COLOMBIA INVITADA A INGRESAR AL CENTRO
DE PROPAGANDA DE PENSAMIENTO NEOLIBERAL Y DE LA ULTRADERECHA DEL
MUNDO
POR FERNANDO ARELLANO ORTIZ
“El presidente Juan Manuel Santos celebró
la invitación que se le extendió a Colombia para ingresar a la Organización para la Cooperación y el
Desarrollo Económicos (OCDE), lo cual se había puesto como meta desde su
llegada a la Casa
de Nariño hace dos años”, informa el periódico conservador del principal banquero
de este país, Luis Carlos Sarmiento Angulo, en su edición del 30 de mayo.
Más adelante el diario El Tiempo
de Bogotá cita una frase del propio presidente Santos para destacar dicha
invitación: “Nos aceptaron en la mejor universidad porque hemos aprobado todos
los cursos. Ahora nos falta la hoja de ruta para graduarnos. Este es un hecho
del que los colombianos debemos sentirnos muy orgullosos. No a cualquier país
lo invitan a formar parte de esta organización. Solamente los mejores son
invitados y Colombia está dentro de ellos".
Lo que no cuentan ni el periódico
del banquero Sarmiento Angulo, ni el propio Santos, ni menos su batería
mediática, la “gran prensa” nacional, es que la OCDE no es más que el máximo centro ideológico y
publicitario del neoliberalismo y de la ultraderecha económica en el mundo.
Para los neoliberales la OCDE es “el club de las
buenas prácticas económicas”, cuyas recetas son ampliamente conocidas en
América Latina porque terminaron por hundir socioeconómicamente a prácticamente
todas las naciones de la región: disciplina presupuestaria, cambios en las
prioridades del gasto público, reforma fiscal con bases imponibles amplias y tipos marginales moderados,
liberalización financiera y comercial, privatizaciones, desregulación, derechos
de propiedad firmemente establecidos y garantizados, Estado reducido, control
de la inflación, banca central “independiente” de los gobiernos pero obsecuente
a los dictados de los organismos internacionales de crédito como el Banco
Mundial, el FMI y la Organización Mundial
del Comercio (OMC).
Se trata para los neoliberales de
una especie de “buen sentido económico que es aceptado de forma global”, cuya
institución que propaga esa receta es la OCDE , que tiene su sede en París, y a la que
pertenecen los 29 países más ricos del mundo. Es la oficina de propaganda de
los poderes económicos mundiales. Siempre receta las mismas cosas, sea cual sea
la coyuntura por la que atraviese cualquier región del planeta. Sus
recomendaciones son talla única.
No hay un solo elemento
impredecible en sus informes y documentos. Entre sus misiones está la de
aportar un análisis anual sobre cada país.
Mientras el Fondo Monetario
Internacional se especializa en finanzas, el Banco Mundial en desarrollo y la Organización Mundial
del Comercio en las regulaciones del ramo, la OCDE , fundado en 1961, genera el pensamiento
neoliberal y busca crear poder intelectual.
Por eso su secretario ejecutivo,
el exministro de Finanzas de México, José Ángel Gurría señaló que la función de
la OCDE “es
pensar”. Sin embargo, sus mensajes no se distinguen de los que exportan los
foros de reflexiones empresariales particulares. En la mayoría de los casos da
la sensación de ser un espacio analítico del gobierno estadounidense.
Por querer posar en el club refinado del pensamiento
neoliberal, el presidente Juan Manuel Santos, un aplicado epígono de este
funesto modelo económico que aplica al pie de la letra en su gobierno, ha
solicitado en forma insistente el ingreso de Colombia a la OCDE.