domingo, 17 de noviembre de 2013

NEOLIBERALISMO

ENTREVISTA CON EL ANTROPÓLOGO COLOMBIANO ARTURO ESCOBAR

LA ALTERNATIVA AL MODELO HEGEMÓNICO DE DESARROLLO CAPITALISTA ES EL CONCEPTO DEL BUEN VIVIR


POR FERNANDO ARELLANO ORTIZ

El concepto de desarrollo no ha sido más que un proceso de acumulación de capital y de progreso técnico y es un proyecto económico, capitalista, imperial y cultural que “surge de la experiencia particular de la modernidad europea y subordina a las demás culturas y conocimientos”. Esta descripción de “desarrollo” es del antropólogo colombiano y catedrático universitario Arturo Escobar, quien a través de sus investigaciones y trabajos bibliográficos ha hondado sobre el tema para develar esta noción fantasmática y omnipresente que los decadentes organismos  hegemónicos de crédito internacional y sus centros de pensamiento han querido imponer a los países del llamado despectivamente tercer mundo, luego de la Segunda Guerra mundial.

Con base en la manipulación publicitaria por parte de los sectores hegemónicos, el término “desarrollo” se convirtió, explica Escobar, “en una certeza en el imaginario social”. Por eso es que se habla de planes de desarrollo de los gobiernos, estrategias para el desarrollo social, modelos de desarrollo económico y hasta se han erigido instituciones con dicha acepción como el funesto Banco Interamericano de Desarrollo que propala a los cuatro vientos la criminal doctrina neoliberal.

Lo cierto es que la concepción de desarrollo impuesta “privilegia el crecimiento económico, la explotación de recursos naturales, la lógica del mercado y la búsqueda de satisfacción material e individual por sobre cualquier otra meta”.

Frente a ese concepto, Escobar a través de sus investigaciones en el ámbito de la ecología política y la antropología busca plantear alternativas que posibiliten superar esa concepción de explotación y dominación capitalista y aporten a las transformaciones globales a partir del lugar, el medio ambiente y la articulación y fortalecimiento de los movimientos sociales.

Su profundo e interesante trabajo científico-social está contenido en varios textos y ensayos como su tesis de doctorado La invención del Tercer Mundo, construcción y deconstrucción del desarrollo (1996); o sus libros, Más allá del Tercer Mundo: globalización y diferencia (2005); Una minga para el postdesarrollo (2010); y El final salvaje. Naturaleza, cultura y política en la antropología contemporánea (1999).

Sobre estos tópicos y la situación social de Colombia, el Observatorio Sociopolítico Latinoamericano WWW.CRONICON.NET, entrevistó a este intelectual dedicado al estudio de temas como la globalización, la colonialidad, la modernidad, la antropología del desarrollo, la cultura, la ecología política y los movimientos sociales.

Escobar, oriundo de Manizales, Colombia, se formó como ingeniero químico en la Universidad del Valle en donde completó sus estudios con un postgrado en Bioquímica. Tras participar  en algunos proyectos de índole social en Colombia terminó realizando su doctorado en Ciencias Sociales en la Universidad de California. Actualmente es profesor de antropología y director del Instituto de Estudios Latinoamericanos de la Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill, e investigador asociado del Instituto Colombiano de Antropología e Historia (ICANH). Dada su brillante carrera académica es uno de los referentes actuales de las ciencias sociales de América Latina.

Recientemente estuvo en Bogotá invitado por la Contraloría General de la República de Colombia participando como expositor en el Seminario Internacional Política rural: riesgos, retos y perspectivas.

IR MÁS ALLÁ DEL DESARROLLO CAPITALISTA



-          En su libro Una minga para el postdesarrollo afirma que el “desarrollo” entre comillas simplemente ha sido un dispositivo de poder para el saqueo de los países del denominado tercer mundo, concretamente,  América Latina. Si ha sido un fracaso el “desarrollo” como usted bien lo expone en sus  trabajos bibliográficos, ¿por qué hablar del postdesarrollo, no sería mejor aludir a otro tipo de desarrollo?

-          Acabamos de salir de una de las sesiones de este foro de la Contraloría General de la República de Colombia sobre Ley de víctimas y restitución de tierras y una de las personas que hablaron fue precisamente el presidente de Fedegan (Federación de Ganaderos). Él da por sentado que el único modelo racional de desarrollo es el modelo de la gran empresa, lo cual indica que eso sigue muy vivo, por otro lado veíamos como se empieza a desquebrajar ese discurso con la intervención de la exministra Cecilia López, quien reivindica lo que me parece fascinante y es el modelo pequeño campesino con respecto a la de vida campesina que es un modelo muy diferente, aunque creo que todavía la concepción de desarrollo que tiene la mayoría de la gente, sobre todo en el poder del Estado y las empresas, es esa concepción tradicional de que el desarrollo tiene que ver con un gran capital, con grandes empresas, con crecimiento económico, con tecnología, etc., etc., y que nada que no sea eso puede competir, o que si quiere ser contado en las negociaciones tiene que saber competir, ser productivo y eficiente, entonces desde ese tipo de vista me parece que la crítica al desarrollo tiene que seguir haciéndose porque todavía continuamos por un modelo hegemónico de desarrollo aunque cada vez se cuestione más. Ahora, creo que usted tiene toda la razón en el sentido de que hablar de postdesarrollo es como una etapa provisional de que introduzcamos en el imaginario nacional y popular la idea de que no hay que quedarse estancado en este cuento del desarrollo, especialmente en el sentido convencional de la palabra, de que tenemos que ir más allá, pero hasta ahí podemos estar de acuerdo, ya de ahí para adelante comienzan los desacuerdos. ¿Qué quiere decir ir más allá del desarrollo? Ahí hay todo tipo de perspectivas, y todo tipo de propuestas. A mí en estos momentos me gusta mucho una propuesta que se discute mucho en Bolivia y en Ecuador, pero que también se discute en Perú, en Argentina, en Uruguay, empieza a discutirse en Colombia, que es el concepto del Buen Vivir. Con esto respondo a su pregunta, no hablemos de desarrollo, ni de postdesarrollo, hablemos del Buen Vivir, del Sumak kawsay en quichua o  Sumak qamaña en aimara. Desde esa perspectiva ya hay una alternativa para el desarrollo, tangible, concreta, que son esas propuestas del Buen Vivir que en Colombia algunos movimientos y asociaciones técnico-  territoriales indígenas y afrodescendientes están empezando a reivindicar y algunas comunidades campesinas también.

-          Usted también habla en otro de sus libros, La invención del desarrollo, en un texto muy interesante sobre la “transición al pluriverso”. ¿Qué quiere significar con ello?

-          Básicamente la idea es muy sencilla, eso suena como una palabra nueva, difícil de entender y está dividida en dos partes. La primera parte es que el modelo dominante se basa en que todos vivimos en un mundo globalizado y que es un mundo en donde hay una forma verdadera de entender las cosas que, de nuevo, es la forma que tiene que ver con el mercado y con  la racionalidad de las cosas, y con el individuo y con la rentabilidad, y  con la ganancia, con la eficiencia, etc.  Y que todos tenemos que acomodarnos a  ese mundo. Pues no. Si pensamos desde los territorios indígenas, desde los territorios de afrodescendientes, desde los territorios campesinos, nos damos cuenta que el mundo no es así solamente, ese es un mundo, el mundo dominante, pero hay muchos otros mundos, hay otras muchas formas de ver la vida, hay muchas otras cosmovisiones, cosmologías, cosmogonías, como quiera que se las llame. La mejor expresión del concepto de pluriverso la tienen los compañeros zapatistas, ellos hablan de un mundo en el que quepan muchos mundos, esa es la definición de pluriverso, no queremos un solo mundo, el que nos trata de vender la globalización neoliberal, el Estado, las transnacionales, el discurso empresarial, queremos un mundo en el que quepan muchos mundos, un mundo realmente pluralista.

-          Hace un par de semanas me llamó la atención que usted suscribió una carta con otros intelectuales de América Latina, en la que rechazan el anuncio del presidente Rafael Correa de explotar el parque Yasuni-ITT en la amazonía ecuatoriana. En su artículo periodístico “Pachamámicos versus modérnicos” señala precisamente que no se pueden cerrar las llaves del extractivismo y que  no podemos tampoco llegar a los extremos de los Eduardo Gudynas y Alberto Acostas, que terminaron haciéndole el juego a la derecha latinoamericana. En su calidad de ingeniero químico sabe usted muy bien que hoy existen tecnologías que pueden alivianar el impacto ecológico de las explotaciones minero-energéticas, que necesariamente va a haber. En Ecuador se está proyectando reconfigurar la matriz productiva a partir de la explotación de los recursos naturales, si no es así, entonces, ¿no se  pueden usar esos recursos y que la población se muera de hambre?

-          Yo creo que ni lo uno ni lo otro. Yo pienso que Gudynas y Acosta no están diciendo que no se puede tocar la naturaleza, ellos lo que están diciendo es que hay que subordinar el uso de los recursos de la naturaleza al Buen Vivir. Hay que subordinar la economía al Buen Vivir y no el Buen Vivir a la economía que es lo que está haciendo el progresismo de izquierda en América Latina. Ahora, mi posición personal es que tenemos que apoyar los regímenes de izquierda en América Latina. Tenemos que apoyar a Correa, tenemos que apoyar a Maduro en Venezuela, tenemos que apoyar a Evo Morales, a Mujica, a Cristina  Fernández, etc. Pero tenemos que hacerlo desde una posición crítica, es decir mucho mejor lo que están haciendo los gobiernos de izquierda progresista que lo que están haciendo los gobiernos de derecha puramente liberales y extractivistas como en Colombia y México. Pero eso no quiere decir que no sean extractivistas, continúan siendo extractivistas. La transición, la transformación de la matriz productiva de que habla Correa, de que habla el vicepresidente Álvaro García Linera en Bolivia, por ejemplo, es una perspectiva muy interesante e importante que, como bien sabemos, tiene cierta tendencia a la economía política marxista. pero hay muchas otras tendencias. La economía política marxista me parece que es importante, muy respetable y hay que defenderla hasta cierto punto, pero también hay que hacerle la crítica desde la perspectiva ambiental, y desde la perspectiva de los derechos de los grupos étnicos y sobre todo desde la perspectiva étnica territorial. Y por eso sabemos que muchos grupos indígenas en Bolivia y en Perú han pasado a la oposición, muchos ambientalistas obviamente han pasado a la oposición en Ecuador y me parece que es una posición que también tenemos que escuchar y respetar.

-          Usted también se refiere en sus trabajos e investigaciones a la modernidad-colonialidad. ¿Se puede hablar en América Latina de modernidad cuando aún no logramos la emancipación y seguimos siendo colonizados ideológica y económicamente?

-          Me parece que sí y no. Es decir, no podemos hablar de modernidad  como algo que ha tenido éxito, como algo que ya está acabado, como algo que se ha completado. Hay gente que dice que la modernidad es un proyecto incompleto, sí, está bien, pero yo creo que en América Latina, como lo dice por ejemplo Habermas, tenemos que llevar a éxito las promesas de la modernidad. A mí me parece que en América Latina la modernidad siempre ha tenido un lado perverso; la implementación de la modernidad ha sido perversa; no solamente incompleta sino perversa. Eso es lo que queremos decir con colonialidad, desde esa perspectiva ha habido intentos de implementar la modernidad pero han sido intentos parciales, fallidos, lo que se ha logrado es realmente crear sociedades incompletas, sociedades desiguales, sociedades que no responden a los imaginarios y los deseos y realidades de los mismos territorios y pueblos que existen en América Latina.


-          Finalmente, en uno de sus últimos artículos periodísticos titulado  “La Colombia del futuro”, usted comienza diciendo que este país de hoy es el “de la devastación, décadas de desarrollo solo han exacerbado la desigualdad social, la concentración de tierras, las injusticias”. Coligiendo, Colombia está inmersa en un proceso de capitalismo salvaje y se ha convertido en el epicentro de los grandes imperios financieros para su explotación. ¿Ud. lo ve así?


-          Sí, definitivamente, yo creo que como ha quedado muy claro en este foro, el modelo agrario en Colombia es un modelo fallido, los mismos entes del Estado lo están diciendo. Es decir, llevamos sesenta años de un modelo de desarrollo agrario en base de promover la gran empresa, el gran capital y cada vez es más cínico y más despojador como lo sucedido con programas gubernamentales como Agro Ingreso Seguro y los escándalos de apropiación de baldíos, entre otras cuestiones. Yo lo que veo definitivamente es un capitalismo salvaje. Por eso es digo que Colombia es un caso de prueba a nivel global de qué tanto se pueden exprimir los recursos, los pueblos y los territorios. La gente del poder se pregunta cómo nos podemos salir de este proceso de explotación y de despojo sin que se venga contra nosotros, porque tarde o temprano se va a venir contra todos por cuanto que los resultados son desastrosos.


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