miércoles, 2 de marzo de 2011

BOGOTÁ


URIBO-PEÑALOSISMO PLANTEA MILITARIZAR A BOGOTÁ


POR FERNANDO ARELLANO ORTIZ


Es un hecho: en las últimas semanas no obstante el desagrado de algunos dirigentes del Partido Verde, al interior de esta colectividad se ha venido avanzando en la concreción de una alianza entre el uribismo y el peñalosismo con el propósito de auspiciar la candidatura a la Alcaldía de Bogotá del neoliberal y ultraconservador Enrique Peñalosa Londoño, quien es muy próximo ideológicamente al cuestionado expresidente Álvaro Uribe Vélez.


Esa es la razón por la cual un día después de oficializar su aspiración al segundo cargo más importante del país, Peñalosa Londoño en entrevista al programa El radar de Caracol televisión planteó como prioridad de su plataforma de gobierno reeditar en Bogotá la desprestigiada política de Seguridad Democrática de la administración Uribe Vélez, que se caracterizó por la represión militar, la violación de derechos humanos, los falsos positivos, y por haber convertido a los ciudadanos en informantes a sueldo.


Desde una visión ultraconservadora y represiva, Peñalosa busca volver a la Alcaldía de Bogotá para repetir su estrategia de seguridad consistente, como se recordará, en perseguir a los ciudadanos, desalojar a los vendedores ambulantes por la fuerza policial y colocar bolardos para incomodar el tránsito de los transeúntes.


Se trata pues de desmontar los elementos fundamentales de la política de Seguridad Ciudadana que ha venido impulsando desde la Administración Distrital el Polo Democrático Alternativo (PDA) dirigida a garantizar los derechos fundamentales del ciudadano.


Esta política pública se diferencia de la desprestigiada y opresiva Seguridad Democrática que quiere reeditar el uribo-peñalosismo en la capital de la República, en que no divide a los ciudadanos entre amigos y enemigos, lo cual implica romper la armonía y la convivencia ciudadanas. Otro elemento de la Seguridad Ciudadana es la garantía a los derechos de expresión, de pensamiento, de protesta y de libertad para que el ciudadano pueda actuar sin ser estigmatizado y desarrolle al máximo su proyecto de vida, actuando libremente y con las garantías debidas.


LOS FANTASMAS DEL LUNA PARK


En contraste, la Seguridad Democrática de Uribe que de alguna manera puso en marcha Peñalosa durante su desempeño como alcalde de Bogotá se refleja en su estilo autoritario e intolerante con los sectores más marginados de la ciudad como los vendedores ambulantes a quienes fustigó y persiguió. Un triste y negro episodio de su administración fue el de Luna Park.


En efecto, el 25 de agosto del año 2000 para demostrar su “firmeza” obtuvo una flaca victoria en su propósito de recobrar el espacio público. Ese día el alcalde local de Antonio Nariño, Augusto Silgado Posada siguiendo instrucciones superiores dio la orden de derribar un muro que se había levantado hace 27 años en el vecindario de Luna Park, en el barrio Restrepo. Las protestas, los ruegos y los requerimientos para lograr un diálogo no fueron escuchados. Utilizando la represión policial, un buldózer echó a bajo el muro dejando como saldo doloroso dos personas muertas: Irma Prieto, quien protestó hasta último momento y William Villalobos, que al ver que solo había mujeres en el grupo, decidió meterse en la trifulca. “A las malas no, alcalde”, fueron sus últimas palabras.


MODELO DE CIUDAD NEOLIBERAL


La tenaza electoral del uribismo y el peñalosismos busca igualmente revivir el modelo de ciudad neoliberal para Bogotá.


No hay que olvidar que la gestión de la Alcaldía de Peñalosa se caracterizó por impulsar en la capital colombiana el denominado modelo de ciudad neoliberal consistente en “la revolución del cemento y del ladrillo” para convertir a Bogotá en el espacio de la especulación desaforada del territorio en todas sus manifestaciones con el fin de negociar la vida en la urbe a través de diversas modalidades rentísticas.


Ese modelo de ciudad del ladrillo, los bolardos, el sistema Transmilenio y el descalabro de las famosas losas de la troncal por la avenida Caracas, la privatización de colegios públicos a través de concesión, terminó colapsando. Andrés Camargo pariente de Peñalosa y su director en el Instituto de Desarrollo Urbano (IDU), debió entregarse a la justicia, luego de que la Fiscalía le dictara medida de aseguramiento por las múltiples irregularidades en el proceso de ejecución de la primera fase de Transmilenio. Peñalosa con el mayor cinismo en una columna en El Tiempo publicada el 19 de marzo de 2008 fue enfático en señalar: “Andrés Camargo no solamente fue un director del IDU absolutamente íntegro. Es el mejor director que ha tenido el IDU en su historia”.


En definitiva, el uribo-peñalosismo busca llegar a la Alcaldía de Bogotá para desmontar el modelo integral de equidad social implementado por el Polo, someterla a la ciudad a la represión militar y policial, así como enfocar su política neoliberal a favorecer los intereses privados y del gran capital transnacional.

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