sábado, 19 de octubre de 2019

CIUDAD NEOLIBERAL


BOGOTÁ, EL PARADIGMA DE CIUDAD NEOLIBERAL: “SE PRETENDE ALTERAR LA DINÁMICA DEMOGRÁFICA DE LA CIUDAD PARA FAVORECER LA ESPECULACIÓN INMOBILIARIA”



POR FERNANDO ARELLANO ORTIZ /

La especulación inmobiliaria desaforada que busca aceleradamente proyectar tipos específicos de urbanización y edificación para negociar de diferentes maneras la vida de la ciudad, es uno de los rasgos característicos del modelo neoliberal.

Bogotá, la capital colombiana, gobernada actualmente por una élite conservadora que privilegia lo “light” que se asocia con las imágenes de una falsa prosperidad sustentada en la generación de posibilidades ciertas para los negocios del capital especulativo, va camino de convertirse en uno de los paradigmas de “ciudad neoliberal” en América Latina.
“Ciudad neoliberal”, entendida como el espacio urbano para las megaobras y microobras que corroen el tejido social y el paisaje circundante y cuyo único interés es la búsqueda de nuevos negocios que beneficien el capital especulativo.

El controvertido alcalde de la capital colombiana, Enrique Peñalosa Londoño, defensor a ultranza del esquema neoliberal, antes de finalizar su cuestionado mandato que va hasta este 31 de diciembre, busca por todos los medios imponer un Plan de Ordenamiento Territorial para Bogotá (POT), que le dé alas a la especulación inmobiliaria para que el capital pueda hacer de las suyas.

El POT, de acuerdo con los lineamientos de la legislación colombiana, es una construcción social de la población con su territorio, el cual debe concretarse en un instrumento técnico y normativo de planeación y gestión de largo plazo.

Un Plan sustentado sobre proyecciones falsas

Para analizar los alcances de esta carta de navegación para los próximos 12 años, presentada por el alcalde Peñalosa a consideración del Concejo de la capital colombiana, invitamos a dialogar a Carlos Roberto Pombo Urdaneta, arquitecto de la Universidad Javeriana con especializaciones en planeamiento urbano y regional, y quien preside los organismos antes mencionados, desde los cuales viene dando una lucha por concientizar a la ciudadanía bogotana de los perjuicios que tendría para su urbe si se aprueba un POT como el que se pretende ejecutar.

Una de las primeras declaraciones que usted dio a partir del estudio que realizó el Consejo Territorial de Planeación sobre el POT, que presentó el alcalde Peñalosa, fue que ese plan está desestructurado.  ¿Por qué?

Por muchas razones. Lo primero es que un Plan de Ordenamiento Territorial lo que busca es poder armonizar u optimizar la relación entre demanda del suelo urbano, con oferta del suelo urbanizable. Si una de las dos premisas de la ecuación falla, todo el plan falla.

La demanda de suelo estimada a partir de unas proyecciones de población falsas, pues está desestructurando todo el Plan. Las proyecciones son falsas porque no tuvieron en cuenta los datos del Censo de 2018; se basaron en unas proyecciones elaboradas varios años antes con base en el Censo de 2005 y eso daba que Bogotá tendría, más o menos 8.200.000 habitantes en el año 2018, pero ya en noviembre de 2018, el director del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE) había dado los resultados preliminares del Censo y decía que Bogotá no tenía sino 7.181.000. Eso es una diferencia muy grande; no porque la cifra en sí tenga mayor discusión, que no la tiene porque el DANE es la única autoridad en materia de estadística, sino que, si se proyecta con ese error, al año 2031, nos va a resultar un error del tamaño de Barranquilla.

Eso quiere decir que el POT como está, está mal estructurado. Se plantean unas series de expansión al norte, muy grandes, pero al mismo tiempo se proyectan unas zonas de renovación al interior de la ciudad. Entonces se encuentra un conflicto entre renovación y expansión.

Alguien dice que no nos podemos meter en la dicotomía de renovación y expansión.  Es que no se trata de esa dicotomía, sino de que están mal proyectadas las cifras de población. Como están mal proyectadas las cifras, se proyecta también mal la demanda de vivienda.

La administración distrital habla de más o menos 900 mil viviendas al año 2031 y nosotros con ejercicios que hemos hecho con el doctor Ernesto Rojas, que fue director del DANE dos veces, y con el doctor Eduardo Pachón, nos da más o menos 230 mil; es una diferencia enorme y eso da como resultado una diferencia también enorme en la demanda de suelo urbano.  O sea, por eso es que la ecuación está mal plateada.

Y en ese sentido el estudio con las observaciones que hace el Consejo Territorial de Planeación ¿ha tenido eco? ¿Usted considera que en el Concejo de Bogotá ese documento con las observaciones que se hacen, puede tener asidero?

Yo creo que el Consejo Territorial ha hecho un enorme esfuerzo por comunicar el concepto; hemos hablado con muchos concejales; hemos dialogado con candidatos a la Alcaldía de Bogotá. Lamentablemente, el concepto del Consejo Territorial no es vinculante, sin embargo aprobar un POT, bien sea el acuerdo del Concejo o bien sea un decreto con un concepto negativo del Consejo Territorial, eso es un proyecto que ya queda con ciertos visos de ilegitimidad que es lo que me parece que puede llegar a pasar con el POT, y ese sería un mal precedente para un Plan que va a regir los destinos durante 12 años.

La comunidad está en contra del POT, la participación fue muy baja, la votación del Consejo Territorial de Planeación fue importante, ha habido movimientos en diferentes barrios en contra del POT.

Ahora, el Concejo de la ciudad si lo aprueba, lo hará en unas condiciones muy precarias, y hay que agregarle que estamos en campaña, entonces los concejales no asisten, han asistido a algunas reuniones con quórum precario, le ponen muy poco interés a la discusión. Hay que resaltar sí que esta discusión del POT se ha vuelto un debate público importante; la ciudadanía es consciente de su importancia; se ha politizado el tema del ordenamiento territorial, cosa que es muy buena porque es que esa es la esencia de la democracia local, ya que el POT es la única disposición que requiere de la participación ciudadana.

La Ley 388 consagra en dos artículos la necesidad de la participación ciudadana para poder promulgar un POT.  Porque es que esa norma atañe a la vida cotidiana de todos los ciudadanos.

Por eso es que es tan importante, si pudiéramos darle mayor dimensión y discusión a las normas que nos competen directamente, estaríamos revitalizando la democracia local y eso sí que es importante porque es que es ahí donde realmente reforzamos la democracia.  Esto puede ser una revolución silenciosa de enormes proporciones si sabemos manejarla con mucho cuidado.

Usted habla de algo muy grave y es que, según afirma, el Plan presentado por el gobierno de Peñalosa, está sustentado sobre proyecciones falsas.  Si es así, desde el punto de vista jurídico se podría demandar…

Bueno, no es lo mismo proyecciones falsas que falsas motivaciones. Sin embargo, yo insisto en proyecciones falsas porque la única autoridad, y así lo dicen diferentes normas, es el DANE la entidad que puede emitir concepto respecto de la proyección del suelo de expansión para lo cual se requieren también de proyecciones de población. Usted y yo podemos tener unas proyecciones de población o usted, y afirmar que a nuestras casas no las censaron, pero con eso no desvirtuamos la cifra del Censo.  Es que el censo es la operación estadística más grande que se hace en cualquier país. En ese sentido, el DANE en noviembre de 2018, cuando no estaba radicado el POT ya se había pronunciado.

Se busca alterar la dinámica demográfica de Bogotá

Hay un fallo del Consejo de Estado en virtud del cual se manda a que la ciudad debe ordenarse en torno del agua con base o en concordancia con el saneamiento del río Bogotá. ¿Se cumple con ese mandato del fallo en el POT?

Si bien el POT incorpora la sentencia, propone al mismo tiempo lo que se llama Ciudad Río que no deja sino 30 metros de la franja.  Entonces por un lado borra con el codo lo que hace con la mano. El proyecto de Ciudad Río es muy discutible en término del tema ambiental, lo mismo va a pasar con la Reserva Van der Hammen. Más que el tema ambiental es el tema demográfico. ¿Si no se necesita ese suelo, para qué se proyecta esa ciudad? No se puede ofertar suelo por encima de las proyecciones demográficas, entonces no es viable la proyección de Ciudad Río.

¿Esa Ciudad Río sería entorno del río Bogotá?

Sí, a lo largo del río.

¿Y por qué no sería viable?

Porque la administración distrital está hablando, repito, de cerca de 900 mil viviendas durante la vigencia del POT con unas proyecciones equivocadas o falsas.  Nosotros con las mismas proyecciones estamos diciendo que solo se necesitarán 230 mil unidades de vivienda, si solo se necesitan 230 mil unidades de vivienda no se necesita esa expansión. Es que sobre ofertar suelo es muy grave, es tan grave que no solamente alteramos la dinámica demográfica y la dinámica del mercado inmobiliario en la ciudad sino incluso a nivel nacional.

¿Por qué?

Porque estamos ofertando suelo en Bogotá, lo cual tendrá como consecuencia que seguramente vendrán capitales foráneos y población foránea. Quién puede absorber, quién tiene el musculo financiero para mantener una gran inversión a muy largo plazo si es que con la vigencia del POT no va haber sino 230 mil.  Es que es un tema de oferta y demanda, es el tema de la oferta del suelo urbano versus la demanda de suelo urbanizable, la demanda no da sino para 230 mil. Cálculos muy juiciosos que han hecho los doctores Ernesto Rojas y el doctor Álvaro Pachón, demuestran que Bogotá más o menos en 20 años dejará de crecer. El crecimiento de la ciudad va a ser cero.

¿Por qué lo dice?

Por la reducción de la tasa de natalidad que es muy importante; es tan importante que ya Colombia y en eso hay varios análisis que lo demuestran, la tasa de fecundidad de Bogotá está por debajo de 2.  Por debajo de 2 quiere decir que estamos por debajo de la población de reemplazo. La tasa de mortalidad sube, entre otras razones no solo porque hay nuevas enfermedades, sino porque nos estamos envejeciendo. La tasa de envejecimiento de Bogotá es alta. Entonces vamos a tener un crecimiento vegetativo igual a cero. 

Pero por otro lado, Bogotá está expulsando población.  Está expulsando población de esta dimensión: si el vegetativo fue cerca de un millón de personas entre 2005 y 2018, pero el crecimiento real fue solamente de 500 mil, quiere decir que Bogotá expulsó 500 mil.  De Bogotá se están yendo 500 mil personas. 

El mismo censo dice que en el último año Bogotá perdió 60 mil. Mucha de esa población se está yendo a municipios cercanos. Hay gente que se están yendo más lejos, se están yendo a Villavicencio, al Eje cafetero, se a la Costa inclusive.  No es posible reversar esa tendencia.  No es posible que por un acto administrativo que se llama POT se revierta una dinámica demográfica de esa magnitud, entre otras cosas porque la vida en Bogotá es mucho más cara. Recientemente un artículo periodístico daba cuenta que un arriendo en Bogotá es más o menos 35% más caro que en Medellín y en Medellín más o menos 10% más caro que en Cali, luego Bogotá está 35% más caro que en Cali, esas condiciones no se pueden revertir.

Como no se pueden revertir y tenemos un crecimiento vegetativo igual a cero y un saldo migratorio negativo es posible que Bogotá en el año 2031 tenga menos de los 7.500.000 habitantes.


Fomentando la especulación inmobiliaria

Usted acaba de afirmar algo que es grave y es el tema de la sobre oferta del suelo.  ¿Si está contemplada la sobreoferta del suelo en el POT de Peñalosa, eso quiere decir que se está fomentando la especulación inmobiliaria?

Claro, claro, no hay la menor duda.  Estamos llegando a unos niveles de sobreoferta descomunales. La diferencia entre 200 mil y 900 mil son 700 mil hogares. 700 mil hogares son igual a una ciudad como Barranquilla. Es de una dimensión enorme el error que se está cometiendo. Enorme y esto puede ser catastrófico.

Ahora, qué quiere decir catastrófico. Quiere decir que vamos a tener una sobre oferta no solamente en la zona norte sino en el mismo interior de la ciudad.  Entonces al interior de la ciudad, hoy, ya el mercado inmobiliario está muy resentido y si usted amplía una oferta de esa magnitud vamos a tener viviendas sin arrendar muchos años, vamos a tener desvalorizaciones, vamos a tener deterioro de la ciudad.

Es que el Plan de Ordenamiento Territorial lo que busca es armonizar la demanda con la oferta, pero si alteramos unos de los dos factores artificiosamente generamos una situación caótica.

O sea que nosotros estamos a años luz de conquistar aquel derecho que lo caracterizó un francés Henri Lefevre y que lo retoma un británico, un geógrafo como David Harvey, el derecho a la ciudad.  ¿Nosotros en Bogotá no tenemos derecho a la ciudad con base en lo que usted acaba de señalar?

La teoría de Lefevre, fantástico, pues es él quien introdujo el concepto de Sociología Urbana y hablaba que era el proceso del tránsito de una ciudad, de un país rural a un país urbano y construía las bases para un país urbano.

Discípulo de Lefevre es Manuel Castells, el catalán, quien habla del tema de las comunicaciones y la participación ciudadana en la formación de ciudad. Sus dos últimos libros son extraordinarios. Alude a la ciudad red y habla de una ciudad enredada, que es construida con redes donde la ciudadanía participe activamente y tome sus decisiones.  No que le tomen las decisiones arbitrariamente sobre lo que va a pasar con su propiedad.

Se están adoptando decisiones arbitrarias en Bogotá

¿En Bogotá se están tomando decisiones arbitrariamente?

Totalmente arbitrarias. Y qué quiere decir arbitrarias, es al arbitrio de un funcionario de turno para llevar a cabo sus caprichos. La única posibilidad, y eso lo dicen también varios tratadistas como Jaime Orlando Santofimio, es no cometer arbitrariedades.  Una vez que se le han dado poderes discrecionales a la administración local es que se sustente con argumentos técnicos sumamente serios, y aquí los argumentos técnicos fueron desconocidos de una manera flagrante, y ellos sabían que los estaban tomando equivocadamente, porque conocían los datos del censo que fueron públicos.

En ultimas, como diría un pronunciamiento de la Maestría de Urbanismo de la Universidad Nacional de Colombia, la gran síntesis es que este POT contempla una búsqueda obsesiva por encontrar terrenos para el desarrollo de nuevos negocios, a partir de un enfoque neoliberal. ¿Usted lo considera así?

Claro, claro y más grave todavía. Es la búsqueda de nuevos negocios en renovación urbana donde hay seguramente pequeños inversionistas que podrían desarrollar proyectos; pero grandes inversiones en terrenos de expansión no lo pueden hacer sino grandes capitales.

Pero es gravísimo lo que me está diciendo porque eso da juego para blanqueo de grandes capitales en un país como Colombia que tiene una mercancía que ya sabemos hacia dónde viene y para dónde va. Si son capitales muy grandes los que se requieren, entonces esto da pábulo para las economías ilegales.

Sí u otro tipo de economías por eso yo habla de economías foráneas.  Es posible, por ejemplo, grandes fondos de inversión europea.

Ah, especulación financiera…

Macro, global con población local. Capitales internacionales jugando con población local, población de muy bajos recursos.  El 82% de la ciudad es estrato 1, 2, 3. El Sisbén es para eso y más o menos el 50% de la ciudad está en Sisben, el 83% de la ciudad en estrato 1, 2 y 3. Entonces, especular para hacer 900 mil unidades de vivienda cómo, dónde está el capital, dónde está esa demanda, dónde está la demanda efectiva.

Mire, una discusión grande que tuvimos fue sobre el impacto de la población venezolana. Aunque no tenemos certeza de las cifras pero por diferentes estudios, como uno de la Universidad Externado, es que es una población con muy bajos recursos, de menos de 300 mil pesos mensuales.  Cuál es la demanda efectiva de vivienda y qué tipo de vivienda puede ocupar esta población. Entonces, cuando hablamos de 900 mil viviendas de tamaño importante estamos hablando para otra población.

Uno de los argumentos que usa el Distrito es que, para los grandes proyectos inmobiliarios en desarrollo, tratamiento de desarrollo hay que reservar suelo, no ceder, reservar suelo; 20% para VIS (Vivienda de Interés Social), 20% para VIP (vivienda para estrato alto). Eso qué quiere decir, que, si queremos reservar suelo para 20% de VIS, necesitamos construir 60 mil viviendas no VIS para poder cubrir las 20 mil viviendas que se construyen anualmente en la informalidad.  Si queremos contrarrestar la informalidad con este mecanismo necesitaríamos desarrollar 60 mil no VIS, y dónde está la demanda de 60 mil no VIS.

Bogotá crece informalmente

¿Y la ciudad sigue creciendo informalmente?...

La ciudad crece de una manera impresionante informalmente. Hay datos de que casi está creciendo alrededor de mitad y mitad, mitad formal y mitad informal.  Hay otros datos propios de la Secretaria de Planeación que se están generando 20 mil unidades anuales en vivienda informal.  Pero eso no es lo grave, lo grave es que ya hay fenómenos de invasión que no pasaba sino desde hace muchos años. En Usaquén, hay una invasión famosa, existen los famosos tierreros y todavía funcionan. Eso es absolutamente miserable que existan, porque el Estado no ha sido capaz de enfrentar el tema de la informalidad, ni ha sido capaz de ofertar suelo para población de muy bajos recursos. 

Con lo que acaba de decir, la ciudad no está produciendo vivienda requerida para población de bajos ingresos…

Claro que no, la única posibilidad es vía VIS y VIP. Pero para poder producir VIS o VIP se necesita desarrollar no VIS, vivienda para estratos medios y altos para poder reservar suelos.  Es que no es ceder, los grandes urbanizadores no ceden, reservan suelo para VIS y VIP. Entonces, una población que gana menos de 2 salarios mínimos no tiene acceso a VIS y a VIP, por lo tanto no le queda más remedio sino la informalidad o irse.

¿En ese sentido entonces Bogotá es una ciudad segregada?

RP: Altamente segregada, preocupantemente segregada. La realidad de Bogotá es muy grave.

La reserva forestal Van der Hammen

Pasemos a otro tema que también ha sido muy controvertido y es: ¿se necesita zonificar la reserva forestal Tomas Van der Hammen?

No, para nada.

¿Por qué?

Porque no hay necesidad, no se necesita más suelo porque la ciudad ya no va a crecer más, porque esa enorme expansión que estaban planteando al norte no existe, esa demanda es ficticia, no es real, no existe, no va a existir, nunca va a existir.  Por qué digo nunca.  Porque si en el año 2039 Bogotá no va a crecer nada, cero, de ahí en adelante cero. Es que lo raro es que no nos demos cuenta que eso es verdad.

La tasa de fecundidad de Bogotá está por debajo de 2, ya se lo dije y ese fenómeno está pasando en muchas partes del mundo, las ciudades grandes no están creciendo, las ciudades “grandes” entre comillas están experimentando el fenómeno que llaman del vacío.  Se están vaciando. Hoy Bogotá tiene, según el censo, más o menos unas 130 mil viviendas desocupadas.  Para qué pensar en expansión, cómo no pensar en utilizar de manera más racional, sobre todo para los más pobres este tipo de vivienda.

Bogotá y la crisis climática


Hay otro tema también que es de suma preocupación y es el POT frente a la vulnerabilidad de la ciudad en cuanto a la crisis climática. ¿Este plan del alcalde Peñalosa contempla algunos mecanismos para atenuar este fenómeno o no se avanza nada?

Me gusta que diga la crisis climática más que el cambio. Por ejemplo, las zonas amenazadas por inundación, o los mapas de amenazas por inundación o de riesgo por inundación, se sustrajeron de unas áreas importantes de los mapas anteriores de amenaza por inundación.  Eso es peligroso.  Las zonas de remoción en masa, si sigue creciendo la informalidad, continuaremos teniendo población amenazada por remoción en masa. Pero mire, hay un tema muy delicado, es la amenaza sísmica, de eso no se ha hablado mucho hoy.

¿En Bogotá?

Sí, en Bogotá. Ingeominas está tratando de modificar el mapa de riesgos sísmicos o la zonificación sísmica. Estas construcciones de la informalidad que se intensifican, construyen una placa encima de la otra con un voladizo más, son escalonadas, tienen un riesgo sísmico altísimo y Bogotá no le ha puesto atención a eso. Y son tres riesgos muy, muy peligrosos.  Es que lo que pasa es que, si nos concientizáramos que Bogotá no va a crecer más podíamos pensar en mejorar la calidad de vida de los que hoy estamos, sobre todo de los más necesitados.  Habría un vuelco enorme en la planeación de la ciudad. Una concepción completamente diferente.  No es una ciudad que crece, es una ciudad que vamos a mejorar, pero mientras no nos cambiemos ese chip y entendamos que eso es lo que pasa y eso es lo que va a pasar, digo pasa porque en el mundo está pasando. Las ciudades grandes están dejando de crecer. Deberíamos estar pensando en cómo mejorar todo eso, sobre todo la población más necesitada, es que no podemos ser tan obtusos de seguir pensando en urbanizaciones fastuosas, cuando tenemos una población viviendo en deplorables condiciones.

¿En el Consejo Territorial de Planeación del cual usted es presidente y en la Sociedad de Ornato y de Mejoras de la ciudad son conscientes de que hay que cambiar el modelo neoliberal y la concepción urbanística de que el suelo de la ciudad no puede ser suelo para la especulación financiera?

Imagínese si no. Tanto en el Consejo Territorial como en la Sociedad de Ornato y Mejoras veninmos trabajando el tema con con grandes especialistas como los doctores Ernesto Rojas y Álvaro Pachón, entre muchos otros.

En el Consejo Territorial hay consciencia clarísima sobre la necesidad de cambio: es que la votación en su interior fue importante: 36 votos negativos al POT contra 19 abstenciones, no hubo ninguno afirmativo y había perfectamente quórum, todo estaba en orden y es un concepto negativo.

El Concejo de la ciudad no, porque el Concejo de la ciudad sí está cooptado por los políticos. Por los intereses políticos que mencionábamos hace un momento.

Conurbanización

Otro tema que es muy complejo y que de alguna manera algunas administraciones tanto de la capital como del departamento han tratado de avanzar, pero por supuesto los intereses financieros y políticos no dejan, es el conurbanismo de Bogotá, lo que se ha denominado Ciudad-Región. ¿Es necesario el conurbanismo de la Sabana, de los municipios circunvecinos de Bogotá? ¿El POT contempla algo al respecto?

El POT dice que reconoce que hay unos hechos regionales. Reconocer que hay unos hechos regionales y no reconocer es exactamente igual. Claro, la Sabana está creciendo, la Sabana es el nicho ecológico más valioso, es que es el único, es la única área del trópico frío a esas magnitudes a 2600 msnm, es una cosa valiosísima y no hay conciencia sobre eso.

Es claro que Bogotá está expulsando a la Sabana, pero no en las dimensiones que están pensando.  El crecimiento total de la región, Bogotá más la Sabana incluyendo Facatativá más Fusagasugá está creciendo a nivel de 80 mil viviendas año, que es lo que el POT cree que va a crecer Bogotá. La verdad es que es toda la región, sólo crece 80 mil.

No hay una autoridad de planeación regional.  La CAR que es la que podía por excelencia estar pensando en eso, está pensando en otro cuento; porque a ella es la que le compete expedir los conceptos previos desde el punto de vista ambiental de la formulación de los POT, no solo de Bogotá, sino de toda la región.

Ahora, el gobierno nacional debería estar muy preocupado por este tema y no está entendiendo lo que está pasando. Tengo aquí un atlas que me llegó hace poco del Departamento Nacional de Planeación: Atlas de la aglomeración de Bogotá, y dice que la ciudad tiene en el año 2005, tiene 8.300.000 habitantes y el censo dice que tiene 7.180.000.  Esto ya está totalmente desfasado. Porqué la importancia de la población. Primero tenemos la población, luego tenemos hogares, luego tenemos vivienda y luego tenemos suelo. Si nos equivocamos en la base de la pirámide, la población, nos equivocamos en la demanda de suelo; y qué es el ordenamiento territorial, es la organización del suelo, del territorio y es por eso que el gobierno nacional tampoco se interesa por el tema, lo cual es sumamente grave.