domingo, 28 de agosto de 2016

COLOMBIA

POSACUERDO SE DEBE CONSTRUIR DESDE LOS TERRITORIOS CON JUSTICIA SOCIAL Y PLURALISMO DEMOCRÁTICO: ‘LUCHO’ GÓMEZ, EL HOMBRE DE LA PAZ EN LA GUAJIRA



POR FERNANDO ARELLANO ORTIZ

“La paz tiene que traducirse en desarrollo social”, afirma el médico y exviceministro de Salud, Luis Gómez Pimienta, reconocido líder regional de La Guajira, luego de la suscripción de los acuerdos de La Habana entre el Gobierno de Santos y las Farc.

El enfoque tanto étnico como territorial que contempla el acuerdo final genera una serie de expectativas en un departamento con tantas carencias pero a la vez con abundantes recursos naturales como La Guajira, destaca ‘Lucho’ Gómez, tras la realización de tres foros sobre los alcances de la paz que se realizaron en Riohacha, Villanueva y Fonseca, entre el 25 y 26 de agosto, los cuales contaron con el auspicio de PAX Holanda.

Estos foros convocados además por la Plataforma de Juventud, la Alcaldía de Riohacha y la Universidad de La Guajira, a los que asistieron delegados del Gobierno Nacional como la consejera presidencial para los Derechos Humanos, Paula Gaviria, y los asesores Gerson Arias y Myriam Méndez, de la Oficina del Alto Comisionado de Paz, no solo constituyeron un buen ejercicio de pedagogía sobre lo pactado en la capital cubana sino además, sirvieron para hacer una radiografía de la realidad socioeconómica de esta importante región del país.

¿Qué viene ahora?

Gómez Pimienta, el hombre de la paz en La Guajira, quien ha dedicado buena parte de su vida a contribuir a la salida negociada del inveterado conflicto armado colombiano, explica que las comunidades de su departamento miran con mucha expectativa lo que viene ahora con la etapa denominada posconflicto.

Este es el momento, dice, de que el Estado se concentre en atender las múltiples necesidades sociales por décadas aplazadas de regiones con carencias graves como este departamento en materia de derechos sociales, servicios públicos básicos e infraestructura vial.

Ambiente de tensión social

Para este dirigente social, el ambiente que se vive en La Guajira es de permanente tensión por los múltiples problemas que dificultan el normal transcurrir de la vida de sus habitantes. Este es un departamento, se queja, en el que diariamente mueren niños de la comunidad indígena wayúu por inanición sin que el Estado colombiano, no obstante los múltiples requerimientos del poder judicial y de los órganos de control, haya logrado atender de manera adecuada esta crisis humanitaria. A ello, agrega Gómez Pimienta, se le suma todo el drama que constituye el contrabando de combustible que ingresa por la frontera con Venezuela, el cual ha consolidado mafias políticas y económicas que se han apoderado del departamento. Esta comercialización ilegal de combustible que se extiende al sur del Cesar, los Santanderes y algunos departamentos de la Costa, ha terminado por “estratificar” el contrabando. Es decir, hay diferentes modalidades para contrabandear, desde el método que maneja el gran negocio hasta  el que practica el humilde pimpinero (el que utiliza un receptáculo de combustible generalmente de plástico que en la frontera colombo-venezolana se conoce con la denominación de pimpina).

Esta mafia es la que determina los precios del combustible, genera en ciertas temporadas escasez ficticia para subirlos, y tiene la capacidad de “secuestrar” políticamente a buena parte de la región. Infortunadamente, señala Gómez Pimienta, las autoridades policiales se limitan al pimpinero para hacer las actividades de control sin que se preocupen por atacar de manera efectiva este complejo fenómeno del cual derivan su sustento millares de familias en La Guajira.

Otros problemas que vienen afectando a la comunidad guajira es el alto grado de corrupción, los abusos del Estado que se evidencian, por ejemplo, en el cobro de peajes en trayectos cortos en vías que no están en las mejores condiciones; o el decomiso de vehículos de placas venezolanas de propiedad de residentes colombianos, sin el debido proceso.

A lo anterior, hay que añadirle, las reiteradas equivocaciones políticas del gobernador encargado por el Gobierno Nacional, Jorge Enrique Vélez, ficha del partido Cambio Radical del vicepresidente Vargas Lleras, quien por falta de tacto, ha ocasionado un amplio descontento entre la ciudadanía.

Situación capitalizada políticamente por Uribe

Este complejo ambiente social y político ha venido siendo capitalizado por el expresidente Álvaro Uribe Vélez, quien precisamente hizo presencia en territorio guajiro durante los días de la realización de los foros en Riohacha, Villanueva y Fonseca, para promover el No en el plebiscito por la paz previsto para el próximo 2 de octubre.

Por eso la dirigencia de La Guajira comprometida con la viabilidad de la paz, afirma ‘Lucho’ Gómez, solicita al gobierno del presidente Santos mayor atención a los problemas de este departamento, comenzando porque fije la fecha de convocatoria a la elección del gobernador para acabar con la actual interinidad.

Encuentro regional por el SÍ


Para afianzar el proceso político en apoyo al SÍ en el plebiscito por la paz, los diversos sectores sociales que están jugados en este propósito, tienen previsto realizar un encuentro regional en el corregimiento de Conejo del municipio de Fonseca, en el sur de La Guajira, en el que participarán delegaciones de la Jagua del Pilar, El Molino, Urumita, Distracción, San Juan del Cesar, Barrancas, Hato Nuevo y Albania.

En este foro regional se busca articular acciones para impulsar positivamente el plebiscito y hacer pedagogía respecto del acuerdo final de paz suscrito en La Habana con énfasis en lo territorial y en lo étnico. Se abordarán las implicaciones que tendrá para este departamento la instalación del campamento de normalización y transición de insurgentes de las Farc en el corregimiento de Los Pondores en el municipio de San Juan del Cesar, en el sur de La Guajira, así como los mecanismos que se han acordado para monitorear el cumplimiento de los compromisos contemplados en el pacto de paz, y los instrumentos de participación democrática para que las comunidades sean partícipes de su destino en la fase del poscacuerdo.

Se trata, en definitiva, dice ‘Lucho’ Gómez, de construir la paz desde los territorios con enfoque de justicia social y pluralismo democrático.




lunes, 22 de agosto de 2016

COLOMBIA

PROCESO DE PAZ CON LAS FARC HA POSIBILITADO DISMINUIR EN UN 31% LA CONFLICTIVIDAD SOCIAL COLOMBIANA



POR FERNANDO ARELLANO ORTIZ

Desde que la insurgencia de las Farc declaró el cese unilateral al fuego en julio de 2015, en buena parte de las regiones del país ha sido notoria la disminución de las presiones en términos de conflictividad. Inclusive la naturaleza y las condiciones de las protestas han empezado a cambiar en una sociedad como la colombiana caracterizada por el lastre que ha significado para la protesta social tan connatural en todas las comunidades, la secular lucha armada.

Esta mutación de la dinámica que está adoptando la protesta social en una país de regiones tan disímiles como Colombia, ha venido siendo percibida por el Observatorio de Conflictos Socio-Laborales (OCSL) del Ministerio del Trabajo, especialmente durante el semestre de enero a junio de este año, comparado con el mismo periodo de 2015.

Este Observatorio que constituye una importante herramienta de seguimiento y evaluación de las expresiones de inconformidad y de contradicción entre actores de la sociedad y/o con la institucionalidad, ha logrado identificar una nueva dimensión de la protesta social en Colombia caracterizada por el hecho de que ya la misma no está mediada por sectores armados al margen de la ley. Este fenómeno se ha comenzado a vislumbrar a partir de la disminución de los rigores del conflicto armado interno por efectos del proceso de paz que se realiza en La Habana.

LAS CIFRAS

En este nuevo contexto y no obstante las diversas expresiones de inconformidad y protestas registradas durante el último año, el OCSL a través de su metodología de seguimiento ha podido establecer que la conflictividad social se ha reducido entre el primer semestre de 2016 comparado con el de 2015, en un 31% en el ámbito nacional.

Por departamentos, es muy representativo el índice de disminución de la conflictividad en Amazonas (-100%); Casanare (-95%); Magdalena (-71%); Santander (-46%); e incluso el mismo Chocó (-60%), cuyos habitantes por estos días se encuentran protagonizando un paro cívico.

ELEMENTO PARA VIGORIZAR LA DEMOCRACIA

En una cultura como la colombiana imbuida históricamente por el discurso hegemónico que privilegia el unanimismo, no obstante las múltiples diferencias regionales e idiosincráticas, se ha pretendido infundir que el conflicto y la polarización constituyen fenómenos perturbadores en la construcción de democracia. Cuando es el conflicto el que da vigor y fortalecimiento al debate democrático. Al fin y al cabo como dijo el filósofo francés Michael Foucault, invirtiendo la manida frase del estratega militar prusiano del siglo XIX, Carl von Clausewitz, “la política es la continuación de la guerra (el conflicto es su máxima expresión) por otros medios”.

En efecto, la paz no es la ausencia de conflictos en una sociedad, por el contrario,  lo que determina la convivencia de un Estado es la existencia de instancias y canales regulares legítimos e idóneos que posibiliten tramitar y resolver las diferencias y disputas.

En este contexto, la ministra del Trabajo, Clara López Obregón, en reciente foro académico sobre el plebiscito de la paz, afirmó que el conflicto “cumple una función social” porque constituye un elemento esencial en la construcción de democracia, en la medida en que se tramite a través de las vías institucionales, y en el caso colombiano, proscribiendo para siempre los métodos violentos.

FORMAS DISTINTAS DE EXPRESIÓN SOCIAL

Al hacer un ejercicio de prospectiva, el OCSL prevé que una vez se concrete la paz con las Farc y en el eventual caso de que entre en el proceso el ELN, en Colombia se van a producir formas distintas en la expresión de la protesta social. Si bien no van a disminuir la conflictividad y la movilización ciudadanas, su accionar adoptará formas diferentes a las que tradicionalmente está acostumbrado el país. La desaparición del elemento armado va a configurar una nueva manera de tramitar las contradicciones, con lo cual, como lo señaló la titular de la cartera laboral, se contribuirá a vigorizar la democracia mediante el respeto por el otro, la elevación del debate político y la madurez en términos de considerar y aceptar la diferencia.