sábado, 14 de noviembre de 2009

COLOMBIA


AFIRMA FRANCISCO DE ROUX, PROVINCIAL DE LOS JESUITAS EN COLOMBIA

"POLÍTICA DE SEGURIDAD DE URIBE CONSTITUYE UNA AMENAZA"


POR FERNANDO ARELLANO ORTIZ



"Colombia es una Nación fallida que vive una profunda crisis humanitaria y de dignidad; por eso tenemos la idea equivocada de que la dignidad nos va a venir de la protección que nos dé otra Nación, o de las armas, o de la seguridad del Estado", sostuvo en desarrollo de su charla en el marco de la Cátedra Orlando Fals Borda, el superior provincial de la Compañía de Jesús en Colombia, Francisco de Roux Rengifo.


El sacerdote jesuita hizo un análisis de la realidad colombiana a partir de la dignidad humana, el conflicto armado y el modelo económico imperante. Dijo que Colombia podrá salir de su encrucijada política, ética, social e institucional si logra mejorar las condiciones de vida de su población mediante la construcción de ciudadanía, democracia, desarrollo social y profundo respeto por la dignidad humana.


En ello su mensaje fue enfático: "La dignidad se da en cada persona como valor absoluto siempre. La dignidad no depende del sistema social y no se recibe del Estado, ni de ninguna institución nacional o global, religiosa o secular. La dignidad se tiene simplemente por ser humanos y no puede ser violada por ninguna institución. La dignidad no puede hacerse crecer. La dignidad de las personas no aumenta por el crecimiento económico de un país, ni por los estudios que las personas hagan, ni por ser pobladores de una potencia internacional; ni es menor por ser poblador de un país pobre. La dignidad no puede ser desarrollada. Lo que se desarrolla son las condiciones para que cada persona pueda proteger y expresar libremente su propia dignidad, de la manera como quiere vivir este valor absoluto. Estas condiciones son los derechos económicos, sociales, culturales, medioambientales y de género convertidos en realidad, en la forma como la personas de una comunidad decidan".


De Roux culminó sus estudios como licenciado en Filosofía y Letras en la Universidad Javeriana en 1968. Posteriormente hizo un Magíster en Economía en la Universidad de los Andes en Bogotá. En el año 1973 inició sus estudios de Teología y fue ordenado sacerdote en 1975; trabajó en el Centro de Investigación y Educación Popular (CINEP) de la capital colombiana en la promoción de empresas comunitarias y como investigador. Más adelante obtuvo el doctorado en Economía en la Universidad de la Sorbona de París, en 1980, y el Magíster en esa disciplina en London School of Economics, en 1981.


Tuvo un importante liderazgo y jugó papel protagónico en gestiones de reconciliación y promoción social como director del Programa de Desarrollo y Paz del Magdalena Medio, una zona muy conflictiva localizada en el centro oriente colombiano. Ha recibido varias condecoraciones, entre ellas, la medalla "Caballero de Honor de la Legión Francesa" otorgada por el presidente François Miterrand y el Premio Nacional de Paz en el 2001. A partir de octubre de 2008 es el Provincial de los jesuitas en Colombia.


CRISIS HUMANITARIA PROFUNDA


Dada su amplia experiencia en conciliación en una de las zonas más conflictivas de la geografía colombiana, opina que "la paz será posible si se logra el desarrollo de la gente con dignidad, mediante procesos en medio del conflicto. Hay que transformar cada conflicto en proyectos para atacar las causas estructurales del mismo con miras a hacer las transformaciones".
Su diagnóstico sobre el país es preocupante: "Colombia -dice- vive una crisis humanitaria muy profunda, hay ruptura del ser humano que termina afectando a la comunidad internacional. Al mismo tiempo, hay un problema ético por lo que se hace urgente hacer valer la dignidad humana. Esa es la razón por la cual en este país se recibe más ayuda internacional en comparación con el resto de países de América Latina".


"Es el Estado el llamado a proteger y garantizar la dignidad, por lo que es indispensable y prioritario generar las condiciones para que el pueblo pueda escoger la manera de como vivirla", agrega.


No obstante que atribuye a todos los habitantes de esta nación su cuota de responsabilidad: "Todos en Colombia somos responsables por lo que hemos hecho o por lo que hemos dejado de hacer".


MODELO ECONÓMICO DE EXPOLIACIÓN


Criticó, igualmente, el modelo económico en Colombia, al que calificó de "explotación primaria" y de expoliación de recursos naturales. En contraste, se requiere posibilitar, dijo, un modelo eficaz de desarrollo social en armonía con el medio ambiente. De esta manera, explicó, "se producirá la vida que desean los pobladores, involucrándolos a todos en el progreso de su región, creando confianza colectiva".


En ese sentido y siguiendo los preceptos constitucionales de la Carta del 91 consideró que Colombia es un país que debe desarrollarse y gobernarse por regiones para mejorar sus posibilidades de democracia y participación ciudadana, y está en mora de hacerlo.
Destacó la experiencia político-administrativa de Bogotá en donde se ha logrado avanzar en cultura y convivencia ciudadanas, pese a que es una capital atravesada por las consecuencias del conflicto interno. Por ello, aseveró, su liderazgo "debe ser el motor de la paz en el país".


LA SEGURIDAD DEMOCRÁTICA: UN DISCURSO DE MIEDO


Preguntado por el Observatorio Sociopolítico Latinoamericano WWW.CRONICON.NET, si tras ese diagnóstico suyo, Colombia es un Estado fallido, De Roux manifestó: "Creo que es mucho más profundo, creo que estamos frente a una Nación fallida. Los colombianos no hemos logrado resolver el problema de la construcción de una nación entre los ciudadanos. La construcción de Estado es muy precario y si no lo hacemos desde lo más hondo como los principios básicos de una ética pública, siempre tendremos fragilidades en las elaboraciones constitucionales que desarrollemos y tendremos resquebrajamientos en las autoridades públicas que designemos".


Frente al controvertido tema de la entrega de bases militares colombianas a Estados Unidos, el sacerdote ignaciano manifestó que el mismo "está conectado con la dignidad nacional y plantea además la situación de hombres y mujeres que no acabamos de reconocernos los unos a los otros en nuestra grandeza, en nuestra autonomía, en nuestra soberanía, en la necesidad de confiar en que lo que vale de nosotros es la grandeza humana que compartimos y que tenemos que proteger. Tenemos la idea equivocada de que la dignidad nos va a venir de la protección que nos dé otra Nación, o de las armas o de la seguridad del Estado. No, eso es nuestro y nosotros tenemos que constituir el Estado soberano y protegerlo".


Criticó la política de "Seguridad Democrática" del presidente Uribe, a la cual calificó como "un discurso del miedo, porque busca que unos colombianos se protejan a través de las armas de otros colombianos, y eso constituye una amenaza".


Tras advertir que el presupuesto nacional para 2010 destina más recursos en armamento que en educación, dijo que ello contribuirá a profundizar "la guerra entre colombianos".

martes, 10 de noviembre de 2009

COLOMBIA


UN GOBIERNO CIPAYO Y VERGONZANTE QUE ENTREGA LA SOBERANÍA COLOMBIANA


POR FERNANDO ARELLANO ORTIZ


Colombia, para su infortunio, celebra el bicentenario de su emancipación del yugo español bajo la ocupación de tropas norteamericanas y de contratistas mercenarios, cuyo propósito es el de que este país sirva de portaviones para espiar electrónicamente y hostigar a las naciones suramericanas, torpedeando de esta manera, los procesos de integración política y de reivindicación social, así como a los gobiernos progresistas de la región. Este protervo objetivo se da gracias a la anuencia, complacencia y la complicidad de un gobierno ilegítimo y de sello ultraderechista como el de Álvaro Uribe Vélez que logró llegar a la Presidencia de Colombia gracias al apoyo de los grupos narcoparamilitares y obtuvo su reelección inmediata en 2006 a través del cohecho, comprando a congresistas para que respaldaran una malhadada reforma constitucional.

Bajo el pueril pretexto de la lucha contra el narcotráfico y el terrorismo, la estrategia de la presencia de tropas estadounidenses en las bases colombianas es, en primer término, la de hostigar y amenazar al gobierno venezolano del presidente Hugo Chávez.

Uribe Vélez busca hacer aparecer como una amenaza externa al gobierno de Chávez para explotar aún más un falso nacionalismo y consolidar su mal llamada política de “Seguridad Democrática”, en el sentido de mostrar que Colombia además de ese “enemigo” debe enfrentar otro, de carácter interno como las guerrillas de las FARC. De esta manera, logra sacar réditos políticos para jugar una nueva reelección presidencial que le permita seguir manteniendo su modelo neoliberal en lo económico, y su política en favor de las mafias del narcotráfico, el paramilitarismo y el contrabando, en lo político. Es decir solidificar el proyecto de la lupenburguesía colombiana.

En este propósito Washington es cómplice y es el que mayor ganancia saca, pues cuenta con un aliado cipayo como Uribe a quien no le importa entregar la soberanía colombiana con tal de lograr a cualquier precio sus fines protervos.

COLOMBIA, AMENAZA REGIONAL

Estados Unidos a través de las bases en Colombia va a contar con una plataforma tecnológica para realizar espionaje electrónico a los países de América del Sur, al tiempo que establecerá un puente entre Latinoamérica y África para desplegar control sobre ese continente.
La base de Palanquero en el centro de la geografía colombiana ya se identificaba en los documentos del Pentágono como un sitio ideal de su estrategia de movilidad aérea mundial para regiones de interés geopolítico, dentro del nuevo concepto de Ubicaciones de Cooperación de Seguridad que posibilita el reabastecimiento de combustible, así como sirve de punto de enlace para realizar operaciones en otras regiones del mundo.


El documento "Estrategia global en ruta" del Comando de Movilidad Aérea de la Fuerza Aérea de Estados Unido revela la verdadera intención estratégica de Washington frente a la base militar de Palanquero en Colombia: "Incluir a Suramérica en una estrategia global de rutas logra dos resultados: ayuda a la estrategia de presencia regional y asiste con el enrutamiento de la movilidad hacia África". Infortunadamente, hoy no están disponibles recursos de puente aéreo para una táctica de presencia en Suramérica (…) Recientemente, el Comando Sur de Estados Unidos se ha interesado en establecer una localización en el continente suramericano que pudiera ser usado no sólo para operaciones contra narcóticos, sino como un sitio desde el cual se puedan ejecutar operaciones de movilidad. En consecuencia, (...) el Comando Sur ha identificado a Palanquero, Colombia, como una Localización de Seguridad Cooperativa (LSC). Desde allí, es posible cubrir cerca de la mitad del continente con una aeronave C-17 sin necesidad de reabastecimiento de combustible". ¡Y ahora habrá seis bases más distribuidas en puntos claves de la geografía colombiana!

DEBILIDAD DE URIBE FRENTE A E.U.

Si bien el presidente Uribe Vélez cuenta con fortalezas y suficiente capacidad de manipulación frente a los factores de poder en el plano interno, respecto a Estados Unidos es débil dado la información y el "expediente" que tienen de él las diversas agencias gubernamentales de Washington.


El gobierno demócrata no ha facilitado la aprobación del Tratado de Libre Comercio que es fundamental para los intereses de ciertos sectores comerciales y económicos que representa el gobierno de Uribe Vélez y con la anuencia de éste para que el Pentágono a través del Comando Sur haga presencia en bases militares colombianos, la Casa de Nariño aspira a que en reciprocidad, en el corto plazo, pueda ser viabilizado ese convenio en el Congreso norteamericano, lo cual es una percepción equivocada, al decir de los analistas de Dialogo Interamericano, un centro académico con sede en Washington.

Pero, al mismo tiempo, lo que demuestra la presencia de soldados norteamericanos en dichas plataformas militares de Colombia es el fracaso de la "Seguridad Democrática", estrategia bandera de Uribe, que a lo largo de siete años no ha sido capaz de derrotar en forma definitiva a la guerrilla, no obstante que se le mintió al país cuando en 2002 la entonces ministra de Defensa, Martha Lucía Ramírez, manifestó a los cuatro vientos que en un lapso de 16 meses las Farc estarían completamente derrotadas.

El anuncio del embajador norteamericano en Bogotá, William Brownfield, en el sentido de que en desarrollo del acuerdo bilateral de utilización de bases colombianas por parte del Comando Sur la guerrilla de las Farc serán blanco de las operaciones militares conjuntas para aniquilarlas, dan cuenta de dos cosas graves para la soberanía colombiana: una, es que Estados Unidos interviene de forma abierta en el conflicto interno colombiano; y dos, que el gobierno de Uribe requiere del contingente militar norteamericano para enfrentar a la insurgencia.

De esta manera, la administración Uribe Vélez le da argumentos a las Farc para sostener que su lucha armada además es por una causa de liberación nacional, por cuanto que la directa intervención norteamericana en el conflicto colombiano atenta contra el principio de autodeterminación de los pueblos.

PROLONGACIÓN DEL PLAN COLOMBIA

Adicionalmente, el acuerdo denominado eufemísticamente de "cooperación militar" entre Bogotá y Washington y que hace parte del programa denominado "Salto Estratégico" que no es más que una prolongación del Plan Colombia, constituye una seria amenaza para Venezuela y Ecuador, porque de entrada se sabe, así lo nieguen en forma enfática, que las bases servirán para realizar operaciones de rastreo y de espionaje satelital en la región.Con la operación de estas bases en Colombia, el gobierno de Caracas queda completamente cercado. En efecto, la supervisión y vigilancia por parte de Washington ahora será total, pues las bases norteamericanas en Aruba, Curazao y Guantánamo; la de Palmerola, en Honduras; y la Cuarta Flota que dispone de suficientes recursos para patrullar efectivamente todo el litoral venezolano, constituyen serias amenazas para la seguridad política y económica de Venezuela.


Pero no sólo Hugo Chávez está amenazado, también lo están los mandatarios de Ecuador, Rafael Correa y de Bolivia, Evo Morales, quienes quedan en la mira del Washington a través de sus plataformas de alta tecnología que se instalan en Colombia por un lapso de diez años.
Esta circunstancia puede generar un conflicto de incalculables proporciones entre Bogotá y Caracas, lo cual terminará desestabilizando a la región por la desconfianza que crea la presencia norteamericana. Por eso en forma oportunista Uribe vuelve a presentar "disculpas" al gobierno de Rafael Correa con el fin de tratar de ablandar la situación diplomática con Ecuador y, de esta manera, enfrentar solo la tirante situación con Venezuela.

De todas maneras, el entreguismo de Uribe contrasta con la actitud del ultraderechista presidente de México, Felipe Calderón, quien en una postura digna señaló en forma contundente que no admitirá la presencia de militares norteamericanos en su país, porque éste es la frontera de Estados Unidos con América Latina y no puede desestabilizar la seguridad del hemisferio.


Bogotá, noviembre de 2009.