jueves, 23 de febrero de 2012

MÉXICO


LA SIN SALIDA DE MÉXICO SEGÚN LA POLITÓLOGA DENISE DRESSER


POR FERNANDO ARELLANO ORTIZ



“México es un Estado acorralado con una democracia altamente disfuncional”, afirma la periodista, politóloga y docente universitaria, Denise Dresser al analizar la coyuntura sociopolítica de este país que el 1 de julio de 2012 irá a elecciones presidenciales para reemplazar al ultraderechista mandatario Felipe Calderón del Partido Acción Nacional (PAN) que gobierna esa nación centroamericana desde el año 2000.


Las circunstancias institucionales y de gobernabilidad en México son muy precarias, y si a ello se le agrega el problema del narcotráfico que está influyendo en el devenir diario de este país, el panorama es más que preocupante.


Dresser considera que una alta cuota de responsabilidad en la crisis socioeconómica y política de México le cabe a su clase dirigente que ha sido cómplice con las prácticas de corrupción y de favoritismo a los sectores corporativistas que manejan las áreas claves de la economía.


Por esa razón ha optado por anular su voto en las próximas elecciones presidenciales, “porque anular –explica- es participar y aspirar a más”. Prefiere en consecuencia votar por lo que ha denominado la “esperanza marchita”.


Esta politóloga tiene una amplia audiencia en su país por cuanto que ha venido dando desde hace ya varios años una lucha denodada contra las prácticas monopólicas, especialmente contra la llamada Ley Televisa que, de acuerdo a su opinión, favorece al duopolio televisivo del Grupo Televisa y TV Azteca, así como a Carlos Slim, uno de los hombres más ricos del mundo y el magnate más poderoso del México que aglutina casi en su totalidad la red telefónica mexicana y ha logrado posición dominante en varias naciones latinoamericanas.


En 2011 Dresser publicó con editorial Aguilar su libro El País de uno, en el que hace un análisis a fondo acerca de la problemática política, económica y social que envuelve a México, al tiempo que hace una dura crítica a los últimos gobiernos, a la clase dirigente y a los partidos como el PRI y el PAN.


Su diagnóstico sobre el México de comienzos del siglo XXI es demoledor. Considera que en lo económico lo que hay es un “capitalismo de cómplices” que bien puede denominarse “oligopolilandia”, y en lo político hay “varios Estados dentro del Estado”.


“Es difícil ser ciudadano en México porque los monopolios expolian al ciudadano”, afirma. Históricamente, agrega, el Partido Revolucionario Institucional (PRI) “construyó el Estado mexicano como un botín”. Lamenta que en su país haya muy pocos espacios de independencia y que los intelectuales no jueguen un rol de concientización, habida cuenta que buena parte de ellos han sido cooptados o se han visto abocados a someterse al sistema.


LA IMPUNIDAD, EL VERDADERO PROBLEMA


Sobre el gobierno de Felipe Calderón Hinojosa, Dresser sostiene que entrega un país balcanizado y que el verdadero problema actualmente en México es la impunidad “que nació en el gobierno y en la clase política”.


Por ello, dice que “el reto es la construcción del Estado de Derecho” en su país, aunque conociendo la trayectoria política de los candidatos presidenciales más opcionados para llegar a Los Pinos (residencia del poder ejecutivo mexicano), no es nada optimista.


Sobre Josefina Vázquez Mota, candidata del derechista PAN, afirma que es cómplice de leyes monopólicas como la del sector de la televisión que ejerce el control casi absoluto de la pantalla, así como es corresponsable de la crítica situación en que deja a México el presidente Felipe Calderón.


De Enrique Peña Nieto, el candidato del PRI, según las encuestas el que más opción tiene de ganar las elecciones presidenciales de julio de este año, afirma que es una figura cien por ciento mediática. Un político de escenario que se ciñe por el libreto que le diseñan sus asesores. Educado bajo los parámetros del Opus Dei, no tiene un proyecto político claro ni consistente.


“Con el regreso del PRI al poder retornan los corruptos más eficaces que cuentan con el valor de la experiencia”, opina Dresser.


CRISIS DE REPRESENTATIVIDAD


Esa radiografía de la situación política mexicana denota una gran crisis de representación en los partidos políticos, lo cual se explica de acuerdo con las encuestas que revela esta periodista, en que apenas el 4% de la población cree en las formaciones partidistas. El sistema político, agrega, está al margen de la ciudadanía.


Los partidos, explica, son percibidos como organizaciones corruptas y cómplices del entramado criminal que se ha anidado en el Estado.


Además, la alternancia en el poder no significa nada, porque el hecho de que el PRI reemplace al PAN en el poder no garantiza modificar el statu quo. Estos partidos, sostiene Dresser, “no representan los intereses de los mexicanos”. Con un agravante, añade, y es que "el 80% de los ciudadanos recibe la información política a través de la televisión y la televisión en México es un vehículo de la desinformación”.


Por ello convoca a sus conciudadanos a usar las redes sociales en Internet para convertirse en activistas, dado que este es un medio que democratiza la información.


UN PAÍS HISTÓRICAMENTE MAL GOBERNADO


Para precisar algunas de sus opiniones respecto de la actual coyuntura mexicana, el Observatorio Sociopolítico Latinoamericano www.cronicon.net dialogó con Denise Dresser.


- ¿Tras la radiografía que usted hace de México en el sentido de que carece de gobernabilidad y está dominado por los monopolios, se puede afirmar que es un Estado colapsado?


- Me parece que es un Estado acorralado; es un país que es mucho mejor que su gobierno. Creo que es un país históricamente mal gobernado y considero que se merece la crítica que se le hace cada vez con mayor fuerza en el sentido de cómo hemos desperdiciado el tiempo, los recursos y la transición democrática.


- A eso hay que agregarle la alta posibilidad del retorno del PRI al poder que fue el responsable de implantar el modelo neoliberal en México…


- Creo que se va a reforzar esa propensión lamentablemente. Si el PRI retorna al poder es una regresión en muchos sentidos. Porque retorna un PRI que no se ha modernizado; un PRI que tiene la cara bonita de Enrique Peña Nieto pero que no ha logrado desprenderse de las peores prácticas: la corrupción, el corporativismo, el clientelismo, todo aquello que no hemos logrado exorcizar.


- Pero dos gobiernos del PAN dejan una funesta herencia política y prácticamente un Estado deshecho…


- El PAN desaprovechó la oportunidad que la historia le dio. El PAN mimetizó al PRI, en vez de desmontar la estructura que heredó, simplemente se acomodó dentro de ella. Vicente Fox y Felipe Calderón dijeron que llegaban a Los Pinos a sacar a patadas a las alimañas y a las víboras prietas y terminaron acurrucándose con ellas.


- Citando a Mencías, filósofo chino, usted ha señalado que “no es difícil gobernar, basta con no ofender a las familias nobles. ¿Eso es lo que ha hecho en últimas el PRI en México?


- El PAN no ha querido ofender a las familias nobles, insisto, en vez de desmantelar las estructuras de privilegio ha cerrado los ojos frente a ellas, y en el caso del monopolio de las dos cadenas de televisión ha reforzado las posiciones dominantes que impiden la competencia. Los oligopolios en México son criaturas del Estado; son producto de la ausencia gubernamental en términos de regulación; en términos de la promoción de la competencia; son producto de la incapacidad del Estado mexicano para crear mercados libres y competitivos, y estamos pagando el precio por ello.


- Claro que el libre mercado y la competitividad son darwinianos, es todo un discurso neoliberal…


- No, no, los buenos mercados son mercados bien regulados, yo no estoy pensando en un capitalismo a lo estadounidense sino en una postura socialdemócrata, en el sentido de que cree en el mercado y al mismo tiempo cree en el Estado que regula los intereses privados en nombre del interés público, es a lo que yo aspiro y estoy exigiendo.


- Cuando la información como en el caso de México está centralizada en dos cadenas de televisión y a nivel latinoamericano hay una concentración de medios ¿estamos ante una limitación democrática?


- Voy a responder con un ejemplo: el señor Carlos Slim está cobrando importancia en algunos mercados latinoamericanos subsidiado por los consumidores mexicanos. Él ha logrado expandirse en América Latina gracias a las ganancias que logra extraer de los consumidores mexicanos que lo hemos financiado. América Latina enfrenta una realidad en muchos casos similar a la de México en el sentido de contar con autoridades regulatorias débiles que permiten a empresarios como Slim ingresar a mercados y adquirir rápidamente una posición dominante. Problemático me parece ello para el desarrollo económico latinoamericano.


- ¿Cuál es su análisis de las consecuencias del TLC de México con Estados Unidos y Canadá?


- El problema en México no ha sido el TLC sino el modelo de desarrollo concentrado y monopólico que este tratado no desmontó porque se mantuvo la protección del Estado a empresarios de sectores clave.

miércoles, 22 de febrero de 2012

PENSAMIENTO CRÍTICO


“COLOMBIA ES EL TÍPICO EJEMPLO EN AMÉRICA LATINA DE ACUMULACIÓN POR DESPOSESIÓN”: DAVID HARVEY


POR FERNANDO ARELLANO ORTIZ



Si bien la reacción de los gobiernos de la mayoría de países de América Latina ha sido mucho más sensible a la crisis mundial del capitalismo que lo que se observa en los Estados Unidos y Europa, la excepción es Colombia, cuyo territorio ha sido entregado al capital transnacional para su explotación y depredación. El planteamiento es del reputado sociólogo urbano, geógrafo e historiador social inglés David Harvey, uno de los más connotados intelectuales de la izquierda de prestigio mundial, en desarrollo de una de sus recientes conferencias en la ciudad de Buenos Aires.


En Suramérica, Colombia es un caso patético de las consecuencias nefastas del modelo neoliberal, explicó. “La historia de Colombia es terrible porque es un claro ejemplo de acumulación por desposesión”, agregó Harvey, pues los gobiernos de este país andino han entregado el territorio a las transnacionales minero-energéticas para su explotación, las cuales a su vez son protegidas por el ejército y cuentan con todas las garantías y gabelas del Estado colombiano.


Harvey desarrolla el presupuesto de acumulación por desposesión para analizar fenómenos como los que se dan en Colombia de mercantilización y privatización de la tierra, expulsión violenta de campesinos y la transformación de los derechos comunes en derechos privados.


"Lo que posibilita la acumulación por desposesión es la liberación de un conjunto de activos, incluida la fuerza de trabajo a un coste muy bajo y en algunos casos nulo", explica el científico social inglés.
Agotamiento del capitalismo


Harvey fue categórico en su análisis al sostener que el sistema capitalista se agotó porque no está funcionando para el bienestar de la gente, por ello, dijo, es urgente pensar en una transición de largo plazo a partir del cambio de patrones culturales, relaciones con la naturaleza y redefiniendo las formas tecnológicas y organizativas de producción, intercambio y consumo.


Su visión crítica de la crisis capitalista da luces respecto del límite al que ha llegado el mundo por culpa de un sistema codicioso, criminal y depredador que no tiene límites.


Este teórico marxista nacido en Kent, Inglaterra, en 1935, doctorado en la Universidad de Cambridge en geografía histórica y con un post doctorado en la Universidad de Uppsala, Suecia, actualmente profesor de la Universidad de Nueva York y catedrático visitante de London School of Economics, es conocido además por sus formulaciones en torno al Derecho a la Ciudad y a la Acumulación por desposesión.


Especulación a expensas del Estado


¿Cómo detener la acumulación de la riqueza mundial?, es la pregunta que hay que hacer, sostiene Harvey, puesto que es irónico que en medio de la crisis civilizatoria que ha causado el capitalismo, haya hoy más millonarios en el mundo que hace tres años, y a los bancos, los grandes especuladores, ahora les vaya muy bien a expensas del Estado. Es decir, “se avala a los bancos y se le pega a la gente”.


Lo peor, pronostica, es que “vamos a ver al Fondo Monetario Internacional hacer más de lo mismo en el futuro: implementando feroces medidas de austeridad que están llevando a una enorme disminución de los niveles de vida de los ciudadanos”.

La irracionalidad capitalista


El sistema capitalista está basado en el crecimiento. En general, la tasa mínima de crecimiento aceptable para una economía capitalista saludable es del tres por ciento. El problema es que se está poniendo cada vez más difícil sostener esa tasa sin recurrir a la creación de variados tipos de capital ficticio, como viene ocurriendo con los mercados de acciones y con los negocios financieros en las últimas dos décadas. Para mantener esa tasa media de crecimiento, afirma Harvey, será preciso producir más capital ficticio, lo que provocará nuevas burbujas y nuevos estallidos de las mismas.


En Estados Unidos se quiere hacer pagar el costo de la crisis económica a los sectores más vulnerables de la población mediante la reducción de programas sociales y la disminución de los impuestos a los sectores más adinerados como ocurrió en los gobiernos conservadores de Reagan y W. Bush. El propósito de estas medidas de claro tinte neoliberal es lograr el rescate de las instituciones financieras, las causantes de la crisis, lo que también se busca hacer en Europa.


Harvey da un ejemplo más de la irracionalidad capitalista: en enero de 2008, dos millones de personas perdieron sus casas en los Estados Unidos. Esas familias, en su mayoría pertenecen a las comunidades afroamericanas y de origen hispano, perdieron, en total, aproximadamente 40 mil millones de dólares. En aquel mismo mes, Wall Street distribuyó un bono de 32 mil millones de dólares entre aquellos “inversores” que provocaron la crisis. Una forma peculiar de redistribución de la riqueza, que muestra que, con esta crisis, muchos ricos se están haciendo más ricos.


El mundo capitalista vive bajo la dictadura de los bancos centrales y las instituciones financieras de carácter privado tienen simplemente la finalidad de utilizar el dinero de la gente para especular. Simultáneamente, el capitalismo no puede funcionar sin su infraestructura típica: carreteras, puertos, edificios y fábricas. La gran pregunta es cómo se construyen estas infraestructuras y en qué medida contribuyen a la productividad en el futuro. En Estados Unidos se habla mucho de puentes que van a ninguna parte. Hay intereses muy grandes de los lobbistas de la construcción que quieren construir sin importar qué. Pueden corromper gobiernos para hacer obras que no van a ser de uso para nada.


Una parte de la explicación de la crisis en Grecia y España puede vincularse con estas malas inversiones en infraestructura, afirma Harvey. Grecia es también un caso típico con los Juegos Olímpicos, grandes obras de infraestructura que ahora no se usan. En la mitad del siglo XX la red de caminos y autopistas, en Estados Unidos, fue muy importante para el mejoramiento de la productividad. Algo similar se observa actualmente en China, con caminos, ferrocarriles y nuevas ciudades, que en los próximos años van a tener un alto impacto en la productividad.



Frenar la acumulación del capital


El imperativo de las fuerzas sociales y los sectores de izquierda, advierte este científico social, debe ser frenar la acumulación del poder capitalista, porque esta crisis es de la abundancia que se está ahogando en su propia dinámica.


Hay que superar “la ética neoliberal” que proclama el sálvese quien pueda. Para el neoliberalismo, explica, la educación, la salud y la garantía efectiva de los derechos sociales es problema de cada una de las personas, por lo cual busca externalizar los costos.


Pero al mismo tiempo, también busca desregularizar todo lo que le ponga freno a la explotación tanto de la naturaleza como de los recursos humanos y públicos. El capitalismo ha logrado en su afán desmedido de acumulación transformar la vida de la naturaleza en algo muerto. La explotación capitalista es a todas luces inmoral, basta con ver las condiciones de vida de los pobres del mundo.


China


En China, por efecto de la crisis norteamericana, la respuesta fue hacer grandes proyectos de infraestructura de inmediato. Además, el gobierno centralizado de China tiene enorme poder sobre los bancos. Dio la orden: “den préstamos para estas obras a gobiernos municipales y a los privados que estaban haciéndolas”. El gobierno central de los Estados Unidos no puede hacer eso. Se mantiene diciéndoles a los bancos: “presten” y los bancos dicen: “no”. China está creciendo a ritmos del 10 por ciento y Estados Unidos está por el piso.


La austeridad es contraproducente


En concepto de Harvey, “La austeridad es algo totalmente erróneo. En primer lugar, por las diferencias de impacto entre clases sociales. En general, las clases más bajas son las más damnificadas. Además, las clases más bajas, cuando tienen dinero, lo gastan, mientras que las clases altas lo usan para generar más dinero y no necesariamente para hacer cosas productivas. Hay que pensar qué es lo que realmente necesitamos para tener una buena vida, y muchas de las cosas que pensamos del consumo son una locura; es dilapidar recursos, naturales y humanos. Hay que pensar cómo hacemos en el largo plazo para que la humanidad pueda vivir dignamente, tener vivienda, salud, alimento, logrando una vida estable y razonable”.


La reacción de América Latina


En concepto de Harvey, en América Latina la reacción de los gobiernos ha sido mucho más sensible a la crisis que lo que se observa en los Estados Unidos y Europa. En Europa, dice, hay un gran conflicto entre los países más grandes y los más chicos. Alemania, que por razones históricas tiene una obsesión con el tema de la inflación, impone el tema de la austeridad. El triunfo de un gobierno conservador en Inglaterra también fortalece la idea de austeridad. Por eso, no sorprende que Europa esté estancada, mientras China está creciendo fuerte.


En Suramérica destaca a Colombia como caso patético de las consecuencias nefastas del modelo neoliberal. “La historia de Colombia es terrible porque es un claro ejemplo de acumulación por desposesión”, señala Harvey, pues los gobiernos de este país andino han entregado el territorio a las transnacionales minero-energéticas para su explotación, las cuales a su vez son protegidas por el ejército y cuentan con todas
las garantías y gabelas del Estado colombiano.


Posibilidad a corto plazo para el capitalismo


Si el capitalismo quisiera salvarse debiera volcar hacia políticas keynesianas en vez de adoptar medidas de austeridad, advierte Harvey. Lo que ocurre, sostiene, “es que las clases que ostentan el poder económico están más interesadas y preocupadas por salvarse a sí mismas”.


Hay una posibilidad de corto plazo para el capitalismo, agrega, y es adoptar el libreto keynesiano para lo cual es necesario ponderar a los trabajadores de forma que logren recuperar sus ingresos. “Esto está comenzando a ocurrir en China. Los movimientos sociales están creciendo en las fábricas y los salarios han aumentado en un 20 o 30%. Esta para mí es una solución a corto plazo, pero no creo que sea sustentable en el futuro, porque la solución keynesiana no puede ser permanente, siempre ha sido contracíclica. Pero en este momento no tenemos esa posibilidad por lo que la solución a largo plazo debe ser encontrar un camino alternativo para organizar la producción y el consumo en torno a un juego de mecanismos distintos a los del capitalismo de libre mercado”.


Es urgente pensar en una transición


Harvey se pregunta, ¿por qué debemos ser anticapitalistas?, y a renglón seguido responde con una frase que pronunció el sacerdote de la Teología de la Liberación y poeta nicaragüense Ernesto Cardenal cuando le indagaron por qué es marxista. “Porque leí los evangelios”, fue su categórica respuesta.


El capitalismo con crecimiento es insostenible, por eso es urgente pensar en una transición a largo plazo. Si bien tras la caída del Muro de Berlín, hablar de anticapitalismo se tornó prohibido, los muros del capitalismo siguieron incólumes pero excluyendo, provocando crisis, pobreza, hambre, destrucción ambiental, guerras, explotación, señala Harvey.


“Por eso necesitamos alternativas al capitalismo”, insiste. Históricamente esas alternativas son el socialismo o el comunismo. El primero terminó transformándose en una forma menos salvaje de administración del capitalismo; el segundo fracasó. Sin embargo, esos fracasos no son una razón para desistir porque las crisis del capitalismo se están volviendo cada vez más frecuentes y más graves.


“La visión a largo plazo es pensar en una transición a partir del capitalismo”, sostiene, por lo que “la izquierda en el mundo debe cambiar sus patrones mentales, así como las universidades necesitan también de un cambio radical” que posibiliten una nueva y más humana solución.


Como primera medida, Harvey señala que no se pueden realizar transformaciones revolucionarias sin modificar, como mínimo, las concepciones mentales y culturales.


Esa transición, explica, debe comenzar poniendo impuestos a los ricos y a las corporaciones, y tornar a los bancos que hoy son simplemente especuladores en comunitarios.


Se requiere, además, de otros factores como redefinir las formas tecnológicas y organizativas de producción, intercambio y consumo; modificar las relaciones con la naturaleza; las relaciones sociales entre las personas; las concepciones mentales del mundo, reagrupando saberes y niveles de interpretaciones culturales y de creencias; darle un nuevo enfoque a los procesos de trabajo y de producción de bienes específicos, geografías, servicios o afectos; fortalecer las agencias institucionales, legales y gubernamentales; y darle un nuevo encuadramiento a la vida cotidiana que sostiene la reproducción social.


El movimiento anticapitalista tiene que luchar en todas esas dimensiones y no solamente en una de ellas como muchos grupos hacen actualmente, colige Harvey, para evitar que el mundo se siga autodestruyendo y de esta manera, la humanidad tenga otra oportunidad sobre el planeta tierra.

viernes, 10 de febrero de 2012

GLOBALIZACIÓN


ENTREVISTA CON EL CIENTÍFICO SOCIAL PORTUGUÉS BOAVENTURA DE SOUSA SANTOS


“EL NEOLIBERALISMO FACILITÓ SECUESTRO DEL DERECHO POR LAS TRANSNACIONALES, HASTA EL PUNTO QUE LA LEGALIDAD VA A LA PAR CON LA ILEGALIDAD”



POR FERNANDO ARELLANO ORTIZ


Si bien el sistema imperante en el mundo no tiene respuestas a los requerimientos sociales, como consecuencia de la crueldad del neoliberalismo, las luchas y las protestas de movimientos como los Indignados y los Ocupa, llaman al “optimismo trágico”, afirma el científico social portugués Boaventura de Sousa Santos, quien explica que en medio de las múltiples dificultades están surgiendo alternativas sustentadas en lo que denomina sicología de las emergencias y en los nuevos procesos de producción y de valoración de conocimientos válidos, científicos y no científicos que recoge en su teoría de la Epistemología del Sur.


Los presupuestos de la Epistemología del Sur son la ecología de los saberes y la traducción intercultural que proyectan un pensamiento alternativo basándose en experiencias prácticas, en luchas sociales y en trabajos de campo en diversos rincones del mundo.


La ecología de los saberes lo explica De Sousa Santos tanto en sus textos como en sus conferencias es “el diálogo horizontal entre conocimientos diversos, incluyendo el científico, pero también el campesino, el artístico, el indígena, el popular y otros tantos que son descartados por la cuadrícula académica tradicional”. En tanto que la traducción intercultural es el procedimiento que posibilita crear entendimiento recíproco entre las diversas experiencias del mundo.


De esta manera, señala, se pueden asimilar otras concepciones de vida productiva distintas a las del capitalismo reproducidas por la ciencia económica convencional, como por ejemplo el “swadeshi”, estrategia formulada por el mahatma Gandhi que plantea la autosuficiencia económica y el autogobierno; o el “sumak kawsay”, el concepto indígena del buen vivir incorporado en las constituciones de Ecuador y Bolivia y que significa reconocer y aprender de las sabidurías de los pueblos originarios que en América Latina han estado ligadas a la naturaleza y su buen aprovechamiento. Estas experiencias productivas se asientan en la sustentabilidad, solidaridad y reciprocidad.


Al mismo tiempo, este sociólogo andariego e intelectual militante como se define, considera que buena parte del mundo, sobre todo Occidente, está entrando en un proceso postinstitucional por cuanto la política olvidó a los ciudadanos y ello se evidencia en su activa presencia en las calles y plazas que “aún no han sido colonizadas por las transnacionales”.


Plantea por ello la refundación del Estado, pero también de los partidos políticos, sobre todo de los de izquierda, para cambiar no solamente el modelo económico criminal que está acabando con el planeta, sino para organizar de una manera más humana la vida, elevando los niveles de participación democrática y respondiendo de manera satisfactoria los requerimientos y necesidades sociales. Es que, agrega, “los conceptos jurídicos y sociológicos tradicionales o eurocéntricos son ahora muy débiles para enfrenta la realidad social actual”.


Caso patético es la consecuencia funesta generada por el neoliberalismo y su afán de ganancia desaforada al haber superado el ámbito jurídico hasta el punto que hoy no es claro definir lo legal de lo ilegal. “Según los criterios de poder se determina la ilegalidad o legalidad”, sostiene.


Para ahondar sobre estos y otros temas de la conflictividad social del mundo, el Observatorio Sociopolítico Latinoamericano www.cronicon.net entrevistó a Boaventura de Sousa Santos durante su última visita a Bogotá, invitado por la Facultad de Derecho de la Universidad de Los Andes que le hizo entrega de la distinción Sócrates por su aporte a la sociología jurídica, los derechos humanos y la transformación social.


En desarrollo de este acto académico el profesor portugués dictó la conferencia “Para una teoría jurídica de los indignados”.


De Sousa Santos, doctor en Sociología del Derecho de la Universidad de Yale y catedrático de la Universidad de Coímbra, es además director del Centro de Estudios Sociales de esta institución, así como profesor distinguido de la Universidad de Wisconsin-Madison y de diversos establecimientos académicos del mundo. Es uno de los científicos sociales e investigadores más importantes en el área de la sociología jurídica y cumple un papel de activista desde el Foro Social Mundial. Sus múltiples libros, ensayos y artículos periodísticos son referentes del pensamiento alternativo por cuanto analiza con visión aguda y hasta autocrítica temas como la globalización, la sociología del derecho y del Estado, los movimientos sociales, la epistemología y la geopolítica.



LA IRRUPCIÓN DE LOS INDIGNADOS, PUNTO DE PARTIDA DEL CAMBIO SOCIAL


- No obstante que como bien usted ha señalado los movimientos espontáneos de los Indignados y de los Ocupa no tienen una articulación política, ¿en ellos se estaría gestando un sujeto político que presione los cambios socioeconómicos que requiere el mundo?


- Yo estoy seguro que sí, considero que esto es un comienzo, un punto de partida, y por eso varios de los análisis que miran a los Indignados como algo que ya está consolidado están equivocados, porque por el contrario, me parece que este es un síntoma de las cosas malas que están ocurriendo en nuestras democracias y es un inicio de algo que no sabemos cómo va a continuar. Estos movimientos que son de jóvenes no tienen vinculación con los partidos políticos porque muchos de los partidos progresistas perdieron a la juventud, no de ahora sino de mucho tiempo atrás. Ahora mismo vengo de Brasil y una de las discusiones que tuve con los dirigentes del Partido de los Trabajadores (PT) fue cómo renovar el partido con la participación de los jóvenes. También tuve un encuentro de hip hop, con los jóvenes de las periferias que me acogieron y con quienes trabajé y escribí cosas que después musicalizaron. La revuelta y la rabia de la juventud se expresa en la cultura hip hop de los suburbios de las ciudades y el PT no sabe quiénes son ellos, no conocen que es hip hop, no saben qué es la cultura urbana de nuestros tiempos, entonces hay aquí una distancia entre los partidos políticos y sobre todo de izquierda, con los jóvenes. El segundo elemento que me parece muy importante es que nosotros en la política de izquierda y en la teoría crítica siempre nos preocupó la sociedad civil organizada, nos centramos mucho en la relación partidos-movimientos porque la izquierda eurocéntrica nace como un movimiento que luego se transforma en partido. Después los partidos se desconectaron, asumieron que tenían el monopolio de la representación de los intereses de clase o de grupos sociales y no atendieron los intereses de los movimientos, pero todo ha cambiado en los últimos treinta años sobre todo cuando los nuevos movimientos sociales que defienden los derechos humanos y ciudadanos, de las mujeres, los indígenas, de los campesinos, el derecho a la vivienda, etc., empezaron a tener una presencia muy fuerte frente a los viejos, como el movimiento obrero y los sindicatos. Pero además, los movimientos terminaron compitiendo con los partidos, y ese es el camino que hemos recorrido hasta ahora. El Foro Social Mundial de alguna manera es un síntoma de que los partidos ya no tenían el monopolio de la representación, y al contrario, se daba una gran prioridad a los movimientos sociales y así hemos pasado la década pasada.


EL FRACASO DE LA SOCIALDEMOCRACIA


- Y por eso la irrupción tan fuerte de los Ocupa y los Indignados…


- Los movimientos de los Indignados y de los Ocupa lo que representan es algo nuevo, en el sentido de que nosotros en la teoría crítica y en la política de izquierda nos olvidamos mucho tiempo de que la gran mayoría de las personas no es militante de ningún partido ni se moviliza en movimientos sociales, consideramos que esta gente no es un actor político porque no se organiza para eso. Estos jóvenes han mostrado que hay momentos de definición y entonces surgen y se movilizan por cosas y causas que les merecen respeto, saliendo a la calle, arriesgando empleo, amigos y comodidades. En la izquierda no habíamos conocido cómo es esta dinámica y por esos estamos desarmados. La izquierda está totalmente desarmada porque estos movimientos, en su gran mayoría, están en contra de la política institucional y en rechazo a los partidos sin hacer distinción entre los de izquierda y derecha. Y esto es muy peligroso sobre todo para la izquierda, porque cuando no se hace la distinción sale favorecida la derecha que es la que domina nuestras sociedades, la política, la economía, los medios de comunicación, etc. Y esta crítica de no reconocer la distinción viene realmente de muchos errores institucionales de la izquierda en las últimas dos décadas, específicamente de la socialdemócrata que en Europa y en otros países adoptó lo que en Inglaterra se llamó la Tercera Vía impulsada por el Partido Laborista inglés que luego se propagó por otros continentes y que no fue otra cosa que aceptar el dogma del neoliberalismo. Con esto la izquierda socialdemócrata intentó que el neoliberalismo tuviera una fase humana mediante la aplicación de algunas políticas sociales, pero sustentada en el mercado y en la economía más que en el Estado.


- Un modus vivendi dentro del capitalismo que permitiera minimizar los costos sociales, como lo ha denominado usted en uno de sus libros...


- Exactamente. Lo que pasó es que esta izquierda socialdemócrata que pensaba que había una alternativa dentro del marco neoliberal fracasó. Porque de hecho como lo hemos visto claramente en Europa, no hay alternativa alguna dentro del neoliberalismo, y la izquierda que aceptó las recetas y las condicionalidades del Banco Mundial, del Fondo Monetario Internacional y de las agencias que comandan este modelo financiero, terminó desarmada y lo hemos visto en Portugal, en España, en Grecia, con la caída de los partidos socialistas y en Inglaterra con el Partido Laborista del exprimer ministro Gordon Brown. O sea, hubo un colapso de la izquierda socialdemócrata en Europa que nos hace pensar. En contraste, los partidos progresistas que están gobernando algunos países latinoamericanos como Brasil, Argentina, Bolivia, Ecuador, Uruguay y Venezuela no han aceptada las recetas neoliberales y están haciendo lo que podríamos denominar capitalismo de Estado. O sea, un control mucho más grande por parte del Estado de los recursos económicos.


EL ENFOQUE ECONÓMICO DE LOS GOBIERNOS PROGRESISTAS DE AMÉRICA LATINA


- Usted lo ha definido como una socialdemocracia de nuevo tipo…


- Sí, porque se pensaba que podían seguir con el estilo de la socialdemocracia europea que fue un proceso de compatibilizar democracia con capitalismo a través de grandes redistribuciones de riqueza universales, lo que se denominó derechos económicos y sociales, o Estado de bienestar, que se desarrolló en Europa más que en otro continente. Los países latinoamericanos sabían que quizá no sería posible impulsar este tipo de derechos sociales y económicos universales y por eso fueron por otro tipo de políticas sociales que se han concretado en la política de los bonos que no son muy distantes de lo que proponía el Banco Mundial, pero que están dirigidos y enfocados a sectores vulnerables de la población que en los diversos países se distribuyen con diferentes nombres. En Brasil: bolsa familia; en Bolivia; Juancito Pinto; en Argentina: asignación universal por hijo, etc. Son políticas selectivas que no se presentan como derecho social. Pueden ser eliminados si no hay condiciones pero sobre todo no cambian el modelo económico, no hacen una regulación del capitalismo y no permiten, por ejemplo, que las personas vulnerables salgan por sí mismas de la pobreza, ni cuentan con una política, excepto Brasil, para desarrollar formas de economía solidaria ni cooperativa que puedan organizar a esta gente de manera que tenga capacidad de generar ingresos, hacer microempresas y de esta manera deje de necesitar los bonos. Este, entonces, es el modelo de socialdemocracia latinoamericana que hasta ahora ha dado resultado porque coincidió con un periodo de valorización de las materias primas de este continente debido al gran avance de China, lo cual ha permitido que países que tenían déficits comerciales ahora tengan superávit como son los casos de Brasil y Argentina.


- La socialdemocracia europea al poner en marcha políticas neoliberales traicionó su identidad ideológica y como dice el sociólogo argentino Atilio Borón, es mejor el original que la copia, por eso es dable que hayan retornado los gobiernos de derecha en el viejo continente que saben ejecutar de manera más drástica y sin ningún pudor el recetario del libre mercado, ¿no le parece?


- Sí, sí, esa es nuestra lectura desde hace algún tiempo, nosotros criticamos este desvío de la socialdemocracia hace más de veinte años cuando todo esto empezó.


- ¿Y la Tercera Vía formulada por el sociólogo inglés Anthony Giddens es una concepción de derecha?


- Sí claro, la Tercera Vía fue iniciada en Australia, y Giddens como asesor de Tony Blair después la teorizó para desarrollarla en Inglaterra, aunque fue aplicada en otros países por partidos laboristas y socialdemócratas. Propugna porque hay que aceptar todos los criterios de competencia que el mercado determina para las agencias públicas. Plantea, por ejemplo, un mercado interno para los servicios de salud y educación, fomentado la competencia so pretexto de reducir los costos de esos servicios, abriendo el espacio para que el sector público no se distinga del sector privado. Su objetivo es la ganancia mediante el sistema contributivo de las personas y por eso se inventaron las tasas moderadoras y los copagos que los ciudadanos deben hacer para poder acceder a una cirugía o a una consulta médica. De esa manera, legitimó la entrada del capital privado en los servicios públicos, sobre todo en la salud, en la seguridad social, en la educación y en el sistema de pensiones. Esto a mi juicio fue lo que destruyó toda la socialdemocracia en Europa y es por eso que yo pienso que tiene que refundarse. Vamos a ver lo que va a pasar con el candidato presidencial socialista François Hollande en Francia. Pueda ser que la gente que está descontenta con la políticas de austeridad de Sarkozy le dé la victoria a Hollande, pero éste no tiene ningún programa alternativo que vaya más allá de las condicionalidades del Fondo Monetario Internacional y de la ortodoxia de los capitales financieros no regulados.


EL NEOLIBERALISMO QUE PRODUJO LA CRISIS ESTÁ INTENTANDO “RESOLVERLA”


- Si bien es evidente que el sistema capitalismo está en una grave crisis, sin embargo el hecho del retorno de gobiernos de derecha en los países europeos y la ortodoxia económica aplicada en Estados Unidos y en no pocos países de América Latina demuestran que hay un robustecimiento del neoliberalismo que sigue favoreciendo a los capitales financieros y a las trasnacionales. ¿No le ve así?


- Yo pienso que la crisis del capitalismo es de otro tipo. En términos de corto plazo no hay ninguna señal de crisis, al contrario, podríamos decir, lo que es sorprendente, que el neoliberalismo que produjo la crisis, la está intentando “resolver” entre comillas. Son los mismos banqueros culpables de esta crisis económica los que buscan resolverla. Miremos el caso del portugués Antonio Borges, director del Fondo Monetario Internacional para Europa y vicepresidente de la Goldman Sachs, fue el que organizó la trampa que esta banca de inversión le tendió a Grecia. Este mismo señor está ahora dictando las recetas del Fondo a Europa. Imagínese la promiscuidad entre el capital financiero y la democracia europea que a mi juicio está en suspenso porque el primer ministro griego Lucas Papademos; Mario Monti en Italia; Mario Draghi, presidente del Banco Central Europeo, al igual que el propio Borges, vienen de Goldman Sachs. No solo representan al capital financiero sino son de la misma firma, lo cual es algo trágico y pienso que la socialdemocracia ha contribuido por su omisión a un colapso de la Unión Europea que lo veo muy próximo si no hay realmente un acto de desobediencia que tiene que ser muy fuerte para lograr su relanzamiento.


- ¿Y eso ha dado paso a lo que usted llama “democradura” en Europa?


- Sí, es eso lo que tenemos. Unas constituciones muy progresistas pero sus prácticas muy reaccionarias y oligárquicas. Constituciones como la portuguesa y la española garantizan todos los derechos pero todos los días esos derechos son eliminados, suspendidos y la Corte Constitucional no interviene, o sea hay una suspensión de democracia que la podemos llamar “democradura” o “dictablanda”. Estos procesos no tienen futuro para la democracia europea y los partidos políticos tiene que ver muy bien lo que está pasando para no caer en los mismos errores.


El neoliberalismo ha llevado a que la legalidad vaya a la par con la ilegalidad


- Esta crisis del capitalismo ha dado lugar a lo que usted hacía referencia en su conferencia en la Universidad de los Andes de Bogotá a una confusión de la categorías de ilegalidad, legalidad y los sin ley en buena medida por el fenómeno de la acumulación por desposesión. ¿Cómo explicar esta situación generada por la voracidad capitalista?


- Lo que hay es muy complejo porque la democracia en el siglo XX engañó al imaginario popular. Al inicio la democracia liberal no era muy democrática como sabemos porque en su origen solamente los propietarios podían votar, entonces la gran mayoría de la población no sabía que era la democracia. La democracia ganó credibilidad y captó el imaginario popular, como ahora vemos a los Indignados que piden democracia verdadera y real, debido en buena medida a que se institucionalizaron los conflictos sociales, se aceptó que hay divergencias en la sociedad entre capital y trabajo por ejemplo, y que las mismas se deben solucionar de manera pacífica cuya resolución se traduce en la ley y por eso se creó una legalidad, pues antes las clases populares solo conocían la legalidad represiva, no conocían ningún derecho. Se creó entonces un derecho facilitador, protector de los derechos sociales, económicos, auxilio al desempleo, y empezaron a ver que la legalidad era algo más amplio y beneficiosa para las clases populares, eso ha sido el gran engaño de la democracia representativa y liberal porque en las constituciones tanto de Europa y de América Latina se consagra una serie de luchas sociales como derechos, por ejemplo los derechos indígenas que antes eran desconocidos inclusive por la misma izquierda que los consideraba invisibles, lo cual cambió en los últimos veinte años precisamente debido al neoliberalismo, a la represión a los movimientos sociales y la criminalización de la protesta. Lo que ocurrió es que las transnacionales aprendieron la lección según la cual es posible presionar a los gobiernos, influenciar los congresos legislativos para producir leyes a su favor, y por eso ellas mismas produjeron una legislación que es tan legal como la otra, la que protege a las clases populares, pero ahora es una legalidad que les permite hacer cosas que antes no podían hacer. Y por eso se puede decir que lo hacen legalmente, no lo es totalmente legal porque si se observa muchas de esas leyes que se crearon para concesiones de minería y recursos naturales y todo lo referente al extractivismo, tienen una serie de condiciones que se olvidan después, como por ejemplo la protección ambiental, o las violaciones masivas a las consultas indígenas dispuestas en el Convenio 169 de la OIT. Es decir, la legalidad va a la par con la ilegalidad, esto es un gran engaño y lo vamos a ver próximamente en Río+20 en junio de 2011 con toda esta discusión sobre el capitalismo verde, la economía verde, de desarrollo sostenible que es el gran concepto de los últimos treinta años. Todo lo que vamos a observar en esta cumbre de Río no es más que el resultado de un secuestro del derecho por las transnacionales y por eso hablan del capitalismo verde. Para mí el capitalismo solo es verde en los billetes de dólar, no es verde en ningún otro sentido. De esta manera, la legalidad es poco apropiada, pero también porque aumenta la desigualdad social, se inventan amenazas de lucha social en que la seguridad en términos de seguridad militar y policial tiene una fuerza tan grande que se crean formas de estados de emergencia no declarados en muchos países, no es el caso de Colombia, porque este país ha tenido un pasado muy fuerte de estados de sitio o estados de excepción. Cuando estaba aquí realizando mis estudios los estados de excepción eran normales por eso es que Colombia no tuvo dictaduras como otros países de América Latina, eso lo analizábamos en ese entonces, pero ahora hay formas que van más allá de la legalidad, por ejemplo cuando los Estados Unidos matan a dos ciudadanos norteamericanos en Yemen a través de los drones, esto es legalidad, o ilegalidad, esto ya no tiene normas. Porque la ilegalidad exige una norma, digámoslo así, y esto es una cosa completamente nueva.


EXTRANJERIZACIÓN DE TIERRAS, NUEVO COLONIALISMO


- ¿Como el caso del centro de concentración de Guantánamo?


- Guantánamo es lo mismo, es una ausencia total de criterios de legalidad, es más que ilegal, es sin ley. Para entender esto hay que regresar a los siglos XVI y XVII cuando en este continente americano se produjo el exterminio de los indígenas que no era es propiamente ilegal, era sin ley. O sea, como existía la idea de que los indígenas no eran humanos, entonces los conquistadores no aplicaban los criterios de legalidad o de ilegalidad, eran cosas, esclavos. Hoy en el mundo hay rasgos en los que ya no podemos hablar de intervención política social porque a veces son tan crueles y agresivos en contra de ciertas poblaciones que por ser consideradas inferiores no se les aplican los criterios de legalidad, y por eso se presenta la arbitrariedad. Se pueden ver casos por ejemplo en África en este momento donde se viene dando con mucho énfasis la acumulación por despojo, también se da en India y en América Latina con la minería y el extractivismo. En el caso africano se presenta con mucha fuerza a través del acaparamiento y compra de tierras por parte de países como Brasil, China, Corea del Sur que están buscando tener una reserva de tierra fuera de sus respectivos Estados, este es un nuevo colonialismo que no hemos teorizado. La concesión es legal pero luego qué pasa con los campesinos desplazados de sus tierras y de un día a otro se convierten en ocupantes o invasores. ¿Esto es legalidad? Es una acumulación primitiva violenta que actúa de una manera en que no hay ninguna forma de rescate políticamente. Esto no es ilegalidad, es algo más grave, es sin ley, que ocurre dentro de Estados de derecho y de democracias, y este es otro gran reto para las izquierdas, sobre todo de raíz socialdemócrata, que creen en la institucionalidad.


- En medio de este oscuro panorama de la crisis civilizatoria originada por el capitalismo, usted que se confiesa un optimista trágico ha formulado una teoría jurídica de emancipación social así como un nuevo concepto de ciudadanía y de derechos humanos que paulatinamente no solo obtienen apoyo popular sino que se van abriendo paso. ¿Ese no es un motivo para ser moderadamente optimistas?


- Sí, lo que ocurre es que el pesimismo es siempre conservador, porque yo puedo ser pesimista si tengo mi salario, tengo mi casa, mi habitación, yo puedo ser nihilista, hasta cínico, porque mi cotidianidad está garantizada. Pero qué pasa con la gente que tiene comida hoy para su familia pero no sabe si tiene para mañana; qué pasa con la gente que está viva hoy pero puede ser víctima de una violencia en la que no esté directamente involucrada; la mayor parte de la población del mundo está en condiciones en las que su supervivencia no está mínimamente garantizada; esta gente no puede ser pesimista. Esta gente tiene que salir a la calle a luchar, a encontrar formas de garantizar su sobrevivencia y la de su familia, no puede paralizarse, son activistas. El problema es que no son activistas políticos en nuestro sentido, son activistas de la vida. Entonces, lo que necesitamos es transformar ese activismo de la vida en activismo político, por eso trabajo mucho con los movimientos sociales y con gente que está en situaciones difíciles y gracias a mi actividad académica y a mi trayectoria los conozco bien por cuanto he compartido con ellos múltiples luchas. Por ello puedo decir que me anima el hecho de que estos sectores sociales no pueden ser pasivos, ellos tienen que tener esperanza. Tenemos que construir día a día la posibilidad de una nueva sociedad, y eso es lo que me da la idea de este optimismo trágico; es decir, la idea de que hay una alternativa pero también muchas dificultades. La tragedia es esa, que hay muchas dificultades que no podemos minimizarlas pero tenemos que saber que no todo está perdido, como decía la gran cantante argentina Mercedes Sosa. Cuando la gente piensa que estamos en el fin de la política, que no hay activismo, y que el neoliberalismo lo ha dominado todo, vienen los Indignados, vienen los Ocupa, la primavera árabe que derrumba a los dictadores, entonces hay siempre en la sociedad las emergencias, lo que llamo la sociología de las emergencias. El nuevo proyecto de investigación que estoy iniciando ahora busca analizar las emergencias para darlas a conocer, porque el problema es que muchas de las luchas maravillosas no son conocidas, de gente que resolvió el problema del agua, de la propiedad, de la ciudadanía, en comunidades de India, de Sudáfrica, y de otros países. La gente en el mundo sigue con esperanza buscando soluciones porque no tiene alternativa, vive una situación demasiado cruel y vergonzosa, por eso no puede cruzar los brazos. Un intelectual militante como me considero, no un teórico de vanguardia porque no lo soy ni quiero serlo, pero sí de retaguardia en el sentido de apoyar a estos movimientos, tiene que teorizar la esperanza en condiciones difíciles, por supuesto, generando un respeto por la gente. Nosotros tenemos una cultura en los partidos de izquierda según la cual la masa de la gente que no está organizada es una masa de maniobra, por lo tanto pensamos por ella y por eso vamos con consignas, con eslóganes para comandarla. No, eso no es así, hoy la gente que se moviliza es porque tiene razones que son suyas, hoy está más preparada. Eso se puede ver en países muy controversiales como Venezuela, donde la gente ha adquirido una cultura política muy interesante, que puede estar con Chávez o contra Chávez, pero está mucho más consciente de las condiciones, de lo que debería ser y lo que es, es mucho más exigente, no puede ser manipulada por ideas abstractas que no le dice nada sobre su cotidianidad. Ese es el respeto por la gente que la izquierda tiene que tener en el inmediato futuro.

martes, 7 de febrero de 2012

COLOMBIA


GOBIERNO DE SANTOS ORIGINA CONFLICTO SOCIAL AL PRIVILEGIAR A TRANSNACIONALES EXTERMINANDO A PEQUEÑOS Y MEDIANOS MINEROS


POR FERNANDO ARELLANO ORTIZ




El gobierno del presidente Santos está incubando un enorme problema social que puede terminar en ola de violencia, al empeñarse en acabar con la actividad de los pequeños y medianos mineros del país, para favorecer única y exclusivamente a las transnacionales, entregándoles alrededor del 40% del territorio colombiano para la explotación minero-energética a gran escala. La grave afirmación la hicieron directivos de la agremiación Conalminercol que realizó una asamblea extraordinaria en Bogotá el pasado sábado 4 de febrero con el propósito de determinar acciones de resistencia civil y protesta pacífica contra la política entreguista de los recursos naturales al capital transnacional en concordancia con la denominada “confianza inversionista”, heredada de la funesta administración (2002-2010) del cuestionado Álvaro Uribe Vélez.


La Confederación Nacional de Mineros de Colombia (Conalminercol) agrupa a medianos y pequeños empresarios del sector de 18 departamentos del país, organizados, a su vez, en cuatro federaciones, tres cooperativas y 45 asociaciones. Esta importante confederación reúne a alrededor de 300 mil afiliados que se ven notablemente perjudicados con la llamada “locomotora minera” de Santos.


“Nosotros, los medianos y pequeños mineros de Colombia somos los rieles de esa locomotora porque nos va a pasar por encima”, afirman gráficamente los líderes de este gremio de empresarios.


Para la directora ejecutiva de Conalminercol, Luz Stella Ramírez Guevara, está claro que el gobierno de Santos viene a poner en marcha la maquinaria que dejó instalada Uribe Vélez para el aprovechamiento del recurso minero por parte de las transnacionales.


A ello obedece, explica, el desprecio del gobierno por el pequeño y mediano empresario de la minería y la negativa de Santos a darle interlocución.


ESTIGMATIZACIÓN DEL GOBIERNO


Pero algo más grave, agregan Vicente Jiménez y Nicolás Herrera, mineros de Córdoba y del oriente antioqueño respectivamente, es que “el gobierno de Santos nos trata como ilegales y hasta de terroristas pero nosotros pagamos impuestos y somos responsables del 85% de las exportaciones por concepto de explotación de metales preciosos en Colombia”.


No obstante el hecho de que los medianos y pequeños mineros cumplen con sus obligaciones tributarias y están formalizados como empresarios, la administración santista busca estigmatizarlos, hasta el punto que el ministro de Minas y Energía, Mauricio Cárdenas Santamaría, conocido de autos (por el caso Dragacol en el que siendo ministro de Transporte durante el gobierno de Andrés Pastrana favoreció mediante conciliación a esta empresa que defraudó a la Nación), se atrevió a señalar que iban a ser bombardeados y perseguidos militarmente porque son cómplices de las bandas de grupos paramilitares y de la guerrilla, y además, los calificó como “la coca del momento”.


Por eso, afirman los directivos de Conalminercol, “somos víctimas del terrorismo de Estado” propiciado por el propio titular de la cartera de Minas y Energía.


INFORMALES PERO NO ILEGALES



Los voceros de este gremio minero señalan que dentro de la actual legislación del ramo que fue elaborada expresamente para favorecer a las empresas transnacionales, son considerados informales, pero ello no quiere decir de ninguna manera, subrayan, “que seamos ilegales”.


Al preguntarles el por qué de su informalidad, explican que de acuerdo con el Código de Minas expedido en 2001 durante el gobierno conservador de Andrés Pastrana, se considera informal a todo minero que no cuente con el respectivo título para realizar la actividad de explotación en determinada zona.


Si bien no cuentan con los títulos, estos empresarios afirman que ejercen una actividad ancestral y que no puede venir el Estado de la noche a la mañana a decirles que son un estorbo para la inversión extranjera y deben abandonar su trabajo del cual dependen en Colombia en forma directa más de dos millones de personas, sin plantear ninguna alternativa de reconversión laboral.


“Todo el tiempo, desde la época de la colonia se ha hecho minería sin títulos, nuestra actividad es tradicional”, afirman.


SAQUEO A LAS COMUNIDADES POR PARTE DE LAS TRANSNACIONALES MINERAS


La legislación minera en Colombia que se adecuó en el gobierno de Pastrana con la reforma al código del ramo a los intereses transnacionales y que se profundizó aún más en la administración Uribe con la Ley 1382 de 2010 para garantizar la expoliación y el saqueo, constituye una política apátrida que ahora pone a funcionar la “locomotora” santista.


En efecto, el código fue elaborado por los abogados de las mismas multinacionales, quienes lo redactaron y concibieron de acuerdo a sus intereses. En forma solapada intervinieron los gobiernos de Canadá y de Estados Unidos para imponer las condiciones que se adapten a las tendencias de la globalización neoliberal y que fundamentalmente buscan sacar al Estado de la explotación directa de los recursos naturales y entregárselos al capital transnacional a precios irrisorios.


Para sacar a los medianos mineros de su actividad los igualaron con las transnacionales en cuanto a los estándares de exigencias. Así por ejemplo, se eliminó las categorías de pequeña, mediana y gran minería y fueron absorbidas en las llamadas “Unidades Productivas Mineras” en las que están en igualdad de condiciones el pequeño minero y el gran inversionista.


Fijó un nuevo esquema contractual a través de la figura de la concesión, que se convirtió en la única forma de contratar con el Estado, incluso en áreas de reserva minera especial.


Además, la legislación colombiana definió nuevas reglas para la expedición del título minero; eliminó el requisito de contar con licencia ambiental en la fase de exploración; y consideró a la minería como una industria de interés público al capital privado, independiente de su escala de explotación.


Pero ahí no paran las gabelas, se introdujo la figura denominada de “necesidad de bienes” que tiene como propósito la facultad de expropiar y/o de comprar por parte de las transnacionales aquellas áreas consideradas de interés público. De esa manera obligan a comunidades y a medianos empresarios mineros a salir de sus tierras y zonas de explotación, desplazándolos y abandonándolos a su suerte.


MINERÍA EN EL MARCO DEL MEDIO AMBIENTE


Aunque reconocen que la actividad minera genera un impacto medioambiental, los agremiados a Conalminercol afirman que siempre han estado dispuestos a acogerse a las normas ecológicas.


“Podemos hacer minería en el marco del medio ambiente”, afirman pero acusan al Estado colombiano de ser permisivo y de no hacer cumplir las normas para reducir las consecuencias funestas que esta actividad genera en los ecosistemas.


“El problema –agregan- es que el gobierno no ha hecho nada en auditoría minera” y ahora que quiere entregarle el monopolio de la explotación de esta actividad a las transnacionales, sindica de grandes contaminadores del medio ambiente a los pequeños y medianos empresarios.


En contraste, está más que comprobado que la minería a gran escala y a cielo abierto que desarrollan las transnacionales no solo atenta de manera irreversible la naturaleza, sino que, además, afecta la salud de los seres vivos, acaba con recursos indispensables como el agua y contamina el aire.


EN TODAS LAS ACTIVIDADES DE COLOMBIA SE “VACUNA”


En su afán de criminalizar la actividad minera de los pequeños y medianos empresarios, el gobierno de Santos los ha señalado con el dedo acusador de ser cómplices de las bandas criminales y de la guerrilla en su financiación. Es decir, que esta es una fuente de recursos económicos para los grupos al margen de la ley.


Los directivos de Conalminercol aceptan que son objeto de “vacuna” no solamente de las bandas paramilitares y la guerrilla sino también de lo que ellos denominan “las águilas verdes” (miembros de Policía y Ejército).


“En todas las actividades que son rentables en Colombia se ‘vacuna’ y las águilas verdes son las que más cobran, bajo la mirada permisiva y cómplice del mismo Estado”, señalan.


INTEGRACIÓN DE ÁREA Y GOBERNABILIDAD


Utilizando el argot neoliberal impuesto por el Banco Mundial las transnacionales en complicidad con el gobierno colombiano disfrazan sus acciones de imposición y de compra de apoyos en las comunidades con términos eufemísticos como “integración de área” o “gobernabilidad”. Se trata de imponer “el gobierno de las palabras” con el propósito de “disciplinar y ocultar los conflictos sociales”, como bien señala el politólogo español Juan Carlos Monedero.


“Integración de área” para las transnacionales mineras y el código minero colombiano hecho a su medida, es la posibilidad de acceder a áreas de exploración y explotación a como dé lugar forzando a los propietarios a vender. En otras palabras, el propietario no tiene otra alternativa: “negocia o negocia”.


Y por “gobernabilidad” se entiende la capacidad que tienen las transnacionales de cooptar, comprar apoyos, financiar actividades políticas y sociales en las comunidades para acallar su protesta o inconformidad ante el impacto negativo que genera la actividad minera a gran escala.


NO HA SIDO FÁCIL OBTENCIÓN DE “LICENCIA SOCIAL” EN COLOMBIA


Pese a la obsecuencia del gobierno colombiano a los requerimientos del capital financiero transnacional y a todas las gabelas que le ha concedido, no ha sido fácil para las gigantes empresas foráneas que explotan la minería a gran escala obtener lo que ellas denominan en su lenguaje eufemístico “licencia social”, que no es otra cosa que el ablandamiento y aquiescencia de las comunidades.


Casos como la resistencia social contra las minas de la Colosa en Cajamarca, Tolima; Santurbán en Santander; y Marmato en Caldas; para no citar más de tres ejemplos, han dificultado la viabilidad de los proyectos mineros de las transnacionales que hacen presencia en Colombia. Por ello es que sus directivos no solo están preocupados, sino molestos con el gobierno debido a que no han podido avanzar.


Adicionalmente, pese a los millonarios presupuestos que las transnacionales se gastan anualmente en “gobernabilidad”, amplias zonas del país ven en la minería a gran escala una verdadera amenaza, por lo que es previsible que sigan aumentando las protestas y la resistencia sociales contra esta actividad. Al fin y al cabo, el gobierno colombiano ha concesionado a estas empresas en su mayoría canadienses y norteamericanas, más de 38 millones de hectáreas, cuya explotación minero-energética amenaza en convertir el país en un territorio devastado y sin vida en el mediano y largo plazo.


RESISTENCIA CIVIL Y PROTESTA PACÍFICA


A lo anterior se suma el descontento de los pequeños y medianos empresarios mineros que van a verse desplazados tanto por el gobierno de Santos como por las transnacionales que tienen como único objetivo sacarlos del negocio.


Obviamente que, como advierten los directivos de Conalminercol, no van a dejar que los desplacen y van a luchar cueste lo que cueste, por continuar en su actividad.


Por eso se preparan para enfrentar su lucha de reivindicación y conservación de su trabajo. En Bogotá, en su última asamblea extraordinaria, acordaron adoptar una serie de acciones para hacerse escuchar ante el gobierno de Santos.


En medio de los múltiples conflictos que vive Colombia, este es otro más que se abre debido a las criminales medidas neoliberales y a las actitudes obsecuentes de gobiernos cipayos como los que han regido Colombia durante buenas parte de su desventurada historia.