martes, 20 de septiembre de 2016

COLOMBIA

MINISTERIO DEL TRABAJO PROPENDE POR REDESCUBRIR VERDADES GEOGRÁFICAS QUE HA DEJADO EL CONFLICTO Y QUE SE TRADUCEN EN LAS HERIDAS EN LOS TERRITORIOS


POR FERNANDO ARELLANO ORTIZ

Gloria Cuartas Montoya, la activista de derechos humanos y exalcaldesa de Apartadó en la región del Urabá antioqueño, hoy funge como asesora para las víctimas del despacho de la ministra del Trabajo, Clara López Obregón, quien le encomendó realizar una labor tendiente a contribuir a su reparación integral a partir de las verdades geográficas que ha dejado el inveterado conflicto armado colombiano.

“Con la ministra Clara López –explica Cuartas Montoya- estamos profundizando lo que significa el dolor de la tierra. Es que para las víctimas, los bombardeos, las fumigaciones, los asesinatos, la violación, el desplazamiento forzado, han dejado una herida en los lugares y éstos tienen memoria y con el proceso que estamos desarrollando hacemos énfasis en que la inversión del Ministerio no solo es para proyectos productivos sino que tiene que ver con la recuperación de la memoria para el Nunca más”.

Se trata, agrega, de “redescubrir una verdad geográfica identificando los espacios que habitaron las víctimas; los espacios que destruyó el conflicto; y los nuevos espacios de esperanza que ellas mismas producen a partir de la inversión de proyectos de emprendimiento como los de desarrollo rural”.

La dimensión sociopolítica del territorio

El territorio como el paisaje geográfico han sido factores determinantes en el desarrollo prolongado del conflicto armado colombiano, pues ha sido ahí donde se han protagonizado las disputas políticas, sociales y militares, así como los procesos de acumulación económica Ya lo decía el geógrafo brasileño Milton Santos (1947-2001): “El territorio no es sólo el resultado de la superposición de un conjunto de sistemas naturales y un conjunto de sistemas de cosas creadas por el hombre. El territorio es el piso más la población, esto es, una identidad, el hecho y el sentimiento de pertenecer a aquello que nos pertenece. El territorio es la base del trabajo, de la residencia, de los cambios materiales y espirituales y de la vida, sobre los cuales él influye”. (1)

El prolongado conflicto armado de Colombia ha propiciado un grave y doloroso fenómeno de desarraigo de millares de sus habitantes que se han visto obligados a dejar sus territorios para poder salvar sus vidas.

Son víctimas, explica la asesora de la Ministra del Trabajo, que vienen demandando programas de formación y de emprendimiento para lograr el restablecimiento de sus derechos económicos de acuerdo a sus capacidades.

Este Ministerio a través de su equipo de Equidad Laboral propende por redescubrir con la gente directamente afectada por tantos años de confrontación armada las verdades geográficas. Es decir, explica Cuartas Montoya,  las heridas en los territorios, el dolor de la tierra y la necesidad de una reparación integral a la sociedad y a la naturaleza.

Memorias, territorios y prácticas económicas

“Así como hay una memoria histórica, desde el Ministerio del Trabajo con el liderazgo de su titular, Clara López, estamos redescubriendo la verdad geográfica. A través de hombres y mujeres víctimas de desplazamiento que han tenido que migrar hacia las principales ciudades colombianas y no obstante su diversidad, tienen el común denominador de que llevan sus terruños con ellos”, explica Cuartas, y agrega que esta cartera ministerial ejecuta una política pública que apunta a su reparación integral teniendo como marco referencial una triada que comprende: las memorias, los territorios y las prácticas económicas.

Memorias, afirma, porque los hechos que les ocurrieron a las víctimas tienen que constituir un precedente para que nunca más vuelvan a ocurrir. Los territorios, agrega, porque son el eje central de identificación y de  producción social de espacios diversos: campesinos, indígenas, afros, urbanos, rurales, los cuales están impregnados de poder. “Porque cuando hablamos de territorio estamos  hablando de poder”. Y las prácticas económicas que se destruyeron en medio del conflicto muestran los daños al tejido social y a las organizaciones sociales como la sindical. “Por eso –añade la funcionaria- tenemos un proceso de reparación colectiva y recogemos elementos para diseñar el Plan Nacional de Economía Solidaria. En medio de la adversidad del conflicto varias de las víctimas han construido proyectos alternativos de resistencia económica en el campo para lograr su sobrevivencia”.

En esta labor, el Ministerio del Trabajo hace presencia en 9 departamentos y 32 municipios del país, donde adelanta acciones de paz que aspira a consolidar durante la etapa del posconflicto.

En el posconflicto Estado debe volcarse al campo

La ministra López Obregón viene haciendo énfasis en que durante la etapa del posconflicto “el Estado colombiano debe volcarse al campo” para sacarlo de su atraso histórico, ejecutando políticas de formalización laboral y prácticas de asociatividad productiva.
“La arquitectura institucional que el Gobierno nacional está proyectando para darle sustentabilidad a la etapa del posconflicto tiene como propósito fundamental llevar desarrollo social al campo colombiano y uno de sus componentes es coadyuvar para generar empleo decente en todas las zonas rurales del país”, ha señalado la jefa de la cartera laboral, pues las cifras oficiales muestran un grave estancamiento que se traduce en pobreza y atraso.

Un reciente trabajo de investigación realizado por la propia Gloria Cuartas y el profesor Ovidio Delgado, da cuenta que respecto al impacto del conflicto en términos del uso del suelo en Colombia, “las áreas utilizadas en ganadería superan 1,3 veces el potencial existente, mientras que en agricultura solo se utiliza el 24 % de las tierras aptas (Igac, 2012). Aunque la pobreza por ingresos y multidimensional se ha reducido en las zonas rurales, las brechas entre la población urbana y la rural se han acentuado”.

“Las principales brechas se encuentran en las condiciones de habitabilidad donde el déficit habitacional es de 59,0 % en lo rural contra 22,3 % en lo urbano. El 31,3 % de la población rural no tiene acceso a una fuente de agua mejorada, el 27,3 % no tiene un sistema sanitario, y el 85,7 % carece de servicio de alcantarillado o eliminación de excretas (Dane, 2015c). Adicionalmente, el 75,3 % de la población ocupada del área rural tiene un ingreso mensual inferior a un salario mínimo mensual legal vigente, mientras en el área urbana esta proporción es del 42,0%”. (2)

Las anteriores cifras demuestran el complejo desafío que tiene el Estado colombiano para construir tejido social en los territorios afectados por el conflicto y la reparación integral a las víctimas. Más si se tiene en cuenta como lo señala el geógrafo inglés David Harvey que el paisaje geográfico dentro del capitalismo está “configurado por una multitud de intereses de individuos y grupos que tratan de definir espacios y lugares en el entorno de los procesos macroeconómicos de desarrollo geográfico desigual, gobernados conjuntamente por las reglas de acumulación del capital y el poder estatal”. (3)

Notas:

1.- Santos, Milton. Por otra globalización. Del pensamiento único a la conciencia universal, Convenio Andrés Bello, Bogotá, diciembre de 2004.

2.- Rico Chavarro, Dídima, et al. Pedagogía sobre los acuerdos de paz en Colombia, Universidad Autónoma, Bogotá, septiembre de 2016.

3.- Harvey, David. Contradicciones y el fin del capitalismo, Editorial IAEN, Quito, Ecuador, 2015.




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