jueves, 18 de octubre de 2007

Conflicto colombiano


LA INTERNACIONALIZACIÓN DEL ACUERDO HUMANITARIO

- Con la intermediación de Caracas, Washington y París se avanza “sin prisa pero sin pausa”

POR FERNANDO ARELLANO ORTIZ

Paradójicamente el gobierno de Uribe que ha buscado por todos los medios a su alcance asfixiar políticamente y aplastar militarmente a las FARC, con su decisión de permitir la mediación de la senadora Piedad Córdoba y el presidente venezolano Hugo Chávez en aras de concretar el acuerdo humanitario, ha terminado por darle oxígeno al grupo insurgente, pues es evidente su exposición en el ámbito internacional. En efecto, en este ajedrez político del que también hacen parte además el presidente de Francia, Nicolas Sarkozy y congresistas norteamericanos, la interlocución de la guerrilla ha subido de nivel, logrando un estatus político incluso superior al que tenía en los tiempos del Caguán.

De esta manera, el proceso para concretar el tan anhelado acuerdo humanitario que el presidente Uribe se ha negado en forma obstinada en lograr con las FARC ha terminado internacionalizándose con las expectativas y consecuencias que ello implica.

La primera inquietud que surge en este complicado panorama, es por qué el presidente Uribe aceptó que antagonistas políticos de él como la senadora Córdoba, el presidente Chávez y congresistas demócratas de los Estados Unidos estén jugando un activo papel en un posible acuerdo que permita la liberación de los secuestrados por las FARC.

Se enreda la pita para Uribe

La anulación del juicio que por narcotráfico se le seguía a “Simón Trinidad” y la declaración de su inocencia por parte de siete de los doce jurados de una Corte del Distrito de Washington, constituye un serio revés para la estrategia de Uribe en su propósito de aniquilar todo lo concerniente con las FARC. Por eso no fue gratuito que al término de una reunión con el secretario de Defensa norteamericano Robert Gates en la Casa de Nariño, el Presidente saliera a anunciar que un posible acuerdo humanitario no puede cobijar ni a “Trinidad” ni a “Sonia”, también procesada en Estados Unidos, por cuanto que “la extradición es cosa seria”.

De esta manera, Uribe buscó minimizar la noticia de la anulación del juicio a “Trinidad”, pero lo único cierto es que ahora la pelota está en cancha de los norteamericanos y es a Washington al que, en últimas, le corresponderá decidir si accede a canjear a este guerrillero y a “Sonia” por los tres mercenarios norteamericanos en poder las FARC. No hay que olvidar que en su pragmatismo el gobierno estadounidense en asuntos económicos y políticos no tiene amigos sino intereses. Y es evidente el interés demostrado por los congresistas demócratas por conseguir el acuerdo humanitario, pues mientras el propio mandatario colombiano se demoró tres meses solicitándole audiencia a Nancy Pelosi, presidenta de la Cámara de Representantes para que accediera a recibirlo, en contraste, la senadora Córdoba fue atendida inmediatamente por la influyente congresista norteamericana y por el senador James McGovern. Adicionalmente, han sido las propias autoridades estadounidenses las que facilitaron la entrevista de Córdoba con alias “Sonia”.

Al mismo tiempo y por cuenta del acuerdo humanitario se reunieron en la ciudad de Nueva York el canciller de Venezuela, Nicolás Maduro y el subsecretario de Estados para asuntos latinoamericanos, Thomas Shannon, lo que implica que están comprometidos a fondo en el buen suceso de este proceso, no obstante los “inamovibles” que pone de presente Uribe, que terminan por enredar la pita y en un pulso político entre el gobierno colombiano y el grupo guerrillero.

Supuestos tropiezos

Para algunos analistas cercanos a la Casa de Nariño, el hecho de que se haya aplazado por algunos días la primera reunión entre un representante de las FARC y el presidente Chávez prevista para el 8 de octubre en Caracas, constituye un primer tropiezo, lo cual como lo ha afirmado el mandatario venezolano, no puede verse así, dadas las dificultades que debe afrontar la guerrilla para enviar un delegado suyo al Palacio de Miraflores. Pero, además, como no existen linderos entre la facilitación, la mediación y la negociación, ni tampoco hay un marco general al cual ceñirse, cualquier inconveniente o vicisitud enturbia la marcha del proceso.

Lo importante de todo esto es que con la intermediación extranjera se avanza “sin prisa pero sin pausa”. Avance que, por lo menos, es evidente en cuanto a que el tema de la negativa por parte de Uribe al despeje de los municipios de vallecaucanos de Florida y Pradera ha quedado superado ante el hecho de que se ha abierto un amplio escenario internacional donde las FARC, pese a que lo niegue la Casa de Nariño, se presentan como un actor político y con un alto grado de interlocución. Por ello buscan generar hechos políticos para legitimarse en el escenario de los diálogos internacionales que conduzcan al acuerdo humanitario.

Una alta dosis de política

Previo a la reunión con Chávez, el Secretariado del Estado Mayor del grupo insurgente expidió un manifiesto propendiendo por un gran acuerdo nacional que permita en el mediano o largo plazo convocar una Asamblea Constituyente para realizar las profundas reformas políticas y socioeconómicas que posibiliten finalmente un acuerdo de paz duradero. Así, las FARC tratan de enviar un claro mensaje y es que pese a todos los planes militares que se han puesto en marcha desde hace 43 años por el Estado colombiano con el apoyo norteamericano, desde el Plan LASO (Latin American Security), pasando por el Plan Colombia, hasta el Plan Patriota para acabarlas, las causas objetivas y sujetivas del conflicto siguen latentes y el grupo guerrillero continúa su accionar. Por ello, la única salida que queda es la vía negociada y un primer paso, indudablemente, será la concreción del acuerdo humanitario que por su condición de tal y como lo señalara en forma reiterada el recientemente fallecido ex presidente Alfonso López Michelsen, no puede ponérsele condiciones de ninguna naturaleza como pretende Uribe Vélez. Porque los acuerdos humanitarios no son negocios, y a las vidas y a la libertad de las personas no se les puede dar el tratamiento como si fuera el intercambio de mercancías.

Seguramente las FARC aprovecharán la intermediación internacional para hacer el intercambio, lo cual dejará mal parado a Uribe que por su porfía, su carencia de magnanimidad con las víctimas del conflicto, su fundamentalismo, su poquedad y su falta de miras deja pasar una excelente oportunidad para encontrarle alternativas de solución a una confrontación en la que todos los colombianos son perdedores.

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