viernes, 28 de octubre de 2011

IN MEMORIAM


AL CONMEMORARSE EL PRIMER ANIVERSARIO DE SU FALLECIMIENTO


"COLOMBIA SE ESTÁ CONSUMIENDO EN SU PROPIA HECATOMBE": FERNANDO GARAVITO


POR FERNANDO ARELLANO ORTIZ


"Este país no soporta ninguna opinión que no sea la oficial, consagrada, bendecida y autocensurada. Periodísticamente estamos cercados y hemos desaparecido aplastados como las moscas por un periódico contra los ventanales de la sala. En Colombia lo malo convive, mi columna no fue de las Convivir, como ahora se estila". Fueron algunas de sus palabras, en la entrevista que concediera al autor y que fuera publicada en mayo de 2004, en el Observatorio Sociopolítico Latinoamericano www.cronicon.net.


Su pluma y sus posiciones políticas desafinan en medio de la actitud unanimista, el autoengaño y la estulticia mental en que se debate Colombia desde hace ya algunos años. Desafina dentro del cerrado, monopólico y selecto club de los columnistas de la prensa colombiana al que se pertenece no por los dotes intelectuales o los méritos de los opinadores, sino porque se es dueño o accionista del medio de comunicación, o familiar o amigo, o en últimas cipayo de los propietarios de la prensa de esta país, o también porque se lleva un apellido tradicional de "la decadente oligarquía colombiana". Por desafinar y por asumir una actitud independiente que en Colombia no está permitido, el pasado 23 de diciembre de 2002, el director de El Espectador que le notificó al periodista Fernando Garavito en su exilio, que su columna caracterizada por ser crítica y punzante no va más. Y no podía ir más habida cuenta que la voz de Garavito criticando a la clase dirigente que por su mediocridad, su rapacidad y su corrupción terminó convirtiendo a este país del Sagrado Corazón de Jesús en una hecatombe y a sus habitantes en unos seres desesperanzados y sin futuro, era incómoda y fastidiosa para los mandamases y los ilotas del régimen imperante.


En el coro del unanimismo, Garavito desentona y era obvio que El Espectador cuyo propietario es el poderoso grupo oligopólico Santodomingo lo acallara y le dijera que hasta aquí llegó.


Este curtido periodista, maestro de periodistas que ha tenido que exiliarse por las amenazas contra su vida, lo entiende así. "Entiendo -afirma- que en Colombia la libertad de prensa está en peligro, mientras que, frente a la información, la libertad de empresa sigue haciendo de las suyas. No quiero que se piense en mí como una víctima de la represión de los poderosos grupos económicos que hoy nos manejan, ni como un cordero sacrificado en el altar del unanimismo. Soy, simplemente, una voz independiente que ha sido censurada".


Y claro, la censura a Garavito por parte de El Espectador pasó casi desapercibida en esta Colombia donde campea la banalidad y lo fatuo, y en que la genuflexión y la incondicionalidad a los poderosos y a quien ejerce el poder de turno es el común denominador.


Ya lo había dicho el propio Garavito, inclusive: en este país destrozado que no ha logrado aún encontrar su destino, "no hay clase política, solo una clase politiquera. No hay gobierno, hay un club de negocios. No hay un Congreso, hay avivatos que trabajan contra los intereses de la mayoría de colombianos."


Era entonces obvio que esa dirigencia corrupta y politiquera colombiana que describe muy bien Garavito no se aguantara más que le siguiera cantando sus verdades y terminara censurándolo.


Qué mejor entonces que invitarlo a él a dialogar sobre periodismo y a dar una rápida mirada a lo que ha sido el devenir histórico de esta desventurada Colombia, cuyas clases dirigentes la han sumido en un mar proceloso de abatimiento, impotencia y postración.


Un periodismo corroído por el cáncer de la banalidad


- Para empezar hablando de periodismo hay que preguntarle ¿por qué el seudónimo de Juan Mosca, si se tiene en cuenta que las moscas no merodean sitios muy salubres?


- Sí, precisamente el seudónimo proviene de la necesidad que tuve en un determinado momento de enfrentar la elaboración de reportajes políticos. Alrededor de los políticos realmente el ambiente no es muy sano y ese es el sentido inmediato del Mosca, pero también hay otro que es una referencia literaria quizás un poco pedante al famoso conde Mosca que en la Cartuja de Parma es uno de los personajes centrales y es un fino político, inteligente que maneja el principado a su amaño y que se enamora de la duquesa Sanseverina. De tal manera que mi Mosca está en esa confluencia de mosca y Mosca. Y, algo más, los moscas que son los muiscas y yo tengo de alguna manera como lo muestra mi fisonomía una ascendencia bastante mosquil, por esas tres paticas encontramos la razón de ser Mosca. Y Juan porque todos somos una especie de Juan Lanas, de tal manera que entre el Juan Lanas nuestro y el conde Mosca italiano podemos hacer una mosca que merodeé alrededor de los políticos colombianos.


- ¿A qué atribuye el hecho de que El Espectador haya prescindido de su columna periodística?


- A que este país no soporta ninguna opinión que no sea la oficial y consagrada y bendecida y autocensurada. Yo quise decir las cosas de una manera libertaria, y Colombia es autoritaria. Quise ser distinto, y Colombia es idéntica. Quise darle cabida a la crítica y a la polémica, y en Colombia sólo caben el incienso (y el oro y la mirra), siempre y cuando todo ello vaya dirigido al bolsillo y loor de los poderosos. Yo no me opongo a uno u otro político o grupo. Eso no me interesa. Yo me opongo al ejercicio arbitrario del poder. Y fíjese usted, es el poder el que ahora me censura arbitrariamente. El país necesita un canal de expresión contra ese poder sórdido en el que conviven los herederos de Pablo Escobar con los soldados de Jojoy y los finos políticos neoliberales estilo Gaviria y la caverna presidida por monseñor Rubiano y compañía. Todos ellos conviven. Nosotros no convivimos. Mi columna no convivió. En una palabra, mi columna no fue de las Convivir, como ahora se estila.


- ¿Cuál fue la razón por la que debió exiliarse?


- Por la misma razón en que están exiliados todos los colombianos: porque fui amenazado. En mi caso, la amenaza corrió a cargo de los grupos paramilitares. Pero más que mi posibilidad de supervivencia, que ejercí a través del sagrado derecho de salir corriendo, me preocupa la amenaza que pende sobre el país entero. Para unos, es la amenaza de la superficialidad. Cartagena en vacaciones es la demostración del divorcio profundo que existe entre los jóvenes que algún día nos gobernarán, por herencia, y los súbditos que les llevamos a la mesa la dosis personal de cocaína junto al vaso de jugo de naranja. Para otros, los más, la amenaza es el hambre. Para todos, es la desolación de no tener presente, y de ignorar olímpicamente el pasado. Como de ese pasado no sacamos lección alguna y este presente nos estrangula, vivimos de un futuro hipotético. Antes de entregarle el país al peor postor, Gaviria nos lo anunció con descaro: "Bienvenidos al futuro". Oiga, si el futuro era este, quien nos dio la bienvenida sólo merece el fuego eterno.


- Sus libros son recopilaciones de crónicas y reportajes. ¿Considera que a través de estos géneros periodísticos se puede hacer literatura sin la necesidad de escribir una novela?


- No, yo creo que los reportajes tienen que ser reportajes y las crónicas tienen que ser crónicas. Pero reportajes y crónicas tienen elementos literarios que los hacen atractivos. Esos elementos no pueden ser la coyuntura, no pueden ser lo cotidiano, no pueden ser lo inmediato, siempre tendrán que echar mano de raíces que muestren cuestiones culturales, literarias, artísticas, poéticas, en fin. Yo trato de hacer mis reportajes con esas pequeñas raíces pero evidentemente no soy escritor, soy un periodista. Hubiera querido ser escritor. Seguramente mis hijas, Melibea o Manuela, tratarán de serlo en reemplazo mío. A mí me faltó escribir una obra literaria realmente.


- Siguiendo con estos géneros periodísticos como la crónica, el reportaje, el ensayo, ¿no han sido desplazados por la "dictadura" de las noticias en el periodismo no solamente colombiano sino universal?


- Totalmente, pero no sólo por la dictadura de las noticias sino por la dictadura del espacio y por la dictadura de lo banal. El periodismo escrito atraviesa por una gravísima crisis, mientras que el periodismo de radio y el de televisión son prácticamente inexistentes. En ellos lo que hay es una imagen, una imagen siempre secundaria, siempre coyuntural, siempre inmediata, siempre olvidadiza. A mí me preocupa enormemente lo que está sucediendo con el periodismo en Colombia. Por eso he tratado de vincularme a movimientos y grupos de reflexión sobre ese trabajo, siempre con una gran angustia y con la necesidad de encontrarle a esa expresión un ámbito que le sea más positivo. La realidad es que estamos cercados y hemos desaparecido aplastados como las moscas por un periódico contra los ventanales de la sala.


- ¿Periodísticamente hablando, no habremos ya tocado fondo en el sentido de que Colombia ya se cansó al observar en los telenoticieros un mismo esquema consistente en violencia, deportes y finalmente piernas y frivolidad?


- Lo importante en Colombia sería buscar formas de periodismo alternativo, periodismo regional, periodismo de sectores específicos, búsqueda de espacios para el análisis y la reflexión, para la interpretación política, todo este tipo de cuestiones que ha descuidado el periodismo. Realmente deberíamos hacer una gran convocatoria nacional que buscara decirle a este periodismo mentiroso de la televisión y al cáncer que está corroyendo al periodismo escrito que basta ya y que es necesario que el periodismo recupere su estatura para convertirse de verdad en una palanca sobre la cual se pueda apoyar el desarrollo de la democracia y de la paz.


Parece que estamos condenados


- ¿Cómo analiza el devenir político de Colombia en los últimos años?


- Mi opinión es muy negativa sobre lo que ha ocurrido en Colombia y no lo digo por nuestros gobernantes sino por la falta de contenidos éticos, por la falta de un proyecto político, por la falta de intencionalidad, por la mediocridad que nos agobia. Estamos acorralados, damos palos de ciego, no somos capaces de avanzar, de proponer caminos coherentes que nos saquen de esta hecatombe en la cual nos hemos sumido y consumido poco a poco. En Colombia nos falta liderazgo. Mírese por donde se mire, ese liderazgo no se ve por parte alguna.


- Usted en 1996 publicó un libro que tituló País que duele. Ese título en la Colombia de ahora sigue siendo vigente, pero este ya no es un país que duele sino un país que prácticamente ha desaparecido. ¿Usted no tiene esa misma percepción?


- Sí, en Colombia tenemos ahora la necesidad de trabajar por idear y construir un país, porque nosotros desaparecimos como entidad política. En mi opinión somos una serie de grupos humanos sumados unos a otros que no logran tener una relación interna profunda, vigorosa, que permita revertir la conmoción que nos ha tocado vivir durante este proceso histórico. Participo completamente de su tesis: nosotros ya no somos un país. Por consiguiente, si ya no somos país, ya no nos duele.


- ¿No cree que Colombia desde que comenzó su emancipación de España por allá en 1810 y obtuvo identidad como Nación, inició mal su tránsito republicano? Porque la colombiana es una historia de traiciones, de desgarramiento, de mentiras, que se ha ido deformando a través del tiempo, pues en vez de evolucionar hemos involucionado. ¿No comparte esta apreciación?


- Sí, pero comenzamos mal desde antes de la Independencia. En la gran crónica de Rodríguez Freyle, El Carnero, se pueden leer las inmensas traiciones que había entre los grupos originarios que poblaban esta parte del territorio americano, que decían muy mal de su lealtad y solidaridad. No ocurre lo mismo en México. Aunque en ese libro maravilloso que es "La Conquista de México", de Solís, vemos una cantidad de traiciones a Moctezuma, encontramos que si hay un hilo conductor. En cambio lo que aquí hubo fue una barahúnda tremenda de grupos enfrentados unos a otros tratando de destruirse. Persistimos en eso. Llevando las raíces un poco más atrás, a ese comportamiento primitivo nuestro se suma el comportamiento primitivo de un país como España, enfrentado en ese entonces a múltiples guerras internas, lo que da como resultado unos grupos humanos que realmente no obedecen a nada distinto del más crudo y pavoroso individualismo. Cada uno de nosotros es una entidad autónoma frente al otro, sin que podamos hacer nada y sin que hayamos tenido liderazgo y el propósito colectivo que nos indique un camino para llevarnos hacia adelante. Somos unos seres muy enemigos.


- ¿Según sus palabras, el siglo XIX fue un siglo perdido políticamente para Colombia?


- Hicimos algunos intentos. Por ejemplo el de Obando, y casi simultáneamente el de Melo, siempre tan desvirtuados y descalificados, son una buena aproximación a un proceso político que hubiera entroncado a los sectores marginales y trabajadores con la administración pública, y hubiera facilitado un desarrollo vigoroso de la actividad política. Pero llegan posteriormente unos comportamientos muy herméticos, muy densos e importantes como los del señor Miguel Antonio Caro, que es la persona que marca con su impronta de fuego la férrea y teocrática Constitución de 1886.


- ¿Pero así como usted habla de intentos progresistas como los de Melo y Obando, no le parece que hubo procesos importantes como los que buscó impulsar Tomás Cipriano de Mosquera?


- Pero en esa actitud de Mosquera y en su periplo vital es donde se frustran los intentos de Melo y Obando. Mosquera era un caudillo, mientras que los otros tenían una concepción social del Estado. Además, hay que recordar que Mosquera trajo a don Florentino González como secretario de Hacienda. Él fue el primer neoliberal colombiano, y abrió las fronteras en el momento en que todas las artesanías y toda la industria nacional debería concentrarse sobre sí misma para buscar la manera de defenderse. Mosquera y González abrieron las fronteras, repito, abrieron las aduanas y vino una avalancha de comercio que arrasó con la incipiente industria colombiana en un momento en que necesitábamos una afirmación y no una dispersión. Con toda la distancia que merece una figura histórica respetable y de estatura como don Florentino, tendríamos que decir que él fue el Rudolf Hommes del siglo XIX. Ambos nefastos.


- Volvamos a hablar de Miguel Antonio Caro, que ciertamente fue también muy funesto para la Colombia de finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX...


- Por supuesto, todo ese proceso del gobierno de Núñez con su Regeneración, la Constitución de 1886, el cambio de siglo, la guerra de los Mil Días, el período de Sanclemente y de Marroquín, la pérdida de Panamá, toda esta historia tan angustiosa y sin salida, está marcada por la impronta de la personalidad de ese individuo severo que fue Miguel Antonio Caro, un ser que nunca se asomó más allá de Monserrate y que, sin embargo, tenía una mirada universal a través de la cultura griega. Mientras el mundo giraba en la órbita de las relaciones comerciales y diplomáticas establecidas en el siglo XIX, el señor Caro estaba en Pericles. Posiblemente bien, pero con matices.


- ¿Cuál cree que es la génesis de la violencia en Colombia? ¿Comienza con la independencia o se origina posteriormente por nuestras pugnas políticas?


- Yo creo que viene de atrás, que viene desde siempre. Ese período que hemos considerado siempre como la arcadia: la época de la Colonia, no fue tal. Fue un periodo violento, de grandes crímenes, de grandes traiciones, de una multitud de hechos de sangre que hablan mal de ese aparente oasis bobalicón de tranquilidad y felicidad colectivas. Y, obviamente, en la época precolombina también encontramos una cantidad de acontecimientos de esa naturaleza. No quiero de ninguna manera decir que la violencia sea connatural a nuestro temperamento. Abomino de esa tesis, entre otras cosas desechada desde el punto de vista científico. Pero sí hay una confluencia de factores que nos hacen seres tan rotos, tan individualistas, tan dispersos, tan dispares, que marcamos tantas diferencias con el otro inmediato, que es con el que debemos construir una vida. Nosotros lo que construimos es un proceso de violencia y de ruptura. Por eso es fácil decir que somos unos seres incomunicados.


- Saltemos a mediados del siglo XX, cuando aparecen los grupos guerrilleros. Algunos atribuyen al periodo del Frente Nacional la irrupción de las agrupaciones subversivas. ¿Cuál es su opinión respecto de este experimento político?


- Nefasto, realmente. Me parece que fue el sistema malévolo que cerró los caminos de apertura democrática, que impidió el ejercicio político libre y la creación de nuevas formas de pensamiento, que dividió al país en dos grandes sectores que terminaron por convertirse en uno, y que no permitió el ejercicio coherente de la oposición. Ello obligó a que esa oposición se fuera al campo, se armara y se convirtiera en una guerrilla que en un determinado momento pudo tener posibilidades pero que con el tiempo se trocó en un movimiento feroz con muy pocos elementos políticos y que terminó enfrentado a un Estado que tampoco tiene legitimidad. Estamos en una hecatombe antes que en una guerra civil. Parece que estamos condenados.


- ¿Desde el exilio, como observa la Colombia de Uribe Vélez?


- Mal, muy mal. Este es el presidente del blablablá. Anuncia un referendo para cambiar la estructura política, pero patina y cae en la misma estructura política. Anuncia una serie de reformas para cambiar la estructura administrativa, pero todas ellas: la laboral, la de la justicia, la política, la pensional, la tributaria, inclusive la administrativa, apuntalan al establecimiento. Nosotros padecemos el síndrome agudo de la reformitis y carecemos por completo de la voluntad de entrar de lleno en la revolucionitis. Eso es lo que necesitamos. A Uribe lo único que le importa es la seguridad. Pero se trata de una seguridad mentirosa, basada sobre la exhibición de los fusiles. El país no se ha dado cuenta de que tiene un espejo para mirar la gestión de Uribe Vélez. Ese tal está en Antioquia, donde el actual presidente fue gobernador, y pésimo gobernador, quizás el peor que haya tenido ese departamento en toda su historia. Quien analice lo que él hizo y dejó de hacer, encontrará una forma de aproximación a lo que quedará de nosotros cuando deje la Presidencia. Si la deja.


www.cronicon.net, mayo de 2004.


http://www.mosca.alternativnode.org/index.php/especial/44-separata/66-fernando-arellano, Octubre de 2011.

jueves, 27 de octubre de 2011

ARGENTINA


ENTREVISTA CON LA EXMINISTRA DE ECONOMÍA, FELISA MICELI


PROFUNDIZAR MODELO DE REINDUSTRIALIZACIÓN PARA LOGRAR UNA ARGENTINA MÁS IGUALITARIA, DESAFÍO DE LA PRESIDENTA CRISTINA FERNÁNDEZ


POR FERNANDO ARELLANO ORTIZ

Buenos Aires


Seguir manteniendo los niveles de crecimiento de la economía de los últimos años, profundizando el proceso de reindustrialización del país, aumentando el empleo y disminuir la pobreza mediante una serie de reformas, son los principales desafíos que le esperan a la presidenta Cristina Fernández de Kirchner en su nuevo periodo presidencial que inicia el próximo mes de diciembre. Así opina la exministra de Economía de Argentina, Felisa Miceli, al explicar que esos factores de desarrollo social que en buena medida fueron decisivos en la reelección de la mandataria, constituyen parte vertebral del modelo kirchnerista.


Miceli ha sido la primera mujer en ejercer el Ministerio de Economía de la Argentina, designada por el presidente Néstor Kirchner en noviembre de 2005, su gestión se caracterizó por los altos niveles de crecimiento que obtuvo su país, un promedio de 8.5% durante los dos años en que estuvo al frente de esa cartera, y por haber entablado negociaciones con varios países europeos con el propósito de cancelar la deuda con el Club de París.


Economista de la Universidad de Buenos Aires, activista política de izquierda, docente universitaria, asesora de varias entidades financieras del Estado, actualmente es la directora del Centro de Estudios Económicos y Monitoreo de las Políticas Públicas (CEMoP) de la Fundación de Madres de Plaza de Mayo.


Para indagar sobre lo que le espera a la Argentina con un nuevo periodo presidencial de Cristina Fernández y cuáles son las características esenciales del modelo político-económico conocido como kirchnerismo, el Observatorio Sociopolítico Latinoamericano WWW.CRONICON.NET dialogó con Felisa Miceli en Buenos Aires.


HACIA LA CONSOLIDACIÓN DEL MODELO


- Cuando en Argentina se habla de profundizar el modelo económico y político impulsado en 2003 por Néstor Kirchner, continuado por el gobierno de Cristina Fernández, ¿a qué nos estamos refiriendo?


- Nos estamos refiriendo a avanzar en una serie de reformas que todavía constituyen desafíos pendientes para la economía argentina. Por ejemplo, la ley de entidades financieras que es la que marca el ritmo del crédito y del movimiento de los mercados financieros que impulsó y dictó la última dictadura militar que muchos sectores aspiramos a que se cambie como se hizo con la Ley de Medios de Comunicación. También a producir una reforma impositiva que de alguna manera aumente la carga de los impuestos progresivos y disminuya los regresivos; a modificar algunas cuestiones que hacen al comportamiento de las grandes corporaciones mercados concentrados; a contribuir a poner en marcha el Banco del Sur que el Congreso argentino lo votó a comienzos del pasado mes de septiembre para disponer de recursos para obras de infraestructura y distintas alternativas productivas. Es decir, una serie de reformas que nos parecen indispensables que comenzó impulsando Néstor Kirchner, las continuó la presidente Cristina Fernández y que se tienen que consolidar durante el próximo periodo presidencial.


- En materia de integración subregional Argentina impulsa el Banco del Sur…


- Sí, porque el Banco del Sur tiene que ser el depositario de las reservas de los países de la región, en lugar de que estén en Europa. Además, desde el punto de vista productivo su misión es la de financiar grandes proyectos de infraestructura, carreteras, ferrocarriles, represas, y aportar a la industrialización de materias primas.


- La presidenta Fernández de Kirchner ha hablado de la necesidad de impulsar una Ley de Tierras. ¿Qué elementos fundamentales tendrá esta ley?


- En Argentina no hay ningún marco referencial para regular la propiedad de la tierra en manos de extranjeros como existe en la mayoría de los países del mundo. Esta sería una ley que regularía esa titularidad o propiedad de las tierras y sus principales características son: 1) que ningún extranjero pueda adquirir una superficie mayor de mil hectáreas. 2) Que en todo el país no pueda haber más que un grado de extranjerización del 20% de la tierra apta para el cultivo, lo cual es un margen bastante elevado que se está discutiendo en el Congreso si va a quedar así o se va a reducir. 3) Otra cuestión muy importante es que en la Argentina no hay un catastro de propietarios de tierra, lo que va a servir para la cuestión impositiva en el sentido de que los dueños de los campos más productivos aporten más al presupuesto nacional. Estos son los aspectos fundamentales de la ley pero ojalá que posteriormente esto llegue también a la propiedad de los locales porque hay algunos que tienen una producción que abarca 50 mil, 70 mil hectáreas y eso constituye una amenaza contra la competencia en los mercados agrarios.


- Contrario a lo que ocurre en países como Perú, Colombia, México y algunos de Centroamérica que siguen al pie de la letra el manual neoliberal y por eso se viene dando un preocupante proceso de desindustrialización, Argentina, en cambio, impulsa y fomenta proyectos de agroindustrialización e industrialización…


- Sí, ese es un eje de la política económica del kirchnerismo. Argentina supo tener un tejido industrial muy importante, prácticamente todos los sectores de la actividad productiva estaban presentes en nuestra industria y esto se desmanteló parcialmente durante la aplicación de las políticas neoliberales. Ahora el gobierno ha retomado con mucha intensidad la recuperación de la producción industrial fundamentalmente porque es la que mayor mano de obra ocupa. Además, porque Argentina necesita recuperar todavía niveles de ocupación, mejorando los salarios, aplicando valor agregado a su producción y todo eso se logra con la industria. Celebramos, además, que la presidenta Cristina Fernández haya propuesto la realización de un plan estratégico de desarrollo industrial que abarca el periodo 2010-2020.


- ¿En materia de control de circulación de capitales, y dada su experiencia como Ministra de Economía, Argentina cómo aborda este delicado tema?


- Argentina tiene una restricción al ingreso de capitales especulativos no de productivos. O sea, la inversión cuando viene a la producción puede entrar libremente, pero cuando viene destinada a actividades financieras tiene restricciones. Los capitales que ingresan tienen que estar un tiempo mínimo de un año y sus propietarios deben hacer un depósito indisponible del 30% del total de lo que entra al país. Es decir, si el capital se va antes, pierde ese 30%.


NO AL IMPERIO PARA LA REGIÓN


- ¿En materia de tratados de libre comercio cuál es la posición del gobierno kirchnerista?


- La posición del gobierno argentino fue asumida en el año 2005 cuando el presidente Néstor Kirchner en la Cumbre de las Américas de Mar del Plata en presencia del presidente norteamericano George W. Bush, en forma categórica dijo no al ALCA (Área de Libre Comercio de las Américas) y esto fue una decisión estratégica porque la reindustrialización no se podría haber hecho si se hubiese cristalizado una estructura económica como la que teníamos en ese momento. Fue una decisión estratégica no implementar ese tratado de libre comercio con Estados Unidos porque era una política que nosotros denominamos del imperio para la región y nos parece fundamental haber limitado la posibilidad de firmar ese acuerdo.


- Si bien son múltiples los desafíos que le esperan al nuevo gobierno de Cristina de Kirchner, ¿cuál cree que es el fundamental desafío político-económico que tiene en los próximos cuatro años?


- Yo creo que tiene un gran desafío el gobierno que es seguir haciendo crecer la economía, superando la pobreza, eliminando la indigencia y para eso hay que profundizar el proceso de reindustrialización, porque al aumentar el valor agregado también aumentan los salarios, así como debe seguir empeñado en la consecución de una sociedad igualitaria que permita reducir los índices de inequidad social.

lunes, 10 de octubre de 2011

GLOBALIZACIÓN


RAZONES PARA SER ANTICAPITALISTAS


URGE UNA TRANSICIÓN ECONÓMICA Y SOCIAL A PARTIR DEL CAPITALISMO: DAVID HARVEY


POR FERNANDO ARELLANO ORTIZ


El sistema capitalista se agotó porque no está funcionando para el bienestar de la gente, por ello es urgente pensar en una transición de largo plazo a partir del cambio de patrones culturales, relaciones con la naturaleza y redefiniendo las formas tecnológicas y organizativas de producción, intercambio y consumo. El planteamiento es del reputado sociólogo urbano, geógrafo e historiador social inglés David Harvey, uno de los más connotados intelectuales de la izquierda de prestigio mundial en desarrollo de su participación como conferencista en el V Encuentro Internacional de Economía Política y Derechos Humanos, organizado por la Universidad Popular Madres de Plaza de Mayo de Buenos Aires.


Harvey dictó en este Encuentro un seminario especial sobre los desequilibrios estructurales y alternativas al capitalismo, así como participó de un panel con otros expositores para analizar la nueva estructura de la crisis mundial y América Latina.


Su visión crítica de la crisis capitalista da luces respecto del límite al que ha llegado el mundo por culpa de un sistema codicioso, criminal y depredador que no tiene límites.


Este científico social marxista nacido en Kent, Inglaterra, en 1935, actualmente profesor de la Universidad de Nueva York y catedrático visitante de London School of Economics, es conocido además por sus formulaciones en torno al Derecho a la Ciudad y a la Acumulación por desposesión.


Autor de varios trabajos ya clásicos sobre urbanismo y la dinámica espacial del capitalismo, cuenta también con investigaciones que constituyen contribuciones importantes a la teoría económica. Ha escrito una obra de referencia en el campo de la crítica cultural: La condición de la postmodernidad. Se doctoró en la Universidad de Cambridge en geografía histórica y obtuvo un post doctorado en la Universidad de Uppsala, Suecia, en 1961.


ESPECULACIÓN A EXPENSAS DEL ESTADO


El Observatorio Sociopolítico Latinoamericano WWW.CRONICON.NET recogió sus planteamientos durante las intervenciones que realizó en el certamen académico internacional convocado por la Universidad Popular de Madres de Plaza de Mayo, en la siguiente síntesis:


¿Cómo detener la acumulación de la riqueza mundial?, esa es la pregunta que hay que hacer, sostiene David Harvey, puesto que es irónico que en medio de la crisis civilizatoria que ha causado el capitalismo, haya hoy más millonarios en el mundo que hace tres años, y a los bancos, los grandes especuladores, ahora les vaya muy bien a expensas del Estado. Es decir, “se avala a los bancos y se le pega a la gente”.


La crisis económica que enfrentan actualmente Estados Unidos y Europa se debe en buena medida a la riqueza de los multimillonarios, mientras tanto, los pobres se han multiplicado por diez.


Eso quiere decir que el neoliberalismo se está profundizando en algunos aspectos, en el sentido de que es un proyecto de clase que consolida poder político y económico, explica.


Para el capitalismo las crisis son necesarias porque sus grandes beneficiarios renuevan su posición. Si bien las crisis se mueven geográficamente de un lado a otro y de manera rápida, no resuelven nada. En efecto, de la crisis inmobiliaria se va a la crisis del sector financiero y así sucesivamente.


Lo peor, sostiene el reputado geógrafo inglés, es que “vamos a ver al Fondo Monetario Internacional (FMI) hacer más de lo mismo en el futuro: implementando feroces medidas de austeridad que están llevando a una enorme disminución de los niveles de vida de los ciudadanos”.


Harvey no sólo acusa a la desregulación del sector financiero como uno de los factores que llevaron al descalabro actual, sino que advierte que la supremacía del capital concentrado sobre las decisiones políticas seguirá siendo un impedimento para salir de la crisis.


LA IRRACIONALIDAD CAPITALISTA


El sistema capitalista está basado en el crecimiento. En general, la tasa mínima de crecimiento aceptable para una economía capitalista saludable es del tres por ciento. El problema es que se está poniendo cada vez más difícil sostener esa tasa sin recurrir a la creación de variados tipos de capital ficticio, como viene ocurriendo con los mercados de acciones y con los negocios financieros en las últimas dos décadas. Para mantener esa tasa media de crecimiento, sostiene Harvey, será preciso producir más capital ficticio, lo que provocará nuevas burbujas y nuevos estallidos de las burbujas. Un crecimiento compuesto del tres por ciento exige inversiones del orden de los 3 billones de dólares.


En Estados Unidos se quiere hacer pagar el costo de la crisis económica a los sectores más vulnerables de la población mediante la reducción de programas sociales y la disminución de los impuestos a los sectores más adinerados como ocurrió en los gobiernos conservadores de Reagan y W. Bush. El propósito de estas medidas de claro tinte neoliberal es lograr el rescate de las instituciones financieras, las causantes de la crisis, lo que también se busca hacer en Europa.


Harvey da un ejemplo más de la irracionalidad capitalista: en enero de 2008, dos millones de personas perdieron sus casas en los Estados Unidos. Esas familias, en su mayoría pertenecen a las comunidades afroamericanas y de origen hispano, perdieron, en total, aproximadamente 40 mil millones de dólares. En aquel mismo mes, Wall Street distribuyó un bono de 32 mil millones de dólares entre aquellos “inversores” que provocaron la crisis. Una forma peculiar de redistribución de la riqueza, que muestra que, con esta crisis, muchos ricos se están haciendo más ricos.


El mundo capitalista vive bajo la dictadura de los bancos centrales y las instituciones financieras de carácter privado tienen simplemente la finalidad de utilizar el dinero de la gente para especular. Simultáneamente, el capitalismo no puede funcionar sin su infraestructura típica: carreteras, puertos, edificios y fábricas. La gran pregunta es cómo se construyen estas infraestructuras y en qué medida contribuyen a la productividad en el futuro. En Estados Unidos se habla mucho de puentes que van a ninguna parte. Hay intereses muy grandes de los lobbistas de la construcción que quieren construir sin importar qué. Pueden corromper gobiernos para hacer obras que no van a ser de uso para nada.


Una parte de la explicación de la crisis en Grecia y España puede vincularse con estas malas inversiones en infraestructura, afirma Harvey. Grecia es también un caso típico con los Juegos Olímpicos, grandes obras de infraestructura que ahora no se usan. En la mitad del siglo XX la red de caminos y autopistas, en Estados Unidos, fue muy importante para el mejoramiento de la productividad. Algo similar se observa actualmente en China, con caminos, ferrocarriles y nuevas ciudades, que en los próximos años van a tener un alto impacto en la productividad.


FRENAR LA ACUMULACIÓN DEL CAPITAL


El imperativo de las fuerzas sociales y los sectores de izquierda, advierte este científico social, debe ser frenar la acumulación del poder capitalista, porque esta crisis es de la abundancia que se está ahogando en su propia dinámica.


Hay que superar “la ética neoliberal” que proclama el sálvese quien pueda. Para el neoliberalismo, explica, la educación, la salud y la garantía efectiva de los derechos sociales es problema de cada una de las personas, por lo cual busca externalizar los costos.


Pero al mismo tiempo, también busca desregularizar todo lo que le ponga freno a la explotación tanto de la naturaleza como de los recursos humanos y públicos. El capitalismo ha logrado en su afán desmedido de acumulación transformar la vida de la naturaleza en algo muerto. La explotación capitalista es a todas luces inmoral, basta con ver las condiciones de vida de los pobres del mundo.


CHINA


En China, por efecto de la crisis norteamericana, la respuesta fue hacer grandes proyectos de infraestructura de inmediato. Además, el gobierno centralizado de China tiene enorme poder sobre los bancos. Dio la orden: “den préstamos para estas obras a gobiernos municipales y a los privados que estaban haciéndolas”. El gobierno central de los Estados Unidos no puede hacer eso. Se mantiene diciéndoles a los bancos: “presten” y los bancos dicen: “no”. China está creciendo a ritmos del 10 por ciento y Estados Unidos está por el piso.


LA AUSTERIDAD ES CONTRAPRODUCENTE


En concepto de Harvey, “La austeridad es algo totalmente erróneo. En primer lugar, por las diferencias de impacto entre clases sociales. En general, las clases más bajas son las más damnificadas. Además, las clases más bajas, cuando tienen dinero, lo gastan, mientras que las clases altas lo usan para generar más dinero y no necesariamente para hacer cosas productivas. Hay que pensar qué es lo que realmente necesitamos para tener una buena vida, y muchas de las cosas que pensamos del consumo son una locura; es dilapidar recursos, naturales y humanos. Hay que pensar cómo hacemos en el largo plazo para que la humanidad pueda vivir dignamente, tener vivienda, salud, alimento, logrando una vida estable y razonable”.


LA REACCIÓN DE AMÉRICA LATINA


En concepto de Harvey, en América Latina la reacción de los gobiernos ha sido mucho más sensible a la crisis que lo que se observa en los Estados Unidos y Europa. En Europa, dice, hay un gran conflicto entre los países más grandes y los más chicos. Alemania, que por razones históricas tiene una obsesión con el tema de la inflación, impone el tema de la austeridad. El triunfo de un gobierno conservador en Inglaterra también fortalece la idea de austeridad. Por eso, no sorprende que Europa esté estancada, mientras China está creciendo fuerte.


En Suramérica destaca a Colombia como caso patético de las consecuencias nefastas del modelo neoliberal. “La historia de Colombia es terrible porque es un claro ejemplo de acumulación por desposesión”, señala Harvey, pues los gobiernos de este país andino han entregado el territorio a las transnacionales minero-energéticas para su explotación, las cuales a su vez son protegidas por el ejército y cuentan con todas las garantías y gabelas del Estado colombiano.


POSIBILIDAD A CORTO PLAZO PARA EL CAPITALISMO


Si el capitalismo quisiera salvarse debiera volcar hacia políticas keynesianas en vez de adoptar medidas de austeridad, advierte Harvey. Lo que ocurre, sostiene, “es que las clases que ostentan el poder económico están más interesadas y preocupadas por salvarse a sí mismas”.


Hay una posibilidad de corto plazo para el capitalismo, agrega, y es adoptar el libreto keynesiano para lo cual es necesario ponderar a los trabajadores de forma que logren recuperar sus ingresos. “Esto está comenzando a ocurrir en China. Los movimientos sociales están creciendo en las fábricas y los salarios han aumentado en un 20 o 30%. Esta para mí es una solución a corto plazo, pero no creo que sea sustentable en el futuro, porque la solución keynesiana no puede ser permanente, siempre ha sido contracíclica. Pero en este momento no tenemos esa posibilidad por lo que la solución a largo plazo debe ser encontrar un camino alternativo para organizar la producción y el consumo en torno a un juego de mecanismos distintos a los del capitalismo de libre mercado”.


ES URGENTE PENSAR EN UNA TRANSICIÓN


Harvey se pregunta, ¿por qué debemos ser anticapitalistas?, y a renglón seguido responde con una frase que pronunció el sacerdote de la Teología de la Liberación y poeta nicaragüense Ernesto Cardenal cuando le indagaron por qué es marxista. “Porque leí los evangelios”, fue su categórica respuesta.


El capitalismo con crecimiento es insostenible, por eso es urgente pensar en una transición a largo plazo. Si bien tras la caída del Muro de Berlín, hablar de anticapitalismo se tornó prohibido, los muros del capitalismo siguieron incólumes pero excluyendo, provocando crisis, pobreza, hambre, destrucción ambiental, guerras, explotación, señala Harvey.


“Por eso necesitamos alternativas al capitalismo”, insiste. Históricamente esas alternativas son el socialismo o el comunismo. El primero terminó transformándose en una forma menos salvaje de administración del capitalismo; el segundo fracasó. Sin embargo, esos fracasos no son una razón para desistir porque las crisis del capitalismo se están volviendo cada vez más frecuentes y más graves.


“La visión a largo plazo es pensar en una transición a partir del capitalismo”, sostiene, por lo que “la izquierda en el mundo debe cambiar sus patrones mentales, así como las universidades necesitan también de un cambio radical” que posibiliten una nueva y más humana solución.


Como primera medida, Harvey señala que no se pueden realizar transformaciones revolucionarias sin modificar, como mínimo, las concepciones mentales y culturales.


Esa transición, explica, debe comenzar poniendo impuestos a los ricos y a las corporaciones, y tornar a los bancos que hoy son simplemente especuladores en comunitarios.


Se requiere, además, de otros factores como redefinir las formas tecnológicas y organizativas de producción, intercambio y consumo; modificar las relaciones con la naturaleza; las relaciones sociales entre las personas; las concepciones mentales del mundo, reagrupando saberes y niveles de interpretaciones culturales y de creencias; darle un nuevo enfoque a los procesos de trabajo y de producción de bienes específicos, geografías, servicios o afectos; fortalecer las agencias institucionales, legales y gubernamentales; y darle un nuevo encuadramiento a la vida cotidiana que sostiene la reproducción social.


El movimiento anticapitalista tiene que luchar en todas esas dimensiones y no solamente en una de ellas como muchos grupos hacen actualmente, colige Harvey, para evitar que el mundo se siga autodestruyendo y de esta manera, la humanidad tenga otra oportunidad sobre el planeta tierra.


Buenos Aires, octubre de 2011.