jueves, 18 de octubre de 2007

Efectos del Neoliberalismo




CONSECUENCIAS DE LA GLOBALIZACIÓN

“TRANSNACIONALES TERMINARÁN DESPLAZANDO PAPEL DEL ESTADO”: RODRIGO BORJA

POR FERNANDO ARELLANO ORTIZ

Haciendo un poco de futurología, el ex presidente ecuatoriano Rodrigo Borja Cevallos considera que las megafusiones del capital multinacional tendrán una repercusión determinante y decisiva en el ámbito político por cuanto desplazarán el papel que cumplen actualmente los Estados. En ese sentido, explica, “los futuros imperialismos no tendrán al Estado propiamente como su protagonista”.

Esta hipótesis la sustenta en que es irrefutable la fortaleza económica de estas transnacionales privadas, “aunado al hecho de que ellas manejan el factor más importante de la dependencia externa que es la ciencia y la tecnología, porque todas las denominaciones externas en último término, son diferencias de poder científico y tecnológico”.

Sobre este tema y las implicaciones que la globalización viene teniendo en América Latina y en el mundo dialogó www.cronicon.net con el ex mandatario ecuatoriano, quien desde la década de los 90 está dedicado a trabajar en su “Enciclopedia de la Política” (Fondo de Cultura Económica de México), que ya va para la cuarta edición. “Es un libro siempre inconcluso porque amerita estar actualizándolo en forma permanente”, comenta.

Borja, une a sus cualidades de profesor universitario y de tratadista de Derecho y Ciencia Política su condición de gobernante (presidente de Ecuador en el periodo 1988-92) y de fundador y dirigente de un partido, de modo que en él se juntan, en un equilibrio poco usual, la teoría y la 'praxis' políticas. Doctor Honoris Causa de las universidades de Buenos Aires, San Andrés de Bolivia, Carolina del Norte y la Sorbona de París.

ESTRATEGIA DE LA GLOBALIZACIÓN


- América Latina no ha logrado consolidar ningún proceso político o económico de integración no obstante esfuerzos como Mercosur o la Comunidad Andina de Naciones (CAN). ¿Será que América Latina sigue siendo una ficción?

- No es que sea una ficción, lo que ocurre es que es un continente muy heterogéneo, muy disímil, lleno de diversidades de todo género: étnicas, geográficas, costumbristas, históricas, en fin. La gran farsa es la de aquellos que nos quisieron hacer creer en el pasado que América Latina era una unidad y no es así, hay una multiplicidad de países que tienen sus propias características, evidentemente tenemos muchas cosas en común empezando por el lenguaje que hablamos, pero los intereses son distintos y eso ha hecho que esa diversidad no pueda forjar una férrea unidad al estilo de la europea. Sin embargo, creo que las circunstancias de la globalización que hay que entenderla como una muy hábil estrategia de los países desarrollados para cautivar los mercados del planeta, nos va a obligar dentro de la política de grandes frentes que se está estructurando en el mundo a formar un bloque común, a pesar de nuestras diferencias, para defender intereses compartidos en el ámbito internacional frente a las aglomeraciones de Estados que se están produciendo en diversas partes del mundo. Yo recuerdo que hace más de veinte años, cuando el problema de la deuda, clamaba por la unificación en un sindicato de los países deudores para renegociar nuestras obligaciones con el exterior en forma corporativa a fin de tener mayor fuerza en esa negociación. Pero la falta de visión de los gobernantes de aquel tiempo hizo que nos presentáramos aislada e individualmente país por país para negociar con la constelación, esa sí unificada, de nuestros acreedores. El resultado fue que nos impusieron las más gravosas condiciones y nosotros no fuimos capaces de aprovechar la fuerza de negociación que era, precisamente, la ingente deuda que de no pagarse ponía en proceso de inestabilidad a la propia banca acreedora. Esa que era nuestra fuerza no pudimos utilizarla en la negociación, no para no pagar la deuda sino para lograr una acuerdo no convencional del tema.

- ¿Después de esa triste experiencia, se habrá creado conciencia en la clase dirigente de nuestro hemisferio?

- Ahora, un cuarto de siglo después de esa experiencia, espero que la América Latina despierte a la realidad y se dé cuenta de que si no forma un frente de negociación para la globalización, esta no tendrá la equidad que le hace falta ni la simetría que le es necesaria para que en su proceso económico sus frutos sean igualmente globales, es decir, que favorezcan a todos los socios de este conjunto universal.

- El fenómeno de la globalización ha contribuido a la crisis del Estado-Nación y en contraste han surgido los liderazgos regionales, lo cual ha fortalecido el rol que cumplen las autoridades locales ¿Usted comparte esa visión?

- Hay una crisis, como usted afirma con mucha razón, del Estado, esa crisis es multidimensional. El Estado no ha sido competente para solucionar los problemas de la sociedad, entonces su vigencia está en entredicho, pero hay otros factores mucho más preocupantes: a partir de 1998 en el mundo desarrollado se ha producido un proceso de megafusiones de colosales empresas que han formado grupos económicos gigantescos, impensablemente grandes, cuyas cifras de ventas anuales son inmensamente mayores a los productos internos brutos de muchos países, por lo que se ha generado un poder fáctico de enorme fuerza que son estas grandes corporaciones transnacionales. Este poder privado es tan avasallador que haciendo futurología yo preveo que dichas transnacionales se superposicionarán sobre los Estados y de diversas maneras dominarán a los gobiernos, hasta el punto que es presumible que los futuros imperialismos no tengan al Estado propiamente como su protagonista.

- ¿En contraposición a ese fenómeno que usted describe, va hacer carrera lo que algunos denominan “glocalización”?

- Exactamente, porque la fuerza de estas transnacionales privadas es enrome, aunado al hecho de que ellas manejan el factor más importante de la dependencia externa que es la ciencia y la tecnología, porque todas las denominaciones externas en último término, son diferencias de poder científico y tecnológico. Que quiero decir con esto, que la fuerza agrícola de países que exportan sus excedentes es el resultado de su avance científico-tecnológico; que el manejo de la información internacional no es otra cosa que la tecnología al servicio de las comunicaciones planetarias; que las propias operaciones militares no son otra cosa que tecnología en el arte de matar al prójimo. En último término, todas las relaciones de dependencia están ubicadas en las distancias científicas y tecnológicas que nos separan de los países desarrolladas. Esta es la fuente de todas las dependencias.

- En el Sexto Foro de Biarritz realizado a finales de septiembre en Bogotá usted suministró el dato de que apenas el 0.26% del agua dulce en el planeta es de consumo humano. ¿No deja un mal sabor el hecho de que Estados Unidos quiera aprovecharse de la cuenca amazónica a través de estrategias como el Plan Colombia e instale, al mismo tiempo, una base militar en Paraguay muy cerca de la Triple Frontera donde se ubica el Acuífero Guaraní, la segunda reserva de agua dulce más importante en el mundo?

- Yo tengo certeza respecto de esto, porque ni los propios norteamericanos niegan que en un futuro más o menos cercano va ser un punto estratégico de la política internacional el control y dominio de las fuentes de agua dulce, porque del agua general del planeta el 97.5% es saladas y solamente el 2.5% restante es agua dulce, pero de este porcentaje es aprovechable solo el 0.26%, por cuanto que la restante o está congelada en los polos o en las cordilleras de nieves eternas, o está almacenada en las profundidades de la tierra, de manera que no hay manera de extraer esa agua. La humanidad tendrá que vivir con esa realidad, lo que va a significar naturalmente una penuria del líquido de la vida. En un informe del Pentágono donde se trata este tema junto con otro preocupante como es el de los desórdenes climáticos que se agudizarán a partir del año 2015, causando millones de víctimas, se prevé que las grandes potencias se verán forzadas a no dejar morir de sed a sus pueblos y a conquistar el agua dulce por las buenas o las malas, donde quieran que estén sus fuentes. De manera que para mí no es un misterio que se ocupe militarmente la hoya amazónica donde reside la quinta parte de las reservas de agua dulce de la tierra ya que este recurso será más caro que el petróleo, tendrá un gran valor y será escaso.

- Si bien usted viene contribuyendo al debate en América Latina por encontrar un modelo alternativo al esquema de libre mercado, propugnando por un sistema de economía mixta (conjunción de lo público con lo privado), nuestros países lo que están haciendo es, por el contrario, profundizar el neoliberalismo con los Tratados de Libre Comercio que vienen suscribiendo con Estados Unidos, ¿no le parece?

- Sí, lamentablemente esa es la miopía de nuestra América que no se ponga a reflexionar en torno a que las aplicaciones de los principios y medidas neoliberales en los últimos quince años han producido una extensión de la miseria, una profundización de la pobreza y una concentración enorme del ingreso. En ese contexto, tampoco han resultado muy beneficiadas las acciones productivas y comerciales privadas porque no ha habido poder de compra en las poblaciones y por eso es que la aplicación de esas medidas no solo que ha afectado la equidad económica y la justicia social sino que ha terminado por perjudicar los propios índices de crecimiento económico. Hoy estamos creciendo menos de lo que hace veinte años con otro modelo económico. O sea que con el modelo aperturista, privatizador, de disminución del tamaño del Estado, de entrega del comando de la economía a manos privadas se han tenido muy negativos resultados, no solamente en términos de equidad sino también en el orden de la propia eficiencia productiva. Esto nos obliga a pensar muy seriamente, porque en los últimos cincuenta años han fracasado los dos grandes modelos económicos: el modelo estatista que resultó tremendamente ineficiente desde el punto de vista de la productividad y la producción; y el modelo privatista que además de ineficiente ha resultado tremendamente injusto desde el punto de vista social.

- ¿Entonces, cuál es la alternativa?

- No queda más remedio que ir hacia un sistema de economía mixta en el que combinemos lo rescatable del mercado con lo valioso del Estado para hacer una operación que produzca más y que distribuya con mayor justicia lo producido. Es decir, la formación de empresas de economía compartida, en cuyo capital aporte el Estado con sus bienes y activos y los empresarios particulares participen con dinero fresco, en una suma equivalente, para duplicar la empresa en su tamaño, mejorar la prestación de los servicios, modernizarla e incorporar a ella tecnología de última generación. Creo que este puede ser el camino para las empresas públicas de prestación de servicios. Ahora, que el mundo vive una tremenda dependencia eso es evidente, pero es una dependencia que se origina en lo tecnológico-científico.

- El neoliberalismo terminó también por horadar los partidos políticos en Latinoamérica, afectando notablemente la gobernabilidad. Usted que es padre de un partido político en Ecuador, como Izquierda Democrática, cómo cree que se debe reinventar la política?

- La fundación de Izquierda Democrática para enarbolar una nueva ideología en el Ecuador que es el socialismo democrático que combina la equidad, la igualdad con la libertad política, fue el intento de forjar una entidad diferente a la de los partidos tradicionales, luego fue el intento de llevar al gobierno y a los lugares directivos de la sociedad a nueva gente, a la juventud, a nuevas promociones y fue también, el intento persistente y serio de conciliar o reconciliar la política con la ética, y en eso nos hemos pasado 34 años, pero lamentablemente los brotes de corrupción en las más altas esferas gubernativas han sido de tal magnitud que han desmoralizado a la sociedad entera. Un líder político, un jefe de Estado no solamente es un conductor de su pueblo o un administrador de los bienes estatales, sino que debe ser un modelo de pulcritud, de honestidad y de honradez en el manejo de los bienes de la sociedad. Cuando eso no ocurre y el presidente es un corrupto, el ejemplo de inmoralidad inmediatamente empieza a extenderse por el tejido social como una metástasis y eso e lo que ha ocurrido en el Ecuador y en otras partes de nuestra América.

- ¿Cómo elevar entonces el sentido ético de la política?

- En esto tienen mucho que ver los medios de comunicación, porque así como un presidente tiene que ser el modelo de buenas costumbres que debe guiar a un país y a una sociedad, los medios tienen que liberarse de ese cínico principio de la prensa mercantilista y amarilla norteamericana de que una buena noticia, no es noticia. Esto ha llevado a que solamente se publiquen cosas negativas, a que los actos positivos y ejemplares no se difundan, lo que impide a un presidente ser un modelo, especialmente para la juventud, porque la prensa no se encarga de hacer visible ese modelo. Si se junta esto con esos programas repulsivos de la televisión como los reality show y esas novelcuhas al margen de todo sentido ético y estético de la vida, termina forjándose una niñez y una adolescencia con problemas de percepción moral, con criterios descarriados respecto de lo bueno y de lo malo, lo legítimo y lo ilegítimo.

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