viernes, 4 de diciembre de 2015

MANIPULACIÓN MEDIÁTICA

ENTREVISTA CON EDUARDO RINESSI, DIRECTOR DE LA AFSCA DE ARGENTINA

“LA GARANTÍA DEL DERECHO A LA COMUNICACIÓN TOCA CON EL PROBLEMA DE LA DESCONCENTRACIÓN DE LOS MEDIOS”



POR FERNANDO ARELLANO ORTIZ
Medellín

La consolidación democrática de un país pasa hoy por la garantía efectiva de los derechos de educación, comunicación y cultura, subrayó durante una de sus intervenciones en desarrollo de la VII Conferencia Latinoamericana y Caribeña de Ciencias organizada por CLACSO entre el 9 y el 13 de noviembre en Medellín, el politólogo y filósofo argentino, Eduardo Rinessi.

Explicó que la cuestión de las libertades, de los derechos fundamentales, del rol del Estado en la garantía de los mismos deben ser aspectos centrales de los procesos de democratización en marcha.

Rinessi, quien actualmente es el director de la Autoridad Federal de Servicios de Comunicación Audiovisual (AFSCA) en la Argentina, institución que se encarga de la aplicación de la ley del ramo, habló en diálogo con el Observatorio Sociopolítico Latinoamericano www.cronicon.net, de las bondades de la misma y de las dificultades que ha tenido para su aplicación por los intereses corporativos principalmente del concentrado Grupo Clarín que ha puestos múltiples palos en la rueda.

Este investigador social, con amplia trayectoria como educador, fue rector de la Universidad Nacional General Sarmiento de Buenos Aires entre 2010 y 2014, donde dirigió además el Instituto de Desarrollo Humano. Alterna su función de directivo de la AFSCA con una cátedra de Sociología.

LA BATALLA COMUNICACIONAL Y CULTURAL EN AMÉRICA LATINA

-       En una de sus intervenciones en el marco de la Conferencia de CLACSO en Medellín fue categórico en señalar que hoy la consolidación de una democracia pasa por garantizar tres derechos: educación, cultura y comunicación. ¿En lo que respecta al ámbito comunicacional, América Latina está en déficit democrático frente a ese derecho?

-       Creo que estamos haciendo un camino interesante, es un camino difícil, hay que trabajar mucho, me parece que en los distintos países de la región van apareciendo algunos cambios normativos, legales, en la Argentina que puedo decir que es el país que conozco mejor de la región, tenemos desde hace ya seis años una Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual que es muy importante para la democracia, reclamada por muchos sectores del mundo de la cultura, del mundo de la comunicación, de la producción de medios que rige la actividad en relación con los medios de comunicación audiovisuales. Es una ley que está plenamente vigente, que se está aplicando y que ha servido para democratizar mucho la comunicación, lo cual es una tarea permanente y no una tarea que pueda considerarse conquistada de una vez y para siempre, hay allí muchas dimensiones de lo que llamamos el derecho a la comunicación; una es por supuesto el principio, diría yo, liberal más clásico de la absoluta e irrestricta libertad de todo el mundo a expresarse sin temor a ningún tipo de censura ni estatal, ni empresarial, ni la que resulta en los hechos, más allá de que se la nombre como censura o no de situaciones de organización del mercado de medios que a veces es fuertemente oligopólico o monopólico y de hecho produce fuertes dificultades para que haya una variedad, una diversidad, una pluralidad de voces en el espacio mediático. De modo que por muchas razones la garantía del derecho a la comunicación se toca con el problema de la concentración de los medios, que es un problema muy serio en toda la región y que es uno de los asuntos que las normas que se vienen sancionando en distintos países o que están en tratamiento tiene por delante como un aspecto fundamental. En Argentina eso nos está dando trabajo, es un trabajo importante, vital, me parece a mí para la democracia. En general en toda la región estamos protagonizando procesos que podríamos llamar de democratización en el sentido de procesos de ampliación, de profundización, de universalización  de una cantidad de derechos. Respecto de los derechos que mencionó usted en su pregunta deben ser profundizados. El derecho a la educación tiene que garantizarse en todos sus niveles; me parece muy importante que empezamos a pensar con seriedad en América Latina, el derecho a la comunicación; y también sobre esa cosa equívoca, compleja y diversa que podemos llamar derecho a la cultura, es necesario avanzar, es necesario legislar, es necesario tener Estados en condiciones de garantizar la vigencia efectiva de estos derechos. Y una novedad interesante de lo que pasa en América Latina de un tiempo a esta parte es que ya no lo ponemos el Estado del lado de las cosas malas de la historia y de la vida. Esto se explica porque cuando son Estados gobernados por sectores democráticos permiten garantizar y promover libertades y derechos. Yo celebro mucho que en esta extraordinaria Conferencia de CLACSO que ha sido un evento que me parece desbordó las expectativas de todo el mundo, se estén pudiendo discutir estos temas. Creo que la cuestión de las libertades, de los derechos, del Estado, de los procesos de democratización en marcha son cuestiones interesantes para pensar y que nuestras Ciencias Sociales tienen allí un desafío de lo más relevante.

-       Si bien los Estados gobernados por sectores progresistas en la región  tienen hoy una capacidad mayor después de “la larga y triste noche neoliberal” como diría el presidente Rafael Correa, sin embargo uno puede observar que los grandes pulpos mediáticos en el caso de su país, el Grupo Clarín y La Nación, han generado una hegemonía hasta tal punto que hoy prácticamente esta ad portas de la Casa Rosada un hombre de las calidades funestas y de catadura fascista como Mauricio Macri. Eso quiere decir que hay mucho por hacer para enfrentar la manipulación mediática que en últimas genera sentido común. ¿Cómo lograr el empoderamiento ciudadano para enfrentar semejante amenaza de alienación comunicacional?

-       Yo distinguiría dos cosas. Creo que hay en efecto en nuestra región una batalla cultural, lo podemos llamar con ese nombre, lo podemos llamar con otro nombre que el viejo y querido Gramsci solía decir, lucha hegemónica, es decir lucha argumental, lucha de valores, lucha de ideas y si la palabra lucha resulta demasiado fuerte yo diría discusión por generar consensos amplios sobre el sentido mismo de la vida pública. Esa es una discusión fundamental y es una tarea política, una tarea militante, que tiene que ver con la organización de la sociedad, de grupos, de partidos, de movimientos que tiene legítimamente distintos objetivos, distintos proyectos de país. En segundo lugar, hoy en la Argentina, puesto que usted lo menciona, se enfrentan ciertamente dos modelos de país, uno que expresa un proyecto de ampliación de derechos y de libertades, de fortalecimiento del Estado y de las políticas al servicio del desarrollo del mercado interno que representa el sector que ha gobernado durante los últimos doce años; y el otro, que es un proyecto que para decirlo rápido los calificaría de neoliberal, en el sentido de que esta palabra ha definido una orientación muy marcado de limitación de las capacidades y de los poderes del Estado.

-       En su calidad de funcionario de la AFSCA y de testigo de excepción, ¿cómo enfrentan la guerra a muerte que les ha declarado el oligopolio Clarín que por todos los medios habidos y por haber, legales y extralegales, está buscando no someterse a la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, generando un cuasi Estado dentro del Estado?

-       Ahí tenemos un problema serio. El Grupo Clarín durante mucho tiempo protestó la ley haciendo presentaciones judiciales y postulando la idea de que era anticonstitucional. Eso dificultó la aplicación plena de la ley hasta que la cosa llegó a la instancia máxima que es la Corte Suprema de Justicia de la Nación, que en un fallo ejemplar y además unánime estableció que la Ley de Servicio de Comunicación Audiovisual  es constitucional de punta a punta, debe ser aplicada y rige plenamente en la Argentina. Desde entonces lo que ha hecho en general el grupo Clarín es no impugnar la constitucionalidad de la ley, porque ya no podría hacerlo, sino mas bien la legalidad de algunos actos administrativos producidos por la AFSCA, y eso nos tiene en efecto en una situación de idas y venidas en el campo de la justicia que está provocando una demora, yo diría lamentable y además innecesaria en la aplicación de la ley.

-       No obstante esos grandes problemas, esos grandes desafíos institucionales de la AFSCA, ¿cómo ve el panorama mediático de democratización y acceso a medios de comunicación en Argentina?

-       Con mucho optimismo, creo que con respecto de la vigencia de la  ley, es importante que árbol no nos tape el bosque. Las dificultades que estamos teniendo en ese campo no debe impedirnos ver todas las muchísimas cosas muy importantes en términos de democratización de comunicación en mi país que nos ha permitido la plena vigencia de la ley. Nosotros ya estamos avanzando mucho en el plan de digitalización de la televisión, lo cual permite un uso mucho más eficiente del espectro y la asignación y la utilización de estas señales a una gran cantidad de actores que antes no intervenían en el mundo de la comunicación audiovisual. Se van presentando y aprobando a través de las reuniones de directorio de la AFSCA, planes técnicos de frecuencia para distintas localidades del país que permiten la asignación por vías de autorizaciones o por vía de concursos de una gran cantidad de señales del espectro radioeléctrico ahora digitalizado, permitiendo que por ejemplo los gobiernos nacionales, provinciales, municipales, la iglesia católica, los pueblos originales, las universidades estén teniendo sus señales de radio y televisión y emitiendo, lo cual posibilita una polifonía de voces extraordinaria y ha producido ya, yo me atrevo a decir, una democratización significativa del sistema de medios en Argentina y hemos ido avanzando en esa dirección. Es necesario seguir garantizando todos los concursos que se puedan, es necesario avanzar en un aspecto que la ley establece y que es muy importante que es la reserva del 33% del espectro para las organizaciones de lo que se llama el tercer sector, las organizaciones sociales, sin fines de lucro, para que puedan hacer oír su voz en el sistema de radio, en el sistema de televisión, estamos avanzando en esa dirección. De modo que es muy importante lo que la vigencia plena de la ley ya ha permitido en términos de democratización de las comunicaciones en mi país.

EL DERECHO A LA UNIVERSIDAD

-       Una de sus conferencias que pronunció aquí en Medellín llevaba por título: “el derecho a la universidad”. ¿Qué elementos nos puede concretar de ese derecho?

-       Lo que decía en esa conferencia es que me daba mucho gusto poder desarrollarla aquí en Colombia porque fue en este país, más exactamente en Cartagena de Indias en donde en el año 2008, la Conferencia Regional de Educación Superior de la Unesco produjo una declaración final extraordinariamente importante que postulaba la idea de la universidad como un derecho humano universal y una responsabilidad de los Estados. Esa declaración, por supuesto que no tiene ningún sentido práctico con respecto a que no es operativa en la medida en que no la toman las legislaciones nacionales, sin embargo marcó el inicio de un camino que hoy se va concretando. Hace pocos días en mi país, en Argentina, una reforma de la ley de educación superior que era de los años 90, del gobierno de Menem, de fuerte entonación neoliberal, y que regía todavía la vida de las universidades argentinas y sobre la cual desde hace mucho tiempo se reclamaba que debía ser cambiada, fue en efecto modificada y hoy la ley de educación superior dice que la universidad es un derecho universal. Eso es muy importante. Por supuesto no es soplar y hacer botellas, también es cierto que la Constitución argentina y de casi todos los países señalan que tener una vivienda digna es un derecho universal y hay muchos conciudadanos que carecen de ella. Quiero decir, la mera enunciación en una ley de un derecho no garantiza inmediatamente su vigencia efectiva pero marca un rumbo y creo que debemos de caminar hacia ese rumbo, entender que la universidad es un derecho de los individuos y de los pueblos y que el Estado tiene que hacer los esfuerzos, de todo tipo, presupuestarios, edilicios, pedagógicos, de transformación de las representaciones que tenemos sobre el problema de la educación, de revisar aquel prejuicio según el cual en materia educativa siempre tenemos que andar eligiendo entre la cantidad y la calidad, lo cual es un prejuicio reaccionario y perezoso, no es verdad que los más no puedan aprender en el mismo nivel de calidad, en el mismo que los menos y es un desafío para seguir democratizando nuestras universidades. Ahí se abre una lindísima tarea para nuestros países, para nuestros pueblos, para nuestros gobiernos, y me parece que, como siempre en estos casos, vamos más despacio de lo que querríamos porque uno siempre es así, quiere ver los derechos realizados ya, pero considero que vamos por el buen camino.

Medellín.


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