viernes, 30 de julio de 2010

DERECHOS HUMANOS


REVELADOR INFORME DE FOR USA SOBRE AYUDA NORTEAMERICANA A FUERZAS MILITARES COLOMBIANAS

POLÍTICA Y MORALMENTE, ESTADOS UNIDOS ESTÁ COMPROMETIDO EN VIOLACIÓN DE DERECHOS HUMANOS EN COLOMBIA

POR FERNANDO ARELLANO ORTIZ

John Lindsay-Poland, director para América Latina de la organización no gubernamental Fellowship of Reconciliation (Confraternidad de Reconciliación, FOR USA), presentó en Bogotá a instancias de la Coalición Colombia No Bases, el informe "Asistencia Militar y Derechos Humanos: Colombia, responsabilidad de EE.UU. y consecuencias a nivel mundial", en el que se hacen graves denuncias sobre la implicación del gobierno norteamericano en materia de ejecuciones extrajudiciales y crímenes de lesa humanidad.


Durante la presentación del informe en el auditorio Benjamín Herrera de la Universidad Libre, el pasado jueves 29 de julio, Lindsay-Poland, coordinador de la investigación, dijo que son evidentes y preocupantes los vínculos entre el aumento de denuncias por ejecuciones extrajudiciales y las unidades militares colombianas asistidas con financiamiento militar estadounidense".

El Informe FOR analiza la aplicación en los acuerdos Bogotá-Washington de la Enmienda Leahy, vigente desde 1996 y en virtud de la cual se fijan las pautas de la ayuda militar norteamericana en el extranjero.

"Si se cumpliera el sentido de la Ley Leahy, habría que suspender la asistencia a casi todas las brigadas territoriales, y a la mayoría de brigadas móviles del Ejército colombiano", aseguró Lindsay-Poland. La investigación incluyó la revisión de información en casi 500 unidades asistidas por Estados Unidos en Colombia desde el año 2000, así como de las más de 3.000 ejecuciones extrajudiciales, en las que fueron identificados como autores miembros de las Fuerzas Militares.

"Encontramos que en muchas unidades militares aumentaron las denuncias sobre ejecuciones extrajudiciales durante y después de altos niveles de asistencia estadounidense", sostuvo el investigador.

El resultado se obtuvo comparando el número de denuncias presentadas en los dos años anteriores al comienzo en 2000 del Plan Colombia de asistencia militar estadounidense, con lo sucedido posteriormente. Al mismo tiempo, se constató que las denuncias cayeron al recortarse la asistencia. El gobierno de Washington deberá responder porque "sus funcionarios descuidan las obligaciones que ordena la Ley Leahy", dijo Lindsay-Poland, “no solo en Colombia sino en países como Paquistán, donde la situación es muy compleja".

Pese a la violación constante de derechos humanos en Colombia, el gobierno de Washington quiere mostrar a este país andino como modelo de respeto de éstos y como paradigma de contrainsurgencia, sostuvo el vocero de FOR USA.
EN EL MERCADO DE ENTRENAMIENTO MILITAR
Será por ello, dijo Lindsay-Poland hoy las Fuerzas Armadas de Colombia han entrado “en el mercado de entrenamiento militar como expertos en seguridad, envía soldados a Afganistán, entrena pilotos mexicanos, asiste a unidades castrenses en Paraguay y a algunas fuerzas de la OTAN en combate de selva”.

El Observatorio Sociopolítico Latinoamericano WWW.CRONICON.NET lo entrevistó para indagar sobre las conclusiones principales de su investigación.

- ¿Cuál es en su concepto la principal conclusión del informe realizado por Fellowship of Reconciliation sobre responsabilidad de Estados Unidos en materia de derechos humanos en Colombia?

- Una de las conclusiones de este informe en el que analizamos la política de derechos humanos de Estados Unidos en Colombia, es que si se aplicara la Enmienda Lehy, que es una ley norteamericana en la que se fijan las pautas de ayuda militar en el extranjero, se tendría que suspender toda la asistencia a las unidades territoriales y a casi todas las unidades móviles del Ejército colombiano, porque hay una relación directa entre el aumento de los casos de ejecuciones extrajudiciales denunciados y el incremento de la ayuda económica estadounidense. Al mismo tiempo, se puede observar en la investigación que cuando hay recortes en la asistencia militar hay reducción de violaciones de derechos humanos en el Ejército de Colombia.

- ¿Eso compromete a Estados Unidos penal y políticamente en violación de derechos humanos en Colombia?

- Yo no sé si penalmente, pero sí política y moralmente compromete a Estados Unidos. Implica que Estados Unidos tiene una responsabilidad y por eso recomendamos que el gobierno de Washington tome medidas para que haya justicia en los más de tres mil casos de ejecuciones extrajudiciales en Colombia que pudimos constatar.

- Pero es claro como dicen ustedes en su informe que se está violando la Enmienda Leahy…

- Sí, en Colombia no se está aplicando la Enmienda Leahy que el Departamento de Estado y el Departamento de Defensa están obligados a cumplir en cuanto a asistencia militar norteamericana. Pero es más, curiosamente el Departamento de Estado dice que esta ley se está aplicando mejor en Colombia que en otros países en los que hay muy graves implicaciones de violaciones de derechos humanos por asistencia militar norteamericana.

- ¿Es muy alto el porcentaje de violación de derechos humanos por la ayuda de asistencia militar norteamericana?

- Hay actualmente 19 brigadas móviles del Ejército colombiano que son apoyadas por Estados Unidos, de las cuales en 11 de ellas hay denuncias de violación de derechos humanos cometidas por sus miembros.

- ¿Sobre los mal llamados “falsos positivos”, qué trae la investigación que ustedes realizaron?

- La mayoría de los 3014 casos de desapariciones que investigamos son falsos positivos. Las unidades militares comprometidas con estos casos fueron apoyadas con asistencia por Estados Unidos.

- ¿Qué respuesta aspiran a obtener luego de haber presentado este informe?

- Nuestro enfoque está en Estados Unidos y esperamos que el gobierno de Washington tome en serio nuestras conclusiones, condicione la asistencia a los órganos de control al avance de las investigaciones y aplique la ley, ello tendría consecuencias en las relaciones entre los gobiernos colombiano y norteamericano. Desde nuestro punto de vista pensamos que Estados Unidos debería privilegiar una solución negociada al conflicto colombiano, porque con los conflictos armados necesariamente hay violación de derechos humanos, no hay excepción.

- ¿Ustedes ya socializaron el informe en el Congreso de Estados Unidos y sí es así, qué respuesta han obtenido?

- En el mes abril circulamos un estudio preliminar y resumido que fue de interés. Ahora estamos trabajando con algunos congresistas para que se formule un interrogatorio riguroso a los Departamentos de Estado y de Defensa sobre la responsabilidad de Estados Unidos en la violación de derechos humanos en Colombia.

miércoles, 28 de julio de 2010

NEOLIBERALISMO


ENTREVISTA CON EL ANALISTA Y ACTIVISTA SOCIAL URUGUAYO RAÚL ZIBECHI

“EL VERDADERO PROBLEMA DE AMÉRICA LATINA NO ES LA POBREZA SINO LA RIQUEZA”

POR FERNANDO ARELLANO ORTIZ

N
o hay que llamarse a engaños: el modelo neoliberal pese a los efectos perversos que ha tenido en la profundización de las injusticias sociales en América Latina, sigue funcionando, “pero ya no gira en torno a las privatizaciones, la apertura económica y las desregulaciones, sino que se ha volcado en la apropiación de los recursos naturales”, sostiene el analista internacional y activista social uruguayo, Raúl Zibechi.

Investigador de las realidades socioeconómicas y políticas de los países latinoamericanos, Zibechi considera que los movimientos sociales tienen el reto de seguir presionando a lo largo y ancho de la región para acabar con la “larga noche neoliberal”.

Este analista internacional que estuvo exiliado en España por haber resistido la dictadura del Uruguay a mediados de los años 70, se ha dedicado a la investigación social y a la docencia que alterna con sus actividades de escritor y periodista.

Está dedicado por completo al trabajo con los movimientos sociales, es miembro del consejo de redacción del semanario Brecha de Montevideo y participa como docente en la Multiversidad Franciscana de América Latina. Además, es un destacado activista social y asesor de organizaciones sociales, barriales y medios de comunicación alternativos.

A su paso por Bogotá, en donde dictó un taller sobre nuevas formas de dominación y presentó su último libro “América Latina: Contrainsurgencia y pobreza”, Zibechi dialogó con el Observatorio Sociopolítico Latinoamericano WWW.CRONICON.NET.

¡YA BASTA!

En su disertación, este intelectual uruguayo fue contundente en señalar que “es enteramente falso que el problema central de nuestras sociedades sea la existencia de porcentajes elevados de pobreza. El verdadero problema es la riqueza, es decir la existencia de una clase social parasitaria, que no cumple ningún rol positivo en la sociedad aunque si tiene el suficiente poder tanto para influir en las políticas estatales, en las agendas públicas y de los medios de comunicación, como para desviar el foco de atención hacia su impúdica acumulación de riqueza”.

“Romper con esta concepción de la pobreza como problema a resolver y poner el centro de atención en la riqueza, es un requisito para cambiar las políticas sociales”, es una de sus recomendaciones.

Se lamentó de que “el gran triunfo ideológico del Banco Mundial es haber inoculado en las izquierdas, en los sindicatos y en los intelectuales progresistas, que se puede acabar con la pobreza sin tocar la estructura de la propiedad. O sea, sin modificar las relaciones de poder”

Criticó las denominadas políticas asistencialistas porque “no erradican la pobreza, no abordan las causas estructurales de la marginalidad y la exclusión social, por el contrario, profundizan el paradigma individualista del neoliberalismo. Estas políticas centradas en ‘el combate a la pobreza’ buscan evitar el conflicto. O sea, buscan la anulación de cualquier sujeto de abajo y quieren que sólo existan sujetos estatales o empresariales”.

Explicó que “los sujetos se forman en la lucha, nacen de ella y si la sociedad se instala en un periodo de letargo social, los actores se desvanecen. Toda la política del Banco Mundial y de las elites globales y nacionales es para des-sujetizar, para evitar que las diferencias se conviertan en conflicto social”.

Desde una perspectiva epistemológica, Zibechi llamó a los sectores progresistas y de izquierda en América Latina “a elegir el ¡Ya basta!, porque es una opción ética y política muy válida”.

Destacó igualmente que muchos de los proyectos y las políticas sociales progresistas como la economía solidaria, la autonomía y la horizontalidad, la educación popular, los movimientos sociales de gestión productiva “nacieron de las resistencias a las políticas de ajuste estructural del neoliberalismo. No obstante que la economía solidaria no es nada fuera del marco del conflicto. Puede ser un modo de adquirir fuerza para encarar el combate en mejores condiciones”.

REPRIMERIZACIÓN DEL APARATO PRODUCTIVO

La crisis del neoliberalismo constituye para Zibechi “una oportunidad para presionar cambios”, por eso considera que “es indispensable meterse con la economía para cambiar la situación actual”. Y es que “América Latina no puede repetir la negativa experiencia de echar a perder los intentos por erigir el Estado de Bienestar para dar paso a la acumulación originaria, bajo el esquema de ‘acumulación por desposesión’, como lo denomina el sociólogo y politólogo británico David Harvey, que erosionó el papel regulador de los sindicatos y su carácter de interlocución, produjo una aguda desindustrialización y la reprimerización del aparato productivo, con su inevitable secuela de desempleo, creciente marginalización de los sectores populares urbanos y desplazamiento de los pequeños campesinos hacia las periferias urbanas”.

En su opinión, develar e “iluminar las formas de dominación como el modelo neoliberal ayuda a desmontarlas” y si bien éstas son muy potentes, también lo son las resistencias.

En la actual coyuntura, explica, la derecha en su afán de lograr una dominación hegemónica no solo “compra” a líderes sindicales o de izquierda sino que busca por diversas formas, tener apoyo total de organizaciones sociales.

Puso como ejemplo el caso colombiano, en el que el establecimiento “no solamente coopta a los angelinos (en alusión al vicepresidente electo Angelino Garzón) sino a organizaciones sociales enteras”, como está sucediendo actualmente con la Confederación General del Trabajo (CGT) mediante el salto que dio su presidente Julio Roberto Gómez del izquierdista partido Polo Democrático al santismo, la expresión más ultraconservadora y oligárquica del establecimiento en Colombia.

DESLEGITIMADO, PERO NO DERROTADO

Para Zibechi, el modelo neoliberal en los países de América Latina “sigue funcionando pero ya no gira en torno a las privatizaciones, la apertura económica y las desregulaciones, sino que se ha volcado a la apropiación de los bienes comunes. La novedad principal de la coyuntura regional consiste en que el Consenso de Washington fue deslegitimado pero el neoliberalismo no fue derrotado. Por el contrario, la acumulación por desposesión, anclada en el modelo extractivista, se sigue profundizando en esta etapa a través de la minería transnacional a cielo abierto, los monocultivos de soja, caña de azúcar y palma, y del complejo forestación-celulosa. Estos emprendimientos, conducidos siempre por grandes multinacionales, se apropian de los bienes comunes, en particular agua y territorios, para convertir la naturaleza en mercancías (commodities) exportadas a los países centrales o emergentes como China e India”.

“Los resultados -agrega- están a la vista: los bancos tienen las mayores ganancias de su historia y el crecimiento económico se basa en exportaciones de commodities y minerales, en una suerte de reprimerización de la estructura productiva de los países. Es el camino que siguen los países de la región, más allá de las fuerzas políticas encargadas de administrar los gobiernos”.

Las política sociales que se han puesto en marcha en varios países de la región “acompañan y compensan la profundización del modelo neoliberal”.

EL EXTRATACTIVISMO: PARTE DEL MODELO NEOLIBERAL


- ¿En su concepto, América Latina atraviesa por un periodo de enterrar “la triste y larga noche neoliberal” para utilizar una frase del presidente ecuatoriano Rafael Correa, gracias en buena medida a las resistencias sociales que tomaron fuerza durante la década anterior?

- Sí y no. Sí, porque ha habido largas resistencias intensas, las cuales han dado cambios importantes, pero los nuevos gobiernos están desarrollando políticas que no salen del neoliberalismo sino que, por el contrario, lo sostienen, en consecuencia, creo que esa afirmación de Correa habría que matizarla mucho. Y no puedo estar de acuerdo con eso, porque de hecho en estos días en Ecuador hay conflicto con dirigentes indígenas acusados de sabotaje y terrorismo, entonces esto es relativo y hay que empujar un poco más.

- Hablemos de su país, Uruguay. ¿Cómo se puede entender que después de 34 años de existencia del Frente Amplio haya logrado llegar al poder, primero con Tabaré Vázquez y ahora con un ex guerrillero como Pepe Mujica?

- Bueno por una larga acumulación electoral que redundó en un triunfo aplastante por más de más del 50% y por una hegemonía del Frente Amplio en la sociedad uruguaya. Eso está consolidado y no creo que vaya a cambiar pronto.

- ¿El gobierno del Frente Amplio del Uruguay mantiene algunas políticas neoliberales?

- Sostiene el extractivismo y esto es un problema, a mi modo de ver, porque no se logra salir de las políticas que se han venido implementado desde hace mucho tiempo. Yo considero que el extractivismo es parte del modelo neoliberal.

- ¿En ese sentido usted coincide con el ex ministro de Estado ecuatoriano, Alberto Acosta que en su último libro sustenta que la maldición de los países de América Latina es la abundancia en recursos naturales?

- Coincido totalmente, mi diferencia es que los Estados plurinacionales tienden a reproducir la lógica de dominación de cualquier Estado.

- ¿Cuál es su visión sobre el proceso actual de resistencias sociales en América Latina? ¿Habrá posibilidad de que se abra espacio un nuevo modelo económico?

- No veo pautas de un nuevo modelo económico de desarrollo, lamentablemente y lo que observo me preocupa mucho precisamente porque nuestros países están anclados en el extractivismo.

- ¿Cuál es su concepto de los gobiernos progresistas de América Latina?

- Hay dos tipos de gobiernos progresistas: los de Brasil, Uruguay y Argentina que son gobiernos socialdemócratas aliados con un sector del capital; y los gobiernos de Venezuela, Ecuador y Bolivia, donde los movimientos son muy fuertes y siguen presionando más.

- ¿En el caso de países como Perú, Colombia y México, habrá influido el hecho de que fueron virreinatos del imperio español, lo cual dejó una impronta cultural y política que ha permitido consolidarse a la derecha y por ende sus dirigencias sean reacias a los cambios sociopolíticos?

- Sí, y por la debilidad de los movimientos sociales que no han logrado desbordar a estos gobiernos y de ahí la hegemonía del capital financiero que sigue siendo muy importante.

- ¿Cómo observa el horizonte político en Colombia?

- Muy complejo y hasta que los movimientos sociales no logren empoderarse, salir con fuerza y ganar las calles, no creo que consigan derrotar esto.

NEOLIBERALISMO


EL ACTIVISTA SOCIAL COLOMBIANO HÉCTOR MONDRAGÓN ANALIZA LA REALIDAD SOCIOECONÓMICA DE LATINOAMÉRICA

“SI LOS PUEBLOS NO LOGRAN MODIFICAR LAS LEYES DEL MERCADO, SE SEGUIRÁ IMPONIENDO EL ECONOMICISMO COLONIAL”

POR FERNANDO ARELLANO ORTIZ

Mediante acciones políticas, económicas y militares combinadas, el capital transnacional en América Latina va a insistir en el neoliberalismo, con ayuda de las élites locales, por eso no es gratuita la presencia de tropas norteamericanas en bases militares de Colombia, el despliegue de marines en Costa Rica, el golpe de Estado en Honduras el año pasado, la legislación antisindical que se acaba de expedir en Panamá, el Plan Mérida en México. Ello aunado a los tratados de libre comercio que impulsan los gobiernos de derecha de la región (Chile, Perú, Colombia, México y buena parte de las naciones centroamericanas), demuestra que aún las políticas neoliberales, no obstante su rotundo fracaso y las profundas injusticias sociales que han generado en la región, siguen manteniendo vigencia porque benefician a unos reducidos sectores plutocráticos que no tienen ningún reato de imponerlas incluso por la fuerza.


Esta lectura de la realidad socioeconómica del conjunto de países latinoamericanos es del economista colombiano e investigador social Héctor Mondragón, quien además sostiene que lo más grave en la actual coyuntura mundial, es que no es descartable “la posibilidad de que el capital transnacional opte por la guerra como salida de la crisis” del capitalismo.

Economista y activista de movimientos sociales, campesinos e indígenas en Colombia, Mondragón es un intelectual que se ha destacado por sus investigaciones y actividades docentes, así como por sus actitudes de resistencia civil y denuncia de casos de violación de derechos humanos por parte del Estado colombiano, lo que le ha valido persecución y estigmatización de gobiernos de ultraderecha como el de Álvaro Uribe Vélez (2002-2010).

Autor de diversas publicaciones y analista de temas económicos y políticos, Mondragón ha dedicado buena parte de su vida al trabajo en distintas comunidades campesinas e indígenas de su país.

Para analizar el devenir social y económico de la región, el Observatorio Sociopolítico

Latinoamericano WWW.CRONICON.NET lo entrevistó y estas fueron sus reflexiones.

LA CONTINUIDAD DEL MODELO COLONIAL

¿No obstante los avances en programas sociales y reducción de la pobreza en los llamados gobiernos progresistas de algunos países de América Latina, se puede afirmar que quedó enterrada “la triste y larga noche neoliberal”, para utilizar una frase recurrente del presidente ecuatoriano Rafael Correa?

Después de tres décadas de avanzar, a partir del golpe de Pinochet, el neoliberalismo ha sufrido importantes derrotas en América Latina, como resultado de grandes luchas, masivas, en las que participaron millones de personas, en Bolivia, Ecuador y otros países. La crisis económica internacional que comenzó en Estados Unidos a finales del 2007 significó además una refutación de la ideología neoliberal. En los propios Estados Unidos la salvación del sistema llegó de la estatización de bancos, aseguradoras y de por lo menos una gran empresa industrial quebrada. Así estas estatizaciones sean transitorias, nacionalizaciones de pérdidas, demostraron que sin gran intervención económica del Estado no existe capitalismo y que la cuestión radica en si el estado interviene a favor del gran capital o a favor del pueblo.

Sin embargo nos equivocaríamos si creyéramos que el definitivo descrédito de la ideología neoliberal y que los avances populares en varios países latinoamericanos significan que las políticas neoliberales quedaron sepultadas. La imposición de las recetas monetaristas del FMI y los recortes salariales en Grecia y otros países europeos nos muestran cómo se vuelve a imponer una doctrina equivocada. Paul Krugman ha mostrado cómo Islandia, que por el resultado de años de neoliberalismo sufrió una crisis peor que la griega, se negó a seguir a la letra los dictados del FMI y ha conseguido mejores resultados ahora, pero el problema es político: o el capital transnacional impone sus dictados o los pueblos consiguen defenderse con alternativas diferentes o que al menos tengan en cuenta sus intereses fundamentales.

Lo más grave es de todos modos la posibilidad de que el capital transnacional opte por la guerra como salida de la crisis, como ha hecho otras veces. En la crisis inmediatamente anterior, la guerra en Irak garantizó el restablecimiento de la tasa de ganancia a niveles muy altos. Las guerras en África han sido utilizadas para saquear minerales como el coltan y los diamantes o el petróleo.

El golpe de Estado en Honduras mostró que las transnacionales no renuncian a imponer por la fuerza su política económica. La violencia en México o Colombia, el despliegue de tropas estadounidenses en Costa Rica y el establecimiento de bases militares, el intento de imponer legislaciones antisindicales como en Panamá y la firma y vigencia de tratados de libre comercio que establecen claras normas neoliberales, atando a ellas a los pueblos, demuestran que el capital transnacional va a insistir en el neoliberalismo, con ayuda de élites locales con intereses creados.

¿La explotación de recursos naturales (minería, agronegocios, petróleo) como base para financiar las economías de los países latinoamericanos, y en la que las grandes gananciosas son las transnacionales, constituye un obstáculo para superar el modelo neoliberal?

La explotación masiva de un recurso natural como eje de la economía es un método colonial, anterior al neoliberalismo, al que precedió por varios siglos, ya que estuvo presente desde la génesis del capitalismo. El neoliberalismo ha fortalecido ese método voraz al derogar regulaciones que protegían a la gente o a la naturaleza u oponerse a su establecimiento, al dejar la economía al garete de las “ventajas comparativas” establecidas por el mercado, al privatizar las actividades extractivas y al establecer o restablecer derechos de los inversionistas por sobre los derechos colectivos.

Rechazar el neoliberalismo puede ser un paso para salir de los esquemas coloniales, en la medida en que se acepte la necesidad de regulaciones que subordinen las ganancias de los inversionistas y las determinaciones del mercado a las prioridades determinadas por los derechos colectivos, a las necesidades de la gente y a la protección de la naturaleza.

Sin embargo, la dinámica colonial tiene raíces muy profundas que van mucho más allá del neoliberalismo. El colonialismo está anclado en una mentalidad que considera que el más poderoso económica, política y militarmente puede imponer sus propios intereses como si fueran el “bien común”, puede presentar su enriquecimiento como si fuera el “desarrollo” y su cultura como si fuera la “civilización”. El colonialismo considera a las comunidades y a los pueblos como si fueran objetos que pueden ser manipulados o destruidos y a la naturaleza como si fuera un simple insumo de sus negocios. Así los pueblos y sus territorios son saqueados, desplazados o aniquilados, grandes migraciones despojan o substituyen las poblaciones; los seres humanos son despersonalizados, desterritorializados, desconectados de sus relaciones sociales propias.

El colonialismo internacional marcó la historia latinoamericana que también ha conocido los colonialismos internos de las élites. Los historiadores han descifrado bien todas las concesiones a banqueros y empresarios que caracterizaron la conquista y colonización de las Américas. El economista e historiados canadiense Harold Innis estudió las relaciones centro-periferia en el propio Canadá y mostró cómo la economía, la cultura y la política canadienses, estuvieron marcadas por la explotación y exportación de pieles de animales, pesca, madera, trigo, metales e hidrocarburos, provenientes de la periferia del país y que han fortalecido al centro económico y político y como ese paradigma se reproduce en lo internacional.

Puede construirse una historia diferente si se reconocen como sujetos a los demás, a los ahora débiles, a las comunidades rurales, a los pueblos indígenas. Cada uno tiene sus prioridades, visiones culturales y necesidades y sus relaciones con la naturaleza. El desarrollo de una sociedad mayoritaria o el enriquecimiento de las transnacionales no pueden seguir colonizando y aniquilando a los demás. Pero, si el mercado mundial es el que manda y los pueblos no logran modificar y regular sus estructuras, las “leyes del mercado” fabricadas por el colonialismo seguirán imponiendo el economicismo colonial.

¿Está de acuerdo con la tesis del ex ministro ecuatoriano Alberto Acosta en el sentido de que los países de América Latina “son pobres porque son ricos en recursos naturales”?

“Parecería que somos pobres porque somos ricos en recursos naturales”. Pero el problema no está en qué se produce, sino en cómo se produce, como parte de cuales relaciones sociales y de cuáles interrelaciones económicas y con cuál tratamiento a la naturaleza. De hecho la tierra siempre ha brindado sus recursos a la humanidad y la ha sustentado y varios pueblos la llaman “madre”. Los recursos naturales son una gran riqueza. Son las relaciones coloniales las que convirtieron la explotación de los recursos naturales en el camino del empobrecimiento de los colonizados.

Fue la concesión colonial la que convirtió la explotación masiva de recursos naturales en el eje de una economía que enriqueció a los conquistadores y empobreció a los nativos, que “desarrolló” a otros y subdesarrolló a los pueblos latinoamericanos, africanos y asiáticos y que depredó la naturaleza. Es por eso que Acosta mismo propone como alternativa detener el saqueo y regresar al aprovechamiento racional de los recursos naturales indispensables para volver a disfrutar la riqueza que significan.

LA IMPORTANCIA DE LA CONCIENCIA Y LAS MOVILIZACIONES SOCIALES

¿Dada la estructura productiva de las naciones latinoamericanas, es posible superar el esquema de economía extractivista que tantos estragos genera al medio ambiente?

Es extremadamente difícil, pero es posible e indispensable para el futuro de la humanidad, superar tanto el esquema extractivista como otros esquemas coloniales. Las empresas coloniales originales eran extractivistas, buscaban por ejemplo, oro, plata o marfil, pero también incluían la producción de bienes de bonanza como fue el caso de las plantaciones de azúcar, el tráfico de mano de obra para las plantaciones, minas y puertos, créditos a los estados y el control del comercio de los productos valiosos, sus puertos y vías de comunicación. La economía de bonanza fue impuesta por el colonialismo y experiencias terribles como la fiebre del caucho costaron muchas vidas. La misma mentalidad ha sido fomentada por los altos precios de los combustibles o ahora por el alto precio del oro; pero no solamente proyectos extractivistas y megaproyectos repiten la mentalidad colonial, también los auges de ciertas plantaciones o de la maquila son impuestos en determinados territorios y sobre sus pobladores sin que siquiera ellos hayan sido consultados y mucho menos hayan consentido ni se sepa cuál será para ellos el beneficio comparado con el de los inversionistas.

La posibilidad de superar estos esquemas depende en primer lugar de la conciencia, organización y movilización de millones de personas de varios países que puedan integrar finalmente sus economías en forma diferente a la que el mercado mundial determina actualmente y construir tejidos económicos propios interrelacionados, solidarios y orientados hacia el bienestar, hacia el buen vivir como dicen los indígenas.

FORMAS DE ACUMULACIÓN DEL CAPITAL TRANSNACIONAL

¿Dentro de esta lógica, América Latina sigue sumida en el propósito del gran capital financiero transnacional de “acumulación por desposesión”, como lo define el teórico social británico David Harvey?

El gran capital transnacional despliega tres formas de acumulación fundamentales. La “acumulación por desposesión” es una de ellas, renueva los métodos colonialistas y significa el despojo de recursos naturales como hidrocarburos, minerales, biodiversidad, tierras y territorios, así como de bienes de los deudores privados y de empresas estatales, de manera que con una mínima inversión las transnacionales se apoderan de altos valores y obtienen máximas utilidades. La población despojada y pauperizada ya no puede vivir para sí y se convierte en una masa de desempleados usada como mano de obra barata en cualquier parte del mundo, de manera que se fortalece la segunda forma de acumulación, la explotación de los trabajadores, que se ha incrementado durante la hegemonía neoliberal por el debilitamiento de los sindicatos y la legislación laboral. La tercera forma de acumulación, importante en las coyunturas de crisis es la acumulación por destrucción de los capitales competidores. Dos guerras mundiales sacaron al capitalismo de graves crisis, una de ellas la peor registrada hasta ahora. La destrucción económica de capitales mediante la ruina y las quiebras de los más débiles o su destrucción física mediante las guerras es la peor salida de las crisis capitalistas. Es terrible registrar cómo la destrucción de la industria y la economía en general de la antigua Yugoslavia dinamizó el crecimiento de Europa y Estados Unidos y aumentó la tasa de ganancia. O cuánto sirvió la destrucción y la “reconstrucción” de Irak al capital transnacional. La guerra permite unir las tres formas de acumulación, la paz nos permite visionar alternativas diferentes.

¿Está de acuerdo con que el modelo neoliberal sigue funcionando aunque ya no gira alrededor de las privatizaciones, la apertura económica y las desregularizaciones, sino en torno de los bienes comunes?

Pues lo que veo es que el modelo neoliberal sigue girando en torno a los tratados de libre comercio que imponen aperturas a las importaciones de la producción de las transnacionales y derechos de los inversionistas que significan más desregulaciones, menos derechos colectivos y más privatizaciones. Es lo que seguimos viendo en la mayoría de América Latina. Por ejemplo, acaba de ser liquidada una empresa pública de electricidad en México. Solamente en algunos países latinoamericanos el neoliberalismo ha sufrido derrotas, por grandes luchas populares, pero en cada país la situación es diferente y el neoliberalismo puede seguir teniendo mayor o menor influencia según el caso, y más fuerza tienen siempre los arraigados esquemas económicos coloniales y en todos los casos la economía capitalista sigue dominando. Ahora, modificar a fondo esa situación no depende sólo del curso de cada economía nacional. Por otra parte, el neoliberalismo siempre ha apuntado contra los bienes comunes, especialmente los esenciales, de hecho Pinochet abrió el paso a la privatización de las aguas en Chile, donde ahora se apunta a la privatización del mismo mar. La ideología neoliberal busca convertir en mercancía cualquier bien común.

EL SEGUNDO DESEMBARCO ESPAÑOL

La celebración del bicentenario de la independencia de América Latina coincide con el segundo desembarco de las multinacionales españolas. ¿Qué implicaciones económicas, políticas y sociales considera usted que tiene la presencia de un representativo porcentaje del capital español en estos países?

El segundo desembarco se produjo principalmente en los 80 y más en los 90. Las transnacionales españolas se expandieron gracias a la privatización de los servicios de electricidad, teléfonos, agua y salud. Hoy, la presencia de las transnacionales de origen español se ha ampliado, pero hablar de transnacionales específicamente españolas no es tan claro como entonces. Por ejemplo, Endesa una de las empresas bandera de esa presencia y que compró por entonces la Empresa de Energía de Bogotá, fue comprada por Enel en 2009 y es ahora una empresa italiana. La crisis argentina y latinoamericana a comienzos de esta década golpeó las empresas privatizadas. La compra de acciones en las Bolsas no tiene patria y la British Telecom por medio de su filial estadounidense Infonet se convirtió en la mayor accionista de Telefónica, a la vez que la British Airways dominaba por lo menos el 13% de Iberia. La principal accionista de la petrolera Cepsa es ahora la francesa Total. Los fondos de inversión estadounidenses han ido comprando paquetes accionarios: el Franklin Resources tiene el 5% de Iberdrola; el Brandes con el 1,4% de BBVA, ha incursionado en Repsol y llegó a ser su principal accionista, aunque ahora apenas diga poseer el 3%. Si se suman las inversiones del Chase Manhattan (5,4%) ligado a la Exxon, con otros inversionistas estadounidenses, la inversiones norteamericanas tienden al control de Repsol, que estuvo a punto de ser dominada por la rusa Luck Oil.

Son de todos modos cada vez importantes en Latinoamérica el BBVA y el Banco de Santander; y la presencia de La Caixa sigue siendo fuerte en Repsol, Gas Natural, Unión Fenosa y otras transnacionales. Pero dentro del mismo capital español se destacó el fortalecimiento de los grupos de la construcción ligados a la burbuja inmobiliaria y a las concesiones de carreteras, tales como Sacyr y Abertis, que han irrumpido en América Latina en la construcción de carreteras y otras obras públicas que llegaron a hacerse grandes accionistas de transnacionales de otras ramas económicas como en el caso de Sacyr en Repsol. Sin embargo, el fin de la burbuja inmobiliaria, la crisis fiscal española y la baja de los precios de las acciones de las petroleras e industrias europeas ha debilitado en los últimos dos años las transnacionales de la construcción española que en 2006 tuvieron su mayor fuerza. También lograron expansión hacia Latinoamérica las transnacionales del periodismo y en particular los grupos Planeta y Prisa, cuya influencia ahora es evidente y tiene un impacto político importante. La fuerte presencia del gran capital español en Colombia es de todos modos inferior a la presencia norteamericana e incluso a la británica, pero puede cobrar mayor influencia en el contexto de la Unión Europea.

EN COLOMBIA, LA EXPLOSIÓN SOCIAL FUE REEMPLAZADA POR LA PASIVIDAD

Hablemos de Colombia. La herencia del gobierno de Álvaro Uribe es por decir lo menos catastrófica: 29 millones de pobres; 9 millones de indigentes, alrededor de tres millones de desempleados; 11 millones de trabajadores en la informalidad…Y para que continuar. ¿El nuevo gobierno de Juan Manuel Santos podrá revertir esta bomba social si es evidente que continuará profundizando el modelo neoliberal?

Las explosiones sociales no emanan de la pobreza. Cuando la mayoría de los líderes sociales han sido asesinados y las amenazas de muerte y la persecución mantienen a raya cualquier intento del pueblo llano de organizarse en forma masiva, en tales condiciones, en vez de explosiones sociales, lo que se registra es pasividad, desorientación, abstencionismo pasivo, la depresión política y social paralizan la lucha popular. La mayoría del pueblo, el 55% de los ciudadanos ni siquiera participa en las elecciones. En los países en que se han registrado cambios y grandes movilizaciones la participación electoral es muy alta. Incluso una explosión popular espontánea como la del 9 de abril de 1948 siguió a un proyecto electoral de cambio, con Jorge Eliécer Gaitán, que congregó a la mayoría de los colombianos. Una vez aplastada esa explosión desorganizada, llegaron años de retroceso para el pueblo. En el momento actual creo que el control social que consiguió el régimen con el gobierno saliente, va a ser aprovechado por el gobierno entrante para tratar de ampliar el consenso social, ya que sabe que fue votado por el 30% de los ciudadanos. Como dijo Maquiavelo "si la violencia es coerción, el respaldo será consenso o legitimidad". La política neoliberal trata de ganar el consenso con programas asistenciales pero eso tiene límites presupuestales, ya veremos qué pasa en medio de los avatares internacionales de la economía y el crecimiento de las deudas del estado.

Usted que ha dedicado buena parte de su vida al trabajo social con comunidades indígenas y campesinas en Colombia, ¿cómo analiza la realidad del sector rural en este país cuando buena parte de las tierras productivas están en manos de la mafia, las compañías transnacionales dedicadas al extractivismo y 32 pueblos aborígenes al borde de su extinción?

La política agropecuaria seguida en Colombia durante los últimos se concentró en fomentar plantaciones de caña de azúcar y palma aceitera para producir agrocombustibles, mediante normas, subsidios, exenciones y la explotación de los trabajadores con las “cooperativas de trabajo asociado”. Esto a su vez ha sido parte de una política general que procura sustituir la producción agropecuaria por grandes inversiones en minería, petróleo y algunos megaproyectos.

Lejos de provocar un auge del agronegocio, esta política ha golpeado fuertemente los cultivos transitorios y se caracterizó también por el aumento de las importaciones de bienes agropecuarios y la extrema concentración de la propiedad privada de la tierra. Un 0,06% de los propietarios, que tienen más de 2 mil hectáreas, concentra el 53,5% de la tierra registrada en propiedad individual. Las importaciones agropecuarias aumentaron 30% en los tres años de mayor crecimiento económico y las importaciones de alimentos subieron de 4,4 a 8,2 millones de toneladas; la soberanía alimentaria se ha perdido, mientras que 5 millones de hectáreas de buena calidad para la agricultura siguen desperdiciadas en grandes propiedades.

Los tratados de libre comercio con Estados Unidos, Canadá y la Unión Europea van a empeorar la situación del campo en la medida que imponen garantías para los inversionistas transnacionales a costa de los derechos colectivos y abren los mercados a más importaciones, como las que amenazan a la avicultura y a varios productos agrícolas en el caso del TLC con Estados Unidos y a la leche nacional en el caso del tratado con la Unión Europea.

Recientemente los indígenas han encabezado la resistencia civil contra estas políticas y como uno de los pocos sectores que ha logrado conservar su organización propia y que se moviliza, soporta la represión y una intensa violencia que proviene de paramilitares, guerrillas y agentes del Estado. Sin embargo, los indígenas habían alcanzado ya el reconocimiento de sus derechos fundamentales por la Constitución Nacional y cuentan con el Convenio 169 de la OIT y la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas y gracias a ello la situación no es peor. Recordemos cómo la ley forestal y el estatuto rural fueron declarados inconstitucionales por violar el Convenio 169 de la OIT.

Un viraje profundo exige un cambio de prioridades, que garantice la soberanía alimentaria, respete la diversidad étnica y cultural, fomente la economía campesina, reintegre la tierra a los desplazados por la violencia, redistribuya la propiedad, proteja el ambiente y los ecosistemas y ello depende de una gestión macroeconómica anti-cíclica que proteja la economía nacional de la volatilidad de las “bonanzas”. Un viraje así depende fundamentalmente de que las organizaciones propias del campesinado, los indígenas y afros se fortalezcan y puedan movilizar millones de personas para abrir el paso a estas nuevas alternativas.

GLOBALIZACIÓN


AFIRMA EL INVESTIGADOR SOCIAL BRASILEÑO CÁNDIDO GRZYBOWSKI

“LA ALTERNATIVA AL PARADIGMA DEL CAPITALISMO IMPLICA UN CAMBIO DE VALORES Y DE IMAGINARIOS”

POR FERNANDO ARELLANO ORTIZ

La humanidad ante la actual crisis de civilización tiene ante sí la tarea de su recomposición, pero infortunadamente no hay límite ético en lo económico ni en lo científico, ni se observa una visión alternativa que permita la constitución de una nueva ciudadanía planetaria, fue uno de los planteamientos que expuso en su conferencia dentro de la Cátedra Orlando Fals Borda, el sociólogo y filósofo Cándido Grzybowski, actualmente director del Instituto Brasileño de Análisis Sociales y Económicas (IBASE) y directivo del Foro Social Mundial.

Pese a que el capitalismo derivó en una “economía degenerativa” que crea basura, Grzybowski dijo que la cultura consumista y el modelo neoliberal se mantienen gracias a la manipulación de los grandes medios de comunicación que son en buena medida, los que frenan los cambios.

Fue enfático en señalar que “el capitalismo destruye la vida” y frente al actual estado degenerativo del modelo económico, planteó como alternativa la territorialidad y relocalización del poder y la economía.

“Es a partir de lo local y la participación ciudadana que se puede transformar el poder. Lo local posibilita una cantidad de soluciones”, afirmó el activista social e investigador brasileño.

El Observatorio Sociopolítico Latinoamericano WWW.CRONICON.NET lo entrevistó para ampliar su análisis y estas fueron sus reflexiones:

Coyuntura confusa que puede ser trágica

- Usted ha señalado que la situación del mundo es insostenible y en consecuencia hay que buscar nuevas alternativas para enfrentar esta crisis de civilización. No obstante, no ha surgido un nuevo sujeto político capaz de impulsar un cambio estructural. ¿a que atribuye usted esta realidad?

- Porque el tipo de crisis pone también en crisis todos los actores. Estamos todos metidos en una agenda y descubrimos que la agenda es otra. Lo que parecían verdades hasta ayer, no lo son, y aquellos que formulaban propuestas han terminado dándose cuenta que las mismas no responden a lo que se necesita, y las propuestas que se requieren no tienen actores. El momento que vivimos es confuso y puede ser trágico porque la solución tiende a ser muy conservadora, dejar que acontezca el desastre, con la desigualdad que existe en el mundo ya sabemos quién va a sufrir más, va ser una destrucción masiva de algunos sectores y esto terminará en lo peor. Pero al mismo tiempo la posibilidad de trabajar en otra dirección está en nuestras manos, la solución puede venir de la ciudadanía en acción, reconociendo y valorando la diversidad, no partiendo de la base que hay protagonistas, porque no hay un actor protagónico, pero teniendo en cuenta que todos somos necesarios. Ello puede ser el principio de esta búsqueda porque una de las cosas fundantes es rescatar la diversidad y la interdependencia de los seres humanos con el planeta que es base de la vida, esto es lo que se impone en esta coyuntura. La democracia como método puede ayudar porque ella tiene como presupuestos la diferencia, la negociación y la búsqueda en conjunto, ya que las ciencias políticas y económicas no están dando respuesta.

- ¿Por qué considera que no están dando respuesta?

- Porque la ciencia económica propende por el crecimiento y éste significa la destrucción. La ciencia política es la del poder y el poder que tenemos es parte de la ecuación que hay que cambiar radicalmente.

- ¿Y cómo cambiar radicalmente?

- La única posibilidad que yo veo en la diversidad es la relocalización de economía y de poder. Significa ello traer lo máximo posible de poder de decisión a lo local.

- Pero el esquema capitalista neoliberal se resiste al cambio y, por el contrario, puede darse un coletazo que termine en un conflicto armado internacional…

- Puede darse, es la salida regresiva que yo llamo y que consiste en reducir la humanidad al 20 por cuento de lo que somos. Lo grave es que hoy no hay en el horizonte posibilidad de enfrentar la desigualdad que el sistema generó. No hay un Plan Marshall, porque no es un problema de dinero sino de insostenibilidad intrínseca. Crecer más es concentrar aún más y generar más pobres.

- Volvamos a su propuesta de relocalización del poder político y económico en lo local…

- Sí, en mi concepto es la única posibilidad que yo veo porque da la oportunidad a los ciudadanos de participar de la solución. Al mismo tiempo hay otras alternativas como la economía solidaria, la idea de preservar los bienes comunes, comenzando con las ciudades que son un bien común. Este sería el cambio de paradigma que hay que hacer, lo cual implica el cambio de valores y de imaginarios, porque tenemos una visión de consumo de bienes y de calidad de vida que debemos modificar.

- ¿Qué significado tienen los gobiernos denominados progresistas en América Latina en el proceso de generar un nuevo paradigma de desarrollo social?

- Son señales importantes, a veces contradictorias, pero que significan inquietud ciudadana de búsqueda de otra cosa, pero cuál de estos líderes está caminando por otra vía que no sea el modelo colonial que nos impusieron hace cinco siglos, seguimos exportando naturaleza, continuamos con el modelo extractivista y esto es insostenible, así no se puede construir justicia social.