martes, 28 de octubre de 2014

GLOBALIZACIÓN


ENTREVISTA CON EL DIRECTOR DE CELAG, ALFREDO SERRANO MANCILLA

“AMÉRICA LATINA TIENE QUE HACER PROPIA LA DÉCADA VENIDERA, ADELANTÁNDOSE A LOS PELIGROS Y EVITANDO ENCONARSE EN NEOCAPITALIMOS DISFRAZADOS”







POR FERNANDO ARELLANO ORTIZ


Más allá de las conquistas de la década ganada por los gobiernos progresistas de Latinoamérica, “toca ahora hacer propia la década venidera, escribirla con nombres propios, con lenguaje propio, con retos propios, con placeres propios, dibujar la escena y elegir la arena de disputa. Adelantarse a los peligros y evitar enconarse en neocapitalismos amables”, afirmó el doctor en Economía y catedrático universitario español, Alfredo Serrano Mancilla, durante su participación como conferencista en las II Jornadas de Estudios de América Latina y el Caribe que se realizaron en la Universidad de Buenos Aires a finales del pasado mes de septiembre.


“Estamos en un momento de disputa, de gran tensión”, en el que el imperio del capital representado en Estados Unidos y su principal aliada la Unión Europea buscan por todos los medios sabotear el proceso integracionista que tratan de consolidar los países de América Latina, recalcó el economista ibérico que a principios de este año fundó el Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (CELAG), con sede en Buenos Aires, un espacio de investigación, reflexión, y discusión sobre lo que está sucediendo en la región a partir de una mirada desde la academia en relación con los ejes que se discuten en el continente.


Retomando elementos del ensayo que publicó ese novel centro de investigación en temas socioeconómicos y que lleva por título “América Latina, de la década ganada a la década disputada” (1), del cual es coautor, Serrano Mancilla advierte sobre el objetivo diáfano que tienen Washington y la derecha europea de dividir en dos a América Latina para que “deje de ser el bloque monolítico que venía conformándose en el nuevo mundo  multipolar”.


Informes recientes de think tanks conservadores, explica este investigador social, “ya constatan la ‘madurez’ de Latinoamérica y su mayor peso global, y abogan por un espacio geopolítico trilateral Unión Europea-Estados Unidos-América Latina, en base a sus  comunes raíces “occidentales”, en términos estrictamente liberales: derechos  individuales y mercados ‘abiertos’. Esta es la pretensión, también, de buena parte de la oligarquía financiera, del poder concentrado mediático, del capital transnacional y de los grandes caciques nacionales: una región dividida en dos mitades que disipe cualquier posibilidad de levantar y consolidar una alternativa global de avance en sentido posneoliberal, en paz, sin guerras, con redistribución, mejoras sociales y profundización democrática”.


Es por ello, agrega Serrano Mancilla, que “en los últimos meses se han acelerado los múltiples movimientos de ajedrez en el actual juego de tronos que supone el curso geopolítico en América Latina; la tensión está servida entre procesos reformistas, revolucionarios y contrarrevolucionarios”.

En ese sentido, anota el fundador director ejecutivo de CELAG, es muy interesante conocer y analizar el alcance de la nueva estrategia trazada para la región en el documento del Consejo Atlántico: “The Trilateral Bond: Mapping a New Era for Latin America, The United States, and Europe” ('El Vínculo Trilateral: Inspeccionando una Nueva Era para América Latina, EE.UU. y Europa'). “Este informe es contundente en cuanto a la importancia de América Latina a nivel mundial; y por ello, se retoma así el deseo de incorporar a este bloque al “redil atlántico”, constituyéndose de esta manera en una prioridad en la política exterior de los EE.UU. y la Unión Europea”.


En consecuencia, colige Serrano respecto de ese citado documento del Consejo Atlántico, “América Latina no es ya sólo una región en disputa interna, sino un continente con mayor influencia en el sistema interestatal que deberá enfrentarse a proyectos geopolíticos diferentes e incluso antagónicos para su nueva ubicación en el espacio global”.


“Por tanto, todo está en juego, en disputa, en movimiento: el ALBA, la UNASUR, el Mercosur, la Alianza del Pacífico, incluso la CAN, también la Organización de los Estados Americanos (OEA), y por supuesto, la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC)”.


Desde el ámbito político, considera que la desaparición de líderes como Hugo Chávez y Nésor Kirchner, así como el reducido protagonismo público que ahora ejerce Lula de Silva, pesan en el campo político progresista en una América Latina en la que el modelo presidencialista y el personalismo tienen un rol predominante sobre la imprescindible retórica, el relato de la transformación y la movilización de las masas.


Sobre la coyuntura económica y social de la región el Observatorio Sociopolítico Latinoamericano www.cronicon.net, dialogó en la capital argentina con este analista económico.


Doctor en Economía por la Universidad Autónoma de Barcelona con estancias predoctorales en Italia y Canadá, Serrano Mancilla está dedicado a la investigación, la docencia universitaria y a consolidar el Centro Estratégico Latinoamericano Geopolítico (CELAG), del cual es su director ejecutivo. 


En el ámbito académico es director del doctorado de Economía Social de la Universidad Mayor de San Andrés de Bolivia, así como es profesor y conferencista invitado de las  universidades de Buenos Aires, Pablo de Olavide de Sevilla (España), UNAM de México, Magdalena de Colombia, FLACSO e IAEN de  Ecuador.






DICTADURA DEL CAPITAL ESPECULATIVO BUSCA ROMPER EL PACTO SOCIAL EN DEMOCRACIA

-       La presidenta Cristina Fernández de Kirchner en Nueva York, en Naciones Unidas, afirmó que lo que se está dando en Argentina, pero también en Venezuela, es terrorismo económico.  ¿Usted qué opina de ello?

-       Sí, el terrorismo económico es una manera que tiene de practicar hoy en día el capital transnacional para cambiar y alterar el orden económico, violando la  soberanía de la voluntad popular de un determinado país. A esto se le puede llamar terrorismo, ataques financieros, ataques económicos, mecanismos de desestabilización.  Hoy en día no hay que pegar un golpe de Estado a la vieja usanza sino que hay mecanismos económicos que se le llaman de una manera eufemística como si fuera una economía de mercado. Son los intereses muy concentrados, en muy pocas manos, aquello que le llaman “mercado” los que verdaderamente alteran el tipo de cambio de una moneda como se ha hecho en Argentina a principios de este año o ahora en el caso actual con los fondos buitres, e incluso se valen de revistas como The Economist o las agencias de descalificación, más que de calificación de riesgo, que se enfocan contra Venezuela o Argentina para encarecer la deuda pública y esto es un mecanismo verdaderamente de terrorismo financiero, especulativo, que altera condiciones elegidas por una mayoría de voluntad popular.

-       Un claro atentado contra las democracias…

-       Claro, ellos no respetan la relación democrática, no eligen ese mecanismo porque ya lo utilizaron y han perdido durante muchas ocasiones en la última década en diversos lugares de América Latina, y frente a esa tesitura deciden utilizar eso, mal denominado mercado, para seguir atestando golpes de todo tipo, a cámara lenta, otros a cámara rápida, unos de manera feroz otros de manera muy tranquila, para justamente romper el pacto social dentro de una democracia e imponer reglas de juego que le convienen a esas tasas de ganancia del capital transnacional.

-       En un reciente artículo periodístico suyo se refirió a que el gobierno venezolano del presidente Nicolás Maduro en el mes de septiembre pasado dio una gran “timonazo” en el manejo económico. ¿En su concepto ese cambio de dirección era necesario y hacia dónde se enfoca?

-       Sí,  creo que el sacudón que llamó el presidente Nicolás Maduro es la continuidad del golpe de timón que declarara el presidente Chávez, allá por octubre de 2012, después de haber ganado las elecciones frente a Capriles.  Es un sacudón verdaderamente, lo que hace es revitalizar algunos ejes políticos y económicos, es dar otro salto adelante siguiendo con las palabras del presidente Chávez y se centra en darle una mayor fuerza a la economía real productiva, lo cual es vital para la economía venezolana en dirección a sostener esa revolución social. Se requiere una revolución en el terreno de la economía real productiva verdadera, con la incorporación de los pequeños y medianos productores y cambiando paulatinamente la matriz productiva para que la revolución social que ha tenido un éxito en los últimos 15 años en Venezuela se sostenga y sea irreversible, que es uno de los términos que yo creo que muchos procesos deben de repensar a futuro. Igual que hizo el neoliberalismo en muchos lugares del mundo cuyas políticas es muy difícil darles marcha atrás, los procesos de cambio, de revolución, de transformación social, tienen que intentar identificar cómo hacemos irreversibles los procesos.  Y este sacudón venezolano, elegir ciertos ejes económicos como el productivo, el de ciencia y tecnología es precisamente una forma de hacer irreversible el proceso de cambio en Venezuela.

-       Hablemos de los países que integran la Alianza del Pacífico. ¿Esta alianza de corte neoliberal está copiando el modelo europeo?

-       Creo que la Alianza del Pacífico ha aprendido del fracaso del ALCA y ahora hacen un “remake” en el siglo XXI pero modificado, porque ya no pone en la foto a Estados Unidos, coloca en la foto a los cuatro presidentes de los países que la integran y procuran seguir saliendo neoliberalmente en cualquier crisis del neoliberalismo. Esta alianza intenta hacer una integración en el estilo más neoliberal del término, dejando por fuera a los pueblos, el caso más llamativo es que tiene un primer consejo de empresarios y en contraste no tiene consejo de pueblos, lo cual dice todo, absolutamente todo.

-       Su mirada sobre Europa. ¿El viejo continente se hunde en su rancio neoliberalismo?

-       No, yo soy optimista, siempre creo que hay salidas, a veces las salidas tienen unos costes muy elevados y es lo que está pasando en Europa, en la periferia europea fundamentalmente. Pero creo que empiezan a haber algunas iniciativas en Grecia y en España, con  movimientos políticos como Syriza y Podemos por ejemplo, que han roto el tablero político con propuestas completamente distintas, de cambio, queriendo ponerle un punto final al neoliberalismo y empiezan a tener un fuerte respaldo popular.

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