jueves, 20 de marzo de 2008

Manipulación Mediática


COMPLICIDAD DE LOS MASS-MEDIA

COLOMBIA, VÍCTIMA DE LA GUERRA PSICOLÓGICA MEDIÁTICA IMPUESTA POR EL EJE WASHINGTON-BOGOTÁ

POR FERNANDO ARELLANO ORTIZ

Bajo la conducción de Washington, el gobierno de Colombia viene implementando con mucho éxito tácticas de "terrorismo mediatizado" para lograr su estrategia de manipulación y control social en su lucha por satanizar a la guerrilla y a todos los sectores de oposición que propenden por una solución política del conflicto interno que va ya para medio siglo sin alternativa de solución a la vista.
Gracias a la complicidad de los grandes medios de comunicación colombianos de propiedad de los oligopolios y de los sectores de la más recalcitrante ultraderecha como son los canales privados de televisión RCN y Caracol, los diarios El Tiempo de Bogotá (del grupo neofranquista Planeta de España y de la familia Santos que está incrustada en el gobierno), El Colombiano de Medellín y El País de Cali, entre otros, el presidente Uribe ha logrado consolidar todo un aparato sistemático que, a través de operaciones psicológicas mediáticas, no solo ha conseguido demonizar a sus adversarios sino que políticamente le ha permitido el aprovechamiento social, político y militar en su afán de desprestigiar, insultar y condenar a las FARC, cerrando toda posibilidad de una aproximación, así sea para lograr un acuerdo humanitario que permita la liberación de decenas de secuestrados.
Uribe, con la asesoría y conducción del gobierno estadounidense, viene desarrollando al pie de la letra los elementos de la denominada, por los estrategas militares norteamericanos, como Guerra de Cuarta Generación, para describir la última fase de los conflictos en la era de la tecnología de las comunicaciones, que se puso en marcha tras los ataques del 11-S en Nueva York.
Con el apoyo decidido de los medios de comunicación colombianos, el gobierno de Uribe Vélez al estilo Joseph Goebbels, ha prefabricado una "realidad" en que los enemigos de Colombia son, en su orden, las FARC, el presidente Chávez de Venezuela, la senadora liberal Piedad Córdoba y el Polo Democrático Alternativo (PDA). Ello le está dando réditos políticos, pues un país mal informado como Colombia, cuya población en su gran mayoría (el 60%) está por debajo de los niveles de pobreza, limitada solo a la información oficial y parcializada, no tiene otra alternativa que ver a su Presidente como el "Mesías", de ahí sus altísimos índices de popularidad.
Si bien ese efecto macabro que viene teniendo en la opinión colombiana la estrategia de manipulación y de efectos propagandísticos se debe en buena medida al desarrollo tecnológico e informático, la derecha y el establecimiento de este país por lo general han hecho uso del recurso del "enemigo" interno no solamente para descalificarlo y desconceptualizarlo sino para acusarlo de todos los males. Si hoy son las FARC, Chávez, la senadora Córdoba y el PDA; ayer lo fueron el partido de izquierda Unión Patriótica a cuyos líderes exterminaron físicamente, y más atrás, el dirigente popular Jorge Eliécer Gaitán, a quien también lograron eliminar.
EL EJE WASHINGTON-BOGOTÁ
Es evidente que esta estrategia de imposición en Colombia del Pensamiento Único, como diría Ignacio Ramonet, responde a los intereses hegemónicos norteamericanos en estrecha conexión con los de la más recalcitrante ultraderecha que en este país andino representan el gobierno del presidente Álvaro Uribe Vélez, los terratenientes, los especuladores financieros, los grandes empresarios, lo más retardatario del bipartidismo tradicional, corrupto y deslegitimado, y los sectores emergentes vinculados al paramilitarismo, el narcotráfico y el contrabando.
Para el eje Washington-Bogotá, o mejor Bush-Uribe, la Estrategia Psicológica Mediática constituye el arma dominante de la guerra de cuarta generación, en su variante "contraterrorista", para lo cual los medios de comunicación se han convertido en los nuevos ejércitos de conquista con el propósito fundamental de direccionar conductas y opiniones en la búsqueda de objetivos de control social, político o militar. Así como la religión católica sirvió de elemento ideológico en la conquista española de América Latina para disculpar y dar vía libre a todas las atrocidades y saqueos que cometieron los ibéricos en estos territorios, hoy los medios cumplen el mismo rol en beneficio del gran hegemón y sus áulicos y cipayos en los países tercermundistas.
En este contexto, los ejércitos militares, son sustituidos por especialistas en insurgencia y contrainsurgencia, y por expertos en comunicación y psicología de masas. Los blancos ya no son físicos sino psicológicos y sociales. El objetivo ya no apunta a la destrucción de elementos materiales (bases militares, soldados, infraestructuras civiles, etc), sino al control del cerebro humano. Las grandes unidades militares (barcos, aviones, tanques, submarinos, etc) son sustituidas por un gran aparato mediático compuesto por las grandes redacciones y estudios de radio y televisión. El objetivo estratégico ya no es el apoderamiento y control de áreas físicas, sino el dominio y control de la conducta social masiva.
En esta guerra psicológica el colombiano del común es víctima de los titulares sueltos, los cuales constituyen simples consignas propagandísticas. Se deja a un lado el análisis, no hay contexto y en contrate, se disparan titulares e imágenes con demoledora precisión que deforman los hechos de acuerdo con los intereses rentísticos de los dueños de los medios de comunicación.
Cuando en Colombia el gobierno y los medios de comunicación se refieren a las FARC buscan que los ciudadanos asocien en su mente consignas de miedo vinculadas con "terrorismo", sin analizar los qué, los por qué y los para qué. De esta manera, Washington y su ejecutor, el gobierno de Uribe Vélez han logrado que los colombianos estén inmersos en la Guerra de Cuarta Generación.
EL GRAN VECINO
Simultáneamente, la Casa Blanca, el Pentágono, el Comando Sur, el Departamento de Estado, el Congreso norteamericano y agencias de cooperación estadounidenses, son presentados en los mass media colombianos como instancias políticas que contribuyen eficazmente al desarrollo sociopolítico y económico de este país suramericano. No hay semana que un funcionario o militar norteamericano deje de visitar Bogotá y su presencia constituye titular de primera plana en periódicos, telediarios y radionoticieros, puesto que para los "gurús" del periodismo colombiano, "Washington locuta, causa finita".
Tanto la administración Uribe como la gran prensa buscan generar en el imaginario colectivo el convencimiento de que el gobierno estadounidense es pieza clave y determinante para buena parte de la solución de los problemas de Colombia. De esta manera, disimulan su verdadera política consistente en beneficiar a los inversionistas estadounidenses vía TLC para abrir las puertas de este país a los capitales golondrina, a la especulación financiera, el lavado de activos y a las exportaciones norteamericanas que terminarán por hundir el campo, a los agricultores y a los pequeños industriales colombianos.
La suerte de la derecha colombiana está íntimamente ligada a los intereses foráneos, particularmente a la del capital transnacional norteamericano, pues como diría el senador colombiano Jorge Enrique Robledo, "los madamases de Colombia lograron superar su suerte personal de la suerte de su nación, de forma que les va bien aunque a la inmensa mayoría de sus compatriotas les vaya mal, porque unieron sus intereses a los de las transnacionales extranjeras, las cuales, además, generan y coexisten con las más aberrantes corruptelas nativas".

Colombia



Revelación del senador del Polo Democrático, Jesús Bernal Amorocho

URIBE VOLVERÍA A VIOLAR SOBERANÍA DE UN PAÍS SI EL OBJETIVO ES ELIMINAR A LA GUERRILLA

POR FERNANDO ARELLANO ORTIZ

- Uribe notificó a todos los voceros de los partidos políticos colombianos que va a continuar con su actitud guerrerista. Alfiles del uribismo aplauden violación a soberanía ecuatoriana.

El presidente Álvaro Uribe todo lo que hizo en la Cumbre del Grupo de Río en Santo Domingo, República Dominicana, “no fue más que una pantomima”, pues dos días antes, reunido en la Casa de Nariño con los jefes de las bancadas partidistas con asiento en el Congreso para analizar la crisis con Ecuador y Venezuela, fue enfático y reiterativo en señalar que si se presentara nuevamente una situación similar en la que cayó abatido el comandante guerrillero Raúl Reyes, volvería a actuar de la misma manera, es decir, violando la soberanía de un país vecino.

La revelación la hizo en diálogo con CRONICÓN.NET, el senador del Polo Democrático Alternativo (PDA), Jesús Bernal Amorocho, quien asistió a la reunión con el mandatario en representación de este partido de izquierda.

“Ante semejante declaración, -recuerda el congresista del PDA- yo tomé la palabra y manifesté que bajo ninguna circunstancia nosotros avalamos intromisión alguna por noble o por ruin que sea la causa, a territorio de un país vecino”.

Uribe, señala Bernal Amorocho, notificó a todos los voceros de los partidos con asiento en el legislativo, que iba a continuar con su actitud guerrerista, “y dirigiéndose a mí me preguntó, ¿entonces qué hago? Yo le respondí: utilice los canales diplomáticos y las normas internacionales”.

En contraste, “todos los partidos uribistas respaldaron al mandatario mediante una declaración y le giraron un cheque en blanco, aduciendo que era un momento de unidad nacional. El Partido Liberal dio su respaldo a Uribe pero no giró el cheque en blanco, mientras que nosotros asumiendo la vocería del Polo Democrático nos abstuvimos de firmar la declaración”, afirma el senador Bernal Amorocho.

Alfiles uribistas apoyan violación

Pero no sólo el presidente Uribe es reiterativo en el nivel interno en señalar que no tendría ningún inconveniente de volver a violar soberanía de un país si se tratara de capturar o de dar de baja a un guerrillero, también lo han reiterado tanto su ministro de Defensa, Juan Manuel Santos Calderón, ficha clave de Washington en su intento de desestabilizar el gobierno venezolano de Hugo Chávez desde Colombia, como el jefe del ultraderechista partido Cambio Radical, Germán Vargas Lleras, caracterizado por sus posturas guerreristas y otro alfil de la coalición uribista.

En declaraciones al diario El Tiempo de Bogotá, de propiedad de la familia Santos, incrustada en el gobierno de Uribe y del neofranquista Grupo Planeta de España, Vargas Lleras sostuvo sin ambages que él “si justifica” la violación a territorio ecuatoriano para atacar el campamento de las FARC y dar de baja al comandante guerrillero Raúl Reyes.

Dijo que la operación militar colombiana “es el resultado de la negligencia y tolerancia del gobierno ecuatoriano”, y a renglón seguido afirmó: “yo aplaudo la acción del Gobierno de Uribe y me pareció que actúo debidamente. Era el único camino”.

Solitario en la región
A pesar del apoyo explícito de Washington, la soledad política del presidente Uribe en la cumbre del Grupo de Río fue tan abrumadora que luego de defenderse y de utilizar todo tipo de argumentos para atacar a sus colegas de Ecuador y Venezuela, debió conceder casi todo lo que había resistido durante el tenso debate. En primer término, se vio obligado a firmar un texto que ratifica la inviolabilidad de la soberanía territorial y promete no repetir el ataque, apenas minutos después de sostener que la seguridad de las personas es más importante que el territorio y que así se lo hace sentir su pueblo. Por eso, más allá de la celebración por el apaciguamiento obtenido, en la percepción de los mandatarios latinoamericanos quedó un sentimiento de desconfianza frente a su real compromiso. Más aún, cuando el presidente Hugo Chávez recordó que esta no es la primera vez que el gobierno colombiano viola la soberanía de un país vecino y trajo a colación el secuestro que protagonizó en Caracas del guerrillero Rodrigo Granda, el 13 de diciembre de 2004.
La desconfianza hacia Uribe también se hizo evidente luego de la distensión, cuando intentó sin éxito abrazar al presidente ecuatoriano Rafael Correa, quien lo mantuvo a la distancia de su firme brazo en un mero apretón de manos.
Correa afirmó que si bien buscará restablecer las relaciones diplomáticas con Colombia, su nexo personal con Uribe queda muy maltrecho y no buscará ningún tipo de aproximación, pues las supuestas “revelaciones” que éste hizo del computador de Raúl Reyes, ciertas o no, las cuales nada tenían que ver con la incursión colombiana a territorio ecuatoriano, ya que aparecieron después, le ha dado herramientas a los sectores de oposición tanto de Ecuador como de Venezuela, los cuales se regocijan dando vuelo a acusaciones sin mayor fundamento y el mandatario colombiano encuentra en ellos aliados para desestabilizar esos gobiernos.

Uribe trata de imponer en el campo internacional lo que ha logrado en el campo interno: que sus convicciones sean aceptadas como valores y objetivos superiores, y que por eso, partiendo de que “el fin justifica los medios”, se puede transgredir cualquier norma o desconocer toda institucionalidad. Y desde el punto de vista mediático, vender la idea internamente de que quien no está con él es aliado de la guerrilla, y, ante la comunidad internacional, del terrorismo.

Mano estadounidense

Especialistas militares latinoamericanos sospechan que la incursión sobre territorio ecuatoriano fue obra directa de militares estadounidenses, que usaron bombas inteligentes. El propio gobierno colombiano sostuvo que gracias a agencias internacionales y mediante la detección de las comunicaciones se localizó a Raúl Reyes; eso en otras palabras quiere decir que Estados Unidos colaboró o participó en esa forma; pero además no parece probable que Colombia tenga la tecnología ni la suficiente capacidad operativa para una “operación quirúrgica” como sería bombardear a las dos de la mañana un blanco en medio de una selva impenetrable; para esto no basta saber unas coordenadas; tuvo que hacerse con una “bomba inteligente” que requiere ser guiada por instrumentos de alta sofisticación como los que en Afganistán lograban llegar con precisión a las cuevas donde se suponía que se escondía Bin Laden.