ENTREVISTA CON SEBASTIÁN TORRES, DIRECTOR DE INDUSTRIA DEL URUGUAY
AVANCE SOCIAL DE AMÉRICA LATINA DEPENDE
DE SUPERAR MATRIZ CADUCA DE PRODUCCIÓN DE MATERIAS PRIMAS
POR FERNANDO ARELLANO ORTIZ
Uno de los retos de América
Latina para avanzar en su progreso social y económico, y dejar atrás el nefasto
periodo neoliberal, es la transformación de su matriz productiva, explica
Sebastián Torres, director nacional de Industrias del Uruguay, docente
universitario e investigador social.
En diálogo con el Observatorio Sociopolítico Latinoamericano www.cronicon.net en Buenos Aires,
durante VI Encuentro Internacional de Economía Política y derechos Humanos,
organizador por la Universidad Popular
Madres de Plaza de Mayo, este analista y funcionario del gobierno del Frente
Amplio del Uruguay sostuvo que tal propósito implica aumentar y especializar la producción, elevar el valor agregado, promover
la innovación y el cambio técnico del aparato productivo.
INSERCIÓN EN LAS CADENAS DE PRODUCCIÓN GLOBALES
No es mediante tratados de libre
comercio o apertura indiscriminada de los mercados como los países se insertan
a las cadenas de producción del mundo, sino que por el contrario, explica
Torres, si los países latinoamericanos definitivamente quieren dejar atrás el
lastre neoliberal deben hacer esfuerzos por pasar de la primarización de su
economía a una etapa de agroindustria o industrialización.
En la actualidad, afirma, los
debates sobre la necesidad de transformación de la matriz productiva están
fuertemente instalados en varios países de la región, comenzando por Brasil.
Y
es que la evidencia histórica respecto de la necesidad de no quedarse
produciendo materias primas es concluyente, sostiene el investigador uruguayo. “El crecimiento económico y el desarrollo
requieren diversificación, y no concentración y especialización en la
producción de algunos bienes primarios o intensivos en el uso de trabajo no
calificado. Esto es, aumentar la cantidad de productos, diversificando
la matriz productiva más allá de las ventajas comparativas estáticas”.
Dentro
de ese panorama, agrega Torres, “el desafío de transformación de la matriz
productiva presenta, por lo menos, dos niveles: el primero distingue entre la capacidad de los sectores de generar
conocimiento y tecnología, y el segundo que privilegia la capacidad de difundirlos al resto del tejido
productivo, dado por el grado de interrelación del sector con el resto de la
economía”.
EL ROL DE AMÉRICA LATINA
A NIVEL MUNDIAL
En cuanto al rol que está llamado
a jugar América Latina a nivel internacional, el director nacional de
Industrias del Uruguay sostiene que la región tiene que prepararse para dar el
salto más allá de la producción de commodities y ello implica negociar con la
inversión extranjera directa y las transnacionales.
“Por eso –recalca- es definitorio
cómo se van a establecer los memorandos de entendimiento que se firmen con este
tipo de empresas que son las que detentan del know how en muchas de las cadenas
de valor. Es clave saber que la apuesta del crecimiento en el mediano y largo
plazo con justicia social va a depender cada vez más de eso porque son las
cadenas las que distribuyen por excelencia, porque generan más empleo
calificado y mejores remuneraciones”.
Otro aspecto que resalta es el
que tiene que ver con los recursos estratégicos desde un punto de vista
geopolítico. “Es indudable que el mundo va a necesitar, por lo menos, de tres
elementos: alimentos, metales y energía. Nuestra región tiene en abundancia
todos ellos. Entonces, es central cómo se va a posicionar la región para
abastecer esos recursos en el mundo y cómo va a negociar las inversiones que se
den en esos sectores; de allí se va a definir el perfil de integración de Latinoamérica”.
Sobre estos temas entrevistamos a
Sebastián Torres, director nacional de Industrias del Ministerio de Industria,
Energía y Minería; doctor en Economía por la Universidad de
Leicester, Inglaterra; y docente e investigador de las universidades de la República y Católica del
Uruguay.
SUPERAR VIEJA
RELACIÓN CENTRO-PERIFERIA
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La
reprimerización de las economías latinoamericanas afecta el desarrollo
económico y social de los países de la región. ¿Este fenómeno en el esquema
productivo qué impactos negativos tiene?
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Si uno analiza la matriz de bienes y servicios y
la oferta exportadora de nuestros países se puede observar que la participación
de los minerales, los metales así como el arroz, la soja, la celulosa, el
trigo, la cebada, la carne bovina, conforman en suma casi el 80% de nuestras
exportaciones, de tal manera que la demanda es tan alta por parte de los
mercados mundiales que volvemos a esa vieja relación centro-periferia de venta
de bienes que ahora tienen precios altos y alta demanda; en cambio nosotros con
esa renta compramos bienes de alta media o baja tecnología. O sea, se repite
ese patrón con la diferencia importante del punto de vista de precios. Cuando
Raúl Prebisch y Hans Singer hacían el análisis de los términos de intercambio,
nuestra región exportaba esos mismos bienes pero a precios decrecientes con
respecto a los precios industriales. Ese fenómeno ahora se revierte pero tiene
varias tensiones.
-
¿Cuáles,
fundamentalmente?
-
Básicamente se dan problemas desde el punto de
vista de la concentración de la acumulación del ingreso, la renta de esos
sectores queda por lo general en pocas manos en territorio nacional. En cambio,
es en las cadenas globales de valor donde se apropia la mayor renta no en los
países que venden los recursos sin procesar, sino en los lugares en que se
genera I+D (Investigación más Desarrollo), que es la primer pata productiva y donde
se comercializa que son los mercados del norte. A pesar de esta bonanza
asociada a precios y demandas altas, el desafío está en la importancia de poder
dar el salto para apropiarnos de esa renta que existe en cada una de las
cadenas de valor y de mayores niveles de ingreso. Otro de los aspectos tiene
que ver con una comparación y es reconocer que la demanda y los precios de los
bienes dependen de que se agregue más valor: productos tecnológicos, servicios
de salud, educación, de vivienda, son aún más elevados. Entonces, los países
que se puedan posicionar en la venta de esos bienes van a ser los que puedan
generar mayor renta. Esa doble mirada es importante para analizar el proceso de
la reprimerización a la luz de lo que ha pasado y sobre todo lo que se viene.
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¿El reto
entonces es el de añadir valor agregado a los productos primarios mediante un
proceso de industrialización?
-
Sí, muchas veces se plantea esa falsa dicotomía de
los años sesenta, en la que se decía: o es agro, o es industria, o es
servicios. Yo diría que hay que apuntalar la agroindustria pero con la mirada
que he mencionado. No en manos de las corporaciones transnacionales, agregando
valor local, viendo como se negocia todo el tema del medio ambiente que está
vinculado. Desarrollar servicios vinculados a esa agroindustria pero sobre todo
teniendo en cuenta que la tercer pata de ese triángulo tiene que ver con
sectores de la industria manufacturera y esos sectores son los que están
perdiendo peso relativo porque la demanda por los otros bienes es tan alta que
nuestros países no terminan de procesar ese déficit. Y ahí lo que hay que mirar
no es qué productos se venden sino cuál es la pata de ese proceso productivo
que se hace. Ahí está toda la definición de la inserción de los países a nivel
de las empresas públicas, en la negociación con las transnacionales y el
desarrollo del tejido productivo nacional.
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¿Qué rol
juega la integración regional en este proceso?
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La integración productiva y regional se vuelve importante
en estos fenómenos porque grandes extensiones continentales que tenían sus
problemas internos como Brasil, Rusia, India, China, ahora se están volviendo
realidad desde el punto de vista del poder hegemónico. Cómo se enfrentan entonces
Estados fraccionados a realidades de poder que se alimentan de un territorio más
extenso que antes, que además son jugadores mundiales y fijan reglas, lo cual
en el pasado no ocurría porque había un mundo unipolar. La única forma en
consecuencia de hacer frente a esa nueva geopolítica es a través de la escala
propia de la integración.
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¿El
Mercosur es un mecanismo idóneo no solamente para la integración económica sino
también política de la región?
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A nivel del Mercosur tenemos que reconocer que
este proceso de integración ha tenido algunos
avances importantes desde el punto de vista comercial pero le ha faltado
el contenido vinculado a lo productivo, a lo cultural, a lo político y a lo
social. Yo quiero creer que sobre la base del encuentro que existe ahora de los
gobiernos progresistas en la región estamos dirigiéndonos hacia esa nueva
etapa. Ahora lo que falta es que esa política que emana de los presidentes de
los países que integran Mercosur se transforme en realidad.