión Pública de la Universidad de
Buenos Aires, que es muy serio en el manejo de los datos y de Barómetro, que es
otra de las encuestadoras, se puede observar lo siguiente: a la pregunta: si
usted quiere continuidad en las políticas de revisión de las violaciones graves
a los derechos humanos, la respuesta es sí por parte de un 70%. Usted quiere
que sigan las políticas sociales, las políticas de inclusión en cuanto a
vivienda, educación, salud, etc. 70%, sí. Usted quiere que siga la integración
con América Latina, 65%, sí. Usted quiere un Estado ausente o un Estado
regulador. Estado regulador tiene una aprobación entre el 65 y 70%. Quiere decir que desde el punto de vista de
los valores no hay un cambio de ola en Argentina. Ahora, esto es política o
electoralmente contradictorio con el crecimiento de Macri y su alianza Cambiemos. Sin embargo, hay
encuestas del comienzo de la década del 90 según las cuales las privatizaciones
por lo menos inicialmente tuvieron consenso, inclusive las privatizaciones
salvajes y la desregulación de la economía durante el gobierno de Menem. Ello
se explica en buena medida porque Menem logró transmitir la idea de que ese paquete
de medidas era necesario para terminar con la hiperinflación. En la actualidad
eso no tiene consenso, pero cómo se explica entonces la emergencia de una
fuerza ya no de centro-derecha sino de derecha directamente, en crecimiento, y
ahí entramos en explicaciones más complejas que tienen que ver con el
cansancio, con un ciclo político largo, con el castigo hacia el estilo de
gobierno. Hay mucha gente que dice bueno estoy cansado de Cristina, no estoy
diciendo que todo el voto se deba a eso, estoy viendo los diferentes elementos
con el castigo hecho al intendente o al alcalde de la línea correspondiente que
también puede ser, de una ciudad pequeña que tal vez no hizo lo que tenía que
hacer en términos de gestión, de soluciones concretas, de aplicación de las
políticas sociales y bajar a tierra a ese nivel a una economía que no estaba en
su periodo más brillante, aunque la Argentina logró con medidas anticíclicas el
último año y pico contrarrestar los efectos más duros de la crisis mundial y
así podríamos seguir hilando y conjeturando hipótesis.
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Cuando uno
visita Buenos Aires observa que la gestión de Mauricio Macri como jefe de
gobierno de la ciudad ha sido menos que mediocre y sin embargo logra imponer
electoralmente a su sucesor Horacio Rodríguez Larreta. Pero si esto fuera poco la
sorpresa fue María Eugenia Vidal quien obtiene mediante una copiosa votación la
Gobernación de la provincia de Buenos Aires. ¿Por qué esta ultraderecha ha avanzado
en una provincia peronista como Buenos Aires y se ha podido sostener en la
ciudad?
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A ver, primer elemento, el 70% de los que viven
en la ciudad de Buenos Aires, considera que la ciudad está bien, es una
percepción que puede ser equivocada o no. Eso tiene mucha influencia en el
proceso de las elecciones porque Buenos Aires tiene tres millones de habitantes,
más los del gran Buenos Aires (el conurbano) que en buena parte la recorren
todos los días y cuya percepción es parecida a los de la capital. Es decir que
esto influye en el voto de gran Buenos Aires, me parece; y cito un
artículo muy brillante de Alejandro Grimson,
un antropólogo en Anfibia, él dijo el
26 de octubre, al día siguiente de las elecciones (regionales), hay dos cosas
que no se pueden subestimar. No se puede subestimar al votante y no se puede
subestimar al contrincante y me parece que aquí hubo una subestimación de esos
dos elementos, del votante y del contrincante. En la provincia de Buenos Aires
pasó eso, pero al mismo tiempo hay, uno podría decir, y hablo de las
conjeturas, falla de gestión, o gestión insuficiente. Yo no quiero ser antijustificatorio
ni justificatorio de nadie, pero hubo un voto castigo, claramente. Y ese voto
de castigo tiene una parte de voto peronista. Pero, además, para ganar
elecciones, no se ganan con la élite, ni siquiera se gana solo con la clase
media. María Eugenia Vidal no gana con la elite, gana en buena medida con votos
de sectores populares que tradicionalmente votaron por ellos mismos y ahora no,
por diferentes motivos, y en ese sentido me parece que la ola no cambió. Si la
ola no cambió el problema es de estructuración política, de articulación
política, de falta de construcción política, de subestimar la construcción
territorial, y la construcción política
del PRO y de Cambiemos. Macri fue subestimado en algún momento como una persona frívola que no hablaba
de nada, tal vez esa sea una parte de Macri, un político que no alcanza, y eso
creo que es insuficiente.
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Ante la
articulación de la derecha internacionalmente, ¿estaremos en el umbral del
final del ciclo progresista en América Latina?
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No lo sé, porque para eso habría que saber qué
pasa finalmente con las elecciones argentinas; qué pasa con la estabilidad o no
del gobierno de Dilma Rousseff en Brasil; qué pasa en Chile con Michelle
Bachelet que está comenzando su gestión. A mí me parece que no se puede hacer
ese pronóstico, me parece que no hay elementos para hacerlo, bueno está el caso
de Bolivia y de Uruguay, son países pequeños, lo que pasa es que hay elementos
para preocuparse por lo menos por Venezuela, Brasil y Argentina que son tres de
los cuatro países más grandes junto con Colombia.
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Colombia es un
país gobernado por la ultraderecha…
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No, no, estoy hablando de los países más
grandes, no del progresismo. Hasta que
no esté definida sobre todo lo de la Argentina, hasta que no se defina sobre
todo la situación brasileña que todavía no está definida, el panorama no está
claro.
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¿La amenaza
de los fondos buitre sigue rondando a la Argentina como una espada de Damocles?
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Claro, y ahí hay una sola forma fácil de
arreglar los fondos buitres, es decirles tienen razón, cualquier alternativa
que no sea decirles tienen razón es difícil, cualquiera, porque es muy compleja.
El tema de los fondos buitre tiene que ver con la política interna de Estados
Unidos. El enemigo número uno de los fondos buitres se llama Barack Obama; la
enemiga numero dos se llama Hilary Clinton; luego viene la Argentina. Los
enemigos fundamentales de estos fondos son el Partido Demócrata de los Estados Unidos
y cualquier intento así sea tibio, tenue, gravado de regulación, sobre todo regulación
financiera. Además, el enemigo de los fondos buitre es cualquier iniciativa de
los Estados Unidos que tienda a instaurar un sistema de salud más justo que el
que rige actualmente en esta nación, ese es un norte, es un blanco de estos fondos
y también la Argentina que está castigada como símbolo de regulación porque
logra quitar la regularización de la deuda del 2005 y 2010 en más del 90% del
volumen de deuda, lo que es básicamente una forma de regulación al mercado
financiero.
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Pablo Gentili,
director de CLACSO, en una entrevista que te concede para Página/12 señala que
el pensamiento crítico está muy vivo, sin embargo un exdirector de esta misma
institución, Emir Sader, afirma en este mismo diario que, por el contrario,
está en crisis. ¿Desde tu punto de vista como comunicador social y opinador, el
pensamiento alternativo en nuestra región está pujante o frenado?
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Yo creo que está pujante y me parece que no
está frenado porque ha sido importante en políticas públicas, en políticas
sociales, en políticas educativas, en estos años tal vez tuvo déficit por
ejemplo en temas como el de la industrialización, o en cuanto a la incidencia
en la reflexión y en la intervención concreta de formas de política económica,
pero considero que no ha sido una mala etapa. Lo que pasa es que vivimos una
etapa en América Latina que, como dijo alguna vez Lula, de mucha realización sub-reflexionada. En
parte puede darse a la sub-reflexión de la academia respecto de esta última
etapa que comprende la llegada de Chávez al gobierno de Venezuela en 1999, o desde que Lula asume
en 2003 y luego Néstor Kirchner en ese mismo año en la Argentina. Si uno ve eso,
la rapidez de cambio en Suramérica, se puede decir que fue muy fuerte y en sintonía,
políticas económicas que como dice Lula permitieron que la pobreza dejara de
ser un problema y sirvió para la solución de problemas económicos. Solucionó buena parte de la pobreza,
fortaleció el mercado interno y ahí no hubo una fuerza muy acelerada de cambio.
En todo caso si pudo haber habido una sub-reflexión porque me parece que es
difícil ir acompasado con ese proceso de la integración en términos concretos. Yo
acabo de terminar un documental sobre los 10 años del No al ALCA, que tiene
diferentes nombres, en la Argentina se presentó como el Renacimiento de la
patria grande; en Telesur como Al carajo 10 años. Si uno analiza eso en términos
de América Latina, 10 años como dice un economista argentino son 5% de la
historia independiente de la Argentina y en perspectiva histórica el nivel de
avance es fabuloso. Ahora para terminar no solo con la pobreza, para terminar
con la discriminación racial en Brasil, algunos han hecho modelos, y estoy
hablando de un proceso de no menos de 100 años, y así uno podría ver país por
país algunas cosas. Cuánto le llevará a Colombia, concluido lo más importante,
el proceso de paz, resolver el tema de los desplazados o el de la propiedad de
la tierra. Los que seguimos a América Latina sabemos que problemas como estos
toman décadas en encontrar solución. Ahora, la diferencia es que tuvimos
gobiernos, y esperemos seguir teniéndolos, que por lo menos empezaron ese
proceso de cambio, porque si no, este tipo de problemas, no se van a resolver
nunca. Si uno no empieza a cambiar seguro que no se avanza y en esos cambios hay altibajos, hay alegrías,
como el no al ALCA, hay amarguras como la situación inestable brasileña que es un
peligro no solo para los propios brasileños sino para el resto de América
Latina.
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