domingo, 5 de octubre de 2008

COLOMBIA



EXCELENTE NEGOCIO PARA LOS ESPECULADORES EXTRANJEROS

EN COLOMBIA SE BUSCA SEGUIR PRIVATIZANDO PARA FINANCIAR LA GUERRA

POR FERNANDO ARELLANO ORTIZ

- Todo gasto de guerra es insostenible y Colombia está destinando casi el 7% de su producto interno bruto en el conflicto, con unos impactos muy grandes en inversión social e infraestructura.

El proceso de privatización de los principales activos públicos en los países de América Latina impuesto por el FMI, el Banco Mundial y Washington, ha constituido un excelente negocio para los grandes especuladores financieros internacionales, pero una gran pérdida para los pueblos de este hemisferio, dado que no obtuvieron ningún beneficio.

La conclusión es del ex viceministro de Minas y Energía y actual director del Departamento de Economía de la Universidad Central, Diego Otero Prada, quien ha realizado en el último año una pormenorizada investigación sobre los efectos de las privatizaciones en Latinoamérica, Colombia y Bogotá, en lo relacionado con la Empresa de Energía de la capital de la República.

Este ingeniero eléctrico de la Universidad de los Andes con doctorado en Economía de la Universidad de Pensilvania en diálogo con Tela para Cortar sostuvo que en el caso colombiano, el gobierno de Álvaro Uribe quiere terminar de privatizar lo poco que queda del patrimonio público “porque necesita más plata para financiar la guerra y poder cubrir el déficit presupuestal”.

Sin embargo, añadió, “todo gasto de guerra es insostenible y Colombia está destinando casi el 7% de su producto interno bruto en el conflicto, tenemos más soldados que Brasil, con unos impactos muy grandes en retraso de políticas públicas, inversión social e infraestructura”.

Ello hace que la situación para el gobierno colombiano no sea para nada alentadora respecto de la sostenibilidad de su proyecto bandera, la “seguridad democrática”, pues según Otero Prada, “no queda mucho por vender y los activos más rentables que quedan como ISA e ISAGEN, porque es muy difícil que terminen privatizando por completo a Ecopetrol, pueden tener un valor aproximado a 6 mil millones de dólares, unos 11 billones de pesos y anualmente estamos gastando en el conflicto alrededor de 28 billones de pesos. Esos recursos podrían contribuir a financiar el presupuesto de guerra por unos dos años, ¿y después qué?”, se pregunta.

En cuanto a los recursos que el país recibe del gobierno norteamericano por concepto del Plan Colombia, este investigador afirma que los mismos (unos 600 millones de dólares anuales) muy poco aportan a los altos costos que demanda el conflicto interno.

“El Plan Colombia – dice-, se puede acabar y no pasa nada. Lo que ocurre es que este Plan militar Estados Unidos lo mantiene para seguir teniendo injerencia en el país”.


EX ALCALDE MOCKUS FERIÓ LA EEB

La privatización de las empresas públicas en Colombia al igual que en el resto de Latinoamérica no es más que un descalabro para los intereses nacionales, sostiene Otero Prada. Caso patético es la venta de la Empresa de Energía Eléctrica de Bogotá (EEB) en el año de 1997 por parte de la administración neoliberal del entonces alcalde Antanas Mockus al grupo español-chileno Enedesa-Enersis. Esta operación financiera, explica, fue “un truco súper ingenioso porque con un mínimo capital se apropiaron de una empresa que se vendió por debajo de su precio real. Para ello se financiaron de créditos externos y capital colombiano porque utilizaron la hidroeléctrica de Betania para lograr un empréstito de 500 millones de dólares. A los seis meses de adquirida la Empresa de Energía la descapitalizaron en más de 500 millones de dólares, lo cual constituye una recuperación de lo que invirtieron”.

Si bien la EEB tenía un problema de deuda por concepto de generación de energía, la solución era vender este ítem y quedarse con la distribución, lo cual no se hizo. Prueba fehaciente de que la privatización de esta empresa pública de los bogotanos no era necesaria es que en 1998 se produjo la primera descapitalización. Además, el consorcio chileno-español beneficiado de este gran negocio “no ha invertido un solo centavo desde ese año, por lo que la capacidad instalada ha disminuido en 454 MW en siete años”, ello demuestra, afirma Otero, “que su interés es meramente rentista y se hace necesario pasarle cuenta de cobro por la alta responsabilidad política que le cabe al ex alcalde Mockus”.


FRENO A MODELO NEOLIBERAL

Pese a tantos perjuicios generados por las políticas de este modelo expoliador del Consenso de Washington, “la negra noche neoliberal” como diría el presidente ecuatoriano Rafael Correa, está pasando en América Latina.

Otero Prada sostiene que afortunadamente en este hemisferio el modelo está cambiando “gracias a la llegada de gobiernos progresistas y a la fuerte presión de los sectores sociales y populares”.

En algunos casos como Venezuela, Bolivia y Argentina no solamente el proceso de privatizaciones se paró sino que se está revirtiendo, en buena hora. Porque no ha sido justo con estos pueblos, dice Otero, que tras un largo esfuerzo de 40 o 50 años por consolidar empresas públicas, una elite tecnocrática latinoamericana aliada con los intereses del gran capital transnacional haya terminado feriando por debajo de su precio real estos activos nacionales, desplazando el trabajo de obreros y profesionales, flexibilizando sus condiciones laborales, desintegrando sectores productivos y afectando negativamente la inversión, la balanza de pagos y las tarifas de los servicios públicos. No obstante aún quedan rezagos del nefasto modelo neoliberal como Colombia, Perú, México, Chile y algunos países centroamericanos.