jueves, 8 de septiembre de 2011

BOGOTÁ


SEGURIDAD ALIMENTARIA CON INCLUSIÓN SOCIAL BENEFICIA A UN MILLÓN DE PERSONAS EN BOGOTÁ


POR FERNANDO ARELLANO ORTIZ


La inclusión social mediante atención integral a personas en situación de inseguridad alimenticia, garantizando diariamente el derecho nutricional a alrededor de un millón de ciudadanos, es uno de los programas bandera del Gobierno de Bogotá en cabeza del Polo Democrático Alternativo, que lidera la alcaldesa, Clara López Obregón.


Este programa que además de repartir suplementos alimenticios en 316 comedores comunitarios, localizados con un enfoque territorial, así como en los colegios distritales y en centros de protección tanto de infantes como de tercera edad, se enmarca dentro de la concepción de Ciudad de Derechos, eje político principal del Plan de Desarrollo “Bogotá Positiva, para vivir mejor” que ejecuta la administración distrital del Polo Democrático.


Se trata, en síntesis, de no quedarse solo en una política asistencialista sino de posibilitar oportunidades de mejoramiento de vida mediante políticas de inclusión para que la población vulnerable deje de serlo.


Este es uno de los programas con los cuales el Gobierno del Polo en Bogotá trabaja para hacer de esta capital un espacio incluyente y equitativo. Es decir, se propende por garantizar en forma efectiva el Derecho a la Ciudad del que habla el geógrafo inglés David Harvey, habida cuenta que como bien afirma, “vivimos, después de todo, en un mundo en el que los derechos a la propiedad privada y el benefició aplastan todas las demás nociones de derechos”.


Dignificando la vida humana


Los problemas socioeconómicos de Bogotá son muy complejos debido en buena medida a que, por un lado, es receptora diariamente de miles de desplazados de la violencia por el inveterado conflicto armado colombiano que llegan a esta capital en condiciones de pobreza y desprotección; y de otro, por los efectos perversos del modelo neoliberal que sigue profundizándose y el cual ha sumido en el desempleo y desesperanza a millones de personas.


En contraste con las políticas mercantilistas del esquema neoliberal, el Gobierno del Polo en Bogotá ha trabajado para que la ciudad no sea simplemente un bastión rentista para el gran capital especulativo sino una oportunidad para que a los sectores marginados se les garanticen sus derechos.


Se busca, en consecuencia, cuando se habla de consolidar a Bogotá como la Capital de los Derechos de dignificar la vida humana mediante la garantía real de los mismos, protegiendo, restableciendo y promoviendo su ejercicio para la integración social de las personas, las familias y las comunidades en los territorios.


Seguridad alimentaria dentro de gestión social integral


La política pública de seguridad alimentaria y nutricional para Bogotá está diseñada dentro de una concepción de gestión integral con enfoque territorial, explica Pedro Agustín Valencia Laserna, director Territorial de la Secretaría Distrital de Integración Social.


Es decir, se trata de territorializar la política pública para atender las necesidades de las veinte localidades en las que se encuentra organizado el Distrito Capital de Bogotá para atender de manera expedita las necesidades de sus comunidades, privilegiando la participación ciudadana en la definición de las soluciones, explica Valencia Laserna.


Con base en ese criterio están distribuidos los 316 comedores comunitarios que diariamente atienden a más de cien mil usuarios, los cuales además cuentan con profesionales en trabajo social, sicólogos o sociólogos que se denominan inclusores sociales y quienes tienen la responsabilidad de promover entre estos comensales una diversidad de actividades educativas, culturales, deportivas, artísticas y productivas para que logren superar su estado de vulnerabilidad socioeconómica.


El programa, como se ve, no se queda solamente en la asistencia social sino que avanza en la consecución de soluciones efectivas para los usuarios de los comedores, dependiendo obviamente de sus características (edad, género, procedencia étnica, condición socioeconómica).


En los 316 comedores comunitarios que operan en Bogotá se les da atención social integral a desplazados por la violencia, pobres extremos, pobres vergonzantes, desempleados, mujeres cabeza de familia, niños vulnerables, ancianos y población étnica.


Además, los comedores se han convertido en punto de encuentro de la comunidad y a partir de ellos se han logrado generar condiciones para impulsar proyectos productivos y de capacitación que permiten nuevas perspectivas de vida.


Alto componente calórico en raciones alimentarias


Las raciones alimentarias que diariamente se distribuyen en Bogotá en los comedores comunitarios, colegios distritales y centros de atención a niños y ancianos tienen un equilibrio nutricional, dependiendo las características poblacionales.


A ello se agrega el estricto control y supervisión en el almacenamiento, manejo procesamiento y distribución de los alimentos para garantizar los estándares de higiene y calidad.


Los comedores comunitarios atienden de lunes a sábado entre las once de la mañana y las tres de la tarde y cuentan con 18 ciclos de menú. Es decir, cada 18 días de atención a los usuarios se repiten los menús.


Canasta complementaria de alimentos y Agricultura urbana


Simultáneamente esta política pública impulsa otros dos programas de alto impacto social como son la Canasta complementaria de alimentos para familias en condición de inseguridad alimentaria y el proyecto de Agricultura Urbana.


El primero consiste en la entrega a cada familia de una canasta básica de alimentos que complemente los requerimientos de calorías, proteínas, vitamina A, calcio y hierro. Se brindan cuatro tipos de canastas: 1) para familias pertenecientes a cabildos indígenas reconocidos; 2) para familias residentes en el área rural de Bogotá lo que permite atender a población campesina; 3) para familias que habitan zonas que no reúnen las condiciones higiénico-sanitarias establecidas en la normatividad para el funcionamiento de un comedor; y 4) para familias de comunidad gitana o rom.


Actualmente se atienden alrededor de 22 mil familias a través de 16 subdirecciones de integración social en todas las localidades de Bogotá.


El proyecto de agricultura urbana promueve entornos saludables a través del aprovechamiento de espacios urbanos para la producción de alimentos, plantas aromáticas y medicinales, así como la promoción de tecnologías limpias que fomentan el uso de buenas prácticas agrícolas como el aprovechamiento de recursos como el agua lluvia, la energía solar y los residuos sólidos orgánicos para la producción de sustratos seguros.


A través del Jardín Botánico se han capacitado 3.108 personas en técnicas de agricultura urbana para autoconsumo, generación de ingresos, mejoramiento de hábitos alimenticios y cualificación de la canasta básica familiar.


Democratización de la contratación y generación de empleo


En el plano laboral, la política de seguridad alimentaria y nutricional de Bogota ha democratizado la contratación ocasionando un alto impacto en la generación de empleo.


En efecto, de los 316 comedores comunitarios, 74 son operados por 45 organizaciones sociales; 195 por 85 organizaciones no gubernamentales; 41 por 10 uniones temporales; y apenas seis por instancias gubernamentales, todas las cuales generan alrededor de 2100 empleos directos.


Bogotá revierte el enfoque neoliberal


Con esta política pública, Bogotá gracias a la concepción de equidad social del Gobierno del Polo Democrático Alternativo ha logrado superar el enfoque perverso de las políticas neoliberales cuyos objetivos rentísticos y mercantiles han hundido en la pobreza a la mayor parte de la población colombiana.


En efecto, la reducción de la producción agropecuaria en Colombia a partir de los años 90 por efectos de la apertura económica al igual que el abandono estatal en que se encuentra la economía campesina del país y la irracional y especulativa comercialización de los alimentos, hicieron que el Gobierno del Polo en Bogotá desarrollara una política pública sustentable y de profundo calado social en el tema alimentario de la ciudad. De esta manera, se garantiza que los bogotanos puedan acceder en forma efectiva a los alimentos, participando al mismo tiempo en igualdad de condiciones en los progresos económicos, sociales, culturales y políticos de la ciudad.