lunes, 24 de mayo de 2021

IDEOLOGÍA POLÍTICA

EL “CENTRO” POLÍTICO EN LA COLOMBIA DEL SIGLO XXI: UNA MANIOBRA PARA ENGAÑAR A INCAUTOS



 

POR FERNANDO ARELLANO ORTIZ /

 

En Colombia, definitivamente, vivimos a la penúltima moda, como solía decir un presidente de este país de comienzos del siglo XX. Cuando el debate en términos ideológicos en el mundo de hoy se viene dando en torno de la confrontación entre globalistas y soberanistas, en nuestro reducido ambiente político, quizá porque aún se nos dificulta superar los resabios que heredamos del cerrado y monopólico sistema bipartidista liberal-conservador del Frente Nacional (1958-1974) que nos impuso el pensamiento único del statu-quo, apegado a la tradición y totalmente refractario a todo lo que huela a progresismo, se ha suscitado ahora con fines meramente electorales, la discusión baladí respecto de la existencia del “centro” en política.

 

Es una graciosa e imaginativa jugada de un sector del establecimiento colombiano que en su afán de reinventarse políticamente deshecha la posibilidad de presentarse como lo que es: de derecha, y de esta manera diferenciarse del uribismo del que terminó peleándose, tras ocho años del gobierno de la “seguridad democrática”, no obstante haberse lucrado electoralmente de él. Para ello logró instalar en la opinión el término “polarización”, con el que busca convencer en el sentido de que el país está totalmente dividido entre dos extremos: la extrema izquierda y la extrema derecha, y ello supuestamente es nocivo, por lo que conviene en las actuales circunstancias es la vía del “centro”, de la tibieza, o en términos coloquiales: “ni chicha ni limoná”.

 


Este es un debate ya superado que nos recuerda el origen de las acepciones izquierda y derecha. En la Asamblea Francesa de finales del siglo XVIII, los jacobinos, representantes de los intereses del pueblo que defendían el republicanismo en contra de la monarquía, se sentaban a la izquierda del presidente de esa corporación, mientras que los girondinos que estaban por el statu-quo y apoyaban al rey, lo hacían a la derecha. En el centro de la Asamblea se situaron los indecisos, quienes no tenían una postura definida en torno al papel del monarca. De ahí que la Ciencia Política no haya logrado definir qué es el “centro” ideológicamente hablando y el reputado politólogo italiano Norberto Bobbio haya considerado el binomio izquierda-derecha como un punto de partida válido y consistente para lograr una definición del mapa político que impera en Occidente, hasta que otras categorías no hayan sido revestidas de un contenido más actualizado como las que ahora apenas están surgiendo con la denominación de globalistas y soberanistas como nuevas corrientes de estructuración política y formas de socialización y representación del imaginario en la sociedad digital y del conocimiento.

 

Dentro de este contexto, el “centro” en términos ideológicos no existe. Simplemente para el caso actual colombiano es una imaginativa y oportunista estrategia de campaña de un sector del establecimiento que se ha beneficiado de los partidos tradicionales para tratar de recoger votos de todas partes con miras a los comicios de 2022. Ahora, tratemos de graficar en términos prácticos que es el centro. En efecto, ¿qué pasaría si un auto se acomoda en el centro de una vía? Lo más seguro es que la circulación de los vehículos se vería perjudicada y el avance sería muy dificultoso.

 

Históricamente los del “centro” político que para el insulso debate colombiano también se los ha denominado “tibios” eran quienes en la época de la Independencia gritaban: “¡abajo el mal gobierno, que viva el rey!”

 


La política es confrontación de ideas y de posturas frente a la conducción del Estado y la sociedad, por lo que es inevitable el enfrentamiento y la encendida polémica. Es la disputa de intereses, razón por la que el estratega militar prusiano del siglo XIX, Carl von Clausewitz, acuñó la famosa frase según la cual, “la guerra es la continuación de la política por otros medios”. Y el filósofo francés Michel Foucault, invirtió los términos al señalar que “la política es la continuación de la guerra por otros medios”. En consecuencia, política es polarización y a la vez la posibilidad de negociación y consenso para tramitar los normales conflictos que están latentes en toda organización social.

 

Quién es quién, entonces, en este insustancial debate que se ha abierto en Colombia por parte de un sector de la derecha tradicional que al autocalificarse de “centro” solo busca estigmatizar, excluir y asumir de manera dogmática una verdad absoluta. Como quien dice: en el “centro”, ¡usted no sabe quién soy yo!






 

 

 

 

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