sábado, 20 de abril de 2013

INTEGRACIÓN LATINOAMERICANA


UNASUR Y EL IMPULSO DE SU ESTRATEGIA DE DEFENSA DE LOS RECURSOS NATURALES COMO EJE DE INTEGRACIÓN


POR FERNANDO ARELLANO ORTIZ

Para nadie es un secreto que América Latina afronta la constante amenaza de Estados Unidos de solidificar su hegemonía y su influencia militar en este hemisferio con el propósito de controlar y terminar apropiándose de sus recursos naturales y de su biodiversidad de los que depende en gran medida para mantener su modo de vida consumista y capitalista. Autores e investigadores sociales como Atilio Boron, Mónica Bruckmann, Ana Esther Ceceña y Claudio Katz, para citar unos pocos, han publicado recientemente rigurosos estudios que dan cuenta del propósito de Washington de avanzar agresivamente en la reorganización de sus intereses imperialistas  tanto por la vía militar como económica mediante los mal llamados tratados de libre comercio, que de “libre” tienen muy poco.

Frente a esa espada de Damocles que pende sobre el proceso integracionista de América Latina, los gobiernos progresistas de la región y la nueva institucionalidad sustentada en organismos como UNASUR y CELAC han considerado fundamental concretar una política multilateral para el aprovechamiento de los recursos naturales que posibilite en forma efectiva el desarrollo pleno de la región mediante la gestión económica, científica y social de los mismos.

Al fin y al cabo como lo ha señalado Eleuterio Fernández Huidrobo, ministro de Defensa del Uruguay, “la próxima guerra, si la hay, será por los recursos y nosotros tenemos recursos. Hay que prepararnos para defendernos y prepararnos juntos, porque solo un país no puede defenderlos. Estamos inscritos en Unasur que es una visión de defensa colectiva”.


UNASUR LIDERA LA ESTRATEGIA

Por ello es que el 30 de noviembre de 2012 durante la VI Cumbre de Jefes de Estado de la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR) que sesionó en Lima, el secretario general de este organismo, Alí Rodríguez Araque presentó lo que se podrían considerar los elementos esenciales de la estrategia de los recursos naturales como eje dinámico de integración y unidad de la región.

La estrategia sustentada por Rodríguez Araque tiene una gran trascendencia por cuanto que, como diría el expresidente brasileño Luiz Inácio Lula de Silva, constituye “una doctrina sobre la integración” suramericana a partir del manejo soberano de su biodiversidad.

Tras señalar que los doce países que integran UNASUR ocupan una superficie que supera los 17 millones de kilómetros cuadrados que aloja recursos más que suficientes para dar impulso a los más ambiciosos planes de desarrollo que se pueda imaginar, el secretario general de este organismo sostuvo con toda claridad que ha faltado, en contaste, “una visión común de nuestras fortalezas y objetivos, una estrategia y un plan coherente para materializarla, que nos permita aprovechar la gigantesca potencialidad que representan la enormes reservas de recursos naturales y humanos alojados en esta riquísima región”.

“Mientras tanto, -prosiguió Rodríguez Araque- nos hemos convertido en exportadores netos de capital. Los excedentes financieros, lejos de convertirse en inversión productiva local y regional, son enviados al sistema financiero internacional caracterizado hoy por la más alocada actividad especulativa”.
Ante esta realidad económica y geopolítica, la Secretaría General de UNASUR viene trabajando en la concreción de una estrategia regional basada en el aprovechamiento de las enormes reservas de recursos naturales como eje dinámico para el desarrollo económico, social, cultural, tecnológico e industrial de las naciones que conforman este proceso de integración.

ESTRATEGIA DE TRANSFORMACIÓN DE MATERIAS PRIMAS

Rodríguez Araque explica que esta estrategia aborda “el tema de políticas y planes dirigidos, no solo a la fase extractiva, sino a la de industrialización de las materias primas extraídas. Una estrategia de transformación de las materias primas mediante la creación de empresas regionales, además de la virtud de agregar valor y superar el tan criticado ‘extractivismo’, representa la creación de centenares de miles de fuentes de trabajo estable y de calidad, medio eficaz para combatir la pobreza”. Para su implementación se requiere necesariamente de una nueva arquitectura financiera regional que posibilite la sustentación económica de los proyectos, precisa el diplomático venezolano, actualmente al frente de la Secretaría General de UNASUR, con sede en Quito, la capital ecuatoriana.

INVENTARIO DE RECURSOS

Esta importante iniciativa de integración también contempla la elaboración de un mapa regional donde queden geo referenciados los recursos energéticos, minerales fósiles y no fósiles, reservas de agua dulce, bosques, biodiversidad y ecosistemas, potenciales agrícolas, reservas forestales y los recursos existentes en las áreas marítimas exclusivas.

De esta manera, precisa Rodríguez Araque, “brotará, por así decirlo, una visión objetiva del plan para la construcción de vías férreas, carreteras, líneas de gas y petróleo, de electricidad, de puertos, aeropuertos y cuanto sea requerido para la necesaria integración física”.

“Una estrategia para el desarrollo integral de la región y su concreción en un plan de mediano y largo plazo, pasa por el desarrollo de una política regional de industrialización de las materias primas, de desarrollo tecnológico, de financiamiento con sus respectivos instrumentos, así como por la elaboración de un inventario de los recursos existentes, de un mapa con la ubicación de  reservas estimadas y probadas, de las actividades extractivas y de transformación. A todo lo cual se suman los medios de transporte y comunicación”.

PASOS INMEDIATOS

Para consolidar esta política estratégica, UNASUR no solamente ha planteado la creación de comisiones de investigación y complementación de alto nivel, sino que impulsa la realización de un estudio orientado a la creación de un Servicio Geológico de este organismo subregional.     

Si se avanza sustancialmente en una verdadera estrategia de integración suramericana como la propuesta por el secretario general de UNASUR, y “si aplicamos, como bien ha señalado el reputado economista brasileño Theotonio do Santos, nuestros recursos a la creación de un mercado regional sustentado por políticas industriales que reestructuren nuestra participación en la división internacional del trabajo, al lado de las zonas emergentes en el mundo, estaremos listos a dar un salto civilizatorio que nos coloque al frente de la articulación de una nueva economía mundial”.

IMPERIALISMO


UNA DE LAS CONCLUSIONES DEL ÚLTIMO LIBRO DE ATILIO BORON

MILITARIZACIÓN DE ESTADOS UNIDOS EN AMÉRICA LATINA OBEDECE A PROPÓSITO DE IR TOMANDO POSICIONES PARA APODERARSE DE SUS RECURSOS NATURALES



POR FERNANDO ARELLANO ORTIZ

América Latina en la Geopolítica del Imperialismo” (Ediciones Luxemburg, Buenos Aires, 2012), el título del último libro del politólogo y científico social argentino Atilio Boron, constituye una obra imprescindible para quien busque comprender hacia dónde avanza el gran hegemón en medio de la crisis civilizatoria del capitalismo y su propósito de dominación de lo que despectivamente se denomina como su “patio trasero”.

El trabajo bibliográfico de Boron coincide en el tiempo con la estrategia que impulsa el secretario general de UNASUR, Alí Rodríguez Araque, de defensa de los recursos naturales como eje de integración, y el impulso que Washington está dando a la denominada Alianza del Pacífico, cuyo propósito es reeditar el ALCA, proyecto de corte neoliberal y espíritu neocolonial.

En el libro de Boron se esboza con toda claridad argumental que los procesos de integración en América Latina que paulatinamente se vienen consolidando como la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR) y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe (CELAC) afrontan la permanente amenaza de gobiernos lacayos de la región como los de México, Colombia y Chile, que intentan convertirse en caballo de Troya y de esta manera ser funcionales a los intereses hegemónicos de Estados Unidos.

Las operaciones militares que Washington realiza a lo largo y ancho del hemisferio siempre están disfrazadas de misiones humanitarias, pero lo cierto es que su propósito es ir tomando posiciones para apoderarse de sus recursos naturales.

Como anécdota refiere Borón que hace más de un año cuando comenzó a trabajar en su libro, en América Latina y el Caribe existían 75 bases militares, y al entregarlo para su edición y publicación, el Pentágono ya había instalado una más, concretamente en la frontera peruana-ecuatoriana, en plena zona amazónica.

No es coincidencia, explica, que dichas bases militares estén ubicadas precisamente en aquellas áreas de Latinoamérica en donde se encuentran concentradas las riquezas naturales. Las mismas, advierte, "serán utilizadas cuando llegue el momento oportuno". Y es que el Che Guevara lo dijo claramente: "América Latina es la reserva estratégica de Estados Unidos".


ENTRE EL PLAN PUEBLA-PANAMÁ Y EL PLAN COLOMBIA
Boron en su libro señala que actualmente en el mapa de América Latina se puede perfectamente identificar “la militarización registrada precisamente en las regiones donde se localizan los principales recursos naturales. Se debe notar cómo estas se encuentran encerradas por numerosas bases militares y bajo el monitoreo  de importantísimas iniciativas promovidas por Washington: el Plan Puebla-Panamá, que se extiende entre el centro de México y Panamá, y que cubre el estratégico istmo centroamericano, capaz de abrir nuevas rutas de navegación, además del Canal de Panamá, con una amplitud suficiente para el paso de los grandes supertanques transportadores de petróleo; y el Plan Colombia, cuya jurisdicción se extiende entre ese país y Perú, pasando por Ecuador”.

“La estrategia de Washington ha sido la de hacerse fuerte en el litoral del Pacífico latinoamericano, donde cuenta con gobiernos que, salvo poquísimas excepciones (Ecuador y Nicaragua), responden –en algunos casos, incondicionalmente; en otros, con un mínimo de decoro- a los dictados de la Casa Blanca. Hablamos de México, Panamá, Colombia, Perú (si se tiene en cuenta el viraje de Ollanta Humala hacia posiciones proimperialistas) y por supuesto Chile. En el área centroamericana, Guatemala cayó en manos de la derecha radical pocos meses atrás y sustituyó al gobierno moderadamente socialdemócrata de Álvaro Colom; Honduras es un protectorado  estadounidense; El Salvador de Mauricio Funes no dio muestra alguna de indocilidad ante las órdenes procedentes de Washington, al paso que Laura Chinchilla, presidenta de Costa Rica y antigua empleada de la USAID, no ha hecho sino abrir de par en par las puertas de ese país al ingreso de los marines y su flota de apoyo. No se debe olvidar que los gobiernos de Centroamérica y el Caribe son extremadamente vulnerables ante el chantaje norteamericano –insinuado o ejercido permanentemente- en relación con el tema de los migrantes, las remesas y el acceso al mercado estadounidense. A causa de esto, la capacidad que estos países tienen de hacer caso omiso  de las presiones de Washington es casi nula. El problema para los estrategas del Pentágono, se localiza en el litoral atlántico  de América del Sur, sede de la mayor economía de América Latina (Brasil) y la tercera en importancia en la región (Argentina), usina de una serie de innovaciones bien significativas en materia política y económica (como la UNASUR, el Consejo de Defensa Suramericano y, antes, el Mercado Común del Sur, MERCOSUR) y área en la cual el gobierno bolivariano de Venezuela ha encontrado importantísimos aliados para su proyecto antiimperialista, cuyo clímax se alcanzó en Mar del Plata en noviembre de 2005 con la derrota del proyecto imperial del ALCA”.

“Obviamente que este control sobre el corazón de América del Sur es algo más que un capricho de las fuerzas armadas estadounidenses. Responde a una lógica económica que encuentra su fundamento en la creciente vulnerabilidad externa de Estados Unidos en lo tocante a ciertos suministros estratégicos indispensables para su economía y, sobre todo, para su aparato militar”.